jueves, 14 de agosto de 2025

BIBLIA * STOWE* 11-14

  ORIGBIBLIA * STOWE* 11-14EN E HISTORIA DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA,

 TANTO CANÓNICOS COMO APOCRIFOS

 DISEÑADOS PARA MOSTRAR QUÉ NO ES LA BIBLIA, QUÉ ES Y CÓMO USARLA

C. E. Stowe

HARTFORD, CONN.

1868.

A QUIENES CONMIGO CREEN, AMAN Y CONFÍAN EN LA BIBLIA

LAS SIGUIENTES PÁGINAS ESTÁN INSCRITAS CON AFECTO

POR EL AUTOR

BIBLIA * STOWE* 11-14

Sin embargo, a veces se dice: «La Biblia no sirve de nada; ha estado en el mundo durante miles de años; y el mundo sigue lleno de pecado y miseria, como siempre ha estado».

 En las iglesias cristianas donde se lee la Biblia a diario, hay deshonestos, licenciosos, sanguinarios y viles. Es cierto, pero ¿son estas personas deshonestas, licenciosas, sanguinarias y malvadas, en las comunidades cristianas, los hombres que aman y leen la Biblia, o al revés?

 ¿Cuáles son las familias que generalmente crían a los ciudadanos trabajadores, frugales, inteligentes y útiles: las familias que desprecian y descuidan la Biblia, o las familias que la veneran y la estudian?

¿Son los hombres que, en general, ni creen ni aman la Biblia, que no la respetan ni la estudian, mejores que sus vecinos, que creen, aman y obedecen la Biblia?

 ¿Es la Biblia, por lo general, un libro predilecto en tabernas, casas de juego y burdeles?

¿Es un libro que a los estafadores, timadores y pícaros les encanta estudiar? Analicemos este asunto desde la perspectiva de la honestidad y el sentido común. Una plaga azota una ciudad, y un médico benévolo descubre un remedio que, si se toma según la receta, cura infaliblemente; todos los que lo toman y siguen las prescripciones escapan de la muerte por la peste. Pero algunos se niegan a tomar la medicina; otros la toman y no siguen las prescripciones, y estos enferman y mueren. Ahora bien, dice el objetor, vean, esa medicina no sirve de nada; ¡la gente muere de la peste igual que antes! Cierto, pero ¿quién muere? ¿Quienes toman el remedio, o quienes lo rechazan o lo descuidan? Ahí está la prueba, como bien saben. Ahora, pongan a prueba la Biblia con esa prueba y su objeción será respondida.

Comparen cualquier nación, cualquier pueblo, cualquier comunidad que tenga, reverencie y use la Biblia,( como realmente debe ser y no como mera religión superficial)  con cualquier nación, pueblo o comunidad que no la tenga o se niegue a darle el uso adecuado, y vean la diferencia.

 Por muy prejuiciosos que sean, no pueden cerrar los ojos ante los hechos más falsos.

I.              La Biblia no es una cadena ininterrumpida de libros, capítulos y versículos, que represente una serie ininterrumpida de declaraciones divinas de principio a fin.

No busques nada parecido al leer la Biblia, sino más bien lo contrario.

 Las Escrituras fueron dadas a los hombres poco a poco, a lo largo de muchas épocas, según Dios veía las oportunidades propicias —en diversos momentos y en diversas circunstancias—, esto es lo que la Biblia dice de sí misma; y no de golpe, como si debiera haber brote, flor y fruto, todo en la misma hora. //Pues la palabra del SEÑOR les será, mandamiento tras mandamiento, mandamiento tras mandamiento; renglón tras renglón, renglón tras renglón, un poquito allí, otro poquito allá;// Isa. 28.13

 La analogía aquí entre la naturaleza y la palabra, como en todo lo demás, se cumple a la perfección.

 Primero la hierba, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga; esto es lo que la Biblia dice de sí misma, y esto es precisamente lo que encontramos.

Hay poca unidad externa en la Biblia; no pretende tal cosa; no te preocupes en absoluto por los clamores de quienes harían de este hecho obvio una objeción a la autoridad de las Escrituras.

También podría objetarse a los milagros de Cristo que no se presentan en orden filosófico, comenzando por los menores y continuando con los mayores, con una cantidad justa y solo una cantidad determinada de cada tipo.

La unidad de la Escritura no es externa, sino interna, una unidad espiritual, la unidad de una gran idea que recorre todo el conjunto: la idea de reunir el alma humana con Dios, de quien ha sido tan tristemente separada por el pecado; y eso también a través de un largo y continuo proceso de agudo conflicto y lucha agonizante.

 En el exterior, la Biblia es como algunas de esas grandes y antiguas viviendas rurales de Inglaterra, un conjunto de diferentes edificios de diversos estilos, obra inconexa de muchas generaciones sucesivas; pero en el interior, una perfecta armonía de utilidad y conveniencia, y todo ello partiendo de una misma idea.

 El Castillo de Warwick, por ejemplo, visto desde fuera, es una inmensa mole, obra inconexa de cuatro o cinco siglos sucesivos, con una arquitectura de gran variedad; pero en el interior, las estancias, aunque cada una está terminada en el estilo propio de su época, están perfectamente integradas entre sí, formando conjuntos de habitaciones en perfecta armonía, convirtiendo el edificio en una residencia cómoda y encantadora.

Lo mismo ocurre con las Escrituras, externamente una mezcla, o si se prefiere llamarlo así, un revoltijo de diferentes composiciones, en diferentes estilos, de autores de todo tipo, y separadas por épocas y siglos, pero internamente, espiritualmente, un todo en perfecta armonía

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