Jueves, 23 de junio de 2016
JUAN PATTON MISIONERO A LOS ANTROPOFAGOS Pags- 58.59-60
JUAN PATTON
MISIONERO A A LOS ANTROPOFAGOS
1824-1907
BIOGRAFIAS DE GRANDES CRISTIANOS
Orlando Boyer
Tomo 2
Luego, cuando
Paton había pasado tres años en Tana, una pareja de
misioneros que vivía en la isla vecina, Erromanga, fue martirizada bárbaramente a hachazos, en pleno día.
Cuando se cumplieron cuatro años de estar viviendo en Tana, el odio de los indígenas de esa isla llegó al máximo.
Diversas tribus acordaron matar al "indefenso" misionero y
acabar de esa manera con la religión del Dios de amor en toda la isla. Sin
embargo, como él mismo se declaraba inmortal hasta
acabar su obra en la tierra, eludía, en pleno campo, los innúmeros lanzazos,
hachazos y porrazos que le dirigían los indígenas, y así, logró
escapar a la isla de Aneitium. Entonces decidió ocuparse en la obra de
traducción del resto de los Evangelios a la lengua taniana, mientras esperaba
la oportunidad de volver a Tana. Con todo, se sintió dirigido a aceptar un
llamado para ir a Australia. En el transcurso de unos meses, animó a las
iglesias a que compraran una embarcación de vela para el servicio de los
misioneros. También las instó a que contribuyesen liberalmente y que enviasen
más misioneros para evangelizar todas las islas.
Acerca de su viaje a Escocia, después de haber pasado algunos años en las
Nuevas Hébridas, él escribió: "Fui en tren a Dunfries, y allí encontré
transporte para ir a mi querido hogar paterno donde fui acogido con muchas
lágrimas. Solamente habían transcurrido cinco cortísimos años desde que yo
había salido de ese santuario con mi joven esposa, y ahora, ¡ay de mí! madre e hijo yacían en su tumba en Tana, abrazados, hasta el
día de la resurrección... No fue con menos gozo, a pesar de
sentirme angustiado, que, pocos días después me encontré con los padres de mi
querida y desaparecida esposa."
Antes de partir de Escocia en su nuevo viaje, Paton se casó con la hermana de
otro misionero. Llamada por Dios a trabajar entre los naturales de las Nuevas
Hébridas, sumergidos en las tinieblas, ella sirvió como fiel compañera de su
marido por muchos años.
"Lo último que hice en Escocia fue arrodillarme en el hogar paterno,
durante el culto doméstico, mientras mi venerado
padre, como sacerdote de cabellos blancos nos encomendaba, una vez más, 'a los
cuidados y protección de Dios, Señor de las familias de Israel.' Yo
sabía por cierto, cuando nos levantamos después de la oración y nos despedimos
unos de otros, que no nos encontraríamos más
con ellos antes del día de la resurrección. No obstante, mi
padre y mi querida madre nos ofrecieron de nuevo al Señor con corazones
alegres, para su servicio entre los salvajes.
De regreso a las islas, Paton fue constreñido por el voto de todos los misioneros a no volver a Tana, sino a iniciar la obra en la vecina isla de Aniwa. De esa manera, tuvo que aprender otra lengua y comenzar todo de nuevo. ¡Al preparar el terreno para la construcción de la casa, Paton llegó a juntar dos cestas de huesos humanos, provenientes de víctimas devoradas por los habitantes de la isla!
"Cuando esas pobres criaturas comenzaban a usar un pedacito de tela, o un faldón, era señal exterior de una transformación, a pesar de estar muy lejos de la civilización. Y cuando comenzaban a mirar hacia arriba a orar a Aquel a quien llamaban Padre, nuestro Padre', mi corazón se derretía en lágrimas de gozo; y sé por cierto que había un Corazón divino en los cielos que estaba regocijándose también."
Con todo, igual que en Tana, Paton se consideraba inmortal hasta que completase la obra que le había sido designada por Dios. Innúmeras fueron las veces que evitó la muerte agarrando el arma levantada contra él por los salvajes para matarlo.
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