EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
Recopilado por Alan Devoe
1,948
Donde haya perros se contarán siempre casos divertidos, o conmovedores, o tan llenos de misteriosa emoción como la mirada misma del perro. Los verídicos relatos que van a continuación se han elegido entre los enviados recientemente a esta Revista por sus lectores.
UNA NOCHE en que nevaba copiosamente mi perro de aguas enano se escabulló de casa. Mal le fue en esa aventura, impropia de sus 12 años de edad, pues tuvo un percance del que salió gravemente herido. Probable parece que lo atropellara un quitanieves. En todo caso, quedó tendido en la nieve amontonada al borde de la carretera.
Allí hubiera perecido sin duda a no ser por el desconocido perro ovejero alemán que le salvó la vida.
El chofer que trajo al herido me contó la historia. Pasaba el hombre a eso de las dos y media de la madrugada frente a casa. De súbito, en el tramo de carretera que iluminaban los reflectores del taxi al rasgar la espesa cortina de la nevada, erguido e inmóvil apareció el perro ovejero. Trató el chofer de ahuyentarlo haciendo sonar estrepitosamente la sirena. Como esto no valiese para apartarlo del sitio en que permanecía tercamente clavado, detuvo el taxi. Acercose entonces el perro a la portezuela, aulló unos instantes y trotó luego hacia uno de los lados de la carretera. El chofer echó pie a tierra y se dirigió allá, cayendo y levantando entre la borrasca de nieve. Al verlo acercarse al sitio donde montaba guardia al pie del herido, el perro ovejero batió alegremente la cola.
He tratado inútilmente de dar con ese perro al cual debe la vida el mío. Me encantaría estrecharle la mano.
Eldon Bisbee, Nueva York, N.y
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