sábado, 28 de mayo de 2016

CARTA ABIERTA AL GENERAL UBICO Por Efrain DE LOS RIOS

Sábado, 28 de mayo de 2016

OMBRES CONTRA HOMBRES- Jorge Ubico y Efraín DE LOS RIOS

 OMBRES CONTRA HOMBRES
Por EFRAIN DE LOS RIOS
México. D.F.
1945

No sé cómo tuve valor para decir todo esto a aquel hombre, representante de la más intransigente de las dictaduras que ha tenido América. No sé por qué aquel hombre tuvo paciencia para escucharme y no, me arrojó de un puntapié. Se me quedó mirando fijamente y al fin sonrió, con urii sonrisa como aquella que los franceses denominan "reir en amarillo porque es forzada, atravesada, como dicen los españoles, sonrisa de conejo que dicen los americanos, o de dientes para afuera como dicen los mexicanos.
Aquel dictador había abofeteado a mujeres indefensas y a militares de alta graduación en su despacho. ¿Por qué no iba a hacerlo conmigo, pobre zorro perdido en un rastrojal? Al fin habló:
--Sí, un hombre no puede verlo, ni saberlo todo, mucho• hace con poder llevar la batuta, en medio de una orquesta de pícaros, sinvergüenzas y ladrones; y, tras de esto, no faltan malintencionados que le griten que está haciendo mal. Ya me cansé de tanta joroba, sólo el amor de Guatemala, me hace, permanecer aquí, pero el día que yo falte, ya verán la jodida,, que van a llevar.
, Súbitamente cambió de tema:
—Usted, ¿para qué puede servirme?
—Desde Secretario de Estado, hasta mozo, —respondí invirtiendo los valores.
Soltó una sonora carcajada, de un timbre burlesco, desconcertante y cruel.
—Esa es una expresión muy chapina --continuó—. Sin embargo, ya veremos, ya veremos; cuando vuelva del viaje a su tierra, venga a verme y entonces lo ocuparé. Refrésquese la cabeza bañándose en aquellas aguas saludables y pórtese bien, ya lo sabe, el que es honrado encuentra toda clase de garantías en mi gobierno; hoy, tiene Ud. todas las que puedo conceder, pero va lo sabe, siempre el camino recto. Que le vaya bien, don Efraín...
El dictador vino conmigo hasta la puerta, cosa sorprenden-te. Yo, al revés de todos los visitantes anteriores, le volví la espalda para salir.
Un mes permanecí en Huehuetenango, mi tierra natal y tres después de mi última entrevista, gravemente enfermo de un mal que todavía padezco, estaba de nuevo frente al dictador, como  me lo había ofrecido.
—Se va de Secretario de la jefatura Política y Comandancia de Armas de El Petén, —fueron sus primeras palabras.
Inmediatamente pensé que quería deshacerse de mí, enviándome a un lugar lejano, a propósito para una desaparición. O el clima o un vuelco de la canoa que conduce a la ciudad y asunto concluido. No acepté. Expuse numerosas razones. Recuerdo que el dictador, todavía insistió en darme las suyas, asegurándome que en aquel lugar había buenos médicos y que se ganaba bien.
Insistí en mantener -mi negativa a las ofertas del dictador y salí de su Despacho. Por segunda vez, en otra entrevista, me ¡hizo nuevas proposiciones, pero me vi obligado a rechazarlas, por el estado de mi salud seriamente quebrantada y por el peligro que, a mi entender, encerraba su aceptación. Ello quizá, causó el enojo del gobernante, porque ya no volvió a formularme propuestas ni quiso cumplir la promesa que me había hecho de ayudarme. Mi vida, destrozada, inútil, paupérrima, fué discurriendo poco a poco, apoyándose en la caridad de personas compadecidas. Médicos amigos atendieron mi salud gratuitamente y personas generosas, halladas como una excepción, proporcionáronme la subsistencia. La actitud de estas nobles personas es para mí tanto más grande, cuanto que en aquella época, relacionarse con una persona "enemiga del señor Presidente" o calificada como tal por la cobardía popular, era motivo de seria complicidad y causa para recibir las mismas afrentas que el perseguido. Yo sentía en las calles de la capital de mi patria, lo, mismo que debe sentir el náufrago q-,,,e se desentumece a las orillas de la playa que lo acogió después de la tempestad. Mas sobre la indiferencia y la frialdad, sobre la cobardía y la conveniencia, sobre el menosprecio y la desconsideración de que es víctima quien ha caído en desgracia ante el "señor Presidente", pude constatar, con íntima complacencia, cierta consideración social, manifestada disimuladamente, pero suficiente para reconocer su existencia y servir de pauta a la generalidad. Así viví dos años, durante los cuales sufrí toda clase de privaciones, agravadas, precisamente, por la misma libertad. ¿Podéis comprender, lector, que la libertad sea una circunstancia agravante en ciertos aspectos de la vida del hombre? ¿Podéis creer que en la libertad, a veces, se sufre mucho más que en la prisión?
 

sábado, 14 de mayo de 2016

LOS PUEBLOS PERDIDOS de ALEJANDRO MAGNO

 LOS PUEBLOS PERDIDOS de ALEJANDRO MAGNO
  Texto y fotografías de Paul Raffaele
Agosto de 2000

 La ciencia está aportando pruebas de una fascinante leyenda 
Niñas Kalashas en una escuela primaria subencionada por la Federación Griega de Maestros

DURANTE SIGLOS, la imponente cordillera de Karakorum, en el norte de Pakistán, ha cautivado al viajero. Marco Polo atravesó los abruptos pasos montañosos de la región en sus viajes a China. Siglos después, Rudyard Kipling situó El hombre que quería ser rey al pie de las majestuosas cumbres nevadas, y Shangri-La, la plácida utopia de Horizonte perdido, de James Hilton, estaba oculta en uno de los valles.
He venido a este territorio agreste atraído por una leyenda. Se dice que aquí, a miles de kilómetros de Europa, se encuentran los pueblos perdidos de Alejandro Magno, descendientes de algunos de los soldados que acompañaron al joven rey macedonio en su campaña militar desde el norte de Grecia hasta el Punjab (en lo que hoy es Pakistán y la India), tres siglos antes de Cristo.

Alejandro se educó a la sombra de los mejores maestros de su época, incluido Aristóteles. Al ser asesinado su padre, el rey Filipo 11, el príncipe, de apenas 20 años, accedió al trono y se apresuró a consolidar el reino. Poco después se enfrentó al poderoso Darío 111 de Persia.
Vencidos los persas, Alejandro emprendió un épico viaje de conquista al mando de unos 70,000 soldados. Sin embargo, en el camino fue dejando a algunos de sus hombres, conforme reclutaba mercenarios jóvenes. Desde entonces, los viajeros que ocasionalmente visitan los remotos valles del actual Pakistán vuelven con noticias de pueblos que probablemente descienden de aquellos soldados.
En 1933, por ejemplo, el explorador inglés R. Schomberg recorrió el tortuoso camino hasta el baluarte del pueblo hunza y la vecina región de Nagar, y refirió que su soberano, el mir, se jactaba de descender de Alejandro Magno. "Se considera un gesto diplomático comentarle que se parece a la efigie de una moneda griega", escribió. "Y lo más extraño es que efectivamente se parece". .
Yo he venido a verlo con mis propios ojos.
El viaje me lleva a unos 560 kilómetros al norte de Islamabad, la capital paquistaní, hasta las entrañas de la cordillera de Karakorum. El vasto valle de Hunza, en la frontera de Pakistán con China, semeja un circo que flotara en el cielo resguardado por imponentes centinelas de nieve que superan los 7600 metros de altura. Estas colosales montañas han aislado durante largo tiempo a sus recios y longevos habitantes.
 Al pie de una escarpada ladera resguardada del viento, las casas de adobe se aferran como peldaños a la cuesta color canela. Más arriba, encaramado en un risco, se yergue el Fuerte de Baltit, estructura de piedra y madera, de 700 años de antigüedad, rodeada de precipicios.En la escalinata me recibe Ghazanfar Ali Khan, hombre de 50 años que es el mir de Hunza.

—Mi familia reina aquí desde hace 900 años —me dice—. Aunque eran originarios de Irán, es tradición que cuatro soldados del ejército de Alejandro Magno vinieron por los desfiladeros a establecerse en nuestra tierra.

A juzgar por su aspecto, los hunzas muy bien podrían descender de los soldados griegos y de otras razas europeas que formaban las huestes de Alejandro
.
El tipo racial que se ve aquí es muy distinto de los paquistaníes morenos de tierras más bajas. La mayoría de los 50,000 habitantes de la región son de tez blanca y mejillas sonrosadas, ojos azules, verdes o grises, y pelo desde rubio hasta azabache.
Me dicen que más adentro en las montañas hay otro pueblo, los kalashas, cuyo parecido con sus supuestos ancestros europeos es aún más notable. Llegar allí me lleva tres días de viaje en un todoterreno.
El valle de Bumboret se encuentra en un cañón abierto por un glaciar, entre dos escarpadas laderas pobladas de cedros y encinos. Cuando nos acercamos, vemos a una chiquilla que va brincando detrás de un rebaño de cabras de pelo largo. Es rubia, de ojos azules y nariz aguileña, y lleva una zampoña, instrumento formado por varias flautas unidas, que es el símbolo de Pan, el dios de los pastores para los antiguos griegos.

Las casas de los kalashas, construidas en las laderas, son de adobe, troncos y lajas apiladas en capas compactas. Las mujeres están sentadas a la puerta, bañadas por el sol de la mañana, hilando lana de cabra, y las niñas pequeñas recogen flores doradas en los prados. Todas llevan trajes bordados y tocados que cuelgan por la nuca como crines. En su mayoría son rubias, y se delinean los ojos claros con un polvo negro hecho, según me dijeron, con cuernos de cabra molidos.
Un narrador congrega a un gentío en torno suyo. "Alejandro Magno pasó por aquí cuando iba a la conquista de la India", dice con orgullo. "En su viaje de regreso a Macedonia dejó a algunos de sus hombres, que se casaron con las mujeres de estos valles y aquí se establecieron. Nosotros descendemos de ellos".
No soy el único forastero que escucha el relato. Athanasios Lerounis, profesor y alpinista que vive en Atenas, vino de visita hace un lustro y desde entonces ha vuelto cada año. "Los dioses de los kalashas tienen muchas semejanzas con los de los antiguos griegos", me dice. "Para ellos, el padre de los dioses y de la humanidad se llama Di-Zau, mientras que el del panteón griego es Dias-Zeus. Además, el dios griego Apolo y el kalasha Balumain tienen los mismos atributos: el sol, la luz, el caballo y el cuervo".
Lerounis añade que la lengua kalasha, del grupo indoario, no tiene alfabeto, y me muestra unos símbolos del sol que los kalashas tallan en pilares de madera fuera de sus casas.
'Filipo II de Macedonia usaba el símbolo del sol", explica. "Los kalashas también tallan en sus puertas unos cuernos de cabra, antiguo símbolo asociado con Alejandro".
Los cantos de los kalashas se parecen a la antiquísima música popular del noroeste de Grecia, y al bailar lo hacen en círculo al modo griego.
"Esta manera de bailar no es común en Asia", señala Lerounis.
En los próximos años quizá la ciencia arroje luz sobre los misterios de los hunzas y los kalashas. El departamento de genética de la Facultad de Medicina de la Universidad Stanford está usando muestras de sangre para determinar el genotipo de un pueblo y compararlo con otros. Es un ambicioso proyecto destinado a reconstruir la genealogía de todos los pueblos del mundo.
El doctor Qasim Mehdi, jefe de la delegación paquistaní del proyecto, ya ha examinado a 18 etnias. "Descubrimos que los hunzas tienen más parentesco con los vascos de España que con cualquier otro pueblo paquistaní y aun con varias etnias europeas", dice. "También parecen estar emparentados con los iranios". En cuanto a los kalashas, señala que tienen rasgos comunes con italianos y alemanes.
Actualmente Mehdi compara el genotipo de los hunzas y de los kalashas con el de griegos y macedonios, y no descarta la posibilidad de que ambas etnias desciendan de los soldados del conquistador. 'Alejandro admitía en su ejército hombres de todas partes, y reclutó a miles de persas", añade Mehdi. .
MI ÚLTIMO DíA entre los kalashas presencio la fiesta de la recolección. Al amanecer llegan unos pastores con queso blanco de cabra y rinden culto en un altar al aire libre, teñido de la sangre de incontables cabras sacrificadas y adornado con cabezas talladas de caballos y hombres.
Al mediodía, los aldeanos se reúnen en una pradera. Ataviadas con sus mejores tocados y abalorios, las mujeres entonan sus lastimeros cánticos y, abrazadas en círculo, bailan, hasta el anochecer al compás de un frenético redoble de tambores.
Me siento transportado a tiempos inmemoriales, y espero que la ciencia acabe de confirmar los fascinan-tes relatos del linaje de estos pueblos.
Selecciones del Reader´s Digest
 

jueves, 12 de mayo de 2016

INGENIERO Y CORONEL MANUEL SALVADOR CASTILLO RODRIGUEZ

Partida de Bautismo y fotos de Busto de INGENIERO Y CORONEL  MANUEL SALVADOR  CASTILLO RODRIGUEZ HUEHUETENANGO 

MANUEL SALVADOR  CASTILLO RODRIGUEZ
13 JUNIO 1873




Hijo de FELIX CASTILLO y de BENITA RODRIGUEZ
Madrina: DOÑA MERCEDES MONT
Huehuetenango
Guatemala
América del Centro

" Manuel Salvador Castillo h.l Lad. En trece de Junio de mil ochocientos setenta y tres... Manuel Salvador que nació ayer,  hijo legmo. de Felix Castillo y Benita Rodríguez, fue madrina Doña Mercedes Mont
 
 
 
 



 
  






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