La persona más inolvidable que he conocido.
*Fragmento*
ENEMIGO DE LO BUENO, AMANTE DE LA PERFECCIÒN
Por Walter Pitkin
Enero 1941
Selecciones Readers digest`s Tomo 1 No. 2
Hacer una cosa a la perfección no era motivo para tontas alabanzas!
Leíamos la última línea de la llíada ( en griego) un día de junio, caluroso y húmedo. Sherrard cerró el libro, miró por la ventana, pasó a la puerta y desapareció. Jamás lo volví a ver.
Pero ahora, medio siglo después, todavía mido a la gente maestros, alumnos y otros — de acuerdo con su regla: "Lo que merece ser hecho, merece ser hecho bien y, al merecer ser bien hecho, merece que uno lo haga perfectamente también."
Resolví dedicarme a escribir, como me había dedicado a estudiar el griego. Pronto era capaz de desarrollar en pocos minutos temas diarios para los cuales se nos daban varias horas.
Luego me puse a escribirles las composiciones a los atrasados, para matar el tiempo.
Ensayé el método de la perfección para aprender el hebreo, el árabe y la sociología. Después de dos años de Sherrard, me era intolerable una clase común y corriente.
He hallado dos clases de hombres que no se satisfacen con nada menos que la perfección — los sabios verdaderamente grandes que luchan por la exactitud hasta la quinta cifra decimal, y los oficiales del Estado Mayor alemán.
Cuando era estudiante en Alemania conocí a varios generales y a muchos oficiales jóvenes. Pensaban y vivían como Sherrard.
Para consigo mismos eran tan crueles como lo eran para con sus subalternos. O se sabía una cosa, o no se la sabía. O podía hacerse o no se podía. Si usted no sabe, o si no puede, entonces, ¡afuera!
Cuando los nazis invadieron a Francia, me acordé de Sherrard.
Todos deberían de caer, por lo menos tina vez en la vida, bajo el hechizo de un perfeccionista fanático. Sólo así puede llegar el hombre corriente a comprender sus propias y sorprendentes posibilidades. Observar a un hombre dedicado por completo a alcanzar el ideal más alto posible, es más que una educación. Es como una conversión religiosa. Ver en acción a un hombre que es el implacable Enemigo de los Buenos porque sólo ama a los Mejores, es ver el mundo entero bajo una luz sorprendente y nueva.
Hay algo que se enciende en nosotros cuando llegamos a entender que es posible detestar la sabiduría a medias, la habilidad a medias, los ideales que, desprovistos de entusiasmo, son ideales a medias.
Nuestro mundo perece extraviado por los estultos que no creen en la perfección. Calificándose a sí mismos de realistas, no son en verdad sino víctimas de un mito vulgar, el de la suprema e invencible incompetencia del hombre. Juzgando a la gente mucho peor de lo que es, estos llamados dirigentes se vuelven contemporizadores cobardes, o seudo liberales que se deleitan con la retórica y se echan a temblar ante los hechos.
"No se puede hacer a la gente perfecta ni al mundo perfecto", es lo que objetan. Pero los hombres, mediante un esfuerzo por perfeccionarse a sí mismos, por mejorar sus negocios y su gobierno, pueden hacer que todo ello sea diez veces mejor de lo que es. ~No valdrá la pena hacer el esfuerzo ?
Ya he olvidado casi todo el griego que me enseñó Sherrard.
Pero jamás olvidaré la pasión de perfeccionamiento que habitaba en ese hombre de triste y desmirriada figura.
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