AVE SIN NIDO
DOCTOR HORACIO GALINDO CASTILLO
HUEHUETENANGOPágs. 18-19
Por último, sobre la "Pepita de mango", comienza a resplandecer con somnolente parpadeo, la primera estrella.
Y mientras todo se hunde con lentitud y melancolía en indecisas borras de penumbra, el toque del Angelus esparce en la inmensidad, el ronco lamento de sus campanas.
Lentamente regreso a la ciudad y como traigo sobre los míos los ojos del niño que fui, me asombra y me sobrecoge ver los cambios que ha sufrido la ciudad.
)En la vieja casita familiar (la de mi cuna), hay ahora un taller de mecánica con varias bombas de gasolina.
Los aleros de la casa de don Manuel Bolaños, se han convertido en la más pobre y ruin de las cornisas. Ya no existe en la plazoleta de la Escuela de Niñas Número 3, la fuente con estatua de piedra que el albañil Eulalio Gómez talló probablemente a golpe de almádana. Cierto es que era horrible, que carecía de brazos (como la Venus de Milo) y que espantaba a los niños (a mí sobre todo); pero, ¿cuántas estatuas del estilo contemporáneo, todavía más horrorosas y deformes, no adornan hoy día parques y avenidas de nuestra hermosa capital?
Tampoco están ya en su sitio, los leoncitos de mampostería que por tantos años enmarcaron el portón de la casa de don Tomás del Cid ; ni las gárgolas de filudos dientes que sobresalían del tejado de don Aarón Gálvez.
Hace poco que el último balcón de esquina con enrejado de madera, fue removido para hacer sitio a una vidriera en que se exhiben accesorios de plomería.
No será raro que uno de estos días, la casita de duende con alcantarilla que aún puede verse en la plazuela de Obras Públicas y el corredor con pilares torneados y altillo de la vivienda de doña Gudelia Herrera, al principio de la pendiente que baja hacia la calle de don Cupertino, caigan inexorablemente al golpe de las piochas demoledoras.
Tampoco esa calle se llama hoy así: es la 8º avenida de la zona 2, como el viejo callejón de Pinacho ostenta en su partida de bautismo el algebraico nombre de : "4 C. A. de la Z. 1".
Y si bien tales mudanzas remozan y modernizan la población, no menos cierto es que pronto Alcira, Castellón y Alicante, habrán borrado de Huehuetenango el romántico recuerdo que todavía me hace llamar : Calle de los Mercaderes de Murcia, a la cuarta calle de la zona 1 y Callejón de la Santa Cruz de Córdoba, a la octava avenida "A" de la zona 3.
¿Será que en el ocaso de la vida, inexorablemente nos asalta ese romántico fervor hacia las cosas que fueron y sentimos nostalgia y congoja al ver cómo se derrumban los últimos vestigios de lo que tanto amamos?
En todo caso, más que las cornisas del edicto municipal que desmochó viejas viguetas y aleros de tradición, me gustaría ver conservadas aquellas reliquias del pasado, porque en ellas Huéhuetenango guardaba el más poético y cautivador de sus encantos.
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