sábado, 16 de agosto de 2025

EL PROBLEMA DE LA VIDA * CAMPBELL MORGAN* 11-16

 EL PROBLEMA DE LA VIDA

POR CAMPBELL MORGAN

Pastor of New Court Congregational Churchy Tollington^

London

New York Chicago Toronto Fleming H. Revell Company

Publishers of Evangelical Literature

1899

EL PROBLEMA DE LA VIDA  * CAMPBELL MORGAN* 11-16

¿QUIÉN SOY?

"¿Qué es hombre?"

 Para el bien de los lectores más jóvenes, permítanme usar el ejemplo más simple. Si yo fuera un extraño en esta tierra, y me trajeran de repente desde algunos de los lugares más oscuros de la tierra, si no supiera nada de civilización, nada de todo el progreso de este siglo que se desvanece rápidamente, y si me pusieran en contacto con nuestro gran sistema ferroviario en un punto donde una hora antes se hubiera producido un terrible accidente, ¿sería justo decirme, mientras contemplaba los restos de la locomotora y el tren desperdigados en confusión, «Eso es un tren»? Cualquier niño verá lo absurdo que sería. Esos son los restos, el resultado del accidente, y es el mismo esplendor de la construcción lo que ha hecho que esos restos sean tan profundos y aterradores.

Si quiero saber qué es un tren, debo averiguarlo antes del accidente.

 «¿Qué es el hombre?»

 No es justo señalar al hombre// Debemos averguar el plan y concepto original del  Eterno Ceador// // como lo vemos hoy, con la mancha y la plaga del pecado sobre él; Con la opacidad del pecado en su mirada y el cansancio del pecado en su cuerpo físico; con su vigor mental debilitado y su poder espiritual entumecido.

 “¿Qué es el hombre?".

 Esa es la pregunta; y para responderla, debo ir más allá de la situación actual y comprender qué es el hombre en sí mismo, en lo que respecta al pensamiento y la intención de Dios.

Por lo tanto, en primer lugar, consideraremos el problema tal como se plantea; en segundo lugar, dirigiremos nuestra atención a un análisis minucioso de ese problema; y, en tercer y último lugar, nos esforzaremos por aplicar ese problema a la conciencia personal.

En primer lugar, observarán la formulación del problema por parte del salmista, pues es muy interesante.

 Aborda su pregunta desde ciertos puntos de observación, y solo al comprenderlos captaremos toda la fuerza y el significado de su pregunta.

 Consideren,//mediten, fíjense/7 cuál es su primera observación: «Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que formaste, ¿qué es el hombre?».

La segunda observación: «Te acuerdas del hombre, lo visitas».

«¿Qué es el hombre?». Consideren estos dos puntos de vista por un momento y obsérvenlos detenidamente. «Cuando contemplo tus cielos», y supongo que el salmista tenía derecho a decirlo.

 Supongo que había considerado los cielos de Dios. No creo que muchos de nosotros tengamos derecho a usar esas palabras como propias. Puede que haya uno aquí, también allá otro, que haya considerado los cielos.

Todos, en algunos de esos antiguos momentos de sencillez —momentos de infancia—, hemos salido a la calle y hemos contemplado alguna noche los cielos estrellados

. Y en aquellos días —algunos de ustedes casi los han olvidado— hemos sentido la emoción, el asombro y la impresionante belleza de la silenciosa elocuencia de la noche.

«Cuando contemplo Tus cielos» en su incontable número, en su perfecto orden, en su absoluta libertad —hasta donde el hombre ha podido distinguir entre intereses contrapuestos, en la infinita música del de las esferas que se extienden más allá de mí y de mí; «Cuando contemplo Tus cielos», no solo en su maravilla esencial, sino «Cuando contemplo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú no has ordenado:

¿qué es el hombre?»

Y la respuesta llega con claridad a cada corazón al plantearse la pregunta.// Y al observar la abrumadora vastedad del espacio celeste, comprendemos nítidamente que // El hombre es pequeño, frágil, envanecido; y respondemos a la pregunta del salmista en su propio idioma, de otro de sus salmos:

 «Seguramente el hombre está en su mejor estado, en completa vanidad». El hombre va y viene,//nace, vive y muere// una burbuja en la corriente, en la que por breves instantes juegan luces y sombras; y luego es «olvidado, como un sueño cuando muere al amanecer».

 Las estrellas que contemplamos hoy son los mismos orbes de luz que contemplaron nuestros salvajes antepasados.

 Pero los hombres han ido y venido en rápida sucesión, hasta que parece como si las frías estrellas en la llanura del cielo se hubieran reído del hombre en su ir y venir.

 Me encuentro al pie de la montaña que alza su cabeza más allá de la nube, y capta en su cima el primer destello del rey del (sol) al amanecer, y dije

"¿Qué soy?".

Esa montaña ha estado allí a través del paso de los siglos, y yo estoy aquí //ahora, justo en este momento// y me iré antes de que el sol derrita la nieve en su cima

"¿Qué es el hombre?

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