domingo, 22 de agosto de 2021

PLATERO Y YO XVI - XVII

 PLATERO Y YO

POR  JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

BY  GERTRUDE M. WALSH

NORTH HIGH SCHOOL. COLUMBUS, OHIO

FEDERICO DE ONÍS

ILLUSTRATED BY  MAUD AND MISKA PETERSHAM

D. C. HEATH & CO., PUBLISHERS  BOSTON NEW YORK CHICAGO

Copyright, 1922  By D. C. Heath & Co.

 XVI

LA COZ

íbamos al cortijo de Montemayor, al herradero de  los novillos. El patio empedrado, sombrío bajo el  inmenso y ardiente cielo azul de la tardecita, vibraba sonoro del relinchar de los caballos pujantes,   del reír fresco de las mujeres, de los afilados ladridos  inquietos de los perros. Platero en un rincón se  impacientaba.

— Pero, hombre — le dije — , si tú no puedes venir con nosotros; si eres muy chico . . .

Platero Se ponía tan loco, que le pedí al Tonto que se su-  biera en él y lo llevara con nosotros.

. . . Por el campo claro, ¡ qué alegre cabalgar !

Estaban las marismas risueñas ceñidas de oro, con  el sol en sus espejos rotos, que doblaban los molinos  cerrados. Entre el redondo trote duro de los caballos,  Platero alzaba su raudo trotecillo agudo, que necesitaba  mutiplicar insistentemente para no quedarse  solo en el camino. De pronto, sonó como un tiro de

pistola. Platero le había rozado la grupa a un fino  potro tordo con su boca, y el potro le había respondido  con una rápida coz. Nadie hizo caso, pero yo le vi  a Platero una mano corrida de sangre. Eché pié a  tierra y, con una espina y una crin, le prendí la vena  rota. Luego le dije al Tonto que se lo llevara a casa.

Se fueron los dos, lentos y tristes, por el arroyo  seco que baja del pueblo, volviendo la cabeza al  brillante huir de nuestro tropel . . .

Cuando, de vuelta del cortijo, fui a ver a Platero,  me lo encontré mustio y doloroso.

— ¿ Ves — le suspiré — que tú no puedes ir a  ninguna parte con los hombres ?

 XVII

ESCALOFRÍO

La luna viene con nosotros, grande, redonda,  pura. En los prados soñolientos se ven, vagamente,  no sé qué cabras negras, entre las zarzamoras . . .

Alguien se esconde, tácito, a nuestro pasar . . . Sobre  el vallado, un almendro inmenso, niveo de flor y de  luna, revuelta la copa con una nube blanca, cobija el  camino asaeteado de estrellas de marzo . . . Un  olor penetrante a naranjas . . . humedad y silencio . . .

La cañada de las brujas . . .

— ¡ Platero, qué . . . frío !

Platero, no sé si con su miedo o con el mío, trota,  entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos.

Es como si un enjambre de claras rosas de cristal se  enredara, queriendo retenerlo, a su trote . . .

Y trota Platero, cuesta arriba, encogida la grupa


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