miércoles, 21 de abril de 2021
AUTOESTIMA EL MEJOR REGALO
El conocimiento de la valía personal puede Proporcionarles la fortaleza interior necesaria parasuperar los infortunios durante el crecimiento
AUTOESTIMA EL MEJOR REGALO PARA LOS HIJOS
POR JAMES DOBSON
SELECCIONES DEL READER'S DIGEST JULIO DE 1986
BLAKE nunca obtiene buenas notas en matemáticas ni en sus trabajos. de lectura. Sus condiscípulos le dicen que es tonto, y Blake no lo discute; está convencido de que tienen razón, de que él va a fracasar en todo lo que intente hacer. A sus nueve años, para Blake la vida carece de sentido.
Janet es una niña obesa que cursa el quinto año de primaria; no tiene amigos y carga con el apodo de "Porky"; sus compañeros, por burlarse cuando hablan de ella, tartamudean e imitan los roncos sonidos del famoso cerdito de los dibujos animados y de las historietas. Janet aborrece al mundo... y a sí misma.
Un niño de siete años le escribió una vez al doctor Richard Gardner, especialista en psicoterapia:
Querido doctor Gardner:
Lo que me molesta mucho es que uno de los muchachos me llamó tortuga, y ya sé que me dijo así porque me hicieron la cirugía plástica. Yo creo que Dios me aborrece por el labio que tengo.
Cariñosamente, Chris
Niños como estos son víctimas de las deficientes normas que la sociedad aplica para juzgar la valía de los niños. No a todos se les acepta favorablemente ni se les considera dignos. Por lo contrario, se reservan las alabanzas y la admiración para los contados niños que desde su nacimiento tuvieron la buena fortuna de mostrar las características que los adultos, erróneamente, más apreciamos: la belleza, la inteligencia y las riquezas. Es un sistema defectuoso, y debemos contrarrestar sus nocivos efectos ayudando a los niños y a los jóvenes a cultivar la autoestima.
Todo niño es apreciable y se le debe reconocer su derecho al respeto y a la dignidad personales. Pero, ¿cómo podremos, en nuestra condición de padres de familia, forjar un ego fuerte y un espíritu indomable en nuestros hijos, a pesar de las fuerzas sociales predominantes? Existen estrategias por medio de las cuales podemos infundir confianza y conciencia de la valía personal, aun en los chicos a quienes sus compañeros hacen menos.
Estrategia 1
Analicemos nuestros propios valores. ¿Nos sentimos secretamente defraudados porque nuestro hijo es común y corriente? ¿Lo hemos rechazado a veces por carecer de gracia o por desmañado? ¿Lo consideramos estúpido?
Buena parte forma del concepto que de sí mismo se forma el niño es producto de la idea que tiene él de cómo lo juzgamos, y llega incluso a interpretar correctamente nuestras actitudes silenciosas. Sí está convencido de que sus padres lo quieren y lo respetan, tiende a reconocer lo que vale como persona.
Muchos niños se saben queridos de sus padres, pero no creen que los tengan en gran estima. Bien puede un chico saber que daríamos la vida por él y, sin embargo, percibir nuestras dudas acerca de la aceptación que puede tener: nos mostramos nerviosos al hablar él con alguna visita; nos da por interrumpirlo para explicar lo que trata de expresar, o por reír cuando sus comentarios nos parecen tontos.
Los padres deben tener cuidado con lo que dicen en presencia de sus hijos. En mi carácter de psicólogo, es frecuente que alguien me consulte respecto al problema de un hijo. Mientras la madre describe los detalles desagradables, el niño tema de esta conversación se halla a corta distancia, escuchando una franca relación de todos sus defectos.
Los padres deben también darse tiempo para hacer conocer a sus hijos las buenas lecturas, para volar cometas y jugar a la pelota con ellos, escuchar con atención el episodio en que uno de ellos se raspó la rodilla, charlar acerca del pájaro que tenía un ala rota. Estas actitudes son los materiales que forman la estimación.
Estrategia 2
Enseñemos a los hijos a "no hacerse menos". Cosa característica de la persona que se siente inferior es que suele hablar de sus deficiencias con todo el que esté dispuesto a oírle. Mientras parlotea de sus ineptitudes, el que escucha se va formando una impresión. Más adelante habrá de tratar a esa persona según las pruebas que le ha proporcionado. Si uno expresa con palabras sus sentimientos, aquellas acaban por solidificarse en la mente y convertirse en realidad.
Por tanto, deberemos enseñar a los hijos a que no se hagan menos. La autocrítica constante puede trasformarse en hábito derrotista.
Estrategia 3
Ayudemos a los hijos a compensar. Nuestra misión de padres de familia consiste en servir a nuestros hijos como confidentes y aliados suyos, y alentarlos cuando se muestren descorazonados, intervenir menos cuando las amenazas resulten abrumadoras y proporcionarles los medios para superar los obstáculos.
Uno de tales medios es la compensación. El individuo compensa sus debilidades explotando sus puntos fuertes. A los padres nos toca ayudar a nuestros hijos a descubrir cuáles son sus puntos fuertes.
Quizá un niño pueda conquistarse un sitio en el campo de la música; acaso sea capaz de construir modelos de aviones, criar conejos o destacar en el basquetbol. Nada hay más arriesgado que permitir que un niño inicie la adolescencia desprovisto de alguna habilidad, de un conocimiento especial, de todo medio de compensación. Al llegar a esa edad, deberá hallarse en condiciones de decir: "Tal vez no sea yo el alumno más popular de la escuela, ¡pero soy el mejor trompetista de la banda!"
Por mi parte, recomiendo que los padres de familia analicen los puntos fuertes de cada uno de sus hijos y determinen luego cuál de sus aptitudes es la que mejor oportunidad le dará de alcanzar el éxito. Deberán cuidar de que rebasen la primera etapa. Premien los esfuerzos del hijo, estimúlenlo, recurran al soborno si es necesario, pero háganlo aprender esa primera etapa. Si descubrimos que nos equivocamos, procuremos que el chico emprenda otra cosa. ¡Pero nunca permitamos que la inercia nos impida impulsar a nuestros hijos a que cultiven alguna aptitud!
Estrategia 4
Ayudemos a los hijos a competir. El padre de familia que se opone a la importancia que se da a la belleza, al vigor físico y a la inteligencia, sabe muy bien que su hijo se ve forzado a competir en un mundo que venera tales atributos. ¿Deberá ayudar a su hijo a volverse físicamente tan atractivo como sea posible? ¿Deberá alentar a su hijo, de inteligencia ordinaria, a que destaque en los estudios?
Yo no puedo dar al lector otra cosa que mi opinión. Me considero obligado a ayudar a mi hijo a competir lo mejor que pueda en el mundo que le rodea. Si tiene torcida la dentadura, veré que se la enderecen. Si reprueba en la escuela, le buscaré un profesor particular. Mi hijo y yo somos aliados en su lucha diaria por sobrevivir.
Pero, a la vez que lo ayudo a competir, también lo instruyo en lo que se refiere a los verdaderos principios de la vida: el amor por la humanidad, la integridad, la autenticidad y la devoción a Dios.
Estrategia 5
Disciplina y respeto. ¿El castigo, y en particular una zurra, quebranta el temple de un niño? La respuesta a esta pregunta depende de la actitud y la intención de los padres. Una zurra como reacción a un obstinado desafío del niño es un medio apropiado, pero creer en el castigo corporal no es excusa para desahogar nuestras frustraciones en el pequeño, ni nos da licencia para castigarlo delante de otras personas ni a tratarlo irrespetuosamente.
Sin embargo, resulta importante reconocer que prescindir por completo de toda disciplina es un modo de menoscabar la autoestima. Los padres son símbolos del orden y la justicia, y el niño se preguntará por qué sus progenitores, si en verdad lo quieren, le permiten salirse con la suya al cometer una mala acción.
Estrategia 6
Atendamos a sus estudios. Los padres deberán asegurarse de que su hijo ha aprendido a leer al terminar su segundo año escolar. Se ha arruinado la autoestima a causa de problemas de lectura más que por cualquier otro aspecto de la vida escolar.
La ayuda de un profesor particular puede sacar adelante al niño que se vea en situación apurada. A veces, un cambio de escuela (o de maestro en la misma escuela) resulta benéfico para el chico.
El niño tardo en aprender será el que más probablemente pase por problemas en lo que hace a la autoestima. ¿Qué pueden hacer entonces los padres? Restar importancia a los logros académicos. A cualquier cosa que nuestro hijo no pueda lograr a pesar de que haga sus mejores esfuerzos, se le deberá restar importancia. Nunca se nos ocurriría exigirle a un chico lisiado que se convierta en estrella del atletismo; no obstante, muchos padres insisten en que sus hijos de inteligencia "normal" lleguen a distinguirse en los estudios.
Estrategia 7
Evítese la protección excesiva. La preparación para una edad adulta responsable se deriva de la educación recibida en la infancia. Al niño ha de animársele a progresar de acuerdo con un programa ordenado y en un nivel de responsabilidad apropiado a su edad.
Cada año, el pequeño deberá ser capaz de tomar por sí mismo más y más decisiones. Por ejemplo, a los siete años ya es apto, generalmente, para seleccionar sin ayuda la ropa que vestirá ese día. Ya deberá de arreglar su cama y de conservar en orden su habitación.
El padre excesivamente protector permite que su hijo se retrase en su programa normal. A los diez años, al niño le resulta difícil tomar decísienes o practicar la autodisciplina. Pocos años después se iniciará trabajosamente en la adolescencia, sin estar preparado para la libertad y la responsabilidad que tendrá en tal etapa de su vida.
UN BUEN número de estudios ha confirmado lo valioso del papel de los padres en el desarrollo de la autoestima en los niños. En uno se establecieron tres importantes características que distinguen a los niños con el más alto grado de autoestimación: 1) gozan en casa de mayor cariño y comprensión; 2) sus padres les fijan normas de conducta; 3) su hogar se caracteriza por la franqueza y el espíritu democrático.,
Las estrategias descritas son los medios para enseñar al niño a estimar su genuina significación, sin tener en cuenta la forma de su nariz, el tamaño de sus orejas o su eficiencia mental. Todo chico tiene derecho a llevar alta la cabeza, con seguridad y confianza en sí mismo. ¡Es algo que puede lograrse!
CONDENSADO DE 'HIDE OR SEEK—, POR EL DOCTOR JAMES DOBSON. (0 1974. 1979 POR FLEMING H. REVELE COMPANY: PUBLICADO POR LIFE PUBLISHERS INTERNATIONAL. MIAMI. FLORIDA. ILUSTRACIÓN: C. S. EWIN