viernes, 22 de marzo de 2024

RESPUESTA A LA MALDICIÓN DE MI MADRE

CHARLIE COULSON

EL MUCHACHITO QUE TOCABA EL TAMBORM.

 L. ROSSVALLY (1828-1892)

¡Oh! El empedernido odio del corazón humano por el evangelio de Dios. Mas Él en el Calvario dio Su sangre
Para evitar nuestra eterna perdición. 

 Varios días después, contesté la carta de mi madre con las siguientes palabras:

RESPUESTA A LA MALDICIÓN DE MI MADRE:

Desde muy lejos del hogar, oh madre,

Todos los días oraré por ti.

¿Por qué me das tu maldición, oh madre?

¿Por qué me envías un mensaje así?

Convicto fui de culpa y de pecado

Y a Jesucristo libertad pedí,

Y, madre, soy feliz porque soy salvo,

Pues el judío Jesús murió por mí.

Tú me enseñaste a odiar Su santo nombre,

“Impostor” le has llamado con rencor,

Permite que te lleve hasta Sus brazos,

Mientras ante Él me arrodillo en oración:

“Jesús, a mi madre yo te traigo,

Dale hoy libertad y salvación”.

Por eso, madre, con vehemencia yo te insisto,

Que dejes que Jesús venga hoy a ti;

De los judíos el Mesías, Jesucristo

Murió por ti, y también murió por mí.

¿Rechazarás Su gran misericordia?

¿Podrás darle la espalda a tanto amor?

Ven a Jesús, oh madre, yo te imploro,

Pues te espera tu amante Salvador.

Aunque ella nunca volvió a escribirme después de eso, me dijeron que la última palabra que pronunció cuando su vida se extinguía fue mi nombre, “Max”. Y quien sabe si en los últimos instantes, el triste recuerdo de su maldición y de los anhelos de su alma, insatisfechos por el judaísmo, la hayan llevado a encontrar en el verdadero Mesías, Jesús, el Cordero que Dios proveyó (Jn. 4:26; 6:37).

 

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