REGALO DE CUMPLEAÑOS
POR MAVIS BURTON FERGUSON Condensado de "CHRISTIAN HERALD"
Selecciones del Reader,s Digest Septiembre de 1969
UNA SEMANA después de que mi hijo entró en la escuela elemental, volvió a casa con la noticia de que le habían asignado, para compañerito de juegos, a Roy, el único chico de raza negra de la clase. Al oír esto, reprimí un sobresalto y comenté:
—Me parece muy bien. ¿Y cuándo se lo asignarán a otro por compañero?
—¡Oh! —repuso Bill—. Será mi compañero durante todo el curso.
Pasada apenas otra semana, me enteré de que Bill había pedido que Roy fuera también su compañero de pupitre.
Quien no haya nacido y se haya criado, como lo fui yo, en una región donde impere el concepto de la supremacía racial del blanco, no podrá comprender lo que aquello significaba. Fui, pues, en busca de la maestra de Bill.
Me recibió con expresión resignada y sarcástica.
—¡Vaya! Supongo que también usted vendrá a pedirme que designe a otro niño como compañero de su hijo —me dijo—. ¿ Me perdonaun momento? 1 Tengo que recibir a otra señora ahora mismo.
Alcé los ojos y vi entrar a una señora más o menos de mi misma edad. El corazón me saltó en el pecho al darme cuenta de que la recién llegada debía de ser la madre de Roy. Mostraba una serena dignidad y gran seguridad en sí misma, pero ni una ni otra virtud lograban disimular la ansiedad implícita en sus preguntas :
—¿Cómo va Roy en sus estudios? ¿ Se mantiene al mismo nivel que los demás niños? Espero que sí. En caso contrario, dígamelo usted.
Vaciló un momento antes de agregar, haciendo un esfuerzo :
—¿No le ha dado disgustos ? Lo pregunto porque, como lo ha tenido usted que cambiar de pupitre en varias ocasiones ...
Adivinaba yo su terrible tensión nerviosa, pues la pobre mujer anticipaba cuál sería la respuesta. Pero aquella maestra me llenó de orgullo por la delicadeza de su respuesta.
—No —replicó—, Roy no me causa ningún problema. Es que procu‑ro mudar de sitio a mis alumnos durante las primeras semanas hasta encontrar el compañerito más conveniente para cada uno.
En esto me presenté a la señora yo misma y le dije que mi hijo sería el nuevo compañerito de Roy y que esperaba que los chicos se cobrarían mutua simpatía. Bien sabía yo que mis sentimientos no eran del todo sinceros, pero percibí que la madre de Roy se sintió alentada.
En dos ocasiones Roy invitó a Bill a su casa, pero en ambas inventé excusas. Poco después ocurrió algo que me conmoverá eternamente.
El día de mi cumpleaños Bill volvió de la escuela y trajo un sucio envoltorio de papel, tan plegado que había quedado reducido a un minúsculo cuadrado. Lo desdoblé y dentro de él encontré tres florecitas y la frase: "Feliz cumpleaños", garrapateada con tiza de color . . . y una moneda de cinco centavos.
—Te lo manda Roy —me dijo Bill—. Es el dinero que le dan para su vaso de leche. Cuando le dije que hoy es tu cumpleaños, insistió en que te lo trajera. Dice que tú eres su amiga, porque has sido la única señora que no le ha cambiado su compañero de pupitre.
Voz autorizada. Una tarde un muchacho y su padre habían estado trabajando asiduamente con la azada durante varias horas. Haciendo una pausa en la tarea, dijo el joven al viejo:
—Dicen que en la bahía el róbalo está picando como nunca. —Magnífico —repuso el padre—. Si sigues trabajando aquí, sus picaduras no te molestarán. — Raymond Charles Swain. en A Bieath oj Haine
Líneas agudas
EN NUEVA DELHI (India) una niña de siete añosa quien le habían pedido que definiera la paz, escribió: "Paz es lo que disfrutan las ranas dormidas sobre los lirios acuáticos". — AP
EL ESCRITOR Wallace Stegner dice de los hippies: "Temo en ellos su tendencia a la emoción en vez de al pensamiento".— Times, de Nueva) -
LETRERO en el atrio de una iglesia: "Si lo estuviesen juzgando por ser cristiano, ~cree usted que habría pruebas suficientes para condenarlo?" — E. G.
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