sábado, 4 de septiembre de 2021

MI HISTORIA DE LOS DÍAS SABADOS - MOISÉS LETONA POR N. ORLEANS, WASHINGTON Y N. YORK

    Titulo original

POR-- TIERRAS SANTAS

Y

POR TIERRAS PROFANAS

POR

J. MOISÉS DELEON LETONA

Impresiones de un guatemalteco en su viaje
alrededor del mundo durante los años de
1922 a 1924.

 MI HISTORIA DE LOS DÍAS SABADOS 

Ciudad de Huehuetenango-Guatemala-América del Centro

  Por.  Un apasionado por la historia huehueteca/Autor del Blog

QUIÉN DEDICA ESTA HISTORIA  AL PADRE ETERNO, A MI SALVADOR JESUCRISTO Y AL ESPIRITU SANTO

Sábado, 04 de Septiembre del  año del señor de 2021. Tío Daniel, se dirige a sus sobrinos: Susana, Ricardo, Alberto, quienes acompañados de la amiga de la familia, Sara Elizabeth,  están cómodamente sentados,  dispuestos, a escuchar, la historia de los  días sábados.

Están reunidos en  un apacible lugar, alrededor hay muchas rosales plantados, que ofrecen las más deliciosas rosas, al olfato y vista, de quienes quieran recrearse, en tan exquisitas flores.

El tío, compartirá con ellos, este sábado, el inicio de un resumen, que está preparando, sobre el libro escrito, por un antiguo familiar.

Sobrinos amados, y amiga querida, Sara Elizabeth, compartiré con ustedes, el resumen inicial del libro  titulado” POR-- TIERRAS SANTAS YPOR TIERRAS PROFANAS”. El autor es J. MOISÉS DELEON LETONA, en términos familiares viene a ser prácticamente tío de mi señora madre.(Q.E.P.D) y tio abuelo mío. Siendo el libro original de más de 300 páginas, iré ofreciéndoles, durante varios sábados, resúmenes de los capítulos. Pido atentamente su atención—   

 CAPÍTULO I

Como blancas palomas, que despliegan sus alas al viento, los pañuelos se agitan en las manos de familiares y amigos, diciendo adiós al viajero. No había iniciado aún su viaje, y un sentimiento de melancolía, influía ya en él. Sabía que iba camino de lo desconocido; Nuevas tierras mares y cielos, lo esperaban; confiado y feliz, estaba ya realizando el sueño anhelado,  el más bello de su vida: viajar y conocer las tierras de Europa.

Era una radiante mañana del mes de Abril de 1922, cuando Moisés Letona,  salió de la Capital de Guatemala, rumbo a puerto Barrios.  

El ferrocarril devoraba la distancia, atravesando los puentes, tendidos sobre el abismo. La máquina de hierro se va acercando a la costa, El calor  empieza a sentirse, hasta el punto de sofocar a los pasajeros. La  gran zona bananera, y grandes extensiones de cultivos de la dulce y jugosa piña, se despliegan ante la mirada de los pasajeros del ferrocarril.

Al anochecer llegan a Puerto Barrios.

Al siguiente día, lo espera el  “Suriname”, nave que lo conducirá hasta un puerto de  los Estados Unidos de América. Algunas familias amigas, hacen la misma travesía, siendo ellas, los Widawer y los Olivero.

A la distancia reglamentaria del “Suriname”, se encontraban anclados, el “Amor”, el “Gene Graciela”, y el “Eupatoria”, entre otros más.

Siendo tan entusiasta, Moisés Letona, consigue el permiso necesario para conocer el “Eupatoria”, de bandera germana. Uno de los empleados de menor rango, trata  de impedirles la entrada; entonces, Letona,  mostrándole el permiso, le dice: "cuando manda Capitán no manda marinero. El empleado no tiene más salida, que recibirlos, a la par que se escuchan sonoras carcajadas de parte de sus acompañantes.

El”Suriname”, es un buque muy confortable. El capitán, el médico, y el contador, eran personas de trato afable; especialmente el capitán, un verdadero "gentleman", con un  verdadero don de gente como pocos.

  El operador del telégrafo de  este barco, era un joven ruso, que hablaba muchos idiomas.

Nuestro viajero, pasa bastante tiempo, estudiando el idioma inglés, además, jugando juegos de salón, y sobre todo, conversando con extranjeros, para ir conociendo más del mundo donde se aventuraba.

CAPÍTULO II

Nueva Orleans, es la primera ciudad que conoce. En ese momento, el mercado más grande de algodón del mundo.

La ciudad estaba dividida en dos secciones. La americana, y la francesa.  Esta última, es más atractiva, porque sus edificios públicos son de la época colonial española o francesa. Hay lugares donde la gente de piel negra, no puede acceder.

Conoce la casa, que los franceses habían construido  para que el Emperador Napoleón Bonaparte, en una eventual fuga, de la isla de Santa Elena, fuese a reponerse allí.

Más adelante,  visita escuelas públicas, un convento de monjas, y el mercado.

Después de varios días, arregla su equipaje, y sentado en un cómodo “pullman”, con un ameno libro en las manos, recorre las vastas planicies cubiertas de algodón,  de verdes trigales, y donde pace innumerable ganado.

El “pulman”, pasa rápidamente por  Filadelfia, la ciudad fundada por William Penn. Al anochecer llega a su destino,  La capital de los Estados Unidos de América.

En Washington,  ve pasar en suntuosa limosina, un caballero con sombrero alto, es el Embajador de Inglaterra.   Después ve salir de la Casa Blanca, en reluciente carro, al embajador del Japón.

En una residencia lujosa, reside el Ministro  de Guatemala, señor Sanchez Latour.

En esa fecha, estaban acampadas en Washington, varias divisiones del ejército americano, por maniobras y ejercicios.  La ciudad estaba casi militarizada.

Sin problemas de ninguna  índole, sin restricción alguna, obtuvo acceso a la Casa Blanca, donde pudo conocer personalmente al Presidente de los Estados Unidos, el señor Harding.

De Washington se dirige a Nueva York. Lo esperaba un viejo y querido amigo, Vitalino Guerra, quien estudiara, entre otras cosas, los últimos avances en la producción de calzado. Luego, Vitalino Guerra, emprendería una  fábrica de calzado en la capital de Guatemala. En el año de 1925, el señor Guerra, sería electo Alcalde de la ciudad de Guatemala.

 M. Letona, escribe que aún París, la ciudad luz, palidece, ante las brillantes luces de Nueva York. Los edificios de oficinas, muestran millares de ventanas iluminadas.  El “Woolworth Building", es un edificio de 58 luminosos pisos. La torre Singer parece bañada en fulgores de oro.

Los elevadores eléctricos del edificio de la compañía Woolworth, suben y bajan incesantemente  a la gente. Letona sube a uno de ellos, y en lo alto, logra ver los puentes levadizos, que en la parte del río Hudson, se elevan  para dejar pasar los trenes, o en su caso, bajan;  para que circulen los trenes.

El autor escribe sobre algunos parques de esta ciudad, luego entra a tratar sobre las finanzas de Wall Street.  Es allí, donde los grandes financieros, y los barones feudales del oro, se confabulan  para determinar  el alza de un  producto, que sepultará en la vil miseria a muchas familias. Igualmente señalaran otro producto a la baja, que tendrá la funesta consecuencia de despedir a miles de obreros; o alterarán a su arbitrio, otro producto, que hará, que millones de  los codiciados dólares, entren en los cofres, de unos pocos magnates.

Moisés Letona, no vacila en llamar este centro de Wall Streetinfernal reunión de amontonadores de monedas.”

En este punto, vale la pena, recordar un fragmento, de lo que escribiera A. J. Cronin, en Un Sermón Nunca Oído

“Y vi también la mitad de la riqueza del mundo sepultada, como cadáver amarillo, en sótanos que antes que depósitos de caudales parecen tumbas; y el trigo que por miles y miles de sacos arrojaban a las llamas en una parte del planeta, en tanto que en otra miles y miles de bocas hambrientas clamaban por un pan; y las muchedumbres dolientes, las trágicas muchedumbres presas de terror, que surgían dondequiera, que corrían, vagando de un lado a otro, en busca de asilo; y los que se hundían, en busca de momentáneo olvido, en los placeres; y los que, ávidos de bienes materiales, pugnaban afanosos por conseguirlos... ¡Todo eso lo vi! Y por encima de todo eso, en medio del tintinear sonoro de las monedas y del estruendo de la música sincopada, vi alzarse la faz lívida del insomne miedo, el espectro amenazador de la catástrofe a que este mismo mundo se condena. Visión fue la mía que helaba la sangre…”

Siguiendo con el libro de José Moisés Letona; el autor, hace mención de un brillante médico guatemalteco en Nueva York,  el Doctor Mario J. Wunderlich, quien constantemente viajaba a los mejores centros científicos de Europa.   El eminente Doctor, había ejercido su profesión, en las famosas clínicas de los Hermanos Mayo, de Rochester. Algunos guatemaltecos  que viajaron a los Estados Unidos en busca de curación a estas famosas clínicas, se llevaron tremenda sorpresa,  al ser atendidos por el Doctor Wunderlich, por el hecho, de saber que en la capital Guatemala, habrían tenido el acceso más fácilmente a la clínica de tan ilustre médico.

 —Por hoy, dejaré hasta aquí este resumen, y espero continuarlo, para la próxima ocasión.

 Los muchachos hacen unos breves comentarios, y seguidamente, deciden salir a hacer unas compras aun cent ro comercial de su ciudad.


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