martes, 4 de mayo de 2021

UNA RES POR LA FELICIDAD DE UNOS NIÑOS- Will Rogers- 1898

 

UN POCO DE FELICIDAD

Selecciones Enero de 1972

 JAMÁS conocí persona alguna que no me simpatizara", decla­ró Will Rogers en cierta ocasión, y probablemente ello se debiera a que eran poquísimas, si es que las había, las personas que no sintieran simpatía por el gran vaquero y humo­rista norteamericano. Un incidente ocurrido cuan­do Rogers era joven, ayuda a explicar ese fe­nómeno.

En el invierno de 1898, Rogers heredó un rancho. Ocurrió que, un día, un granjero vecino mató un novillo de Will, que había destrozado su cerca y le había co­mido el maíz tierno. De acuerdo con la costumbre establecida, el granjero debería, de haber informado de lo ocurrido al propieta­rio de la res, pero no lo hizo, y cuando Will Rogers se enteró, se puso hecho una fiera. Furioso,llamó a uno de sus peones para que lo acompañara, y marchó a ajustarlelas cuentas al granjero.

Mientras cabalgaban, se desató una tormenta de nieve que materialmente convirtió en carámbanos a vaqueros y caballos. Cuando lle­garon a la cabaña del granjero, resul­ que él estaba ausenté, pero su mujer insistió en que ambos hombres entraran y lo aguarda­ran sentados junto al fuego. Mientras se calentaba, Rogers observó que la mu­jer estaba verdade­ramente escuálida. También vio a cin­co esqueléticos mu­chachitos que lo miraban curiosos, ocultos tras de al­gunos muebles.

Cuando llegó el granjero, su mujer dijo que Rogers y su compañero habían llegado a refugiarse de la tormenta. Will empezaba a recla­marle al hombre, pero cerró la boca y le tendió la mano. El granjero, que no sospechaba el objeto de la visita, aceptó la mano que se le ten­día y los invitó a quedarse a cenar. "Se tendrán que conformar con fri­joles", se excusó, "pues la tormenta me impidió destazar mi novillo".

Los visitantes aceptaron la invi­tación,

Durante la cena el peón se man­tuvo alerta, esperando que Will mencionara por fin la muerte del novillo, pero su patrón se limitó a seguir riendo y bromeando con la familia, sin que se le pasara por alto la alegría que iluminaba los ojos de los chiquillos cada vez que hablaban de la carne que iban a comer al día siguiente y durante las próximas semanas.

Como la tormenta no amainaba,una vez terminada la cena el gran­jero y su mujer insistieron en que ambos hombres pernoctaran en la cabaña, y así lo hicieron.

Al día siguiente se marcharon después de haber desayunado café, frijoles y panecillos. Tampoco en­tonces mencionó Rogers el objeto de su visita. Una vez que empren­dieron el regreso, el peón se des­ahogó:

—Yo pensaba que tenía usted la Intención de decirle a ese sinver­güenza cuántos son dos y dos —le reprochó, medio en serio, medio en broma.

Will guardó silencio unos instan­tes, y luego respondió:

—Esa era mi intención, pero lue­go me puse a pensar que, en reali­dad, no perdí el novillo: simple­mente lo cambié por un poco de felicidad. Hay millones de novillos en el mundo, pero la felicidad es al­go que no abunda. Condensado de "The Lion" (Mayo '71), (0 1971 por Li.c, n ter n a tic) n al, 209 N. Michigan ave.. Chicago, 111. 6,,611.

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