PARA CONSERVARSE JOVEN DE ESPÍRITU- LA AUTOEDUCACIÓN

 Reader's  Dígest Mayo de 1962

PARA CONSERVARSE JOVEN DE ESPÍRITU

POR MARY MULLET

Condensado de “The American Magazine*

 Facsímil del primer número del Reader's

Dígest. publicado en febrero de 1922

 El presente artículo fue el primero del número uno del Reader s Digest, que apareció hace 40 años. A nuestro modo de ver, es hoy tan pertinente y significativo como en 1922. Lo reproducimos en esta edición conmemorativa del cuadragésimo aniversario de la revista como recordatorio a nuestros, lectores, y a nosotros mismos, de que no hay experiencia más apasionante en la vida que la del saber que vamos adquiriendo.

Los Editores

 Cuando Alejandro Graham Bell, el famoso científico e inventor, contaba 75 años, un íntimo amigo suyo hizo este comentario: “Lo más notable del Dr. Bell es que se conserva más joven de espíritu que la mayoría de los hombres con la mitad de sus años. Diríase que ha descubierto una fuente de juventud que lo mantiene perennemente despierto y vigoroso”.

 Al recordar yo ante un hombre muy inteligente e ilustrado las ideas de Graham Bell acerca de cómo estudiar y aprender, manifestó categóricamente: “Quien siguiera ese método con perseverancia, aprendería más que sí se hubiera educado en una universidad. No conozco regla que mejor sirva a todos, cualquiera que sea su condición.”

 "La educación", decía Graham Bell,  no es, al fin y al cabo, la simple tarea de recordar lo que otros nos dan a conocer. La mente debe dirigir su propia educación hacia metas más altas. Y esto únicamente puede hacerlo pensando por sí misma. La mente que no razona es, en cierto modo, inútil.

 ‘‘Mucho me ha hecho reflexionar el tema de la autoeducación, hasta

que llegué a lo que pudiéramos llamar una regla de tres al respecto,

que consiste, sencillamente, en esto: observar, recordar, comparar.

 “Lo esencial de toda educación verdadera es, antes que nada, observar los hechos concretos. Sin esto no habrá materia que sirva de base a los conocimientos. Tenemos que recordar lo que observamos. Luego, comparar los hechos observados: y así nos encontraremos sacando conclusiones. Estas conclusiones son saber verdadero, y nos pertenecen.

 "A esto se debió que Juan Burroughs llegara a ser un insigne naturalista, J. P, Morgan un gran financiero, Napoleón un portentoso general. Ahí está el fundamento de toda educación. Y lo admirable es que alcanzar de este modo una educación, lejos de ser penoso, constituye un deleite,

 “Pongamos como ejemplo las novelas policiacas: ¿No son acaso un repertorio de observar, recordar, comparar hechos ... y sacar conclusiones* A casi todos nos gusta este género literario porque, mientras leemos, nosotros mismos estamos observando, recordando, comparando v tratando de sacar la conclusión debida.

 "De igual manera se puede buscar, con mayor satisfacción aún, el saber. Y es posible, además, que al perseguir el conocimiento, demos con algo que contribuya al bienestar de la humanidad.

 

“En todo caso, nos beneficiamos nosotros, al abrírsenos nuevas ventanas que nos permitan contemplar cosas interesantes. ¿Quién no se habrá encontrado, al consultar una palabra en el diccionario, con más definiciones que la buscada?  A mí siempre me ha sucedido eso. Y lo mismo me pasa cuando me pongo a considerar un hecho o una idea.

 

“Hasta para realizar el acto más sencillo tenemos que poner en juego algún principio científico. Y nada de interés tan subyugador como entregarse al estudio de estos simples actos con el fin de sacar de ellos una enseñanza.

 

“En el trato con los niños lo importante no es tanto enseñarles cosas como estimularlos a que las encuentren por sus propios medios.

Hagámosles preguntas, pero procuremos que sean ellos quienes den con la respuesta. Si se equivocan, no hay que decírselo; tampoco debe hacérseles ver cual es la contestación adecuada. Se les hara otras preguntas por las que vengan a descubrir su error, y ello les impulsará a llevar más lejos sus indagaciones.