jueves, 30 de junio de 2022

"LLORAR Y LLORAR"

 "LLORAR Y MÁS LLORAR"

Jueves, 30 de junio de 2022-

Despidiendo a Junio, mes de las flores, Lluvia…

 Por el autor, un huehueteco apasionado por lo de antaño. 

 Porque el Altísimo, el que vive para siempre y cuyo nombre es santo, dice: «Yo vivo en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el humilde y afligido, y le doy ánimo y aliento.

 No sé, Por quien lloras tú

Por mi parte,

A la verdad, yo lloro por ti.

Quiero llorar,

Necesito llorar,

Es mejor “ahogar” las penas con el lloro,

Que querer ahogarlas con la copa de aguardiente.

Pensaba que solo, yo lloraba,

Y ahora caigo en la cuenta,

Que tú también lloras.

Con lo que yo, he llorado,

unido a lo que tu has llorado,

Podríamos haber sembrado, un rosal,

Y haberlo regado,

Con el agua cristalina, 

Que a borbotones sale de nuestras almas.

 La flor que brotaría sería,

Del más rojo color intenso,

Exquisita flor, aromática flor,

Brindada al celestial Padre.

De igual manera, haber rebosado

La copa  de una fuente cantarina,

Donde las aves, con ese líquido sagrado,

Su sed haber saciado, y al cielo,

Esparcir  sus melodiosos trinos,

  No es competencia la nuestra,

De ver quien tiene la fuente más grande.

No me avergüenzo ,

Ni creer que es de débiles el lloro,

Porque el más Grande,´

El Sublime, el Eterno mismo,

Escrito está, en su Inmortal Palabra,

Registrado quedó por lo menos,

Tres veces haber llorado.

1- Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: “¡Cómo lo amaba!”. (Juan 11,32-36)

2-Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en ese día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos”. (Lucas 19,41-42)

3-El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. (Hebreos 5,7)

“Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados” (Mateo 5:4)


“LAS BODAS DEL CORDERO” 31-Enero-1987

 Cantores, Poetas y escritores del mundo, cantad , y escribid para  Dios, y no a las vanidades del mundo que un día  serán consumidas por fuego, porque la obra de cada uno será examinada con fuego, lo piadoso perdurara, más la cizaña y  el rastrojo serán consumidos y luego ceniza  al viento del olvido. Por ello ofreced  vuestra “corona” a los pies del Señor Jesucristo.

 “LAS BODAS DEL CORDERO” 31-Enero-1987

Por el autor del blog , un apasionando por la historia

I

¡Mirad¡, Cuán alegres las bodas del Cordero,

De todos los confines terrestres es su flamante Esposa,

El,  sereno y más hermosos que un lucero,

Ella, ataviada como una exquisita y fragante rosa.

II

Rostros  sonrientes, todos con regias coronas.

Un presente es llevado por el profeta Isaías.

Ya no huye presuroso el profeta Jonás,

Ni tampoco llora amargamente el buen Jeremías.

III

Más allá vemos al piadoso Isaí,

Padre del dulce cantor de salmos,el amado,

Quien junto con Ruth, y la risueña Noemí,

Llevan un regalo de rico metal dorado.

IV

Muy entusiasta contempla el general Naamán,

La real comitiva y la guardia de honor,

Encabezada por el obediente Patriarca Abraham,

Seguido por el arrepentido rey Nabucodonosor.

V

Oficia la ceremonia, el Excelso Señor,

Asistido por el bendito Espíritu Santo;

Vestidos ellos con magnitud y fulgor,

En tanto una orquesta de ángeles, ofrece un lindo canto.

VI

Luego pasan a la gozosa cena,

Seguidos de sus amigos invitados.

En el centro, los Esposos, juntos como fresca azucena.


 

Todos en la grandísima mesa, cómodamente sentados.

VII

Sirven manjares, con vinos, los bellos querubines,

Con corazón y rostro muy brillantes,

Ayudados tesoneramente por ligeros serafines,

Con vestiduras de oro y perlas, muy elegantes.

VIII

Mientras la música continua, con suaves arpegios,

Un salmo el rey David entona,

Y deposita a los pies del Señor, su corona…

Al ritmo baten palmas un grupo d ehermanos judíos.

XV

No pasan desapercibidos los fogosos hispanoamericanos,

Ni tampoco los nobles europeos, y meditativos asiáticos,

Danzan y cantan los sinceros africanos,

Y para siempre, todos esparcen incienso aromáticos.

X

Pide la palabra el fiel hebreo Zabulón,

Y dice: Amados, gustad el amor y la bondad,

Y gocémonos  eternamente en la santa trinidad,

Por lo cual pido, adoremos de verdadero corazón.

miércoles, 29 de junio de 2022

LOS HOMBRES SE HAN OLVIDADO DE DIOS"

LOS HOMBRES SE HAN OLVIDADO DE DIOS"

El secreto para curar los males de nuestro siglo estriba en la diaria elección que debe hacer el individuo del bien sobre el mal; en la restauración de la fe religiosa que hemos perdido.

POR ALEXANDER SOLYENITSIN

DICIEMBRE DE 1986

ALEXANDER SOLYENITSIN, novelista ruso emigra-do, obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1970.

CUDANDO comencé a asistir a la escuela, en Rostov del Don, otros chicos incitados por varios miembros de la Komsomol ( nombre de la Or­ganización de la Juventud Comunista, en Rusia), se burlaban de mí por acompañar a mi madre a la única iglesia que aún quedaba en la población, y llegaron a arrancarme la cruz que llevaba colgada al cuello. Po­cos años después, oí que varias personas de edad avanzada explicaban así los enormes desastres que se habían abatido sobre Rusia: "Los hombres se han ol­vidado de Dios; por ello ha sucedido todo esto".

Desde entonces, he dedicado cerca de 50 años a trabajar en la historia de la Revolución rusa; en esta labor he reunido cientos de testimonios personales, he leído cientos de libros y he aportado ocho volú­menes de mi creación personal. Pero si hoy se me pidiera formular, tan concisamente como fuera posi­ble, la causa principal de la ruinosa revolución que segó la vida de 60 millones de rusos, no podría expre­sarlo más certeramente que repitiendo: "Los hombres se han olvidado de Dios".

Es más: si me solicitaran identificar el rasgo principal de todo el siglo xx, no podría encontrar nada más preciso que reflexionar una vez más sobre cómo hemos perdido contacto con nuestro Creador. Los yerros de la conciencia humana, privada de sus dimensiones divinas, han sido un factor determinante en todos los grandes crímenes cometidos en este siglo

Dostoievski nos advirtió que podrían sobrevenir grandes sucesos, y que nos hallarían intelectualmente impreparados. Y eso es justamente lo que ocurrió. Al siglo xx lo ha engolfado el vórtice del ateísmo y la autodestrucción. Esta caída en el abismo es un proceso universal, tan-to en Oriente como en Occidente,y presenta aspectos que no depen-den de ningún sistema político ni de tal o cual nivel de desarrollo económíco o cultural

Fue también Dostoievski quien dijo de la Revolución francesa, y del odio ardiente de ella por la Iglesia, que "toda revolución debe iniciarse, necesariamente, con el ateísmo". Pero jamás había conocido el mundo un ateísmo tan organizado, tan militarizado ni tan tenazmente malévolo como el que practica el marxismo. Dentro del sistema filosófico de Marx y Lenin, y en el meollo de su psicología, el odio hacia Dios constituye la principal fuerza propulsora; el ateísmo militante, su eje central. Para lograr sus fines el comunismo necesita controlar una poblacion desprovista de todo sentimiento religioso

 El grado hasta el cual aspira el mundo ateo a aniquilar la religión, hasta qué punto se le atraganta la religión, quedó demostrado por la red de intrigas que rodeó el atenta- contra la vida del papa Juan Pablo II, en 1981

No obstante, en Rusia, donde se han arrasado muchos templos;
 decenas de miles de sacerdotes, monjes y religiosas fueron torturados, asesinados a balazos en sótanos, o confinados en bestiales campos de concentración; donde el ateísmo triunfante ha arrollado sin freno durante dos tercios de siglo; en la actualidad, todavía se condena a la gente a trabajos fozados  por su fe religiosa; no obstante, en Rusia, la tradición cristia-na sobrevive

 En esto vemos una aurora de es­peranza; porque, a pesar de que el comunismo aparece formidablemen­te erizado de cohetes espaciales y de tanques, está condenado a no vencer jamás al cristianismo.

Occidente no ha sufrido hasta ahora una invasión comunista: la religión sigue siendo libre en esta parte del mundo. Mas también Oc­cidente vive el deterioro de la con­ciencia religiosa. A partir de los úl­timos años de la Edad Media, la marea del secularismo ha venido inundando progresivamente a los países occidentales. Esta gradual so­cavación de fuerzas desde el interior constituye una amenaza contra la fe, amenaza que tal vez sea más peligrosa que cualquier intento de ata­car violentamente a la religión des­de el exterior.

En Occidente, el sentido de la vida ha dejado de verse como algo más elevado que la "busca de la felicidad", meta que incluso ha que­dado garantizada solemnemente en ciertas constituciones. Los concep­tos del bien y del mal han sido des­terrados del uso común desde hace mucho tiempo. Se ha convertido en algo vergonzoso apelar a conceptos eternos, afirmar que el mal se finca en el individual corazón humano, antes de entrar a formar parte de un sistema político.

Si los derechos externos se con­sideran del todo irrestrictos, ¿por qué hemos de hacer un íntimo es­fuerzo por abstenernos de cometer actos innobles? ¿O por qué hemos de abstenernos de sentir un odio profundo, cualquiera sea su base: raza, clase social o ideología? En verdad, este odio corroe actualmen­te a muchos corazones, a medida que los maestros ateos educan a la generación más joven inculcándole el espíritu de odio contra su propia sociedad.

En realidad, cuanto más amplias son las libertades personales, cuan­to más elevado es el nivel de pros­peridad, tanto más fuerte es, para­dójicamente, este odio.

Ahora que graves sucesos mun­diales se alzan ante nosotros como ingentes montañas, pudiera antojar­se incongruente recordar que la cla­ve primordial de nuestro ser, o de nuestro no ser, radica en todo cora­zón humano, en lo individual, en la preferencia del corazón por el bien específico o el mal específico. Sin embargo, es la clave más confiable de que disponemos. Las teorías so­ciales que tanto prometían han de­mostrado su total fracaso, y nos han dejado ante un callejón sin salida.

Todos los intentos que se hagan por salir de la aflictiva situación del mundo actual resultarán inútiles, a menos que, arrepentidos, volvamos a orientar nuestra conciencia hacia el Creador de todos los seres. Los recursos que hemos reservado para nuestro beneficio han quedado muy empobrecidos, para poder hacerlo. Deberemos reconocer primeramente el horror perpetrado, no por alguna fuerza exterior, no por enemigos de clase o nacionales, sino en lo ín­timo de cada uno de nosotros, individualmente, y en el seno de toda sociedad.

La vida no tiene como objetivo la persecución del éxito material, sino la busca de un valioso creci­miento espiritual. Toda nuestra existencia terrenal no es sino una etapa de transición hacia una vida superior. Las leyes materiales, por sí mismas, no explican qué es nues­tra vida, ni le señalan ninguna di­rección. Las leyes de la física y de la fisiología jamás revelarán la for­ma innegable en que el Creador par­ticipa constantemente en la vida de todos y cada uno de nosotros. Y en la vida de nuestro planeta por en­tero, sin duda el Espíritu Divino obra con igual energía. A las insensatas esperanzas de los dos últimos siglos, solamente podemos oponer la resuelta busca de la cordial mano de nuestro Crea­dor; esa mano que hemos desdeña­do tan irreflexivamente y con tanta presunción.

Sólo de esta manera podremosabrir los ojos a los errores de este desdichado siglo xx y dedicarnos a la tarea de enmendarlos.

Nuestros continentes se hallan atrapados en una vorágine. Pero es durante tales pruebas cuando los dones más altos del espíritu huma­no pueden manifestarse.

OC 19133 POR ALEXANDER SOLYENITSIN. CONDENSADO DE "NATIONAL REVIEW- (22-Vil-1983),
DE NUEVA YORK. NUEVA YORK

SELECCIONES DEL READER´S  DIGEST

DICIEMBRE DE 1986

TÉCNICAS DE MENTIR

PETER Fleming, corresponsal del Times de Londres que conocía y quería a Rusia tanto como cualquier occidental, comentó con­migo que cada pueblo tiene su propia técnica de mentir. "Los lati­nos y los árabes mienten para agradar; los ingleses, para encubrir", observaba. "Pero únicamente los rusos mienten sin ningún motivo discernible; a veces, en perjuicio propio. Tal es su manera de ser".

Poco después, estuve en Ucrania, de gira cultural. Nuestro iti­nerario abarcaba una granja colectiva, pero al llegar a Kiev nues­tra guía de Intourist nos dijo que esta visita se había cancelado. Las expresiones de protesta en voz alta suscitaron el primer extraño pretexto: "Como pueden ver, ustedes son cultura, y esto es agricultura". Más gritos de protesta... ya habíamos pagado por aque­lla interesante parte de la gira. Tras un largo conciliábulo con su colega guía, Doña Intourist regresó con una segunda verdad in­contestable: "Bueno, verán: hoy es sábado, y las granjas soviéticas no trabajan los fines de semana". Un treinta por ciento del grupo —moradores urbanos, y desconocedores de la incidencia de mas­titis entre las vacas que dejan de ordeñarse— aceptó mansamente esta excusa.

Si, por otra parte, los rusos nos hubiesen dicho: "Miren, hemos sufrido la sequía más grave de que haya memoria (lo cual era ver­dad), el maíz se ha secado en los tallos y preferimos que no lo vean", la gran mayoría de nosotros, occidentales sensibles, nos ha­bríamos ido satisfechos, y hasta condoliéndonos de las dificultades soviéticas.    —Alistair Horne, en Tbe Spectator (Inglaterra) SELECCIONES DEL READER´S  DIGEST

DICIEMBRE DE 1986


ENTRADA DESTACADA

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