miércoles, 29 de noviembre de 2023

VIENTO SOLLOZANTE Primer Libro 195-198

 “MI CORAZÓN INQUIETO “

POR VIENTO SOLLOZANTE

Primer Libro

Oí que el coche de Don llegaba junto a la casa.

En fin, por ese día había ya escrito lo suficiente. Saqué mi "manuscrito" de la máquina de escribir, lo doble, y me lo guardé en el bolsillo del delantal, poniendo de nuevo la máquina de escribir en el armarito.

Se me había quemado el asado y no tenía nada más descongelado. Podía hacer tortitas para la cena y no había lavado los cacharros porque con tanto crear no me había quedado tiempo. Tendríamos que usar platos de cartón para la cena. Ojalá que el almíbar no empape los platos. A lo mejor si comíamos de prisa

Sonreí, dándole una palmadita al bolsillo de mi delantal, donde descansaba mi manuscrito. ¡ La próxima vez que el Rdo. Me Pherson me preguntase que cuándo iba a escribir un libro podría decirle que ya lo había empezado!

Necesitaría un seudónimo, pues nadie leería jamás un libro escrito por una persona llamada Viento Sollozante. Utilizaría un nombre que fuese típico de una mujer blanca, algo así como Gwendolyn Lovequist.

 196    MI CORAZÓN INQUIETO
Me pasé el día sacando pedazos de bocadillo de mermelada y mantequilla de cacahuete de entre los tipos de la máquina de escribir, después de que Ciervo Perdido intentó aplanar su bocadillo con el rodillo para que se quedase "más planito".
Esa noche, a una hora más avanzada, mientras dormía la familia,
comencé a escribir un libro que titulé Viento Sollozante.
"Mis pies metidos en los mocasines se deslizaban siguiendo el curso del arroyo seco . .."Al ir amontonando páginas e ir reviviendo el pasado se me llenaron los ojos de lágrimas. Pensé en la gloria de mi caballo Cascos de Trueno, en la muerte de mi abuela,
en la larga búsqueda del verdadero Dios. Mientras realizaba grandes esfuerzos por poner mis pensamientos por escrito, me preguntaba si llegaría alguien a leer las palabras escritas por una mestiza sin estudios.
Pero no me había parado a pensar detenidamente en el plan que Dios tenía para mi vida.
CAPITULO VEINTICUATRO
Abrí los ojos de repente y me sentí invadida de espanto al darme vuelta y echarle un vistazo al despertador, pues ya era casi la hora de levantarme. Suspiré y volví a cerrar los ojos, deseando poderme olvidar del día porque era mi cumpleaños y yo odiaba los cumpleaños, precisamente porque me envejecían.
Suspiré, me levanté de la cama y me puse mi descolorida bata rosa y fui por el pasillo dando tropezones. Los niños dormían todavía así que a lo mejor Don y yo podíamos disfrutar juntos, para variar, del desayuno. Hice el café y preparé unos huevos revueltos. Cuando entró Don en la cocina las tostadas saltaron de la tostadora y él buscó una taza de café, dándome los buenos días.
Ni siquiera me había mirado. Yo no sabía si alegrarme o ponerme furiosa por habérsele olvidado mi cumpleaños.
Don se tomó a toda prisa el desayuno y agarró su cantina con la comida. Dándome un beso en la mejilla, se dirigió apresuradamente hacia la puerta de la cocina y salió dándole un portazo.
El portazo sonó como un disparo y oí un grito procedente de la habitación de los niños. El día había empezado oficialmente.
Se me cayó la azucarera de las manos, desparramando el azúcar por todos los rincones más distantes de la cocina. La torta que había hecho en el horno me quedó tan chata que parecía una torta frita con un agujero en el medio. Una lluvia repentina me llenó la ropa, que tenía tendida, de barro y de hojas antes de que la pudiese entrar y mi hijo tiró del mantel, llevándose consigo al suelo los platos y la comida.

 198    MI CORAZÓN INQUIETO
A mí me rodaron las lágrimas por las mejillas al fregar el suelo por tercera vez y me quejé: —¡Odio los cumpleaños!
Ciervo Perdido me tiró de la falda y me dijo: —Mamá, no llores, Jesús te ama.
¿ Cuántas veces le había dicho yo a él esas mismas palabras? Ahora él me las tenía que decir a mí.
Claro que Jesús me amaba, yo sabía que eso era cierto. Entonces ¿por qué me ponía yo tan irritada por cosas tan insignificantes?

SIERVO O DICTADOR RIOS MONTT 150-151

 SIERVO O DICTADOR RIOS MONTT

La Verdadera Historia del Controversial Presidente de Guatemala

 Por

JOSEPH ANFUSO   Y   DAVID SCZEPANSKI

Un artículo de la revista Commentary en marzo de 1978, confirmaba esta observación.

"La literatura de Amnistía Internacional tiende a mostrar una falta de confianza automática en todos los gobiernos derechistas y un deseo igualmente automático de concederles a los gobiernos izquierdistas —con la excepción de la Unión Soviética y Checoslovaquia— el beneficio de la duda. Desde 1978 Amnistía Internacional parece estar alejándose de sus propósitos originales de velar por la no violación de los derechos humanos en todo el mundo e inclinarse hacia una asociación selectiva y predecible". (La Política y Amnistía Internacional, por Stephen Miller, Commentary, Marzo de 1978).

No era de extrañar, pues, que aunque ningún representante de Amnistía Internacional había visitado Guatemala desde 1978, en el breve informe que emitieron en Julio de 1982 sobre la situación de Guatemala acusaron al Ejército de la muerte de cientos de civiles inocentes a raíz del 23 de marzo de 1982. Aunque la Embajada de los Estados Unidos de Guatemala hizo una cuidadosa investigación al respecto y no pudo encontrar un solo hecho verificable, el daño para Guatemala en el exterior quedaba hecho. ( * )

Por otro lado, tampoco podía asegurarse que el Ejército era totalmente inocente de muchos de estos cargos. Aparentemente, a pesar de la política claramente definida de Ríos Montt y de sus esfuerzos por el cumplimiento, hubo abusos por parte de los militares en sus luchas contra la insurgencia. Dos incidentes en particular, fueron admitidos por el gobierno (cosa nunca antes oída en la historia de Guatemala): la muerte de cuatro civiles en febrero de 1983 y una masacre en San Francisco Nenton, en julio de 1982. Ambos incidentes llegaron al conocimiento del Presidente Ríos Montt a principios de 1983 e inmediatamente ordenó una minuciosa investigación. Se encarceló a uno de los Oficiales responsables del incidente de Febrero.

Aunque Ríos Montt aceptaba su responsabilidad por la conducta del Ejército, era claro que no podía garantizar que toda persona bajo su mando actuara conforme a su política e ideales. Después de una visita a Guatemala en 1982, el evangelista Luis Palau escribió lo siguiente:

"No existe ninguna duda que antes de Ríos Montt había muertes por doquier; tal vez todavía haya algunas. Yo trabajo con un equipo de 48 hombres y no puedo controlarlo todo. Sin embargo, de Ríos

(.) La mayoría de los informes de masacres durante el período de R íos Montt, emanaban de los campamentos de refugiados en el sur de México, que los críticos creían que los guerrilleros y sus simpatizantes usaban como refugio y base de sus operaciones.

Montt he oído decir, aún de sus enemigos políticos, que existe una tendencia definida hacia el respeto de los derechos humanos, lo que constituye un cambio total en su país, y, además, que su honestidad personal está fuera de reproche. (Christianity Today, 29 de mayo de 1983).

Trabajando duro para promover en su país cambios morales a largo plazo y a pesar de no tener el control total y absoluto, necesario para que se efectuaran tales cambios, Ríos Montt batallaba en la manera que la Biblia llama "yunta desigual". En un programa de televisión, transmitido a nivel nacional el 10 de abril de 1983, reconoció públicamente su responsabilidad, como dirigente, por los actos de aquellos bajo sus órdenes:

"Quiero pedirles perdón porque yo soy el responsable de todo lo que pasa y lo que permito que pase. Pero escúcheme. ¿Qué puedo hacer, por ejemplo, cuando no he podido lograr que un agente de aduanas me entienda? El puede desobedecerme y continuar mintiendo, robando o abusando. ¿Qué puedo hacer con un sargento segundo que no entiende mis órdenes de no matar y para que sepa que existe un procedimiento legal que debe seguirse? Yo me he comprometido con ustedes como el responsable por el policía que no está cumpliendo con su deber o el agente de aduanas o el maestro que no está enseñando correctamente. Yo soy el responsable. Sin

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embargo, necesito que ustedes comprendan que esta situación tiene dos lados. De nada sirve que yo diga lo que debe de hacerse, si no tengo la comprensión y la cooperación de todos a fin de que podamos trabajar con determinación para lograr nuestro propósito".

El Lic. Jorge Serrano Elías, un hombre cristiano nombrado Presidente del Consejo de Estado, y que era a la vez consejero de Ríos Montt, declaró a la revista Newsweek el 13 de diciembre de 1982, lo siguiente: "Estamos tratando de buena fe de hacer todo lo mejor a nuestro alcance. Y estamos anuentes a ser juzgados por la historia y a ser honrados o condenados por Dios".

lunes, 27 de noviembre de 2023

MARÍA 318-320

María

— Pero eso será porque conozco que no lo haces por coquetería.

— ¿Qué no lo hago qué? ¿Cómo es el cuento?

— Go-que-te-ría.

— Y eso ¿ qué quiere decir? Dígame, que de veras no se... Solo que sea cosa mala... Entonces me la tiene muy guardadita, ya l'oye?

— ; Buen negocio ! mientras tú la desperdicias.

— A ver, á ver : de aquí no paso si no dice.

— Me iré solo, le respondí dando unos pasos.

— ¡ Jesús ! era yo capaz hasta de revolverle I' agua.

¿Y con qué sábana se secaba?... Nada, dígame que es lo que yo desperdicio. Ya se me va poniendo qué es.

— Di.

— ¿Será... será amor?

— Lo mismo.

— ¿Y qué remedio? ¿porque quiero á ese creído?

Si yo fuera blanca, pero bien blanca; rica, pero bien rica... sí que lo querría á usté ; ¿no?

— ¿Te parece asi ? ¿Y qué hacíamos con Tiburcio ?

— ¿Con Tiburcio? Por amigo de tenderle i´ ala á todas, lo poníamos de mayordomo y lo teníamos aquí, dijo cerrando la mano.

— No me convendría el plan.

— ¿Por qué? ¿No le gustaría que yo lo quisiera

?

— No es eso, sino el destino que te agrada para Tiburcio.

MARÍA. 319

Salomé rió con toda gana.

Habíamos llegado al riecito, y ella después de poner la sábana sobre el césped que debía servirme de asiento en la sombra, se arrodilló en una piedra y se puso á lavarse la cara. Luego que acabó, iba á desatarse de la cintura un pañuelo para secarse, y le presenté la sábana diciéndole :

— Eso te hará mal si no te bañas.

— Casi... casi que vuelvo á bañarme; y que está el  agua tan tibiecita; pero usté refresqúese un rato; y ora que venga Fermín, mientras usté acaba, doy una zabullida yo en el charco de abajo.

En pie ya, se quedó mirándome, y sonreía maliciosa mientras se pasaba las manos húmedas por los cabellos. Al fin me dijo :

— ¿Me creerá que yo me he soñado que era cierto todo eso que le venía diciendo ?

— ¿Que Tiburcio no te quería ya?

¡ Malaya ! que yo era blanca... Cuando desperté, me entro una pesadumbre tan grande, que al otro día era domingo y en la parroquia no pensé sino en el sueño mientras duró la misa : sentada lavando ahí donde usté está, cavilé toda la semana con eso rnismo y...

Interrumpieron las inocentes confidencias de Salomé los gritos de " chiiino, chuno " que hacia el lado del cacaotal daba mi compadre llamando á los cerdos. Salomé se asustó un poco, y mirando entorno, dijo : — Y este Fermín que se ha vuelto humo... Báñese pronto, pues; que yo voy á buscarlo río arriba, no sea que se largue sin esperarnos.

— Espéralo aquí, que él vendrá á buscarte. Todo eso es porque has oído á mi compadre. ¿ Te figuras que á él no le gusta que conversemos los dos?

— Que conversemos sí, pero... según.

Saltando con suma agilidad sobre las grandes piedras de la orilla, desapareció tras de los carboneros frondosos.

Los gritos del compadre seguían y me hicieron pensar que la confianza de él en mí tenía sus limites.

Sin duda nos había seguido de lejos por entre el cacaotal, y solamente al perdernos de vista se había resuelto á llamar la piara.

 

ENTRADA DESTACADA

DEL PARTIDO Y CORREGIMIENTO DE TOTONICAPA Y HUEHUETENANGO 44-45

 RECORDACIÓN FLORIDA CAPITÁN ANTONIO DE FUENTES LIBRO     OCTAVO CAPITULO I DEL PARTIDO Y CORREGIMIENTO DE TOTONICAPA Y HUEHUETENA...