lunes, 11 de agosto de 2025

EL SALMO DEL PASTOR *MEYER* 117-120

 EL SALMO DEL PASTOR

THE SHEPHERD PSALM

 B. MEYER, B

1895

EL SALMO DEL PASTOR *MEYER* 117-120

El puede permitir que pases hambre, porque hay demonios que solo se manifiestan con oración y ayuno; pero, tarde o temprano, su ángel te tocará y te dirá: «Levántate y come»; y en el desierto encontrarás, preparado por manos angelicales, un banquete, aunque no sea más que una vasija de agua a tu cabecera y pasteles horneados sobre las piedras calientes del desierto para tu comida. Dios también prepara la mesa del refrigerio espiritual. ¿Podemos olvidar alguna vez ese episodio —uno de los incidentes más encantadores de los cuarenta días— en el que, al salir los cansados pescadores con las barcas vacías de una larga y penosa noche, encontraron un banquete preparado para ellos, por la tierna consideración de su Señor, a la orilla del lago? Tan pronto como tocaron tierra, vieron brasas, pescado encima y pan. ¿Y no es esto un símbolo de la constante atención de nuestro Señor a sus hijos?

 Cansados, frustrados por trabajos infructuosos, agitados por esperanzas y temores contradictorios, a menudo remamos hacia la orilla pisada por sus benditos pies; y nunca nos acercamos a Él sin descubrir que Él ha anticipado nuestras necesidades espirituales, y que «su carne es verdadera carne, y su sangre verdadera bebida». Escribiendo a los cristianos de Corinto, el apóstol Pablo dijo que, puesto que Cristo había sido inmolado como nuestro Cordero Pascual, debíamos imitar a los hijos de Israel, quienes, con las puertas cerradas, los lomos ceñidos y los pies calzados con sandalias, estaban de pie alrededor de la mesa comiendo la carne del cordero, cuya sangre en el exterior de sus casas exigía su liberación.

«Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado por nosotros: por tanto, celebremos la fiesta». La vida de la iglesia entre el primer y el segundo Adviento está simbolizada por la fiesta de esa noche memorable. Con alegría en nuestras voces y triunfo en nuestro ánimo, alrededor de la mesa, la carne de Cristo es el alimento de todos los corazones sinceros, aguzando nuestros oídos para captar las primeras notas que anunciarán que ha llegado el momento de nuestro éxodo.

Los cristianos son demasiado negligentes con la necesidad de alimentarse de la mesa de Dios para nutrir la vida espiritual.

 Hay mucho trabajo en marcha; mucha asistencia a conferencias y misiones especiales; lectura diligente de libros religiosos; pero hay una gran y fatal carencia de la santa meditación sobre la persona, las palabras y la obra del Señor Jesucristo.

¿Podría cada lector detenerse aquí un momento y preguntarse si sabe algo de la vida interior de la meditación, que siempre recibe nuevo sustento de la consideración del Señor?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADA DESTACADA

TEOPNEUSTIA *GAUSSEN* viii-x

   TEOPNEUSTIA LA INSPIRACÍON TOTAL DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS .   POR  GAUSSEN, PROFESOR DE TEOLOGÍA EN GINEBRA, SUIZA.   TRADUCIDO...