DICIEMBRE DE 1998
BERNARD NATHANSON
El llamado "Rey del aborto"
Historias
espeluznantes de nuestros días
En el condado de Queens de Nueva York falleció una mujer de treinta años por
una chapuza de aborto a manos del Dr. David Benjamin (también conocido como
Elyias Bonrouhi). ¿Cómo cayó en sus manos?
Al Dr. Benjamin se le habían retirado las prerrogativas quirúrgicas en el
Hospital St. Elizabeth de Utica, Nueva York. Según Anthony Dardano, Doctor en
Medicina, antiguo jefe de servicio y ahora vicepresidente del Departamento de
Obstetricia y Ginecología de ese hospital, «no llegaba ni siquiera a lo que
denominaría el nivel mínimo exigible de cuidado». En 1985, Benjamin fue acusado
de operar sin anestesia, intentar realizar partos complicados en su consulta
(era incapaz de conseguir prerrogativas de hospital) y coser juntas las partes
equivocadas de la anatomía de una mujer tras una operación. Esos cargos
acabaron en casi nada: tres meses de suspensión de licencia en 1986. Surgió
entonces en 1993 en Corona, Queens, realizó un aborto de segundo trimestre en
su consulta, y se murió la mujer por su culpa en el curso del aborto. Por
fortuna, al fin se le revocó la licencia del estado de Nueva York.
El Dr. Stephan Brigham fue aclamado como héroe cuando se ofreció para
reemplazar al Dr. John Britton, el abortista que fue asesinado por Paul Hill en
julio de 1994 en Pensacola. No cabe duda de que el asesinato del doctor Britton
fue un acto nefando. Sí que caben muchas dudas,
EL ABORTISTA
sin embargo, en relación con el Dr. Brigham, que anunció grandilocuentemente
que saldría a pecho descubierto, frente a los asesinos y cualquier otro tipo de
criminales, al servicio de sus ideales. Pero resulta que el Dr. Brigham tenía
ya la licencia suspendida en el estado de Nueva York y estaba acusado de
negligencia e incompetencia por el tratamiento a dos mujeres de Nueva Jersey y
otra de Pennsylvania que le habían pagado por realizar abortos en el segundo
trimestre. Perforó
presuntamente el útero de una de las mujeres de Nueva Jersey que tenía un
embarazo de veinticuatro semanas, y dañó no sólo el útero sino también el
colon.
La otra mujer de Nueva Jersey, con un embarazo de veintiséis semanas, sufrió solamente
laceración de cérvix, que supuestamente no supo descubrir y suturar. Había
sufrido una pérdida de sangre tal que cuando fue ingresada en el hospital
necesitó una histerectomía.
Antes de las fanfarronadas de Brigham, un tal doctor Allen Kline se había
puesto valientemente en la brecha para sustituir al Dr. Britton. Se puso un
chaleco antibala, se hizo escoltar por la policía, y franqueó la puerta
principal de la clínica abortista Pensacola Women's Medical Service,
proclamando que estaba resuelto a continuar el heroico trabajo del fallecido
médico proporcionando
«servicios reproductivos» para todas aquéllas en crisis como resultado de
un embarazo no planificado. Desgraciadamente para la población paciente de
Pensacola, el mismísimo Dr Kline había dirigido el aborto de la chica de trece años
Dawn Ravenell con un embarazo de veintiuna semanas en la clínica abortista de la ciudad de
Nueva York Eastern Women's Medical Center. La operación acabó en el coma y la
muerte de la chiquilla. En el juicio de culpa que siguió, se indemnizó
a la familia con 1,3 millones de dólares por daños. El jurado consideró que la insensible
negligencia e indiferencia hacia la vida humana eran tan egregias que calificaron el
incidente como una «abominación». Por cierto, el acta del juicio señala que el
Eastern Women's Medical Center había falsificado y alterado el historial médico
en un intento de tapar la tragedia.
En noviembre de 1991, el Dr. Robert Crist practicó un aborto a una chica de
diecisiete años.
Sangró
abundantemente
después de la operación y se la trasladó urgentemente al hospital Ben Taub
en Houston, donde
murió ese mismo día. Estaba embarazada de veintidós semanas. El Dr. Crist había
estado implicado
en otros dos casos desastrosos. Una mujer retrasada mental de St. Louis expiró
dos días después
de que le practicara un aborto, y una mujer de Texas afirmó que había dado a luz un
bebé mutilado varios días después de que Crist le practicara un aborto. (De estos dos
casos se informó al detalle en el Kansas City Star; Crist insiste en que se
rechazó la demanda.)
El Dr. Milan Chepko fue condenado por un gran jurado federal en 1989 por enviar
por correo y distribuir cintas de vídeo de niños realizando actos sexuales
(orales y anales).
Se le acusó de dos cargos de transporte interestatal de cintas de vídeo que incluían
explotación sexual de niños. Si resultara culpable de todos los cargos, se le
condenaría a treinta años de prisión y 1,5 millones de dólares en multas. La
actividad profesional del Dr. Chepko se limitaba a trabajar en dos clínicas abortistas de Mississippi.
El Dr. Ming Kow Hah, que ejercía en Elmhurst, Nueva York, fue acusado en 1990
de un aborto chapucero y le fue suspendida la licencia médica por el
Comisionado de Salud del estado David Axelrod, que lo calificó de «un peligro
inminente para la salud de la gente de este estado». El aborto mal hecho
acabó en histerectomía y arreglo de otras extensas heridas internas. Al Dr. Hah, a
quien evidentemente no se le apartaba fácilmente de su vocación, se le había
revocado su licencia médica en Michigan en 1975, y la licencia de Illinois se
le había revocado en 1978.
En enero de 1979, Ángela
Sánchez, de veintisiete años, fue encontrada muerta después de haber
recibido una inyección en la Clínica Femenina de la Comunidad, una clínica
abortista del
condado de Orange (California); se dijo que estaba embarazada. La propietaria
de la clínica, Alicia Ruiz Hanna, fue detenida y registrada en la cárcel del
condado de Orange como sospechosa de homicidio. Hanna afirmaba ser una
enfermera titulada, pero las agencias estatales negaron que Hanna tuviera
licencia en el estado de California.
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