LA VIDA DE DAVID* MARY ANN HOOKER*10-15

 LA VIDA DE DAVID, REY DE ISRAEL.

MRS. MARY ANN HOOKER BROWN

PHILADELPHIA

1832

LA VIDA DE DAVID* MARY ANN HOOKER*10-15

Una de estas maneras es observar cuidadosamente las cosas que Dios ha creado y reflexionar sobre ellas. Hay plantas, animales, minerales y los vastos mundos que se extienden, majestuosos, a nuestro alrededor. David también los examinó y aprendió mucho sobre su naturaleza y usos. El Espíritu Santo cambió su corazón, y entonces, al amar a Dios, le encantaba ver la sabiduría y el poder que se manifiestan en las obras de Dios.

Cuando David estaba sentado en la hierba, con sus ovejas pastando a su alrededor, tenía muchos pensamientos que plasmaba en hermosos versos. Estos versos, en los que agradecía a Dios por su bondad y lo alababa por su grandeza, los cantaba durante las horas solitarias del día.

 Y a menudo, al atardecer, cuando aparecía la luna Sobre las colinas orientales, y mientras las estrellas brillaban en el cielo, el dulce sonido de su arpa fue escuchado por los cansados ​​trabajadores, que regresaban lentamente de sus campos a Belén. Así, David se convirtió en un célebre poeta y músico

Pero su ocupación más interesante era leer la palabra de Dios. Podemos imaginarlo descansando sobre la hierba bajo un árbol, con el libro de la ley extendido ante él. Contenía los cinco libros de Moisés, el libro de Josué y quizás el libro de los Jueces. Estaba escrito con pluma sobre un largo trozo de tela o pergamino enrollado por cada extremo en un palo, como solemos enrollar los mapas. Sabemos que David estudiaba con frecuencia este libro, pues en sus Salmos relata varias veces la historia que contiene. Y a menudo nos cuenta cuánto le deleitaba leerlo y meditar en él. ¡Oh, cuánto amo tu ley; es mi meditación todo el día! ¡Cuán dulces son tus palabras para mi boca! Sí, más dulces que la miel para mi paladar. Así David conoció la palabra de Dios. Se esforzó por guardar sus mandamientos. Mañana, mediodía y noche oraba a Dios para que le diera la ayuda de su Espíritu Santo. Dios escuchó sus oraciones y se volvió humilde, piadoso y obediente. Al estudiar con tanto cuidado las Sagradas Escrituras en su juventud, David adquirió mucha sabiduría. Posteriormente se distinguió por su gran habilidad para gobernar al pueblo de Israel.

 ¿Y cómo llegó a ser tan sabio? Nos lo dice en el Salmo 119: ** Tengo más entendimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación." Si David aprendió tanto leyendo la Biblia de joven, quien ahora lee este libro puede volverse sabio y prudente al hacer lo mismo.

David solo poseía una pequeña parte de nuestra Biblia, ya que solo una pequeña parte de ella se escribió entonces. Muchos libros se añadieron al Antiguo Testamento posteriormente. Desde entonces, Dios ha ordenado que se escriba todo el Nuevo Testamento.

 La Biblia ahora está completa y en sus manos, no escrita en un pergamino, como la de David, sino impresa, para que sea mucho más fácil y agradable leerla.

Si deseas llegar a ser sabio, debes leer este libro con frecuencia; y cuando tengas tiempo libre, reflexiona sobre él y pídele a Dios que te ayude a comprenderlo, pues no te volverás mejor ni más sabio leyéndolo, a menos que Dios te dé su ayuda y bendición. Pero continuaremos con nuestra historia. Hay muchos leones en Palestina, y a menudo hacen sus guaridas en las orillas del río Jordán, en zonas llanas y pantanosas, densamente cubiertas de juncos y arbustos. Por esta razón, algunos poetas hebreos llaman al león la «bestia salvaje de los juncos». Desde estas guaridas recorren el país en busca de alimento para ellos y para los leoncillos que dejan atrás; y solían decir en esa región que el diablo era como un león rugiente, buscando qué devorar. El león, como saben, es el más terrible de todos los animales, fiero y fuerte, y el vencedor de todas las bestias del bosque. Un día, mientras David cuidaba sus ovejas, un león hambriento llegó a su campo en busca de alimento. Arrastrándose sigilosamente, como un gato al ver un ratón, de repente dio un salto terrible y se apoderó de un cordero. Me temo que el cordero se había alejado demasiado del pastor y su rebaño, como suelen hacer algunos niños y niñas, lejos del cariño de sus padres y del buen consejo y guía de un Salvador misericordioso