LA HISTORIA DE GUIDO DE BRES
Lo que Roma debe a los mártires protestantes.
De haber razonado de este modo, los creyentes evangélicos del siglo XVI, habría fracasado
enteramente la Reforma, y hoy día (como reconocen los mejores teólogos aun del campo
católico) nadie sabe a que grado de corrupción y apostasía habría llegado la Iglesia Católico
Romana del siglo XVI, careciendo del estimulo y acicate de la oposición Protestante.
Pero los mártires de la gloriosa Reforma Evangélica Medieval pensaron totalmente de otro modo. Para ellos la Fe cristiana era tan preciosa; la Vida eterna tan segura; la Sagrada Escritura tan infaliblemente Palabra del Dios vivo; la Obra redentora de Cristo tan valiosa y portentosa, que todo lo que significara una disminución de tales valores espirituales o tendiera al desprestigio de los mismos, debía ser combatido a toda costa, y la Verdad de Dios vindicada y presentada al pueblo en toda su pureza, sin reparar en esfuerzos o sacrificios.
Y así en vez de excusarse con los Pasajes de Romanos 13, y I Pedro 2:13-17 acerca de la sumisión a las autoridades de su época, citaban una y otra vez el famoso discurso da S. Pedro ante el Sanedrín hebreo: «Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; estableciendo así el principio, hoy reconocido por todos, de la separación de la Iglesia y el Estado; preconizado ya por el mismo Salvador en su sagaz respuesta a los saduceos: «Dad a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
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