lunes, 27 de junio de 2022

CÓMO ESCRIBIR UNA CARTA ENTRAÑABLE 27 JUN 2022 A UNA PERSONA ENTRAÑABLE-

 Sabias palabras

de un tímido confeso

CÓMO ESCRIBIR

UNA CARTA ENTRAÑABLE

POR GARRISON KEILLOR

1NOSOTROS, los tímidos, necesitamos de cuando en cuando escribir una carta, o nos marchita­remos hasta desaparecer. Es verdad, y yo hablo como alguien a quien le encanta hacer llamadas telefóni­cas. El teléfono es para la timidez lo que Hawai para el invierno; es un modo de salir de una situación difícil. Y, sin embargo: escribir car­tas es mejor que telefonear.

Resulta un don estupendo: una plana manuscrita, en un sobre que no contiene ninguna factura, que es­pera a nuestra amiga cuando ella vuelve a casa tras un largo día en­tre personas hostiles, día que nues­tras palabras ayudarán a reparar. No tienen que ser inmortales: tan sólo sinceras. Ella podrá leerlas dos veces, y otras más, mañana: Me im­portas mucho, Corinne; pienso en ti a menudo, y cada vez que pienso en ti, sonrío.

Necesitamos escribir; si no, nadie sabrá quiénes somos. Sólo tendrán una vaga impresión de nosotros, esa "Persona Agradable", porque, fran­camente, no brillamos como con­versadores; nos falta el aplomo necesario para decir con desfacha­tez: "¡Hola! Soy Fulano de Tal; te contaré cómo me fue en esta sema­na". Casi siempre nos limitamos a comentar: "Ajá" y "¡Ah!, ¿de ve­ras?" La persona sonríe y mira so­bre nuestro hombro, buscando a al­guien más con quien charlar.

Así pues, el tímido se sienta a escribir una carta. Para que otra per­sona lo conozca en realidad; para encontrarse y hablar libremente en la hoja de papel; para estar cerca, a pesar de la lejanía. Para escapar del anonimato y ser nosotros mis­mos, y expresar la música de nues­tras almas.

Queremos que nuestra querida tía Eleanor se entere de que nos he­mos enamorado; de que hemos cam­biado de empleo y estamos trasla­dándonos a otra gran ciudad; y deseamos comunicar algo que no ex­teriorizaríamos en una conversación casual: ¡Gracias por todo lo que significas para mí! Ahora, me sien­to muy feliz.

El primer paso para redactar una carta es superar el sentido de culpa­bilidad por no escribir. No le "de­bemos" una carta a nadie. Las cartas son un don. La vergüenza lacerante que sentimos cuando vemos las mi­sivas que no hemos contestado di­ficulta más aún tomar la pluma y, cuando por fin lo hacemos, el re­sultado es deprimente. Me siento mal por no haberte escrito, pero he estado muy ocupado, etcétera. Esto sale sobrando. Pocas respuestas son obligatorias, y rezarían así: Gracias por tu maravilloso regalo, o bien, Lamento mucho saber que George ha muerto. Escriba y envíe pronto estas expresiones, si quiere conser­var a sus amigos. No se preocupe por contestar pronto las otras car­tas, salvo, por supuesto, las cartas de amor. Cuando su verdadero amor escribe Adorada Luz de mi Vida, Alegría de Mi Alma, se impone la respuesta inmediata .. .

Algunas de las mejores cartas se redactan apresuradamente, en un arranque de inspiración; por ello, conviene tener a la mano lo nece­sario en un lugar en que pueda sen­tarse, y en unos cuantos minutos expresar, por ejemplo: Querido Roy, estoy ocupado haciendo un en­sayo, pero deseo escribirte aunque sea un renglón. Saludos a tu novia:

he ahí una nota a un amigo, apre­suradamente garabateada. Sobres, estampillas, libreta de direcciones; todo deberá estar en un cajón, a su alcance, para que pueda usted es­críbir a toda prisa cuando le llegue la inspiración.

Una hoja en blanco, de 20 por 28 centímetros, puede parecer del ta­maño del estado de Montana, si la inspiración brilla por su ausencia. Pruebe con una hoja más pequeña y escriba sin vacilaciones. Coja una pluma fina que pueda hacer trazos sinuosos, consígase una máquina de escribir cómoda, o una servicial pro­cesadora de palabras ... Cualquier medio que le acomode.

Permanezca sentado unos cuantos minutos con la hoja en blanco fren­te a usted, y deje que su amiga o amigo acuda a su mente. Recuerde la última vez que se vieron, qué as­pecto tenía y qué le dijo usted, y tal vez lo que no se dijeron. Cuando su amiga o amigo se vuelva una pre­sencia real, empiece a escribir.

Primero, el saludo: Querida A. Aspire profundamente, y ¡manos a la obra! Una simple frase declara­tiva servirá, seguida por otra, y otra más. Como si usted nos estuviera hablando a nosotros. No piense en la gramática; no piense en el esti­lo; limítese a dar noticias. ¿Dónde fue usted, qué vio, qué dijeron los demás, qué piensa usted?

Si no sabe por dónde empezar, diga, por ejemplo: Estoy ante la mesa de la cocina, una lluviosa ma­ñana de sábado. Todos se han ido y la casa está tranquila. Deje quela carta fluya. La carta más difícil de escribir es la que pretende impresionar, como todos lo sabemos por haber escrito solicitudes de em­pleo; si resulta difícil escribirle a un amigo, tal vez esté usted ansio­so de impresionarlo. Una carta no es más que un informe a alguien que ya nos quiere por razones distintas de nuestra inteligencia. ¡Tó­melo con calma!

Que no le preocupe la forma; no es un examen. Cuando llegue usted al final de un episodio, simplemente empiece un nuevo párrafo. Puede empezar por unos cuantos renglo­nes acerca del triste estado del rock'n'roll, y seguir con el pleito que tuvo con su madre, luego con sus caros recuerdos de México, para terminar con el fregadero de la co­cina y lo que hay en él. Cuanto más escriba usted, más fácil le resultará; y cuando tiene usted un verdadero amigo fiel a quien escribir, un her­mano del alma, entonces es como conducir un auto automático; sim­plemente, no hay que levantar el pie del acelerador.

No arranque la hoja y empiece otra cuando le salga mal un ren­glón: trate de abrirse paso, escri­biendo más. Sí comete errores, no importa; siga adelante. Deje que la -carta vaya adquiriendo sabor pro­pio, y sea audaz. Escándalo, confu­sión, amor: lo que se le ocurra, plásmelo en el papel. Escribir es un modo de descubrir, siempre, y cuando llega usted al final y escri­be Afectuosamente o Abrazos y be­sos, sabrá algo que ignoraba cuando comenzó diciendo: Querido amigo.

Es probable que su amigo deje la carta arrumbada y vuelva a leerla dentro de algunos años ... y la mi­siva habrá mejorado con el paso del tiempo.

Y dentro de 40 años, los nietos de su amigo la exhumarán del des­ván, y la leerán, como grata e ina­preciable reliquia de los años ochen­tas, que les dará un súbito y claro atisbo del mundo que nosotros, los viejos, vivimos. Habrá usted crea­do, entonces, un objeto de arte.

Sus más sencillos renglones sobre dón­de fue usted, a quién vio, qué di­jeron, hablarán a esos niños, y ellos sentirán en sus corazones la huma­nidad de nuestro tiempo.

No puede usted descolgar el te­léfono y llamar al futuro para ha­blar a sus nietos acerca de nuestra época. Si quiere hacerlo, tendrá que tomar una hoja de papel.

CONDENSADO DE "LEAVING HOME A COLLECTION OF LAKE WOBEGON STORIES—.
POR GARRISON KEILLOR, (D 1987 POR INTERNATIONAL PAPER CO., DE. NUEVA YORK, NUEVA YORK.

SELECCIONES DEL READER´s DIGEST

Febrero de 1987

 

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