.POR J. D. RATCLIFF
ESTE ARTICULO se basa en su mayor parte en entrevistas celebradas con el
Dr. Humberto Fernández-Morán, profesor de biofísica en la Universidad
de Chicago
SOY ALGO semejante a una gran urbe. Cuento con docenas de centrales generadoras de energía,
poseo una red de trasportes y un refinado sistema de comunicaciones.
Importo materias primas, manufacturo productos y dirijo un dispositivo
de eliminación de desperdicios. Me rige un gobierno eficiente (en realidad una rígida dictadura) y vigilo mis barrios periféricos para mantener alejados a los cuerpos indeseables.
No hay lo que pudiéramos considerar como una célula "típica". Somos tan
diferentes unas de otras, en cuanto a forma y funciones, como puedan
serlo una jirafa y un ratón. Nuestro tamaño es muy variable, y la célula
más grande que existe es el huevo de avestruz. Pero las hay tan
pequeñas que un millón de ellas cabrían sin apretujarse en la cabeza de un alfiler. También nuestra forma es muy diversa: discos, bastones, esferas, etcétera.
Nosotras las células participamos en todo lo que hace Juan. Cuando él
levanta una maleta, cree que es su brazo el que cumple esa tarea. En
realidad son las células musculares, invisibles, las que se contraen. Si
él se pregunta qué corbata deberá usar ese día, son sus células
cerebrales las que ejecutan la necesaria operación mental. O
consideremos lo que ocurre cuando se afeita: sus células nerviosas y
musculares son las que hacen el trabajo en su totalidad. Y a propósito:
los pelos de barba y bigote que se recorta, también son producto de la
actividad de otras células.
Mi función como célula en forma de bastoncito en la retina ocular es la
de captar la luz tenue (la titilación de una estrella, pongamos por
caso), amplificarla y convertirla en
una señal eléctrica que luego envío al cerebro de Juan. Si llegan allí
estas señales en cantidad suficiente, él "verá" la estrella.
Cuando se requiere energía para actividades fisiológicas tales como el
latir del corazón, los movimientos del tórax, o simplemente para
parpadear, el trifosfato de adenosina se descompone en sustancias más
simples al mismo tiempo que libera energía. Mientras Juan siga viviendo,
necesitará siempre energía y el compuesto que la genera, o sea, el
trifosfato de adenosina. Aun durante el sueño más profundo, no cesa un
instante la actividad del conjunto celular: hay combustiones celulares que conservan la temperatura del cuerpo, las células cerebrales descargan impulsos eléctricos que se convierten en los sueños, las células musculares del corazón se contraen para hacer circular la sangre. La desintegración (y también la síntesis ) del trifosfato de adenosina es un proceso ininterrumpido.
Todas las células tenemos mitocondrias, con una notable excepción: los
eritrocitos, o sea los glóbulos rojos de la sangre. Como no cumplen
ninguna tarea de elaboración y como las arrastra el torrente sanguíneo,
estas células no necesitan generar energía.
Quizá la máxima maravilla entre todas las células sea el óvulo femenino,
tal como existió, por ejemplo, en el organismo de la madre de Juan. Una
vez fecundada, esta sola célula se divide sucesivamente hasta que se
forman los dos billones de células que integran el organismo del niño en
el momento de nacer. Pero por extraordinaria que sea en sí misma esta
multiplicación, lo verdaderamente asombroso es la enorme cantidad de información que hay almacenada en el óvulo fecundado. Este diminuto fragmento de materia viva contiene ya el proyecto para la construcción de esa compleja planta química que es el hígado. Almacena, en clave, información respecto al color del cabello, la textura de la piel y la talla del cuerpo. Sabe perfectamente cuál es el momento preciso en que deberá interrumpir el crecimiento del meñique. Ya desde el comienzo podría predecir cuál será la inteligencia que tendrá Juan años más tarde, cuáles las enfermedades a que estará propenso y cuál su aspecto físico general.
La división celular gracias a la cual se formó Juan, prosigue durante toda la vida. A cada segundo perecen
millones de células, y al mismo tiempo se forman millones de ellas
mediante el sencillo procedimiento de que una célula vieja se parta en
dos para dar origen a dos nuevas células, réplicas exactas de su antecesora. Las células del tejido adiposo, que son más que nada elementos de almacenamiento, se reproducen muy lentamente. Las células de la piel, en cambio, se reproducen una vez cada diez horas.
El cerebro es una notable excepción en esta constante renovación
celular. En el momento de nacer Juan tenía ya el número máximó de
células cerebrales que iba a tener durante toda su existencia. Las de su cerebro que se gastan o se lesionan mueren continuamente y nunca se reponen. Pero el excedente inicial era tan grande que Juan casi no se da cuenta de tal pérdida.
Las células elaboramos más de 600 enzimas, que son sustancias
notabilísimas. Así, por ejemplo, por órdenes del ARN estos químicos
magistrales sintetizan proteínas al instante y sin esfuerzo; les basta
contar con las proteínas contenidas en un trozo de pescado para descomponerlas en sus elementos y reagrupar los aminoácidos para formar las proteínas humanas necesarias para la uña del pulgar de Juan, por
ejemplo. Las enzimas celulares elaboran también hormonas asombroamente
complejas y anticuerpos encargados de combatir las enfermedades;
desempeñan además funciories que superan la capacidad de los más talentosos químicos que haya en el mundo.
Tan extraordinaria como nuestra estructura interna es la pared celular. Mi membrana tiene un espesor de sólo 0,0000001 de milímetro.
Hasta hace muy poco, los científicos pensaban que esta delgadísima
cubierta no pasaba de ser una hermética bolsa de celofán. Pero con la
ayuda del microscopio electrónico han podido advertir que se trata de
uno de mis componentes más importantes. Desempeñando funciones similares
a las de un portero, la membrana celular decide a qué debe darse entrada y a qué se le ha de negar. Asimismo, regula el medio interno de la célula, conservando en exacto equilibrio las sales minerales, los compuestos orgánicos, el agua y otros materiales. De este equilibrio depende en absoluto la conservación de la vida de cualquier organismo.
La membrana celular parece tener también un sistema para comunicarse con
otras células. Ignoro cómo funciona, pero es posible que lo haga
mediante enzimas. El caso es que, si se fragmenta un corazón y se
separan individualmente sus células, estas pulsarán al azar, cada una
con su propio ritmo. ¡Pero muy pronto todas estarán latiendo de nuevo al unísono! En alguna forma se establece una comunicación entre ellas.
Las hormonas también forman parte del sistema de comunicaciones por su papel de mensajeros químicos. Veamos un ejemplo: comienza
a aumentar el azúcar en la sangre de Juan. El páncreas aumenta entonces
su producción de insulina, la hormona que anuncia: "¡Aceleren la
combustión de azúcar!" El torrente sanguíneo difunde esta
orden de trabajo y las células la ejecutan. O bien, Juan decide cortar
un poco de leña. Para hacerlo va a necesitar cierta cantidad de energía
adicional. En este caso la glándula tiroides hace llegar a las células
esta orden hormonal de trabajo: "Aceleren la producción de trifosfato de
adenosina".
Tal vez la mejor manera de resumir el caso de las células sea decir que
es en nosotras donde tiene efecto todo lo que ocurre, desde el
nacimiento de Juan hasta su muerte. Cómo
es que los 60 billones de células de su organismo vivimos en perfecta
armonía, desempeñando cada una con eficacia nuestras propias tareas, es algo verdaderamente admirable. Es nada menos que una maravilla. Quizá lo más maravilloso que existe.
13.Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
(Cristo y el Padre) Yo estaba entonces junto a El, como arquitecto; y era
su delicia de día en día, regocijándome en todo tiempo en su presencia,
Proverbios 8.30Una
Revelacion Divina
del Infierno
Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter
Capítulo 9: Los horrores
del infierno
Yo entiendo porque la gente en estas
celdas del vientre del infierno eran diferentes a otras en otros lugares
de tormento. Había muchas cosas que yo no entendía. Yo simplemente escuché
a Jesús e hice un registro de todo ho que escuché y oí para la gloria
de Dios.
Hasta donde podía ver, las celdas parecían
estar en un círculo sin fin. En cada celda había un alma. Mientras pasabamos
por las celdas salían gemidos, llantos, ayes y quejas.No habíamos caminado mucho cuando Jesús
se detuvo al frente de otra celda. Cuando miramos adentro, se encendió
una luz (Jesús creó la luz). Me pare y miré a un alma que yo sabía que
estaba en gran tormento. Era otra mujer de un color azul-gris. Su carne
estaba muerta y las partes que se habían podrido se caían de sus huesos.
Sus huesos habían sido quemados en un color negro oscuro y tenía pedazos
de ropas harapientas. De su carne y huesos salían gusanos y un olor
sucio llenaba la celda.
Como la mujer anterior, ella también
estaba sentada en una mecedora. Estaba aguantando una muñeca de tela.
Y mientras se mecia, lloraba y apretaba ha muñeca de tela sobre su pecho.
Su cuerpo se estremecía por los grandes llantos y de su celda salían
lamentos.
Jesús me dijo, “Ella también fue sierva
de satanás. Ella le vendió su alma y mientras estuvo viva practicó todo
tipo de mal. Jesús dijo , “la brujería es real. Está mujer enseñó y
practicó la brujería y llevo a muchos a caminos de pecado. Los que eran
maestros de la brujería recibían atención especial y satanas les otorgaba
un poder mayor que aquellos que solo la practicaban. Ella fue una adivina
y una espiritista para su señor
Ella, debido a la mucha maldad que cometió,
ganó mucho favor con satanás. Ella sabía como usar los poderes de las
tinieblas para sí misma y para satanás. Ella fue a servicios de adoración
al diablo y alabó a satanás. Ella fue una mujer poderosa de satanás.”
Pensé en La cantidad de almas que ella
había engañado para satanás. Yo vi a ese huesito de cascarón del alma,
llorando por una muñeca de trapo , un simple pedazo de tela sucia. El
dolor llenó mi corazón, y lágrimas inundaron mis ojos. Se agarraba fuerte
de la muñeca de trapo como si ésta pudiera ayudarla, el olor a muerte
llenaba el lugar.
Entonces la comencé a ver como se transformaba
como a la otra mujer. Primero se volvió como una mujer anciana de la
década de los treinta y después en una joven de hoy. En todo momento
ella hacia esa transformación fantástica delante de nuestros ojos.
“Esta
mujer,” dijo Jesús, “fue el equivalente de un predocador para satanás.
De la misma forma que el verdadero evangelio se nos es predicado por
un verdadero ministro, así también, satanás tiene sus ministros falsificados.
Ella tenía un tipo de poder satánico muy poderoso, que para recibirlo
fue necesario que ella vendiese su alma. Los dones malignos de satanás
son como el otro lado de la moneda de los dones Espírituales que Jesús
otorga a los creyentes. Este es el poder de las tinieblas.
Estos trabajadores de satanás trabajan
en lo oculto, las tiendas de brujería, leyendo las palmas de las manos
y en muchas otras maneras. Un espiritista de satanás es un poderoso
obrero satánico. Estos indivíduos son completamente engañados y se venden
totalmente a satanás. Algunos obreros de las tinieblas no le pueden
hablar a satanás a menos que no sea por medio del espiritista. Ellos
ofrecen al diablo sacrificios humanos y de animales.
Muchas personas entregan sus almas a
satanás. Ellos escogen servirle a él y no a mi. Su decisión significa
la muerte, a menos de que se arrepientan de sus pecados y clamen a mi.
Yo soy fiel y los salvaré de sus pecados. Muchos le venden sus almas
a satanás creyendo que van a vivir para siempre. Pero sufrirán una muerte
horrible.
Satanás todavía cree que él puede derrocar
a Dios e interrumpir sus planes, pero él ya fue derrotado en la cruz.
Yo le quite las llaves a satanás y tengo todo el poder en el cielo y
en la tierra.
Después que esta mujer murió, se fue
derecho al infierno. Los demonios la trajeron delante de satanás, donde
muy airada preguntó el porque los demonios tenían poder sobre ella,
pues en la tierra ella pensó que era ella quien los controlaba a ellos.
Allí ellos hicieron lo que ella les pidió. Ella también le pidió a satanás
el reino que él le había prometido.
Satanás le siguió mintiendo, aún después
de su muerte en la tierra. El le dijo que la resucitaría y la usaría
para sus propósitos otra vez. Con engaño, ella le había conseguido muchas
almas, por lo tanto, sus mentiras le parecían razonables a ella.
Pero al final, satanás se burló y la
despreció. El le dijo, ‘Yo te engañe y te usé durante esos años. Yo
jamás te dare mi reino.’ El diablo batió sus manos delante de la mujer,
y tal parecía que toda su carne estaba siendo arrancada de sus huesos.
Ella grito de dolor cuando un libro negro y grande fue traído para satanás.
El lo abrió y corrió sus dedos por las páginas hasta que encontró su
nombre.
“‘Oh
si,’ dijo satanás, ‘tu me serviste bien en la tierra. Tu me trajiste
más de 500 almas.’ El le mintió y le dijo, ‘Tu castigo no será tan malo
corno el de los demás.’
Se escucharon muchas carcajadas. Satanás
se puso de pies y señaló con el dedo hacia la mujer y un viento fuerte
se levantó y llenó el lugar. Un sonido como de un relámpago alborotado
salió de él. ‘Ja, Ja,’ dijo: ‘toma tu reino si puedes.’ Entonces una
fuerza invisible la aventó contra el suelo. ‘Me vas a servir aqui también’
Satanás se reía cuando ella trataba de levantarse. La mujer gritaba
de dolor porque los demonios continuaban arrancando la carne de sus
huesos.
Cuando se muere en la tierra, si usted
ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, su alma va al cielo. Si
usted es un pecador cuando muere, va inmediatamente a un fuego ardiente.
Su alma será arrastrada por demonios con cadenas inmensas por las puertas
del infierno y donde será lanzado en las fosas y atormentado. Más tarde,
serás tirado delante de satanás. Ud. conoce y siente todo lo que le
pasa en el infierno.
Jesús me dijo que hay un lugar en el
infierno llamado el “centro de placer.” Las almas asignadas a las fosas
no pueden ser llevadas a ese lugar. El también me dijo que aunque los
tormentos son diferentes para cada persona, todos son quemados con fuego.
El centro de placer tiene la forma del
centro de un circo. Varias personas que van a servir como entretenimiento
son traídas al medio del centro de placer. Estas son personas que concientemente
sirvieron a satanás en la tierra. Esos son aquellos que por propia voluntad,
escogieron seguir a satanás en vez de Dios. Alrededor del centro del
circo están las otras almas, con excepciónn de las que están en las
fosas.
Los que están en el centro del circo
fueron líderes en el ocultismo antes de su muerte. Ellos fueron espiritistas,
adivinadores, hechiceros, lectores de la mente, brujas y magos —todas
las personas que concientemente escogieron servir a satanás.
Cuando vivían en la tierra engañaron
a muchos y lograron que siguieran a satanás y pecaran. Los que fueron
engañados y fueron causados a caer en pecado, vinieron y atormentaron
a sus engañadores. Se le permitió torturarlos uno a uno.
En ese tipo de tormentos escondían huesos
espírituales que habían sido cortados y enterrados en diferentes partes
del infierno. El alma fué literalmente rasgada en pedazos y las partes
esparcidas por todo el infierno era como un tipo de juego a las escondidas
demoníaco. Las almas mutiladas sintieron dolores tremendos. Los espectadores
les tiraban piedras a los que se encontraban en el centro.
Todo método de tortura imaginable era
permitido. Las almas al ser atormentadas pedían la muerte pero ya estaban
en muerte eterna. Satanás dió la orden para que todo esto se hiciera.
Este es su centro de placer.
Jesús dijo, “Yo le quite la llave del
infierno a satanás hace muchos años. Yo vine y abrí estas celdas y dejé
salir a mi gente, pues en el tiempo del Antiguo Testamento, antes de
haber dado mi vida en la cruz, el Paraíso estaba situado cerca del infierno.
Estas celdas estaban en el Paraíso; pero ahora satanás las usa para
sus malos propósitos y ha hecho más.
Oh lector, te arrepentirás de tu pecado
antes que sea demasiado tarde? Pues todos vendrán delante de mí en el
juicio. El Paraíso fue movido de su proximidad al infierno cuando yo
morí y resucité otra vez por el poder de Dios, mi Padre.
Otra vez te dire, que estas celdas que
son de 17 millas de alto, sirven como una prisión para aquellos que
fueron obreros de satanás, aquellos envueltos con cualquier tipo de
pecado que tiene que ver con los poderes de demonios, el ocultismo y
La adoración a satanás.”
Jesús dijo, “Ven, te quiero enseñar algo.”
De momento estábamos cerca de media milla
de alto en el aire, en el centro del vientre del infierno y en el centro
del bloque de celdas de 17 millas de alto. Era semejante a estar en
un pozo de agua donde ni la tapa o el fondo se veía debido a la oscuridad.
Una luz amarilla comenzó a Llenar el lugar y yo me agarré de Jesús apretando
su mano.
“Amado
Señor,” pregunté, “ Porqué estamos aqui?”
De momento vino un viento con la fuerza
de un huracán y un sonido fuerte y unas olas de fuego grandes comenzaron
a subir por los lados de las paredes, de las celdas, quemando todo lo
que había en su camino. Las llamas entraron en cada celda y ocasionaron
gritos penosos de dolor y ansiedad. Aunque Jesús y yo no fuimos tocados
por las llamas, me llené de temor por dentro, cuando vi las almas de
los perdidos corriendo hacia la parte de atrás de las celdas pequeñas,
tratando de encontrar un lugar para esconderse.
Por nuestro lado izquierdo salió un sonido
maligno. Yo miré, y era satanás parado de espaldas hacia nosotros y
encendido en fuego. Pero no se quemaba sino, él fue el que causó el
fuego. El se paraba envuelto en llamas, gozándose de los gritos de estas
pobres almas perdidas. Cuando satanás movía sus brazos, salían de él
inmensas bolas de fuego.
De las celdas salían gritos que quebrantaban
el corazón, así como grandes gritos de dolor. Las almas encarceladas
estaban siendo quemadas vivas por este lago de fuego más caliente, sin
embargo no podían morir. Los demonios, también se unieron a las carcajadas
cuando satanás iba de celda en celda torturando a los perdidos.
Jesús dijo, “Satanás se alimenta con
la maldad. El se gloría en el dolor y el sufrimiento y gana poder con
eso.”
Yo observaba a satanás cuando una llama
roja con borde color marrón creció a su alrededor y vino un viento silvestre
fuerte que sopló sobre sus ropas, las que no se quemaron. Un olor a
carne quemada llenaba la atmósfera y nuevamente me di cuenta que los
horrores del infierno son reales. Satanás caminó entre las llamas y
éstas no lo podían quemar. Aunque solamente le ví de espaldas, podía
escuchar sus carcajadas malignas por todos los partes.
Yo ví cuando satanás ascendió en una
nube de humo, llevando la corriente de fuego hacia la parte alta del
vientre del infierno. Lo escuché cuando dió la vuelta y con una voz
fuerte anunció que si todas las almas no lo adoraban, él les daría un
turno en el centro de placer.
“No,
por favor, satanás, nosotros te adoraremos,” gritaron todos al unísono
mientras se inclinaban en gesto de adoración al diablo, y mientras más
le adoraban, mayor era su hambre para que lo adoraran. Los sonidos de
adoración eran tan fuertes que hasta las vigas del infierno sonaban
con dicho clamor.
Jesús dijo, “todos
los que ocupan las celdas del infierno escucharon el verdadero evangelio
cuando vivían en la tierra. Muchas veces les ofrecí mi salvación. Muchas
veces mi Espíritu los atrajo, pero no me escucharon o vinieron a mi
para ser salvos.”
Mientras Jesús hablaba, satanás le decia
a sus súbditos, “Ja, ja, este es su reino, todo el reino que jamás podrán
tener. Mi reino cubre toda la tierra y el mundo de abajo.” lo escuché
gritar, “Esta es su vida por toda la eternidad.” Mientras gritos de
arrepentimiento salían de las celdas ardientes.
Jesús dijo, “Mi salvación es gratis.
El que quiera, que venga y será salvo de este lugar de castigo eterno.
Yo no lo echaré fuera. Si has sido una bruja o un mago, aún si tienes
un acuerdo escrito con el diablo, mi poder lo romperá y mi sangre derramada
te salvará. Yo quitare la maldición maligna de tu vida y te salvaré
del infierno. Dame tu corazón para poder quitarte las cadenas y ponerte
en libertad.
Capítulo 10: El corazón
del infierno
En las noches iba con Jesús al infierno.
Durante el día, el infierno siempre estaba delante mio. Yo traté de
contarle a otros lo que estaba viendo, pero no me creían. Me sentí muy
sola y fue solamente por la gracia de Dios que pude continuar. Toda
la gloria pertenece al Señor Jesucristo.
La siguiente noche Jesús y yo regresamos
al infierno. Caminamos por el borde del vientre del infierno. Reconocia
partes del infierno que había visto antes. La misma carne podrida, el
mismo olor de maldad, el mismo aire caliente estaba por doquier. Ya
estaba cansada.
Jesús conocía, mis pensamientos y dijo,
“No te dejaré jamás, ni te desampararé. Yo sé que estás cansada, pero
yo te fortaleceré.”
El toque de Jesús me fortaleció y seguimos
adelante de pronto ví un objeto negro grande, casi del tamaño de un
terreno de una cancha de baseball que parecía moverse de arriba hacia
abajo. Me acordé que ya me habían dicho antes que este era el “corazón
del infierno.”
De este corazón negro salía algo parecido
a unos brazos largos o cuernos que salían de él y subian hacia la tierra
y sobre la tierra. Yo pensé si estos eran los cuernos de los que hablaba
la Biblia.
Alrededor del corazón la tierra estaba
seca y de color marrón. En un radio de mas o menos 30 pies, de todas
las direcciones la tierra se había quemado y secado y tenía un color
marrón mohoso. El corazón era de un color negro intenso mezclado con
otro color parecido al de la piel de las culebras. Cada vez que este
corazón latía emanaba un olor terrible y se movía como un corazón verdadero
latiendo de arriba hacia abajo y había un campo de fuerza maligna que
lo rodeaba.
En forma atónita yo
me preguntaba cual era el objetivo de este corazón maligno. Jesús dijo,
“Estas ramas, que se parecen a las arterias de un corazón, son como
carreteras que suben hasta la tierra para hechar la maldad sobre ésta.
Estos son los cuernos que vio Daniel, y estos representan reinos de
maldad en la tierra. Algunos ya han pasado, algunos vendrán y otros
están ahora mismo. Se levantarán reinos malignos y el anticristo reinará
sobre mucha gente, pueblos y cosas. Si es posible, hasta los escogidos
erán engañados por él. Muchos se apartarán y adorarán la bestia y su
imágen.
De estas ramas o cuernos principales
crecerán otras ramas más pequeñas. De las ramas pequenas saldrán demonios,
espíritus malos y todo tipo de fuerzas malignas. Estos serán soltados
sobre la tierra y satanás los instruirá para hacer mucha maldad. Estos
reinos y fuerzas malignas obedecerán a la Bestia y muchos lo seguirán
hacia la destrucción. Es aqui, en el corazón del infierno, donde estas
cosas comenzarán.”
Estas son las palabras que me habló Jesús.
El me ordenó escribirlas y a ponerlas en un libro para contárselas al
mundo. Estas palabras son verdaderas. Estas revelaciones me fueron dadas
por el Señor Jesucristo para que todos sepan y entiendan las obras de
satanás y las cosas malignas que él está preparando para el futuro.
Jesús dijo, “sigueme.”
Subimos por una escalera dentro del corazón
donde una puerta se abrió para nosotros. En el corazón había completa
oscuridad. Escuché el sonido de llantos, y había un olor tan terrible
que casi no podía respirar. Todo lo que podía ver en la oscuridad era
a Jesús, y caminaba muy cerca de El.
Y entonces, de momento, Jesús desapareció!
Lo increíble había sucedido. Yo estaba sola en el corazón del infierno
y un horror se apoderó de mi apretando mi alma y sentí que la muerte
me agobiaba.
Yo grité “Jesús dónde estás? Por favor,
regresa Señor.” Clamé y llamé, pero nadie me respondió.
“Oh
mi Dios,” me lamenté, “Yo tengo que salir de aqui.” y comencé a correr
en la oscuridad. Mientras tocaba las paredes, éstas parecían respirar,
moviéndose contra mis manos. Y entonces ya no estaba sola. Escuché el
sonido de carcajadas, mientras dos demonios rodeados por una luz amarilla
y opaca, vinieron y agarraron mis dos manos poniendome cadenas en los
brazos arrastrarme al fondo del corazón.
Yo grité llamando a Jesús pero no había
respuesta. Grité y pelée con todas mis fuerzas, pero ellos me seguían
arrastrando como si yo no ofreciera resistencia alguna. Mientras ingresábamos
en lo profundo del corazón, yo sentí un dolor terrible cuando una fuerza
rozó con mi cuerpo. Parecía como que me arrancaban la carne.
Grité de terror. Mis captores me arrastraron
hasta una celda y me lanzaron hacia adentro. Cuando cerraron la puerta,
grite aún más alto. Ellos se rieron sarcásticamente y dijeron, “No te
ayudará el que llores. Cuando llegue tu momento, serás llevada delante
de nuestro señor. El te atormentará para su placer.”
El terrible mal olor del corazón había
saturado mi cuerpo.
“
Porqué estoy aqui? Que está mal? Me estoy volviendo ‘loca?
Déjenme salir. Déjenme salir. Les grite, pero fue como si nada.
Después de un tiempo, comencé a sentir
el lado de la celda en que estaba. Era redondo y suave como algo que
estaba vivo. Estaba vivo y comenzó a moverse. “Señor,” grite. “ qué
está pasando? Jesús, dónde estás?” Pero solamente recibí la respuesta
del eco de mi voz cque regresaba.
Un gran temor —el más grande temor— se
apoderó de mi alma. Por primera vez desde que Jesús me dejó, comencé
a darme cuenta que estaba perdida sin ninguna esperanza. Comence a sollozar
llamando a Jesús una y otra vez.
Y entonces escuché una voz en la oscuridad
que decia, “No te va a hacer ningún bien clamar a Jesús. El no está
aqui.”
Una luz opaca comenzó a llenar el lugar.
Por primera vez, podía ver otras celdas parecidas a la mía, metida en
la pared del corazón. Había una tela de araña delante de nosotros, y
por dentro de cada celda fluía una sustancia pegajosa como de lodo.
En la celda siguiente la voz de una mujer
me dijo, “Estás perdida en este lugar de tormento no hay salida.”
La podía ver escasamente por medio de
la luz opaca. Ella estaba despierta, como lo estaba yo, pero los ocupantes
de las otras celdas parecían estar dormidos o en un éxtasis.
Ella decia “No hay esperanza, no hay
esperanza.” y me sobrevino una soledad intensa así como una gran desesperación.
Lo que ella dijo no me ayudó y continuó diciendo “Este es el corazón
del infierno, aquí somos atormentados, pero nuestro tormento no es tan
terrible como el de aquellos en otras partes del infierno.”
“Algunas
veces,” continuó diciendo, “nos llevan delante de satanás y él nos tortura
para su placer. Satanás se alimenta con nuestro dolor y se fortalece
con nuestros gritos de desesperación y dolor. Nuestros pecados están
siempre delante de nosotros y sabemos que somos inmundos. También sabemos
que en un tiempo conocimos al Señor Jesús, pero lo rechazamos y nos
apartamos de Dios. Hicimos lo que nos complacía. Antes de llegar aqui
era una ramera. Robaba el dinero a los hombres y a las mujeres, y le
llamaba amor a lo que hacia. Yo destruí muchos hogares. En estas celdas
hay muchas lesbianas, homosexuales y adúlteros.”
Yo le grite a las tinieblas, “Yo no pertenezco
aqui, yo soy salva y le pertenezco a Dios. Por qué estoy aqui?” Pero
no había respuesta.
Entonces los demonios regresaron y abrieron
las puertas de mi celda. Uno me jalaba, mientras que el otro me empujaba
por un camino rústico. El toque de los demonios se sentía como una llama
ardiente sobre mi carne. Me estaban hiriendo. “Oh Jesús, dónde estas
tu? Por favor, Jesús, ayúdame!” grite.
Un fuego ardiente apareció delante mio,
pero se paró antes de tocarme. Ahora yo sentía como que mi carne estuviera
siendo arrancada de mi cuerpo. El dolor mas cruel que me pudiera imaginarme
corrió sobre mi. Algo invisible rasgaba mi cuerpo, mientras que espíritus
malos en formas de murciélagos me mordían por todo el cuerpo.”
“Querido
Señor Jesús,” exclamé, “Dónde estás? Oh, por favor, déjame salir!”
Fui empujada y jalada hasta que llegue
a un lugar ancho y abierto en el corazón del infierno, y fui lanzada
sobre un tipo de altar sobre el suelo. Sobre dicho altar había un libro
grande abierto. Escuché carcajadas malignas y me di cuenta que estaba
tirada en la tierra delante de satanás.
Satanás dijo, “Al fin te tengo.” Me encorvé
de horror, pero pronto me di cuenta que él no me estaba mirando a mi,
sino a alguien delante mio.
Satanás dijo, “Ja, ja, al fin te pude
destruir de la tierra. Déjame ver cual será tu castigo.” El abrió el
libro y corrió sus dedos por las páginas. El nombre del alma fue iluminado
y el castigo detallado.
“Querido
Señor,” yo grité, “es todo esto real?”Yo era la próxima, y los demonios me
empujaron sobre una plataforma y me obligaron a inclinarme delante de
satanás.
Otra vez las mismas carcajadas malignas
salían de él. “He esperado por ti mucho tiempo, y al fin te tengo,”
me dijo con un placer malicioso. “Tú trataste de escapar de mi, pero
al fin te tengo.”
Un temor que yo jamás había experimentado
antes se apoderó sobre mi. Otra vez desgarraban mi carne y mi cuerpo
fue envuelto por una cadena grande. Yo me miraba mientras me la ponían.
Me parecía a los demás y me veía como
un esqueleto lleno de huesos muertos. y gusanos se arrastraban dentro
de mi, al mismo tiempo un fuego que salió desde mis pies me cubría de
llamas.
Yo grité otra vez, “Oh Señor Jesús, qué
ha sucedido? Jesús, dónde estás?”
Satanás se rió y rió. El dijo, “Aquí
no está Jesús, yo soy tu rey ahora. Vas a estar conmigo para siempre,
tu eres mía ahora.”
Me sentí desgarrada con las emociones
mas terribles que había sentido hasta ahora. No podía sentir a Dios
ni amor amor, paz, o afecto. Pero podía sentir lo peor de los sentidos:
temor, odio, dolores agudos y aún peor, la tristeza.
Clamé al Señor Jesús para que me salvara
, pero no había respuesta.
Satanás dijo, “Yo soy tu señor ahora,”
y levantó sus brazos para llamar a un demonio a su lado. Enseguida,
un espíritu feo y malo vino a la plataforma donde estaba parada y me
agarró. El tenía un cuerpo grande con una cara como de un murciélago,
en vez de manos tenía garras y un olor maligno salía de él.
“Señor
satanás, que hago con ella?” pregunto el espíritu malo, cuando otro
demonio que tenía cabellos sobre todo su cuerpo y una cara como un jabalí
salvaje, también me agarro. “Llévenla a la parte más profunda del corazón,
—Un lugar donde los horrores estarán siempre delante de ella. Allí ella
aprenderá a llamarme señor.”
Me arrastraron a un lugar muy, muy oscuro
y me lanzaron sobre algo frio y mojado. Oh, como puede uno sentir frio
y caliente al mismo tiempo? Yo no sabía, pero el fuego quemaba mi cuerpo
y los gusanos se arrastraban sobre y por dentro de mi, los ayes de los
muertos llenaban el espacio.
“Oh
Señor Jesús,” grité con desesperación, “ qué estoy haciendo aquí?” Amado
Dios, déjame morir.”
De pronto una luz alumbró el lugar donde
yo estaba sentada. Jesús apareció y me tomó en sus brazos e instantáneamente
estuve de regreso en mi hogar.
“Querido
Señor Jesús, dónde estabas?” Yo exclamé, mientras las lágrimas corrían
por mis mejillas. Jesús me habló con ternura y me dijo: “Mi hija, el
infierno es real. Pero tu no lo ibas a saber con seguridad hasta que
lo experimentaras por ti misma. Ahora sabes la verdad y como se siente
estar perdido en el infierno. Ahora tu le puedes hablar a otros del
infierno. Yo tenía que dejarte pasar por el infierno para que supieras
de él sin duda ninguna.”
Yo estaba muy triste y cansada. Me desmayé
en las manos de Jesús. Y aunque El me restauró por completo —yo me quería
ir lejos, muy lejos— de Jesús de mi familia y de todo el mundo.
Durante los días siguientes en mi hogar
estuve muy enferma. Mi alma estaba muy triste y los horrores del infierno
estaban siempre delante mio y pasaron muchos días antes de recuperarme
por completo.
Capítulo 11: Las tinieblas
de afuera
Noche tras noche Jesús y yo regresamos
al infierno para que yo pudiera testificar de estas verdades tan terribles.
Cada vez que pasábamos por el corazón del infierno yo caminaba muy cerca
de Jesús. Un enorme temor se apoderaba de mi corazón cada vez que me
acordaba de lo que me había sucedido allí. Yo sabía que tenía que salir
hacia adelante para salvar almas. Pero fue solamente por la misericordia
de Dios que pude regresar.
Nos paramos delante de un grupo de demonios
que estaban cantando, rezando y alabando al diablo. Parecía que se estaban
gozando inmensamente. Jesús dijo, “Yo te dejaré escuchar lo que están
diciendo.” “Iremos a esta casa hoy y atormentaremos a los que están
en ella. Recibiremos más poder del señor satanás si lo hacemos bien,”
dijeron ellos. “Oh si, causaremos mucho dolor, enfermedades y muchas
pruebas a todos.”
Comenzaron a bailar y a cantar canciones
malignas de adoración a satanás, gloriandose en la maldad.
Un demonio dijo, “tenemos que velar cuidadosamente
a aquellos que creen en Jesús, pues nos pueden hechar afuera.” “Si,”
dijo otro, “al oir el nombre de Jesús tenemos que huir “, entonces el
último espíritu malo dijo:” nosotros no vamos donde los que conocen
a Jesús y el poder de su nombre.”
Jesús dijo, “Mis angeles protegen a mi
pueblo de estos malos espíritus y su trabajo no prospera. Yo también
protejo a muchos que no son salvos, aunque ellos no lo saben. Yo tengo
muchos angeles empleados para impedir los planes malvados de satanás.”
Jesús dijo, “Hay muchos
demonios en los aires y en la tierra. Yo te he permitido ver algunos
de esos demonios pero a otros no. Por eso es que la verdad del evangelio
tiene que ser predicada a todos. la verdad hará a los hombres libres
y los protegera de la maldad. En mi nombre hay liberación y libertad.
Yo tengo todo poder en el cielo y en la tierra. No le temas a satanas;
teme a Dios.”
Según caminábamos en el infierno, Jesús
y yo encontramos a un hombre grande y que estaba envuelto en oscuridad
y tenía la apariencia de un ángel y sostenía algo en su mano izquierda.
Jesús dijo, “Este lugar se llama las
tinieblas de afuera.”
Escuché llanto y crujir de dientes. En
ningún otro lugar había visto tanta desesperación como la que sentí
en ese lugar. El angel parado delante de nosotros no tenía alas, era
como de 30 pies de alto y sabía exactamente lo que estaba haciendo.
En su mano izquierda tenía un disco grande con el cual se estaba volteando
lentamente, levantándolo como que se estaba preparando para lanzarlo.
En el centro del disco había fuego y
los bordes eran negros. El angel tenía su mano debajo del disco y retrocedió
para conseguir mas impulso. Yo me preguntaba quién sería ese angel gigante
y que es lo que estaba por hacer.
Jesús me leyó el pensamiento y dijo otra
vez, “Esto es las tinieblas de afuera.” Acuérdate que mi Palabra dice:
“Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; alli
será el lloro y el crujir de dientes.”
“Señor,”
yo dije, quieres decir que tus hijos estan aqui?” “Si,” dijo Jesús,
“sirvientes que se apartaron después que los llamé. Siervos que amaron
mas al mundo que a mí y se apartaron para resbalarse en el lodo del
pecado. Sirvientes que no soportaban la verdad y la santidad. Es mejor
no haber comenzado, que apartarse despues de haber comenzado a servirme.”
Jesús dijo, “Créeme, si usted peca tiene
un abogado con el Padre. Si te arrepientes de tus pecados, yo seré fiel
en limpiarte de toda maldad. Pero si no te arrepientes, yo vendré en
una hora que no crees, y seras cortado con los incrédulos y echado a
las tinieblas de afuera.”
Obseré al ángel moreno mientras lanzaba
el disco grande muy lejos, adentro de la oscuridad. “Mi Palabra significa
lo que dice, ‘serán echados en las tinieblas de afuera’.” Y entonces,
inmediatamente, Jesús y yo estabamos en el aire siguiendo el disco por
el espacio. Llegamos a la parte exterior del disco y nos paramos a mirar
adentro.
Había un fuego en el centro del disco,
y gente salía y entraba, sobre y debajo de las olas de fuego. No habían
demonios o malos espíritus en este lugar, solamente almas quemándose
en un mar de fuego.
Fuera del disco se hallaba la oscuridad
más negra y solamente la luz de las llamas dentro del disco iluminaba
el aire de la noche. En La luz ví gente tratando de nadar hacia los
bordes del disco. Algunos de ellos casi agarraban los lados cuando una
fuerza aspiradora dentro del disco los jalaba otra vez hacia las llamas.
Yo miraba mientras sus formas se tornaban en esqueleto con almas de
un gris sucio. Entonces pude saber que era otra parte del infierno.
Después ví, como en una visión, ángeles abriendo sellos. Naciones y
reinos parecían estar cerradas debajo de ellos. Cuando los angeles rompieron
los sellos, hombres y mujeres, muchachos y muchachas marchaban directo
a las llamas.
Yo miraba horrorizada, pensando si conocia
algunos de los sirvientes caídos del Señor que marchaban hacia adelante.
Yo no podía mover mi cabeza para dejar de mirar las almas marchando
dentro del fuego sin que nadie tratara de pararlos.
Yo exclamé, “Señor por favor, páralos
antes que alcancen el fuego.” Pero Jesús dijo, “El que tiene oido que
escuche. El que tenga ojos que vea. Mi hija, proclama en contra del
pecado y la maldad. Dile a mis siervos que sean fieles y que clamen
en el nombre del Señor. Te estoy llevando por este lugar tan terrible,
para que les puedas contar cómo es el infierno.”
Jesús continuó: “Algunos no te van a
creer. Algunos van a decir que Dios es muy bueno para enviar a hombres
y mujeres al infierno. Pero diles que mi Palabra es verdadera. Diles
que los temerosos y los incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego.”
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