lunes, 26 de abril de 2021

"UN AMIGO QUE RECORDARE SIEMPRE"--NOBLE PERRO

sábado, 31 de octubre de 2015

CONMOVEDORA HISTORIA DE UN PERRO FIEL HASTA LA MUERTE

"UN AMIGO QUE RECORDARE SIEMPRE"--Bobby noble perro

"A su hermano el hombre olvida, 

pero lo acompaña un perro.»

       Un Amigo 

que Recordaré Siempre

     Por Albert Payson Terhune

          Enero de 1942

DIECISIETE AÑOS hace que murió, y aún me parece verlo. Hablo de Bobby, aquel perro de pastor escocés, hijo de mi famoso Bruce. Cinco meses tenía solamente cuando, después de haberlos observado muy bien a él y a sus siete hermanos, elegí a ese cacho-rro de pelaje blanco y castaño rojizo para que fuese mi perro de ayuda y mi compañero y mi amigo. Prometía ser, como en efecto lo fué, de buena estatura y mejor estampa. De lo acertado de mi elección por lo que respecta a su inteligencia y otras cualidades, es prueba sobrada que aun ahora, al cabo de tanto tiempo de haberlo perdido, ocupe Bobby en mis recuerdos un puesto que no alcanzaron a merecer muchas personas.
Desde el principio dió señales de poseer el mejor cerebro que, hasta donde llega a saberlo mi ya larga experiencia, se haya albergado nunca en un cráneo canino. Le encantaba, en realidad puede decirse que le enorgullecía, demostrar sus habilidades. Siendo cachorro, le enseñé a subir las escaleras que iban de la planta baja al segundo piso. Tan notable proeza debió de parecerle haberlo aprendido, que durante varias semanas estuvo haciéndolo varias veces al día, sobre todo si llegaban visitas en presencia de las cuales pudiera lucirse. Otro tanto ocurrió con cada nueva cosa que fué aprendiendo.
Lo primero que veía por la mañana al abrir los ojos era a Bobby. Sentado en frente de mi cama, estábase quietecito,mudo, aguardando pacientemente el momento en que yo despertara. ¡Y qué alegría la suya al verme despierto! Por unos dos minutos, brincaba como loco, batía la cola, alborotaba a más y mejor.
Luego, pasada esa explosión de contento, guardaba silencio; y silencioso seguía de allí en adelante, a tal extremo, que nadie hubiera dicho que había perro en la casa.
En cierta ocasión me siguió hasta una habitación del último piso en la cual entraba yo sólo muy de cuando en cuando. Señalándole una de las cuatro sillas que teníamos allí, le mandé que se subiera a ella. Así lo hizo inmediatamente. No menos de dos años pasaron antes que volviera por allí en compañía de Bobby. Deteniéndome en la puerta, le dije, sin hacer seña alguna: «¡A tu silla!» Por breves instantes quedóse perplejo, recorriendo con la mirada las cuatro sillas. En seguida, seguro ya de lo que hacía, fué a subirse de un salto a la misma silla donde había estado la primera vez.
Bastó que me acompañara a dar un paseo por la carretera para que, sin necesidad de que lo llamase, viniera corriendo a mi lado en cuanto asomaba un automóvil, y no se apartara de mí hasta que el coche, y con él el peligro,estuvieran lejos.
Con todo, cuando tenía diez meses, un automóvil que cruzaba a toda velocidad frente a nuestra casa le dió un revolcón, del cual salió con dos fracturas en una de las patas delanteras. Saltando en las tres que le quedaron sanas, corrió hacia mí, con la serena confianza del que está seguro que su amo sabe y puede remediarlo todo. Después de haberla tenido enyesada por varias semanas, la pata le quedó como si nada hubiera sucedido. Pero, quién sabe por qué, no había forma de lograr que la apoyara en el suelo.
El caso era fastidioso, pues faltando solamente dos días para el concurso en que debía exhibir a Bobby por primera vez, presentarme allí con él cojeando equivalía a que me lo excluyeran desde luego.
No habiendo tiempo que perder, decidí valerme de un ardid, que consistió en vendarle fuertemente la mano izquierda, por ver si de este modo lo decidía a utilizar la que ya estaba sana. Al hallarse así, trató en un principio de andar sosteniéndose únicamente en las de atrás, a estilo de canguro. Al rato, empero, cámbió de parecer. Y como puesto a valerse de las patas delanteras optara por apoyar en el suelo la que se hallaba libre de vendas, vino entonces a caer en la cuenta de que podía usarla sin la menor dificultad. Andando muy gallardamente en todas cuatro llegó al concurso de donde salió con dos cintas y una copa.
En punto a olfato, mi perro competía con cualquier sabueso. Muchas fueron las veces que husmeó certeramente mis pasos, lo mismo en un camino que en calles muy transitadas. Sólo en una ocasión no pudo dar conmigo, y fué cierto día en que salió de casa cuando yo estaba' ya casi de vuelta de mi paseo vespertino. Así y todo, se me presentó como a los dos minutos de haber yo regresado, y lo hizo trayéndome la cartera que se me había caído del bolsillo durante el paseo.
A poco de esto me dió por enseñarle a traer los periódicos que el repartidor dejaba por las mañanas en la puerta del. jardín, distante unos doscientos metros de la de la casa. ¡Mala ocurrencia fué aquella mía! Porque, aprendida la lección, Bobby no se conformó con traerme mis periódicos. Nada menos que veintitrés hallé a la mañana siguiente; los mismos que él había ido recogiendo conforme los iba dejando el repartidor en las quintas de dos kilómetros a la redonda. Hecho el daño por el perro, no le quedó al amo otro remedio que repararlo. Y ahí fué el pasarme mi buena hora alisando lo mejor que supe esos periódicos, clasificándolos y yendo en seguida a devolvérselos a sus dueños, a la mayoría de los cuales no les había hecho maldita la gracia la travesura de Bobby.
Pero él era así, ¡pobrecillo! ¿Qué había uno de hacerle? Ni ¿cómo enojarse con él cuando su deseo de complacer al amo lo llevaba demasiado lejos? Así sucedió cuando, por haberle celebrado mi mujer que le hubiese traído un pañuelo, por cierto muy fino, que encontró en la carretera, dió en presentársenos con todo cuanto hallaba tirado por ahí. De este modo, y hasta que yo le puse tatequieto, lo vimos ir llegando sucesivamente con, un manubrio viejo de automóvil; un paraguas cuyo puño había sido empuñadura de sable chino; un pollo que, por el olor, proclamaba a la legua estar más para enterrarlo que para la olla; una rata a la cual dejaron las ruedas de un camión convertida en oblea, y algunas otras «cosillas» más.
Una de las manías de Bobby era auxiliar a su amo viniese o no a cuento. La primera vez que me vió echarme a nadar, lanzóse en pos de mí, me agarró lo mejor que pudo, y empezó a llevarme hacia la orilla. Temeroso de que, si lo rechazaba, entendiese que no hay que salvar a una persona que se esté ahogando, me resigné a dejarme remolcar en aquella forma, bastante incómoda, y hasta dolorosa. Pero, esosí, desde entonces, tuve buen cuidado de encerrarlo en casa siempre que salía con intenciones de ir a nadar.
Había en el cariño de ese perrazo algo que rayaba en intuición. A las horas de comida, permanecía tendido en su sitio, sin quitarme los ojos de encima. Todo era, sin embargo, que, al tener amigos a mi mesa, se me ocurriese beber unas copas, para que, a la segunda o tercera, se levantara Bobby y tomara la puerta. No poco era lo que esto les daba que reír a quienes estaban al tanto del porqué de ello. Y no se crea, valga la aclaración, que el perro procediera así porque el vino hubiese empezado a subírseme a la cabeza. Lo que tal vez sucedía era que Bobby, con percepción más sutil que la de los seres humanos, echaba de ver que el alcohol había comenzado a producir en mí cierto cambio que ninguno de los allí presentes, ni yo mismo, alcanzábamos a advertir. Al decirle: «¡Bobby! ¡aquí!», volvía al momento al comedor, se me acercaba, gachas las orejas, con la cola entre las piernas, como avergonzado. Pero, en cuanto creía que no lo estaba observando, íbase de nuevo; y no aparecía más, a menos que lo llamara, y aun
así, para escaparse apenas hallaba ocasión.
Bobby enloqueció poco antes de cumplir los ocho años. Un veterinario dijo que tenía meningitis. Otro declaró que estaba rabioso y había que matarlo cuanto antes. No hice tal. Dos días con sus noches permanecí con él en mi despacho, tratando de aliviarlo. Aun en lo más fuerte de sus accesos, se mostraba, dócil y obediente, como siempre lo había sido conmigo. Qué hubiera hecho él si llega a presentarse allí otra persona, es cosa que no,sé. Aquellas cuarenta y ocho horas fueron realmente un suplicio. Pero, antes de resignarme a perder al que tan leal y cariñoso sabía ser conmigo, debía agotar cuantos medios estuvieran a mi alcance para salvarlo.
Remedios, cuidados, todo fué inútil. Al volver de su último acceso, ya moribundo, aun halló fuerzas para levantarse del rincón donde estaba echado y venir, tambaleándose, hasta mí. Apoyó el hocico en mi mano. Luego, lo mismo que lo había hecho tantas veces, se tendió a mi lado, con la cabeza sobre mis pies. Así murió. ¡Pobre Bobby! Corazón sencillo y leal; ser en el que había a un mismo tiempo algo de sublime y de cómico; amigo y compañero incomparable... Lo recordaré siempre; se fué, pero sigue viviendo en mis recuerdos, como si no hiciera ya años que dejó de existir.

  jueves, 19 de noviembre de 2015

 viernes, 8 de abril de 2016

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE Perro ovejero 1948

viernes, 8 de abril de 2016

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE perro de muestra salva de huracán

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
Recopilado por Alan Devoe
1,948
Donde haya perros se contarán siempre casos divertidos, o conmovedores, o tan llenos de misteriosa emoción como la mirada misma del perro. Los verídicos relatos que van a continuación se han elegido entre los enviados recientemente a esta Revista por sus lectores.
AQUELLA TARDE, a eso de las dos, se me ocurrió irme a pescar lenguados en la bahía de Great Egg. Alisté la lancha, vio el patrón que no faltara el combustible necesario, y estuvimos listos a hacernos a la mar. Llamé entonces a Redsy, mi perro de muestra. Desde cachorrilo nunca deja de acudir pronta y gozosamente apenas oía ese silbido.
Esta vez, sin embargo, se agazapó en el muelle, ladrando a más y mejor. De nada Sirvió llamarlo. Ni halagos ni amenazas lo decidían a embarcarse. Seguía ladrando sin moverse de donde estaba.
Acabó por impresionarme esa terquedad. El patrón me aseguró que el tiempo no daba nada que recelar; pero Redsy protestaba con más y más empeño contra la proyectada excursión. Al fin me decidí: le dije al patrón que volviese a amarrar la lancha, pues había resuelto desistir de la pesca. Supongo que el hombre creería que estaba chiflado. No disté yo mismo de creer que era así. Hacía un día espléndido:limpio el cielo de nubes; rizada apenas la superficie del mar por leve brisa. En la bahía unas 50 embarcaciones navegaban plácidamente hacia los bancos de lenguados.
Algunas de esas embarcaciones no volvieron nunca. A las pocas horas la mansa brisa se convertía en furioso viento y éste en temporal deshecho. La Isla de Absecon quedó sepultada bajo 30 centímetros de agua. De lo que Redsy me salvó al presentirlo con seguro instinto y obstinarse en que no saliésemos a la mar, fue nada menos que del huracán de 1938
WilliaM Harry Montgomery, Poughkeepsie, Nueva York
esta historia real podría indicarnos que sí?

iernes, 8 de abril de 2016

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE Perro ovejero 1948

 
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
Recopilado por Alan Devoe
1,948
Donde haya perros se contarán siempre casos divertidos, o conmovedores, o tan llenos de misteriosa emoción como la mirada misma del perro. Los verídicos relatos que van a continuación se han elegido entre los enviados recientemente a esta Revista por sus lectores.
 UNA NOCHE en que nevaba copiosamente mi perro de aguas enano se escabulló de casa. Mal le fue en esa aventura, impropia de sus 12 años de edad, pues tuvo un percance del que salió gravemente herido. Probable parece que lo atropellara un quitanieves. En todo caso, quedó tendido en la nieve amontonada al borde de la carretera.
Allí hubiera perecido sin duda a no ser por el desconocido perro ovejero alemán que le salvó la vida.
El chofer que trajo al herido me contó la historia. Pasaba el hombre a eso de las dos y media de la madrugada frente a casa. De súbito, en el tramo de carretera que iluminaban los reflectores del taxi al rasgar la espesa cortina de la nevada, erguido e inmóvil apareció el perro ovejero. Trató el chofer de ahuyentarlo haciendo sonar estrepitosamente la sirena. Como esto no valiese para apartarlo del sitio en que permanecía tercamente clavado, detuvo el taxi. Acercose entonces el perro a la portezuela, aulló unos instantes y trotó luego hacia uno de los lados de la carretera. El chofer echó pie a tierra y se dirigió allá, cayendo y levantando entre la borrasca de nieve. Al verlo acercarse al sitio donde montaba guardia al pie del herido, el perro ovejero batió alegremente la cola.
He tratado inútilmente de dar con ese perro al cual debe la vida el mío. Me encantaría estrecharle la mano.
Eldon Bisbee, Nueva York, N.y

 viernes, 15 de abril de 2016 BOBBY, UN PERRO AMIGO

 BOBBY, MI QUERIDO Y RECORDADO AMIGO
Por un huehueteco apasionado por la historia- El autor del blog-
Tenía yo 17 años de edad, cuando él llegó a nuestra familia.. A mi hermano le  regalaron un cachorro mezcla de collie con pastor alemán. Desde el principio cautivó mi corazón. era cariñoso, juguetón, levantaba al aire su frondosa cola.  Le nombramos  Bobby en recuerdo de un perro antiguo que teníamos. De noche a la luz de las bombillas eléctricas,, de sus ojos salían destellos luminosos rojizos.
 Generalmente Bobby se mantenía encerrado en casa, muy pocas veces salía a la calle, salvo  cuado mi madre salía a una panaderia cercana a comprar el pan, entonces Bobby la  acompañaba y  la seguía curioseando y saltando por aquí y por allá.
   Pasaron los  años, trabajaba de maestro en un lugar muy lejano, yo llegaba a casa cada mes. No recuerdo exactamente si  yo tenía 21,  22 o 23 años. Al regresar a mi casa , mi finada madre con tristeza  me preguntó , palabras menos, palabras más.
__¿Notaste ya, quién no  salió a recibirte?__
Luego me contó que  en anteriores días habían envenenado a Bobby. y una vecina le avisó que el perro estaba muerto a la vuelta de la casa en un terreno en aquellos años sin construcción. Siendo mi madre una mujer con un corazón muy sensible, le afectaba la ausencia del noble perro.
   Hoy mismo en horas de la mañana  recordaba a Bobby, y sentía que la ira se apoderaba  de mi corazón, solamente de pensar que hay personas que viven alrededor nuestro y que la maldad, la envidia y la amrgura corroen su corazón. No soportan el ver que sus vecinos obtengan un pequeño triunfo o algo parecido, que en lugar de alegrarse, sienten como ya he dicho amargura, odio y rencor, por ello buscan una manera mezquina y ruin de herir a los que son causa de su antipatía. .
COMO LA IRA, LA AMARGURA, EL RENCOR Y EL ODIO SON POCIMAS SATÁNICAS QUE DE NINGUNA MANERA PUEDO DARLES CABIDA EN MI CORAZÓN,  llevé  mi mano al corazón y dijé dentro de mí: __ !Señor Jesucristo, Espíritu Santo, no quiero albergar  ni una pizca de rencor, odio, amargura, resentimiento, quita ese dolor de mi alma, Sana mi corazón, perdono (una vez más) a quien de forma cruel pueda haberle dado veneno a Bobby. ...
Si existiese un paraiso para perros, se que Bobby sería feliz de estar en el. Jugando y saltando como lo hacía...y yo correría a encontrarme con él y lo abrazaría, con un fuerte abrazo como no pude despedirme de nuestro noble y fiel amigo Bobby. Toda la Biblia es Palabra de Dios, PERO EL SEÑOR NOS TIENE RESERVADAS TREMENDAS SORPRESAS Y EL AQUILATA EL CORAZÓN DE CADA PERSONA y enjugará toda lágrima , y  cada vez me convenzo que El Eterno nos dará conforme al deseo de nuestro corazón, ( en esta fecha 30 Nov 2020 Lun- en adelante, escribiré mi petición formal y firmada a mi Dios Eterno y en la eternidad vere el resultado favorable, allá nos veremos)  por ejemplo yo puedo pedirle en la eternidad un planeta similar a la tierra con verdes pastos, azules montañas, rios de agua cristalina que se precipiten a traves de  hermosas cataratas, aves volando en el cielo y todos los perros nobles que siempre han amado a los humanos- aquí  pregunto a los creyentes verdaderos en Cristo, aquellos que haan llegado a entender la dulzura, amor  y misericordia de el Padre Eterno.
¿Habrá algo imposible para Dios?
En la Eternidad siendo ya salvos por trillones y cuatrillones de años luz, EN SU PRESENCIA si yo le pidiese un planeta donde exista una llanura y pueda yo correr y gozarme jugando con muchos perros cerca de esas magnificas cascadas ,(Creo que ya existe, pues antes que el pensamiento esté en nosotros y la palabra en nuestra boca  el hace provisión de todo) quizás todos los que han existido, entre ellos mi amigo Boby,y lo abrazaría, con un fuerte abrazo como no pude despedirme de nuestro noble y fiel amigo Bobby. que impediria que el Señor me regalara lo que yo le pidiera.

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo

 domingo, 6 de marzo de 2016

UN PERRO GIME POR SU AGUA-- Aprendo de él-

Como el ciervo brama  por las corrientes de las aguas,
    Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; Salmo 42
 Por un huehueteco apasionado por la historia- El autor del blog-
Hoy Domingo a las 12 del medio día, pasé cerca de un vendedor de granizadas cerca del parque central de Huehuetenango. Esperando la señal del semáforo para pasar la calle, un perro que cojeaba de sus cuartos traseros de forma  lastimera, posiblemente a causa de algún accidente callejero, llegó donde  el  vendedor y empezó a gemir de modo conmovedor. Le pregunté al vendedor si era su perro y contestó que no. El perro movía la cola y seguía gimiendo, llorando...Parecía que esta solicitando algo en su lenguaje canino. Yo dije en voz alta: ¿Tendrá hambre¿. quisé comprar un pan , pero no había una tienda cerca. a la vuelta de la esquina vendían tortillas, compré algunas y y regresé donde  el perro y  le extendí una tortilla. la tomó con su boca pero no la comío. siguió gimiendo muy fuerte delante del vendedor.  Luego el vendedor de granizadas dijo:
__Quiere un poco de hielo__
 Le colocó un  poco de hielo molido en la acera y el perro la lamió o masticó avidamente.
Caminé con tristeza recordando los cuartos traseros de ese perro, como caminaba de forma torcida y sintiendo dolor por el sufrimiento de los animales, especialmente por ese mejor amigo del hombre, de la irresponsabilidad de las personas de tener mascotas que luego abandonan a su suerte en las calles.
  La Biblia de las Américas
No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR como las aguas cubren el mar.
 Reina Valera 1909
Porque sabemos que
todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora.Romanos 8.22
 La gloria futura
21de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. 22Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. 23Y no sólo ella , sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.…

 CONMOVEDORA HISTORIA DE UN PERRO FIEL HASTA LA MUERTE

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE

                          1955
  Por Dr. G. P. C.

 BRANDY, un perro de raza chao, había sido criado cariñosamente por dos pacientes míos; granjeros ya entrados en años.. Cuantas veces salía de casa cualquiera. de lós dos, allá iba Brandy siguiéndole los pasos. Si sus amos trabajaban en la huerta, buscaba el perro un sitio sombreado, y -echándose allí no los perdía de vista un solo instante. Cualquiera -hubiese dicho que temía que se fueran sin él.
Había llegado Brandy a-la edad madura cuando sus amos murieron de repente. Unos vecinos se lo llevaron al pueblo y lo encadenaron mientras se acostumbrába a sus nuevos amos: Pero Brandy no quiso comer., ni beber. Viendo que á ese paso acabaría por morirse, lo soltaron. Pasados dos días fueron a la granja de los antiguós amos. Hallaron a Brandy echado en el umbral, como si estuviese aguardando que ellos volvieran.
No sabían qué partido tomar con el perro; al cabo resolvieron lle­várselo otra vez al pueblo para .tratar de alimentarlo, pero. esta vez no lo encadenaron. A la mañana siguiente notaron que había  con­sumido parte del alimento. Esto animó a los bondadosos vecinos a ir de nuevo a la granja al cabo de dos días, para volver con el perro y darle de comer como anteriormente. Más adelante, advirtieron que, si le dejaban la comida en el sitio acostumbrado, Brandy acudía todas las noches al pueblo, comía y regresaba luego prontamente a montar guardia en la granja.
Con frecuencia me pregunté en qué pensaría el perro al proceder así. Creo saberlo. Pensaría que, en ausen­cia de los amos, le tocaba a él guar­dar la casa y esperar allí su regreso.
Al cabo de un año vendieron la granja. La ocuparon los nuevos due­ños.
 ¿Abandonó entonces Brandy su larga y fiel vigilancia?
 No.
Lo único que hizo fue montar guardia, no en la puerta, sino en una loma a es­paldas de la granja.
Muchas veces, en los años si­guientes, lo vi en sus viajes de ida y vuelta. Trotaba sin detenerse ni reparar en nada, como dominado por un único pensamiento: «Debo estar allá cuando ellos vuelvan.»
Al fin llegó una noche en que Brandy no fue por la comida. Los vecinos que tan cariñosos habían sido con él por tantos años, se dijeron que con seguridad le habría pasado algo. Una mañana de primavera, cuando la nieve empezaba a derre­tirse, vi en la loma donde Brandy montaba guardia un mechón de pelo rojizo. Me detuve y escarbé en la nieve.
Ahí dormía Brandy el último sueño. Reposaba con la cabeza hacia el sur, tal como estuvo al morir, vigilando hasta el postrer instante la casa de los amos.      —Dr. G. P. C.
 

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo

 domingo, 6 de marzo de 2016

UN PERRO GIME POR SU AGUA-- Aprendo de él-

Como el ciervo brama  por las corrientes de las aguas,
    Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; Salmo 42
 Por un huehueteco apasionado por la historia- El autor del blog-
Hoy Domingo a las 12 del medio día, pasé cerca de un vendedor de granizadas cerca del parque central de Huehuetenango. Esperando la señal del semáforo para pasar la calle, un perro que cojeaba de sus cuartos traseros de forma  lastimera, posiblemente a causa de algún accidente callejero, llegó donde  el  vendedor y empezó a gemir de modo conmovedor. Le pregunté al vendedor si era su perro y contestó que no. El perro movía la cola y seguía gimiendo, llorando...Parecía que esta solicitando algo en su lenguaje canino. Yo dije en voz alta: ¿Tendrá hambre¿. quisé comprar un pan , pero no había una tienda cerca. a la vuelta de la esquina vendían tortillas, compré algunas y y regresé donde  el perro y  le extendí una tortilla. la tomó con su boca pero no la comío. siguió gimiendo muy fuerte delante del vendedor.  Luego el vendedor de granizadas dijo:
__Quiere un poco de hielo__
 Le colocó un  poco de hielo molido en la acera y el perro la lamió o masticó avidamente.
Caminé con tristeza recordando los cuartos traseros de ese perro, como caminaba de forma torcida y sintiendo dolor por el sufrimiento de los animales, especialmente por ese mejor amigo del hombre, de la irresponsabilidad de las personas de tener mascotas que luego abandonan a su suerte en las calles.
  La Biblia de las Américas
No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR como las aguas cubren el mar.
 Reina Valera 1909
Porque sabemos que
todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora.Romanos 8.22
 La gloria futura
21de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. 22Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. 23Y no sólo ella , sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.…

 

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