lunes, 6 de noviembre de 2023

LA MONTAÑA DE LOS TESOROS SECRETOS

LA BÚSQUEDA FINAL

Rick Joyner

1997

Luego mis ojos captaron una bella piedra verde. «¿Qué tiene esa adentro?», pregunté al ángel que estaba parado cerca de mí. «Todas estas piedras son los tesoros de Salvación. Ahora estás tocando la esfera celestial y aquella es la restauración de la vida», continuó. Mientras tocaba la piedra verde comencé a ver la tierra con colores de una riqueza espectacular. Crecían en riqueza mientras más sostenía mi mano sobre la piedra, y mi amor por todo lo que veía también crecía. Comencé a ver armonía entre todas las cosas vivientes en un grado que nunca antes había visto. Luego comencé a ver la gloria del Señor en la Creación. Comencé a crecer hasta que nuevamente tuve que alejarme a causa de la intensidad.

Me di cuenta que no tenía idea de cuánto tiempo había estado allí. Sabía que mi comprensión de Dios y de su universo había

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EL RETORNO DE LAS ÁGUILAS

crecido sustancialmente, solo por tocar estas dos piedras, pero había

muchas, muchas más para tocar. Había más en esa habitación de lo que una persona podía haber observado en toda una vida.

«¿Cuántas habitaciones más hay?», le pregunté al ángel.

 «Hay salones como este en cada nivel de la montaña que escalaste.»

«¿Cómo puede alguien experimentar todo lo que está en tan solo uno de estos salones, ¡y mucho menos todos ellos!?», pregunté

. «Tienes la eternidad para hacerlo. Los tesoros contenidos en las verdades más básicas del Señor Jesucristo son suficientes para durar más vidas de las que alguien pueda medir. Ningún hombre podrá saber todo lo que hay acerca de cualquiera de ellas en tan solo una vida, pero debes tomar lo que necesites y continuar procediendo hacia tu destino.»

Comencé a pensar acerca de la inminente batalla y los guerreros que habían sido capturados. No era un pensamiento placentero en un lugar tan glorioso, pero sabía que tendría la eternidad para regresar a este salón; tenía tan solo un corto tiempo para encontrar mi camino de regreso hacia la cúspide de la montaña y luego regresar de nuevo al frente de batalla.

Giré nuevamente hacia el ángel. «Debes ayudarme a encontrar la puerta que conduce a la cúspide.»

 El ángel miró perplejo. «Somos tus siervos», respondió, «pero tú nos debes conducir. Esta montaña entera es un misterio para nosotros. Todos quisimos investigar este gran misterio, pero después que salgamos de este salón del cual hemos llegado a conocer solo un poco, estaremos aprendiendo aun más que tú.»

 

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