PLATERO Y YO
POR
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
BY
GERTRUDE M. WALSH
NORTH HIGH SCHOOL. COLUMBUS, OHIO
FEDERICO DE ONÍS
ILLUSTRATED BY
MAUD AND MISKA PETERSHAM
D. C. HEATH & CO., PUBLISHERS
BOSTON NEW YORK CHICAGO
Copyright, 1922
By D. C. Heath & Co.
IX
LAS TRES VIEJAS
Súbete aquí en el vallado, Platero. Anda, vamos a dejar que pasen esas pobres viejas . . .
Deben venir de la playa o de lo montes. Mira.
Una es ciega y las otras dos la traen por los br zos. Vendrán a
ver a don Luis, el médico, o al hospital. Mira
qué despacito andan, qué cuido,
qué mesura ponen las dos que ven en su acción. Parece que las tres
temen a la misma muerte. ¿Ves cómo adelantan las
manos cual para detener el aire mismo, apartando
peligros imaginarios, con mimo absurdo, hasta las
más leves ramitas en flor, Platero
Que te caes, hombre . . . Oye qué lamentables
palabras van diciendo. Son gitanas. Mira sus
trajes pintorescos, de lunares y volantes. ¿Ves?
Van a cuerpo, no caída, a pesar de la edad, su es-beltez. Renegridas, sudorosas, sucias,
perdidas en el polvo con sol del mediodía, aún una flaca hermo- sura recia las acompaña,
como un recuerdo seco y duro . . .
Míralas a las tres, Platero. ¡ Con qué confianza
llevan la vejez a la vida, penetradas por la primavera
esta que hace florecer de amarillo el cardo en la
vibrante dulzura de su hervoroso sol !
X
LA CARRETILLA
En el arroyo grande, que la lluvia había dilatado
hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja
carretilla, toda perdida bajo su carga de hierba y de
naranjas. Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una
rueda, queriendo ayudar al borriquillo, más pequeño
¡ ay ! y más flaco que Platero.
Y el borriquillo se destrozaba contra el viento,
intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta,
al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su
esfuerzo, como el de los niños valientes, como el vuelo
de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un
desmayo, entre las flores.
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