jueves, 24 de marzo de 2022

LUZ EN LA SALA DEL TRIBUNAL

      LUZ EN LA SALA DEL TRIBUNAL

 Richard S. Whaley

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 Cuando yo era joven, y mientras practicaba leyes por un corto tiempo en el sur del estado de California, me sorprendió una mañana la visita de un tío ío. El era uno de los pocos sureños de la vieja escuela que quedaba . La cortesía y la puntualidad eran clave en cada uno de sus actos.

"Dick", dijo lentamente, "muchos años atrás, tu abuelo materno tuvo una familia de esclavos   de apellido Holmes. Algunos de los muchachos de la familia Holmes parece que andan con un grupo de personas de mala reputación. Ha habido un asesinato en el Condado,y los fiscales están presentando cargos contra la familia Holmes. Serán llevados juicio en la próxima sesión. Esta familia Holmes fue muy buena con nosotros en los días cuando teníamos problemas. Yo albergaba la esperanza de que se encontrase algúnerror en alguna parte;pero no he sabido nada al respecto. De alguna forma, no puedo puedo  tranquilo, y considero que como tú conoces las leyes, pudieras hacerte cargo" .

confieso que en esos días yo estaba buscando mejores honorarios en casos similares, lo que casi siempre recibía como honorario era una docena de pollos o algo similar. Estaba a punto de encontrar una buena excusa cuando tío Ben, cuyos ojos penetrantes parecían leer mis pensamientos, habló en alta voz como si estuviese hablando consigo, como si yo no estuviese presente.

"Sí, cuando  esos yanquis nos quitaron todo", murmuró el tío,la situación de la comida fue desesperante. Toda La familia Holmes incluyendo los  más pequeñitos, forrajearon todo el día hasta bien entrada la noche. Estuvimos a punto de rendirnos después de días sin alimento , con la abuela y el abuelo muy débiles. Al otro día los Holmes regresaron, encendieron el fuego de la cocina , y rápidamente prepararon la sopa más sabrosa y la mejor comida que tuvimos por mucho tiempo. En muchas ocasiones escuché decir que los viejos se salvaron por causa de esa sopa. Aquellos antiguos esclavos nos mantuvieron vivos y sanos. Ellos nos proveyeron por largo tiempo, hasta que las cosas mejoraron".

Me sentí avergonzado de mí egoísmo. Todo lo que podía hacer era tartamudear como un niño. "Entonces, si no hubiese sido por los Holmes, pudiera ser que yo no existiera, rnucho menos ser un abogado”.

Al parecer, satisfecho con rni reacción, rni tio se levantó y despidiéndose cortesmente, estrechó mi mano sin decir ni una palabra más y me dejó solo para que tomase mi decisión.

En ese momento no pude hacer otra cosa que comenzar  a investigar todos los detalles del caso del asesinato, y los incidentes en las vidas de los muchachos Holmes. También llegué a conocer casi todas las intrigas del vecindario donde se cometió el crimen. Y mientras observaba el comportamiento de los sospechosos, tenía la convicción de la inocencia de los muchachos, pero no podía encontrar ninguna forma para probarlo. Simplemente había demasiadas circunstancias que sin ninguna explicación los señalaban como culpables. La misma conducta simple de los muchachos, que me convencía de su honestidad, era un factor en contra de ellos. Cuando comenzó el juicio me sentía ansioso por la falta de pruebas. Día tras día, los fiscales ajustaban sus evidencias condenatorias corno piezas de un rompecabezas. Luego, como el resorte veloz de un arco, el fiscal presentó como su testigo principal a un detective que tenía una gran naturalidad para expresarse y una forma de comunicarse irnpresionante. Una palabra tras otra repercutían en las mentes del jurado, quienes parecían casi hipnotizados.

Una tarde, ya al anochecer, cuando el fiscal estaba a punto de concluir su caso, el tribunal ordenó  un descanso hasta el próximo día.

Cuando se vació el salón me dejé caer en mi silla exhausto, molido. Y en un susurro más quo con la voz dije: "Oh Dios, no permitas que se cometa una injusticia contra estos muchachos. Deja que tu Espíritu Santo derrame sabiduría y fuerza  dentro de mí. Estamos perdidos sin Tu ayuda".

Me quedé sentado por largo rato, sumergido en un ambiente solemne de oración y con la seguridad de la justicia y misericordia de Dios  que aumentaba cada vez más. El sonido de unas pisadas en la habitación vacía me sacó del estado en que me encontraba, entonces miré en esa dirección.

Allí estaba de pie un perfecto extraño. El se acercó a mí y me dijo: ''Hijo , ¿sabías que un hombre puede conseguir un certificado y distintivo de detective por dos dólares? Mira, áquí está el anuncio en el periódico de savannah donde lo anuncian”.

"Bueno, ¿y qué?", me quejé cansado. El extraño me dio el periódico,me sonrió  de forma extraña y movió su cabeza alejándose lentamente sin responderme. Me quedé con la mirada clavada en las palabras y mi  y mi mente comenzó a reaccionar. Comencé a caminar alrededor de la habitación mientras crecía mi emoción. ¿podía la oración ser contestada tan rápido?

En ese momento una escena pasaba por mi mente

-una escena que había ocurrido varios días atrás en el corredor. Fue un incidente tan insignificante que me resultaba asombroso que pudiera recordarlo completamente. Sucedió que cierto hombre se había acercado al testigo principal del fiscal, al detective, y le había dicho en tono grosero:

" Jim, ¿cuando me vas a pagar  esos dos dólares que te preste?”. El próximo día en el tribunal, este detective estaba sentado en el banco de los testigos cuando el juez elegantemente me anunció: “Su turno para preguntar”. Su actitud claramente indicaba que él pensaba que yo tenía el caso perdido.

Me puse de  pie con una oración -y el periódico de Savannah en mi mano . Luego para asombro de todos le pregunté al detective: ..¿Usted pidió prestado dos dólares al señor ]ones, un tiempo atrás? Yo escuché cuando le preguntaba a usted el otro día,que ¿cuándo se los iba a pagar?” se sorprendió. Se ruborizó y tartamudeaba. El fiscal se puso de pie de un salto y objetó mi pregunta. El jurado me miraba fijamente con ojos llenos de lástima y confusión. "Por supuesto que en un caso,  tan importante como éste, usted está preparado para mostrar su certificado que lo capacita a actuar como detective", le insistí pausadamente.

No podía pasar  inadvertido el rubor que apareció en el rostro del detective mientras me alcanzaba su certificado. Una mirada al elegante papel grabado y su reciente fecha de emisión me satisfizo. De pronto, parecía como si todo el poder del universo estuviera conmigo. Presenté el “Periódico de Savannah”,  ,leí el anuncio al juez y al jurado y se loarrojé al detective que estaba completamente avergonzado por haber tratado de pasar como un experto.

“¿Y con los dos dólares que le pidió prestado a Jones, usted compró este certificado y la insignia!"

El detective quedó completamente desacreditado cuando lo admitió. Nada de lo que él dijo desde ese momento en adelante tuvo ningún efecto en el jurado. En realidad, su comunicación impresionante ,se había esfumado y estaba apurado por terminar con todo, salir del salón del tribunal y dejar atrás esos rostros disgustados y burlones.

El jurado deliberó en pocos minutos. Su veredicto: "No culpables".

Los muchachos Holmes quedaron libres. .',*'

"Ilumíname con tu Espíritu Santo", dijo el doctor Samuel Johnson.

Siempre que leo esta oración no puedo evitar pensar en ese juicio que tuvo tanto significado en mi vida, no tan sólo porque pagó una deuda familiar, al salvar una vida por otra; y porque evitó que dos hombres inocentes tuvieran un final vergonzoso; y también por haber hecho justicia a los negros del sur, sino porque desde el principio de mi carrera me enseñó a buscar la ayuda de Dios y pedir que su Santo Espíritu me iluminara.

Durante toda mi carrera he acostumbrado a comenzar el día en los tribunales con un clamor silencioso. No podría imaginar un día de trabajo sin oración.

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