EL VELO RASGADO
Por Fulshan Esther
y Thelma Sangter
Por la noche, después que los niños se acostaban y la tía y el
tío se instalaban en su habitación Y la casa quedaba
silenciosa luego del último llamado a la oración, llegaba el
momento que yo reservaba para la lectura del Santo Corán
en urdu. Buscaba todos los pasajes que tenían que ver con el
profeta Jesús; pero me sentía confundida. Si fue un sanador
tan poderoso ¿por qué en el Corán se decía tan poco de él?
Tía le dije un día , ¿sabes algo de Jesús?
La tía recogió el extremo de su bufanda que se arrastraba, y
le dio una vuelta sobre su hombro. Con firmeza, como si
estuviera recitando las palabras de una lección aprendida,
dijo:
Es el único profeta en el Santo Corán que le da ojos al
ciego y resucita a los muertos y que viene otra vez. Pero no
sé en qué Sura está escrito eso.
Cuando intenté mostrarle lo que decía el Corán en urdu, me
encontré con su resistencia:
Tú eres Instruida. Puedes leerlo. Pero nosotros todavía nos
aferramos a nuestras propias ideas, como nos enseña
Mahoma dijo ella.
A través de eso vi que en realidad no quería discutir.
Pero ella debe de haber trasmitido esa conversación al resto
de la familia porque Safdar Shah me preguntó más tarde
sobre eso en forma discreta.
tío se instalaban en su habitación Y la casa quedaba
silenciosa luego del último llamado a la oración, llegaba el
momento que yo reservaba para la lectura del Santo Corán
en urdu. Buscaba todos los pasajes que tenían que ver con el
profeta Jesús; pero me sentía confundida. Si fue un sanador
tan poderoso ¿por qué en el Corán se decía tan poco de él?
Tía le dije un día , ¿sabes algo de Jesús?
La tía recogió el extremo de su bufanda que se arrastraba, y
le dio una vuelta sobre su hombro. Con firmeza, como si
estuviera recitando las palabras de una lección aprendida,
dijo:
Es el único profeta en el Santo Corán que le da ojos al
ciego y resucita a los muertos y que viene otra vez. Pero no
sé en qué Sura está escrito eso.
Cuando intenté mostrarle lo que decía el Corán en urdu, me
encontré con su resistencia:
Tú eres Instruida. Puedes leerlo. Pero nosotros todavía nos
aferramos a nuestras propias ideas, como nos enseña
Mahoma dijo ella.
A través de eso vi que en realidad no quería discutir.
Pero ella debe de haber trasmitido esa conversación al resto
de la familia porque Safdar Shah me preguntó más tarde
sobre eso en forma discreta.
Venía dos veces por mes y se quedaba un día o algo más
para inspeccionar los asuntos de la familia y para ver cómo
estaba yo. Mi hermana Anís venta todos los meses y Samina
venía tan seguido como podía desde Rawalpindi y se
quedaba algunos días. Nunca hubo una hermana tan bien
cuidada por los demás y. a la vez, tan solitaria como yo.
Safdar Shah tomó el Corán en urdu:
Me alegra ver que todavía sigues fiel a tu religión,
Gulshan. ¿Dejaste de leer el Corán en árabe, como te enseñó
nuestro padre?
No, hermano, acostumbro leer los dos. Por la mañana lo
leo en árabe y por la noche en urdu. Quiero entender algo
más acerca de su significado.
El se alegraba de eso.
Bueno, está muy bien que leas los dos, pero no dejes de
hacerlo en árabe.
Así se iba con la impresión de que yo estaba profundizando
cada vez más en el Islam.
“Con la autoridad de Alá doy vista al
hombre ciego, sano al leproso, y
resucito al muerto.”
Durante años yo había leído el Santo Corán con devoción y
había orado regularmente; pero poco a poco fui perdiendo
toda esperanza de que mi situación cambiara. Ahora, sin
embargo, comenzaba a creer que lo que estaba escrito acerca
de Jesús era verdad, que él hizo milagros, que estaba vivo y
que podía sanarme.
"Oh Jesús, hijo de Maña, en el Santo Corán dice que tú
resucitaste a los muertos y curaste a los leprosos y que
hiciste milagros. Entonces sáname a mr también."
Mientras decía esa oración, mis esperanzas se fortalecían.
Era extraño, porque durante años de oración musulmana
nunca había sentido la certeza de que podría ser sanada.
Tomé el rosario que había traído de la Meca y recé un
Bismillah después de cada oración y luego añadí a cada una:
"Oh Jesús, hijo de María, sáname."
Poco a poco, mi oración fue tomando una nueva forma, hasta
que en cada pausa para la oración, entre cuenta y cuenta del
rosario, oraba diciendo:
"Oh Jesús, hijo de Maña, sáname."
Cuanto más rezaba, tanto más era atraída a esa figura oscura
y secundaria del Santo Corán, que tenía un poder que
Mahoma mismo nunca pretendió tener. ¿Dónde estaba
escrito que Mahoma sanó al enfermo y resucitó al muerto
Si sólo pudiera hablar con alguien, suspiré; pero no había
nadie. Por lo tanto, continué orando a ese profeta Jesús, con
la esperanza de recibir más luz.
Me levanté a las tres de la madrugada como de costumbre y
sentada en mi cama leía los versículos que ahora sabía de
memoria. Aun cuando admitía las palabras, mi corazón
repetía su letanía: “Oh Jesús, hijo de Marra, sáname.” Luego,
de pronto, me detuve y expresé en voz alta el pensamiento
que se había estado forjando en mi cerebro:
“He hecho esto por tanto tiempo y todavía estoy paralítica.
Pude oir los silenciosos movimientos de alguien que se
levantaba para preparar el agua para el lavado, antes de la
oración matinal. En poco tiempo la tía vendría a verme. Aun
cuando estaba prestando atención a eso, mis pensamientos se
estaban concentrando en mi problema, en una forma urgente.
¿Por qué no había sido sanada, a pesar de haber orado
durante tres años?.
para inspeccionar los asuntos de la familia y para ver cómo
estaba yo. Mi hermana Anís venta todos los meses y Samina
venía tan seguido como podía desde Rawalpindi y se
quedaba algunos días. Nunca hubo una hermana tan bien
cuidada por los demás y. a la vez, tan solitaria como yo.
Safdar Shah tomó el Corán en urdu:
Me alegra ver que todavía sigues fiel a tu religión,
Gulshan. ¿Dejaste de leer el Corán en árabe, como te enseñó
nuestro padre?
No, hermano, acostumbro leer los dos. Por la mañana lo
leo en árabe y por la noche en urdu. Quiero entender algo
más acerca de su significado.
El se alegraba de eso.
Bueno, está muy bien que leas los dos, pero no dejes de
hacerlo en árabe.
Así se iba con la impresión de que yo estaba profundizando
cada vez más en el Islam.
“Con la autoridad de Alá doy vista al
hombre ciego, sano al leproso, y
resucito al muerto.”
Durante años yo había leído el Santo Corán con devoción y
había orado regularmente; pero poco a poco fui perdiendo
toda esperanza de que mi situación cambiara. Ahora, sin
embargo, comenzaba a creer que lo que estaba escrito acerca
de Jesús era verdad, que él hizo milagros, que estaba vivo y
que podía sanarme.
"Oh Jesús, hijo de Maña, en el Santo Corán dice que tú
resucitaste a los muertos y curaste a los leprosos y que
hiciste milagros. Entonces sáname a mr también."
Mientras decía esa oración, mis esperanzas se fortalecían.
Era extraño, porque durante años de oración musulmana
nunca había sentido la certeza de que podría ser sanada.
Tomé el rosario que había traído de la Meca y recé un
Bismillah después de cada oración y luego añadí a cada una:
"Oh Jesús, hijo de María, sáname."
Poco a poco, mi oración fue tomando una nueva forma, hasta
que en cada pausa para la oración, entre cuenta y cuenta del
rosario, oraba diciendo:
"Oh Jesús, hijo de Maña, sáname."
Cuanto más rezaba, tanto más era atraída a esa figura oscura
y secundaria del Santo Corán, que tenía un poder que
Mahoma mismo nunca pretendió tener. ¿Dónde estaba
escrito que Mahoma sanó al enfermo y resucitó al muerto
Si sólo pudiera hablar con alguien, suspiré; pero no había
nadie. Por lo tanto, continué orando a ese profeta Jesús, con
la esperanza de recibir más luz.
Me levanté a las tres de la madrugada como de costumbre y
sentada en mi cama leía los versículos que ahora sabía de
memoria. Aun cuando admitía las palabras, mi corazón
repetía su letanía: “Oh Jesús, hijo de Marra, sáname.” Luego,
de pronto, me detuve y expresé en voz alta el pensamiento
que se había estado forjando en mi cerebro:
“He hecho esto por tanto tiempo y todavía estoy paralítica.
Pude oir los silenciosos movimientos de alguien que se
levantaba para preparar el agua para el lavado, antes de la
oración matinal. En poco tiempo la tía vendría a verme. Aun
cuando estaba prestando atención a eso, mis pensamientos se
estaban concentrando en mi problema, en una forma urgente.
¿Por qué no había sido sanada, a pesar de haber orado
durante tres años?.
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