sábado, 6 de febrero de 2021

SOY LA CÉLULA DE JUAN

 SOY LA CÉLULA DE JUAN

Y en tu libro(Celestial y ADN) estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas  . Salmo 139
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  Suele llamarse a la célula el elemento básico de la vid En realidad, soy, es decir, somos la vida misma
.POR J. D. RATCLIFF
ESTE ARTICULO se basa en su mayor parte en entrevistas celebradas con el Dr. Humberto Fernández-Morán, profesor de biofísica en la Universidad de Chicago
SOY ALGO semejante a una gran urbe. Cuento con docenas de centrales generadoras de energía, poseo una red de trasportes y un refinado sistema de comunicaciones. Importo materias primas, manufacturo productos y dirijo un dispositivo de eliminación de desperdicios. Me rige un gobierno eficiente (en realidad una rígida dictadura) y vigilo mis barrios periféricos para mantener alejados a los cuerpos indeseables.
¿Todo esto en un elemento de mi tamaño? Se precisa de un buen microscopio para poder verme siquiera, y de un supermicroscopio para atisbar el interior de mi metrópoli. Soy, en fin, una célula; una de los 60 billones que hay en el organismo de Juan. Suele llamarse a la célula el elemento básico de la vida. En realidad, soy la vida misma. Soy una de las células en forma de bastoncito que tapizan la retina del ojo derecho de Juan, y como tal hablaré en nombre de la inmensa población de que formo parte.
No hay lo que pudiéramos considerar como una célula "típica". Somos tan diferentes unas de otras, en cuanto a forma y funciones, como puedan serlo una jirafa y un ratón. Nuestro tamaño es muy variable, y la célula más grande que existe es el huevo de avestruz. Pero las hay tan pequeñas que un millón de ellas cabrían sin apretujarse en la cabeza de un alfiler. También nuestra forma es muy diversa: discos, bastones, esferas, etcétera.
Nosotras las células participamos en todo lo que hace Juan. Cuando él levanta una maleta, cree que es su brazo el que cumple esa tarea. En realidad son las células musculares, invisibles, las que se contraen. Si él se pregunta qué corbata deberá usar ese día, son sus células cerebrales las que ejecutan la necesaria operación mental. O consideremos lo que ocurre cuando se afeita: sus células nerviosas y musculares son las que hacen el trabajo en su totalidad. Y a propósito: los pelos de barba y bigote que se recorta, también son producto de la actividad de otras células.
Mi función como célula en forma de bastoncito en la retina ocular es la de captar la luz tenue (la titilación de una estrella, pongamos por caso), amplificarla y convertirla en una señal eléctrica que luego envío al cerebro de Juan. Si llegan allí estas señales en cantidad suficiente, él "verá" la estrella.
Como cada una de nosotras (los 250 millones de células en forma de bastón que hay en los ojos de Juan) contenemos 30 millones de moléculas de pigmento sensible a la luz, es evidente que consumimos gran cantidad de electricidad. Para producirla dispongo de un millar de mitocondrias, centrales de energía superdiminutas en forma de salchicha, que utilizan combustible (azúcar), generan electricidad y dejan como residuo "cenizas" ( agua y bióxido de carbono). En este complejo proceso químico las mitocondrias sintetizan una sustancia llamada trifosfato de adenosina. Se trata de la fuente energética universal de todos los seres vivos, desde el ruibarbo y las almejas hasta el ser humano.
Cuando se requiere energía para actividades fisiológicas tales como el latir del corazón, los movimientos del tórax, o simplemente para parpadear, el trifosfato de adenosina se descompone en sustancias más simples al mismo tiempo que libera energía. Mientras Juan siga viviendo, necesitará siempre energía y el compuesto que la genera, o sea, el trifosfato de adenosina. Aun durante el sueño más profundo, no cesa un instante la actividad del conjunto celular: hay combustiones celulares que conservan la temperatura del cuerpo, las células cerebrales descargan impulsos eléctricos que se convierten en los sueños, las células musculares del corazón se contraen para hacer circular la sangre. La desintegración (y también la síntesis ) del trifosfato de adenosina es un proceso ininterrumpido.
Todas las células tenemos mitocondrias, con una notable excepción: los eritrocitos, o sea los glóbulos rojos de la sangre. Como no cumplen ninguna tarea de elaboración y como las arrastra el torrente sanguíneo, estas células no necesitan generar energía.
Quizá la máxima maravilla entre todas las células sea el óvulo femenino, tal como existió, por ejemplo, en el organismo de la madre de Juan. Una vez fecundada, esta sola célula se divide sucesivamente hasta que se forman los dos billones de células que integran el organismo del niño en el momento de nacer. Pero por extraordinaria que sea en sí misma esta multiplicación, lo verdaderamente asombroso es la enorme cantidad de información que hay almacenada en el óvulo fecundado. Este diminuto fragmento de materia viva contiene ya el proyecto para la construcción de esa compleja planta química que es el hígado. Almacena, en clave, información respecto al color del cabello, la textura de la piel y la talla del cuerpo. Sabe perfectamente cuál es el momento preciso en que deberá interrumpir el crecimiento del meñique. Ya desde el comienzo podría predecir cuál será la inteligencia que tendrá Juan años más tarde, cuáles las enfermedades a que estará propenso y cuál su aspecto físico general.
¿Cómo saben estos diminutos huevos (en los mamíferos los óvulos son más o menos del mismo tamaño en todas las especies ) hacer de este una ballena; de aquel un conejo y de otro más un ser humano? Es aquí donde encontramos una de las maravillas de la creación: el ácido desoxirribonucleico, que se acostumbra a abreviar con las siglas ADN. Este compuesto es el dictador que nos gobierna a todas las células, el que ordena a nuestros componentes celulares cómo comportarse, cuáles sustancias elaborar, qué elementos se han de procurar v cuáles se evitarán.
Mi ADN puede compararse con un arquitecto cuya labor es trazar el plan maestro para la existencia. Este arquitecto, sin embargo, encomienda la tarea de la construcción a un contratista: el ácido ribonucleico ARN. En forma de moléculas, toda la información se "imprime" en las espirales gemelas y entrelazadas del ADN. El ARN "mensajero" se arrima a las espirales del ADN y obtiene así un duplicado del plano donde va especificado lo que se ha de hacer. En seguida comunica estas instrucciones a otra forma del ácido ribonucleico: el ARN "de trasferencia". Conforme a las instrucciones recibidas, este ARN comienza el trabajo de construcción, casi siempre elaborando una proteína entre los centenares que hay en el organismo de Juan. El ARN utiliza los veintitantos aminoácidos de que se componen las proteínas, y forma con ellos sartas, como collares de cuentas según el modelo especificado. El resultado puede ser una célula muscular pulsátil para el corazón de Juan, un músculo con tráctil de las extremidades inferiores, que le permite andar, o cual quier otro elemento que el ácido desoxirribonucleico hubiera ordenado hacer .
Lo más curioso es que en el ADN de cada bastoncito de la retina de Juan está toda la información que hace falta para que se forme por completo ...¡un nene! El ADN existente en una célula del aparato auditivo puede, teóricamente, formar un pie. Ninguna de nosotras las células, cometemos tales disparates, ya que en cada una está bloqueada gran parte de la plantilla del ADN. Por eso mí ácido desoxirribonucleico se concreta a hacer células en forma de bastoncito para tapizar la retina de Juan, y nada inás.
La división celular gracias a la cual se formó Juan, prosigue durante toda la vida. A cada segundo perecen millones de células, y al mismo tiempo se forman millones de ellas mediante el sencillo procedimiento de que una célula vieja se parta en dos para dar origen a dos nuevas células, réplicas exactas de su antecesora. Las células del tejido adiposo, que son más que nada elementos de almacenamiento, se reproducen muy lentamente. Las células de la piel, en cambio, se reproducen una vez cada diez horas. El cerebro es una notable excepción en esta constante renovación celular. En el momento de nacer Juan tenía ya el número máximó de células cerebrales que iba a tener durante toda su existencia. Las de su cerebro que se gastan o se lesionan mueren continuamente y nunca se reponen. Pero el excedente inicial era tan grande que Juan casi no se da cuenta de tal pérdida.
Las células elaboramos más de 600 enzimas, que son sustancias notabilísimas. Así, por ejemplo, por órdenes del ARN estos químicos magistrales sintetizan proteínas al instante y sin esfuerzo; les basta contar con las proteínas contenidas en un trozo de pescado para descomponerlas en sus elementos y reagrupar los aminoácidos para formar las proteínas humanas necesarias para la uña del pulgar de Juan, por ejemplo. Las enzimas celulares elaboran también hormonas asombroamente complejas y anticuerpos encargados de combatir las enfermedades; desempeñan además funciories que superan la capacidad de los más talentosos químicos que haya en el mundo.
Tan extraordinaria como nuestra estructura interna es la pared celular. Mi membrana tiene un espesor de sólo 0,0000001 de milímetro. Hasta hace muy poco, los científicos pensaban que esta delgadísima cubierta no pasaba de ser una hermética bolsa de celofán. Pero con la ayuda del microscopio electrónico han podido advertir que se trata de uno de mis componentes más importantes. Desempeñando funciones similares a las de un portero, la membrana celular decide a qué debe darse entrada y a qué se le ha de negar. Asimismo, regula el medio interno de la célula, conservando en exacto equilibrio las sales minerales, los compuestos orgánicos, el agua y otros materiales. De este equilibrio depende en absoluto la conservación de la vida de cualquier organismo.
¿Cuáles son las materias primas que se precisan para elaborar una proteína? La membrana celular permite la entrada justamente a las que se necesitan, con exclusión de cualquier otra. Es obvio, pues, que cuenta con un refinado sistema de identificación.
Cada una de nosotras lleva algo como un marbete de identificación que las otras membranas celulares reconocen. Todo forastero o intruso es sencillamente ahuyentado de cada una de las colonias que integramos las células. Imagínese el lector lo que ocurriría si tolerásemos la presencia de elementos extraños. Una célula capilar podría dejarse caer en territorio donde yo habito y, como resultado, le saldrían a Juan pelos en los ojos. De la misma manera, le aparecerían verrugas en los riñones o le nacerían células hepáticas en los párpados.
La membrana celular parece tener también un sistema para comunicarse con otras células. Ignoro cómo funciona, pero es posible que lo haga mediante enzimas. El caso es que, si se fragmenta un corazón y se separan individualmente sus células, estas pulsarán al azar, cada una con su propio ritmo. ¡Pero muy pronto todas estarán latiendo de nuevo al unísono! En alguna forma se establece una comunicación entre ellas.
Las hormonas también forman parte del sistema de comunicaciones por su papel de mensajeros químicos. Veamos un ejemplo: comienza a aumentar el azúcar en la sangre de Juan. El páncreas aumenta entonces su producción de insulina, la hormona que anuncia: "¡Aceleren la combustión de azúcar!" El torrente sanguíneo difunde esta orden de trabajo y las células la ejecutan. O bien, Juan decide cortar un poco de leña. Para hacerlo va a necesitar cierta cantidad de energía adicional. En este caso la glándula tiroides hace llegar a las células esta orden hormonal de trabajo: "Aceleren la producción de trifosfato de adenosina".
Nuestros grandes enemigos son los virus. Estos pequeños y fastidiosos parásitos carecen de mitocondrías y no son por tanto capaces de producir la energía que necesitan para vivir. De tiempo en tiempo nuestras membranas no cumplen bien su misión de guardianas y penetra un virus en el interior de la célula. El enemigo, teniendo ya energía a su disposición, comienza a reproducirse. Arrollada por las partículas del virus, la infortunada célula sucumbe. En seguida, los virus, ya en gran número, atacan a otras células. Aun en las infecciones vírales más benignas perecen millares de células. De no ser por los diversos sistemas defensivos con que cuenta el organismo, los virus sencillamente se adueñarían de él, y muy pronto Juan moriría.
Tal vez la mejor manera de resumir el caso de las células sea decir que es en nosotras donde tiene efecto todo lo que ocurre, desde el nacimiento de Juan hasta su muerte. Cómo es que los 60 billones de células de su organismo vivimos en perfecta armonía, desempeñando cada una con eficacia nuestras propias tareas, es algo verdaderamente admirable. Es nada menos que una maravilla. Quizá lo más maravilloso que existe.
SELECCIONES DEL READER'S DIGEST  DICIEMBRE DE 1981


13.Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
15. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro(Celestial y ADN) estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas  . Salmo 139
(Cristo y el Padre) Yo estaba entonces junto a El, como arquitecto; y era su delicia de día en día, regocijándome en todo tiempo en su presencia, Proverbios 8.30

Una  Revelacion  Divina
del Infierno

Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter

Capítulo 9: Los horrores del infierno

Yo entiendo porque la gente en estas celdas del vientre del infierno eran diferentes a otras en otros lugares de tormento. Había muchas cosas que yo no entendía. Yo simplemente escuché a Jesús e hice un registro de todo ho que escuché y oí para la gloria de Dios.

Hasta donde podía ver, las celdas parecían estar en un círculo sin fin. En cada celda había un alma. Mientras pasabamos por las celdas salían gemidos, llantos, ayes y quejas.No habíamos caminado mucho cuando Jesús se detuvo al frente de otra celda. Cuando miramos adentro, se encendió una luz (Jesús creó la luz). Me pare y miré a un alma que yo sabía que estaba en gran tormento. Era otra mujer de un color azul-gris. Su carne estaba muerta y las partes que se habían podrido se caían de sus huesos. Sus huesos habían sido quemados en un color negro oscuro y tenía pedazos de ropas harapientas. De su carne y huesos salían gusanos y un olor sucio llenaba la celda. 
Como la mujer anterior, ella también estaba sentada en una mecedora. Estaba aguantando una muñeca de tela. Y mientras se mecia, lloraba y apretaba ha muñeca de tela sobre su pecho. Su cuerpo se estremecía por los grandes llantos y de su celda salían lamentos.
Jesús me dijo, “Ella también fue sierva de satanás. Ella le vendió su alma y mientras estuvo viva practicó todo tipo de mal. Jesús dijo , “la brujería es real. Está mujer enseñó y practicó la brujería y llevo a muchos a caminos de pecado. Los que eran maestros de la brujería recibían atención especial y satanas les otorgaba un poder mayor que aquellos que solo la practicaban. Ella fue una adivina y una espiritista para su señor
Ella, debido a la mucha maldad que cometió, ganó mucho favor con satanás. Ella sabía como usar los poderes de las tinieblas para sí misma y para satanás. Ella fue a servicios de adoración al diablo y alabó a satanás. Ella fue una mujer poderosa de satanás.”
Pensé en La cantidad de almas que ella había engañado para satanás. Yo vi a ese huesito de cascarón del alma, llorando por una muñeca de trapo , un simple pedazo de tela sucia. El dolor llenó mi corazón, y lágrimas inundaron mis ojos. Se agarraba fuerte de la muñeca de trapo como si ésta pudiera ayudarla, el olor a muerte llenaba el lugar.
Entonces la comencé a ver como se transformaba como a la otra mujer. Primero se volvió como una mujer anciana de la década de los treinta y después en una joven de hoy. En todo momento ella hacia esa transformación fantástica delante de nuestros ojos.

Esta mujer,” dijo Jesús, “fue el equivalente de un predocador para satanás. De la misma forma que el verdadero evangelio se nos es predicado por un verdadero ministro, así también, satanás tiene sus ministros falsificados. Ella tenía un tipo de poder satánico muy poderoso, que para recibirlo fue necesario que ella vendiese su alma. Los dones malignos de satanás son como el otro lado de la moneda de los dones Espírituales que Jesús otorga a los creyentes. Este es el poder de las tinieblas.

Estos trabajadores de satanás trabajan en lo oculto, las tiendas de brujería, leyendo las palmas de las manos y en muchas otras maneras. Un espiritista de satanás es un poderoso obrero satánico. Estos indivíduos son completamente engañados y se venden totalmente a satanás. Algunos obreros de las tinieblas no le pueden hablar a satanás a menos que no sea por medio del espiritista. Ellos ofrecen al diablo sacrificios humanos y de animales.

Muchas personas entregan sus almas a satanás. Ellos escogen servirle a él y no a mi. Su decisión significa la muerte, a menos de que se arrepientan de sus pecados y clamen a mi. Yo soy fiel y los salvaré de sus pecados. Muchos le venden sus almas a satanás creyendo que van a vivir para siempre. Pero sufrirán una muerte horrible.

Satanás todavía cree que él puede derrocar a Dios e interrumpir sus planes, pero él ya fue derrotado en la cruz. Yo le quite las llaves a satanás y tengo todo el poder en el cielo y en la tierra.

Después que esta mujer murió, se fue derecho al infierno. Los demonios la trajeron delante de satanás, donde muy airada preguntó el porque los demonios tenían poder sobre ella, pues en la tierra ella pensó que era ella quien los controlaba a ellos. Allí ellos hicieron lo que ella les pidió. Ella también le pidió a satanás el reino que él le había prometido.

Satanás le siguió mintiendo, aún después de su muerte en la tierra. El le dijo que la resucitaría y la usaría para sus propósitos otra vez. Con engaño, ella le había conseguido muchas almas, por lo tanto, sus mentiras le parecían razonables a ella.

Pero al final, satanás se burló y la despreció. El le dijo, ‘Yo te engañe y te usé durante esos años. Yo jamás te dare mi reino.’ El diablo batió sus manos delante de la mujer, y tal parecía que toda su carne estaba siendo arrancada de sus huesos. Ella grito de dolor cuando un libro negro y grande fue traído para satanás. El lo abrió y corrió sus dedos por las páginas hasta que encontró su nombre.

“‘Oh si,’ dijo satanás, ‘tu me serviste bien en la tierra. Tu me trajiste más de 500 almas.’ El le mintió y le dijo, ‘Tu castigo no será tan malo corno el de los demás.’
Se escucharon muchas carcajadas. Satanás se puso de pies y señaló con el dedo hacia la mujer y un viento fuerte se levantó y llenó el lugar. Un sonido como de un relámpago alborotado salió de él. ‘Ja, Ja,’ dijo: ‘toma tu reino si puedes.’ Entonces una fuerza invisible la aventó contra el suelo. ‘Me vas a servir aqui también’ Satanás se reía cuando ella trataba de levantarse. La mujer gritaba de dolor porque los demonios continuaban arrancando la carne de sus huesos.

Cuando se muere en la tierra, si usted ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, su alma va al cielo. Si usted es un pecador cuando muere, va inmediatamente a un fuego ardiente. Su alma será arrastrada por demonios con cadenas inmensas por las puertas del infierno y donde será lanzado en las fosas y atormentado. Más tarde, serás tirado delante de satanás. Ud. conoce y siente todo lo que le pasa en el infierno.

Jesús me dijo que hay un lugar en el infierno llamado el “centro de placer.” Las almas asignadas a las fosas no pueden ser llevadas a ese lugar. El también me dijo que aunque los tormentos son diferentes para cada persona, todos son quemados con fuego.

El centro de placer tiene la forma del centro de un circo. Varias personas que van a servir como entretenimiento son traídas al medio del centro de placer. Estas son personas que concientemente sirvieron a satanás en la tierra. Esos son aquellos que por propia voluntad, escogieron seguir a satanás en vez de Dios. Alrededor del centro del circo están las otras almas, con excepciónn de las que están en las fosas.
Los que están en el centro del circo fueron líderes en el ocultismo antes de su muerte. Ellos fueron espiritistas, adivinadores, hechiceros, lectores de la mente, brujas y magos —todas las personas que concientemente escogieron servir a satanás.
Cuando vivían en la tierra engañaron a muchos y lograron que siguieran a satanás y pecaran. Los que fueron engañados y fueron causados a caer en pecado, vinieron y atormentaron a sus engañadores. Se le permitió torturarlos uno a uno.

En ese tipo de tormentos escondían huesos espírituales que habían sido cortados y enterrados en diferentes partes del infierno. El alma fué literalmente rasgada en pedazos y las partes esparcidas por todo el infierno era como un tipo de juego a las escondidas demoníaco. Las almas mutiladas sintieron dolores tremendos. Los espectadores les tiraban piedras a los que se encontraban en el centro.

Todo método de tortura imaginable era permitido. Las almas al ser atormentadas pedían la muerte pero ya estaban en muerte eterna. Satanás dió la orden para que todo esto se hiciera. Este es su centro de placer.

Jesús dijo, “Yo le quite la llave del infierno a satanás hace muchos años. Yo vine y abrí estas celdas y dejé salir a mi gente, pues en el tiempo del Antiguo Testamento, antes de haber dado mi vida en la cruz, el Paraíso estaba situado cerca del infierno. Estas celdas estaban en el Paraíso; pero ahora satanás las usa para sus malos propósitos y ha hecho más.

Oh lector, te arrepentirás de tu pecado antes que sea demasiado tarde? Pues todos vendrán delante de mí en el juicio. El Paraíso fue movido de su proximidad al infierno cuando yo morí y resucité otra vez por el poder de Dios, mi Padre.

Otra vez te dire, que estas celdas que son de 17 millas de alto, sirven como una prisión para aquellos que fueron obreros de satanás, aquellos envueltos con cualquier tipo de pecado que tiene que ver con los poderes de demonios, el ocultismo y La adoración a satanás.”
Jesús dijo, “Ven, te quiero enseñar algo.”
De momento estábamos cerca de media milla de alto en el aire, en el centro del vientre del infierno y en el centro del bloque de celdas de 17 millas de alto. Era semejante a estar en un pozo de agua donde ni la tapa o el fondo se veía debido a la oscuridad. Una luz amarilla comenzó a Llenar el lugar y yo me agarré de Jesús apretando su mano.
Amado Señor,” pregunté, “ Porqué estamos aqui?”
De momento vino un viento con la fuerza de un huracán y un sonido fuerte y unas olas de fuego grandes comenzaron a subir por los lados de las paredes, de las celdas, quemando todo lo que había en su camino. Las llamas entraron en cada celda y ocasionaron gritos penosos de dolor y ansiedad. Aunque Jesús y yo no fuimos tocados por las llamas, me llené de temor por dentro, cuando vi las almas de los perdidos corriendo hacia la parte de atrás de las celdas pequeñas, tratando de encontrar un lugar para esconderse.
Por nuestro lado izquierdo salió un sonido maligno. Yo miré, y era satanás parado de espaldas hacia nosotros y encendido en fuego. Pero no se quemaba sino, él fue el que causó el fuego. El se paraba envuelto en llamas, gozándose de los gritos de estas pobres almas perdidas. Cuando satanás movía sus brazos, salían de él inmensas bolas de fuego.

De las celdas salían gritos que quebrantaban el corazón, así como grandes gritos de dolor. Las almas encarceladas estaban siendo quemadas vivas por este lago de fuego más caliente, sin embargo no podían morir. Los demonios, también se unieron a las carcajadas cuando satanás iba de celda en celda torturando a los perdidos.

Jesús dijo, “Satanás se alimenta con la maldad. El se gloría en el dolor y el sufrimiento y gana poder con eso.

Yo observaba a satanás cuando una llama roja con borde color marrón creció a su alrededor y vino un viento silvestre fuerte que sopló sobre sus ropas, las que no se quemaron. Un olor a carne quemada llenaba la atmósfera y nuevamente me di cuenta que los horrores del infierno son reales. Satanás caminó entre las llamas y éstas no lo podían quemar. Aunque solamente le ví de espaldas, podía escuchar sus carcajadas malignas por todos los partes.

Yo ví cuando satanás ascendió en una nube de humo, llevando la corriente de fuego hacia la parte alta del vientre del infierno. Lo escuché cuando dió la vuelta y con una voz fuerte anunció que si todas las almas no lo adoraban, él les daría un turno en el centro de placer.

No, por favor, satanás, nosotros te adoraremos,” gritaron todos al unísono mientras se inclinaban en gesto de adoración al diablo, y mientras más le adoraban, mayor era su hambre para que lo adoraran. Los sonidos de adoración eran tan fuertes que hasta las vigas del infierno sonaban con dicho clamor.

Jesús dijo, “todos los que ocupan las celdas del infierno escucharon el verdadero evangelio cuando vivían en la tierra. Muchas veces les ofrecí mi salvación. Muchas veces mi Espíritu los atrajo, pero no me escucharon o vinieron a mi para ser salvos.”

Mientras Jesús hablaba, satanás le decia a sus súbditos, “Ja, ja, este es su reino, todo el reino que jamás podrán tener. Mi reino cubre toda la tierra y el mundo de abajo.” lo escuché gritar, “Esta es su vida por toda la eternidad.” Mientras gritos de arrepentimiento salían de las celdas ardientes.

Jesús dijo, “Mi salvación es gratis. El que quiera, que venga y será salvo de este lugar de castigo eterno. Yo no lo echaré fuera. Si has sido una bruja o un mago, aún si tienes un acuerdo escrito con el diablo, mi poder lo romperá y mi sangre derramada te salvará. Yo quitare la maldición maligna de tu vida y te salvaré del infierno. Dame tu corazón para poder quitarte las cadenas y ponerte en libertad.


Capítulo 10: El corazón del infierno

En las noches iba con Jesús al infierno. Durante el día, el infierno siempre estaba delante mio. Yo traté de contarle a otros lo que estaba viendo, pero no me creían. Me sentí muy sola y fue solamente por la gracia de Dios que pude continuar. Toda la gloria pertenece al Señor Jesucristo.

La siguiente noche Jesús y yo regresamos al infierno. Caminamos por el borde del vientre del infierno. Reconocia partes del infierno que había visto antes. La misma carne podrida, el mismo olor de maldad, el mismo aire caliente estaba por doquier. Ya estaba cansada.
Jesús conocía, mis pensamientos y dijo, “No te dejaré jamás, ni te desampararé. Yo sé que estás cansada, pero yo te fortaleceré.”
El toque de Jesús me fortaleció y seguimos adelante de pronto ví un objeto negro grande, casi del tamaño de un terreno de una cancha de baseball que parecía moverse de arriba hacia abajo. Me acordé que ya me habían dicho antes que este era el “corazón del infierno.”
De este corazón negro salía algo parecido a unos brazos largos o cuernos que salían de él y subian hacia la tierra y sobre la tierra. Yo pensé si estos eran los cuernos de los que hablaba la Biblia.
Alrededor del corazón la tierra estaba seca y de color marrón. En un radio de mas o menos 30 pies, de todas las direcciones la tierra se había quemado y secado y tenía un color marrón mohoso. El corazón era de un color negro intenso mezclado con otro color parecido al de la piel de las culebras. Cada vez que este corazón latía emanaba un olor terrible y se movía como un corazón verdadero latiendo de arriba hacia abajo y había un campo de fuerza maligna que lo rodeaba.

En forma atónita yo me preguntaba cual era el objetivo de este corazón maligno. Jesús dijo, “Estas ramas, que se parecen a las arterias de un corazón, son como carreteras que suben hasta la tierra para hechar la maldad sobre ésta. Estos son los cuernos que vio Daniel, y estos representan reinos de maldad en la tierra. Algunos ya han pasado, algunos vendrán y otros están ahora mismo. Se levantarán reinos malignos y el anticristo reinará sobre mucha gente, pueblos y cosas. Si es posible, hasta los escogidos erán engañados por él. Muchos se apartarán y adorarán la bestia y su imágen.

De estas ramas o cuernos principales crecerán otras ramas más pequeñas. De las ramas pequenas saldrán demonios, espíritus malos y todo tipo de fuerzas malignas. Estos serán soltados sobre la tierra y satanás los instruirá para hacer mucha maldad. Estos reinos y fuerzas malignas obedecerán a la Bestia y muchos lo seguirán hacia la destrucción. Es aqui, en el corazón del infierno, donde estas cosas comenzarán.”

Estas son las palabras que me habló Jesús. El me ordenó escribirlas y a ponerlas en un libro para contárselas al mundo. Estas palabras son verdaderas. Estas revelaciones me fueron dadas por el Señor Jesucristo para que todos sepan y entiendan las obras de satanás y las cosas malignas que él está preparando para el futuro. Jesús dijo, “sigueme.”

Subimos por una escalera dentro del corazón donde una puerta se abrió para nosotros. En el corazón había completa oscuridad. Escuché el sonido de llantos, y había un olor tan terrible que casi no podía respirar. Todo lo que podía ver en la oscuridad era a Jesús, y caminaba muy cerca de El.
Y entonces, de momento, Jesús desapareció! Lo increíble había sucedido. Yo estaba sola en el corazón del infierno y un horror se apoderó de mi apretando mi alma y sentí que la muerte me agobiaba.

Yo grité “Jesús dónde estás? Por favor, regresa Señor.” Clamé y llamé, pero nadie me respondió.

Oh mi Dios,” me lamenté, “Yo tengo que salir de aqui.” y comencé a correr en la oscuridad. Mientras tocaba las paredes, éstas parecían respirar, moviéndose contra mis manos. Y entonces ya no estaba sola. Escuché el sonido de carcajadas, mientras dos demonios rodeados por una luz amarilla y opaca, vinieron y agarraron mis dos manos poniendome cadenas en los brazos arrastrarme al fondo del corazón.
Yo grité llamando a Jesús pero no había respuesta. Grité y pelée con todas mis fuerzas, pero ellos me seguían arrastrando como si yo no ofreciera resistencia alguna. Mientras ingresábamos en lo profundo del corazón, yo sentí un dolor terrible cuando una fuerza rozó con mi cuerpo. Parecía como que me arrancaban la carne.
Grité de terror. Mis captores me arrastraron hasta una celda y me lanzaron hacia adentro. Cuando cerraron la puerta, grite aún más alto. Ellos se rieron sarcásticamente y dijeron, “No te ayudará el que llores. Cuando llegue tu momento, serás llevada delante de nuestro señor. El te atormentará para su placer.” 
El terrible mal olor del corazón había saturado mi cuerpo.
Porqué estoy aqui? Que está mal? Me estoy volviendo ‘loca? Déjenme salir. Déjenme salir. Les grite, pero fue como si nada.
Después de un tiempo, comencé a sentir el lado de la celda en que estaba. Era redondo y suave como algo que estaba vivo. Estaba vivo y comenzó a moverse. “Señor,” grite. “ qué está pasando? Jesús, dónde estás? Pero solamente recibí la respuesta del eco de mi voz cque regresaba.

Un gran temor —el más grande temor— se apoderó de mi alma. Por primera vez desde que Jesús me dejó, comencé a darme cuenta que estaba perdida sin ninguna esperanza. Comence a sollozar llamando a Jesús una y otra vez.

Y entonces escuché una voz en la oscuridad que decia, “No te va a hacer ningún bien clamar a Jesús. El no está aqui.”
Una luz opaca comenzó a llenar el lugar. Por primera vez, podía ver otras celdas parecidas a la mía, metida en la pared del corazón. Había una tela de araña delante de nosotros, y por dentro de cada celda fluía una sustancia pegajosa como de lodo.

En la celda siguiente la voz de una mujer me dijo, “Estás perdida en este lugar de tormento no hay salida.”

La podía ver escasamente por medio de la luz opaca. Ella estaba despierta, como lo estaba yo, pero los ocupantes de las otras celdas parecían estar dormidos o en un éxtasis.
Ella decia “No hay esperanza, no hay esperanza.” y me sobrevino una soledad intensa así como una gran desesperación. Lo que ella dijo no me ayudó y continuó diciendo “Este es el corazón del infierno, aquí somos atormentados, pero nuestro tormento no es tan terrible como el de aquellos en otras partes del infierno.”
Algunas veces,” continuó diciendo, “nos llevan delante de satanás y él nos tortura para su placer. Satanás se alimenta con nuestro dolor y se fortalece con nuestros gritos de desesperación y dolor. Nuestros pecados están siempre delante de nosotros y sabemos que somos inmundos. También sabemos que en un tiempo conocimos al Señor Jesús, pero lo rechazamos y nos apartamos de Dios. Hicimos lo que nos complacía. Antes de llegar aqui era una ramera. Robaba el dinero a los hombres y a las mujeres, y le llamaba amor a lo que hacia. Yo destruí muchos hogares. En estas celdas hay muchas lesbianas, homosexuales y adúlteros.

Yo le grite a las tinieblas, “Yo no pertenezco aqui, yo soy salva y le pertenezco a Dios. Por qué estoy aqui?Pero no había respuesta.

Entonces los demonios regresaron y abrieron las puertas de mi celda. Uno me jalaba, mientras que el otro me empujaba por un camino rústico. El toque de los demonios se sentía como una llama ardiente sobre mi carne. Me estaban hiriendo. “Oh Jesús, dónde estas tu? Por favor, Jesús, ayúdame!” grite.

Un fuego ardiente apareció delante mio, pero se paró antes de tocarme. Ahora yo sentía como que mi carne estuviera siendo arrancada de mi cuerpo. El dolor mas cruel que me pudiera imaginarme corrió sobre mi. Algo invisible rasgaba mi cuerpo, mientras que espíritus malos en formas de murciélagos me mordían por todo el cuerpo.

Querido Señor Jesús,” exclamé, “Dónde estás? Oh, por favor, déjame salir!”
Fui empujada y jalada hasta que llegue a un lugar ancho y abierto en el corazón del infierno, y fui lanzada sobre un tipo de altar sobre el suelo. Sobre dicho altar había un libro grande abierto. Escuché carcajadas malignas y me di cuenta que estaba tirada en la tierra delante de satanás.
Satanás dijo, “Al fin te tengo.” Me encorvé de horror, pero pronto me di cuenta que él no me estaba mirando a mi, sino a alguien delante mio.
Satanás dijo, “Ja, ja, al fin te pude destruir de la tierra. Déjame ver cual será tu castigo.” El abrió el libro y corrió sus dedos por las páginas. El nombre del alma fue iluminado y el castigo detallado.
Querido Señor,” yo grité, “es todo esto real?”
Yo era la próxima, y los demonios me empujaron sobre una plataforma y me obligaron a inclinarme delante de satanás.

Otra vez las mismas carcajadas malignas salían de él. “He esperado por ti mucho tiempo, y al fin te tengo,” me dijo con un placer malicioso. “Tú trataste de escapar de mi, pero al fin te tengo.”

Un temor que yo jamás había experimentado antes se apoderó sobre mi. Otra vez desgarraban mi carne y mi cuerpo fue envuelto por una cadena grande. Yo me miraba mientras me la ponían.
Me parecía a los demás y me veía como un esqueleto lleno de huesos muertos. y gusanos se arrastraban dentro de mi, al mismo tiempo un fuego que salió desde mis pies me cubría de llamas.

Yo grité otra vez, “Oh Señor Jesús, qué ha sucedido? Jesús, dónde estás?”

Satanás se rió y rió. El dijo, “Aquí no está Jesús, yo soy tu rey ahora. Vas a estar conmigo para siempre, tu eres mía ahora.”
Me sentí desgarrada con las emociones mas terribles que había sentido hasta ahora. No podía sentir a Dios ni amor amor, paz, o afecto. Pero podía sentir lo peor de los sentidos: temor, odio, dolores agudos y aún peor, la tristeza.
Clamé al Señor Jesús para que me salvara , pero no había respuesta.

Satanás dijo, “Yo soy tu señor ahora,” y levantó sus brazos para llamar a un demonio a su lado. Enseguida, un espíritu feo y malo vino a la plataforma donde estaba parada y me agarró. El tenía un cuerpo grande con una cara como de un murciélago, en vez de manos tenía garras y un olor maligno salía de él.

Señor satanás, que hago con ella?” pregunto el espíritu malo, cuando otro demonio que tenía cabellos sobre todo su cuerpo y una cara como un jabalí salvaje, también me agarro. “Llévenla a la parte más profunda del corazón, —Un lugar donde los horrores estarán siempre delante de ella. Allí ella aprenderá a llamarme señor.”
Me arrastraron a un lugar muy, muy oscuro y me lanzaron sobre algo frio y mojado. Oh, como puede uno sentir frio y caliente al mismo tiempo? Yo no sabía, pero el fuego quemaba mi cuerpo y los gusanos se arrastraban sobre y por dentro de mi, los ayes de los muertos llenaban el espacio.
Oh Señor Jesús,” grité con desesperación, “ qué estoy haciendo aquí?” Amado Dios, déjame morir.
De pronto una luz alumbró el lugar donde yo estaba sentada. Jesús apareció y me tomó en sus brazos e instantáneamente estuve de regreso en mi hogar.
Querido Señor Jesús, dónde estabas?” Yo exclamé, mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Jesús me habló con ternura y me dijo: “Mi hija, el infierno es real. Pero tu no lo ibas a saber con seguridad hasta que lo experimentaras por ti misma. Ahora sabes la verdad y como se siente estar perdido en el infierno. Ahora tu le puedes hablar a otros del infierno. Yo tenía que dejarte pasar por el infierno para que supieras de él sin duda ninguna.”

Yo estaba muy triste y cansada. Me desmayé en las manos de Jesús. Y aunque El me restauró por completo —yo me quería ir lejos, muy lejos— de Jesús de mi familia y de todo el mundo.

Durante los días siguientes en mi hogar estuve muy enferma. Mi alma estaba muy triste y los horrores del infierno estaban siempre delante mio y pasaron muchos días antes de recuperarme por completo.

  Capítulo 11: Las tinieblas de afuera

Noche tras noche Jesús y yo regresamos al infierno para que yo pudiera testificar de estas verdades tan terribles. Cada vez que pasábamos por el corazón del infierno yo caminaba muy cerca de Jesús. Un enorme temor se apoderaba de mi corazón cada vez que me acordaba de lo que me había sucedido allí. Yo sabía que tenía que salir hacia adelante para salvar almas. Pero fue solamente por la misericordia de Dios que pude regresar.

Nos paramos delante de un grupo de demonios que estaban cantando, rezando y alabando al diablo. Parecía que se estaban gozando inmensamente. Jesús dijo, “Yo te dejaré escuchar lo que están diciendo.” “Iremos a esta casa hoy y atormentaremos a los que están en ella. Recibiremos más poder del señor satanás si lo hacemos bien,” dijeron ellos. “Oh si, causaremos mucho dolor, enfermedades y muchas pruebas a todos.”

Comenzaron a bailar y a cantar canciones malignas de adoración a satanás, gloriandose en la maldad.

Un demonio dijo, “tenemos que velar cuidadosamente a aquellos que creen en Jesús, pues nos pueden hechar afuera.” “Si,” dijo otro, “al oir el nombre de Jesús tenemos que huir “, entonces el último espíritu malo dijo:” nosotros no vamos donde los que conocen a Jesús y el poder de su nombre.”

Jesús dijo, “Mis angeles protegen a mi pueblo de estos malos espíritus y su trabajo no prospera. Yo también protejo a muchos que no son salvos, aunque ellos no lo saben. Yo tengo muchos angeles empleados para impedir los planes malvados de satanás.”

Jesús dijo, “Hay muchos demonios en los aires y en la tierra. Yo te he permitido ver algunos de esos demonios pero a otros no. Por eso es que la verdad del evangelio tiene que ser predicada a todos. la verdad hará a los hombres libres y los protegera de la maldad. En mi nombre hay liberación y libertad. Yo tengo todo poder en el cielo y en la tierra. No le temas a satanas; teme a Dios.

Según caminábamos en el infierno, Jesús y yo encontramos a un hombre grande y que estaba envuelto en oscuridad y tenía la apariencia de un ángel y sostenía algo en su mano izquierda.

Jesús dijo, “Este lugar se llama las tinieblas de afuera.”
Escuché llanto y crujir de dientes. En ningún otro lugar había visto tanta desesperación como la que sentí en ese lugar. El angel parado delante de nosotros no tenía alas, era como de 30 pies de alto y sabía exactamente lo que estaba haciendo. En su mano izquierda tenía un disco grande con el cual se estaba volteando lentamente, levantándolo como que se estaba preparando para lanzarlo.
En el centro del disco había fuego y los bordes eran negros. El angel tenía su mano debajo del disco y retrocedió para conseguir mas impulso. Yo me preguntaba quién sería ese angel gigante y que es lo que estaba por hacer.
Jesús me leyó el pensamiento y dijo otra vez, “Esto es las tinieblas de afuera.” Acuérdate que mi Palabra dice: “Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; alli será el lloro y el crujir de dientes.”
Señor,” yo dije, quieres decir que tus hijos estan aqui?Si,” dijo Jesús, “sirvientes que se apartaron después que los llamé. Siervos que amaron mas al mundo que a mí y se apartaron para resbalarse en el lodo del pecado. Sirvientes que no soportaban la verdad y la santidad. Es mejor no haber comenzado, que apartarse despues de haber comenzado a servirme.”

Jesús dijo, “Créeme, si usted peca tiene un abogado con el Padre. Si te arrepientes de tus pecados, yo seré fiel en limpiarte de toda maldad. Pero si no te arrepientes, yo vendré en una hora que no crees, y seras cortado con los incrédulos y echado a las tinieblas de afuera.”

Obseré al ángel moreno mientras lanzaba el disco grande muy lejos, adentro de la oscuridad. “Mi Palabra significa lo que dice, ‘serán echados en las tinieblas de afuera’.” Y entonces, inmediatamente, Jesús y yo estabamos en el aire siguiendo el disco por el espacio. Llegamos a la parte exterior del disco y nos paramos a mirar adentro.

Había un fuego en el centro del disco, y gente salía y entraba, sobre y debajo de las olas de fuego. No habían demonios o malos espíritus en este lugar, solamente almas quemándose en un mar de fuego.

Fuera del disco se hallaba la oscuridad más negra y solamente la luz de las llamas dentro del disco iluminaba el aire de la noche. En La luz ví gente tratando de nadar hacia los bordes del disco. Algunos de ellos casi agarraban los lados cuando una fuerza aspiradora dentro del disco los jalaba otra vez hacia las llamas. Yo miraba mientras sus formas se tornaban en esqueleto con almas de un gris sucio. Entonces pude saber que era otra parte del infierno. Después ví, como en una visión, ángeles abriendo sellos. Naciones y reinos parecían estar cerradas debajo de ellos. Cuando los angeles rompieron los sellos, hombres y mujeres, muchachos y muchachas marchaban directo a las llamas.

Yo miraba horrorizada, pensando si conocia algunos de los sirvientes caídos del Señor que marchaban hacia adelante. Yo no podía mover mi cabeza para dejar de mirar las almas marchando dentro del fuego sin que nadie tratara de pararlos.

Yo exclamé, “Señor por favor, páralos antes que alcancen el fuego.” Pero Jesús dijo, “El que tiene oido que escuche. El que tenga ojos que vea. Mi hija, proclama en contra del pecado y la maldad. Dile a mis siervos que sean fieles y que clamen en el nombre del Señor. Te estoy llevando por este lugar tan terrible, para que les puedas contar cómo es el infierno.”
Jesús continuó: “Algunos no te van a creer. Algunos van a decir que Dios es muy bueno para enviar a hombres y mujeres al infierno. Pero diles que mi Palabra es verdadera. Diles que los temerosos y los incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego.”

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