miércoles, 1 de noviembre de 2023

“MI CORAZÓN INQUIETO “ Por Viento Sollozante Primer Libro

 “MI CORAZÓN INQUIETO “

Por Viento Sollozante

Primer Libro 

28    MI CORAZÓN INQUIETO

  Pedernal agarró la soga del caballo y lo ató cómodamente a la verja. Luego corrió hacia mí.

—¡Chica, ¿estás bien? —me preguntó arrodillándose junto a mí.

Levanté la vista, pero todo giraba con tanta rapidez a mi alrededor que tuve que cerrar los ojos. ¡Mi cuello, tengo el cuello roto! —le grité.

—¿Puedes enderezarlo? ¿Puedes mover la cabeza? —me preguntó Pedernal.

Intenté mover la cabeza, pero me dolía tanto que creí que me iba a descomponer. —¡Me duele mucho, no puedo moverme!

Podía sentir la cabeza apoyada sobre el hombro derecho, con los músculos tensos del lado izquierdo.

—¿Puedes mover los brazos y las piernas? —Pedernal parecía asustado.

Moví los brazos y las piernas unos centímetros.

—Si los puedes mover es que no tienes el cuello fracturado. Solamente te lo has doblado. Te lo colocaré en su sitio.

Me puso una mano a cada lado de la cabeza y trató de enderezarme el cuello.

Todo se puso blanco y yo pegué un grito a causa del dolor. —¡No, no, no me toques, Pedernal, tengo el cuello fracturado!

—No, no lo está, solamente ha sido una mala caída, pero estarás bien.

Me levantó y me llevó a su camioneta, pero cuando me quiso sentar en el asiento comencé a sentir una descompostura, así que me llevó y me puso en la parte de atrás de la camioneta. —Te voy a llevar a casa y te vas a meter en la cama. Dentro de poco estarás bien.

Cuando la camioneta iba pegando saltos por toda la carretera de tierra, en dirección a la antigua casa, cada palmo de mi cuerpo me dolía y sentía que un enorme bulto comenzaba a formarse en el centro de mi espalda.

—No podría sentir tantísimo dolor si no fuese porque tengo algo roto —dije, quejándome.

MI CORAZÓN INQUIETO    29

Cuando llegamos a la casa Pedernal me colocó toallas húmedas y calientes en la espalda mientras yo colocaba otras en mi cuello, que todavía lo tenía torcido hacia un lado.

—¡Pedernal, cuando me mejore si es que me pongo bien alguna vez, te voy a matar!

—Ha sido solamente una mala caída y mañana estarás estupendamente. Tú puedes soportarlo, eres fuerte.

Me quitó la toalla caliente de la espalda y echó un vistazo a la hinchazón. —Viento Sollozante ¿tú crees que necesitas el médico?

—¿Tan mal aspecto tiene?

Me alegraba no poder verlo.

No se ve bien.

Me puso otra vez la toalla caliente en la espalda.

—Esperemos una hora y entonces decidiremos.

Durante la próxima hora los dos miramos al reloj cincuenta veces. Mi aturdimiento había desaparecido para entonces y mi estómago me estaba recordando que no había comido en todo el día. Pedernal hizo un poco de tocino y huevos para los dos y yo empecé a sentir de nuevo como si fuese a vivir.

Al día siguiente me quedé en la cama y cada día mi cuello se iba enderezando un poco más y cuando llegó el fin de semana ya estaba en su sitio de nuevo y ya no tenía que contemplar un mundo torcido.

Perdernal dejó de preocuparse y al cabo de las dos semanas ya estaba pensando más formas de conseguirme algún dinero "fácil".

El primer domingo que estuvimos en la reserva me arreglé, tomé mi Biblia y caminé un kilómetro y medio hasta la pequeña capilla de madera.

Cuando llegué no había nadie, así que me senté a la sombra de un árbol para descansar y esperar que llegasen los demás. No hacía más que pensar que había llegado demasiado temprano, pero al cabo de un rato me di cuenta de que no iba a venir nadie.

Caminé colina abajo para echar un vistazo de cerca. La pintura blanca se había pelado y se había  

30 MI CORAZÓN INQUIETO

picado. En la torre había una campana silenciosa y justamente debajo de la cruz había un letrero pequeño y torcido que decía: "CAPILLA BIBLICA KICKAPU."

Habían cerrado las puertas con clavos, así que me dirigí al lateral del edificio y miré a través de las ventanas sucias. Dentro había filas de bancos llenos de polvo y el púlpito estaba caído de lado. La capilla estaba vacía y hacía años que no había sido utilizada¿

—Cerrada por falta de interés —dije en un sususurro. ¿Qué les había sucedido a todas las personas que habían construido esa iglesia tan estupenda? ¿Dónde se encontraban ahora? Yo sabía que muchos de los jóvenes estaban regresando a la antigua religión india, pero sin duda tenía que haber algunos cristianos en alguna parte de la reserva. ¿Por qué habían cerrado su iglesia?

Al mirar la capilla vacía me entró tristeza. Parecía una anciana ahí sentada; todos sus hijos se habían marchado y la habían dejado sola para que se muriese en la pradera.

CAPILLA DESIERTA

Capilla sita en la planicie

conmovida por viento, por nieve y por las lluvias,

 te yergues triste y solitaria,

monumento silencioso de oración.

Bodas, presentaciones, entierros y alabanza 

jalonaron los recuerdos de tus días;

ahora el polvo sopla a través de tu puerta rota,

 las hierbas crecen en las roturas de tu suelo.

Vacíos están tus bancos, en otros tiempos llenos

; ya tiempo ha que se silenciaron las voces de alabanza.

Se han ido ya las gentes, también así las casas.

 El tiempo a casi todos se ha llevado.

La antigua cruz de madera se extiende hacia los cielos,

MI CORAZÓN INQUIETO 31
como señal de bienvenida a quien por aquí pase,
 pero ya nadie viene acá,
ningún cansado viajero junto a tu puerta se para.
Capilla sita en la planicie
conmovida por viento, por nieve y por las lluvias,
 te yergues triste y solitaria,
monumento silencioso de oración

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