ANGELES EN MISIONES ESPECIALES –Roland Buck (3)
Dios me dio a
conocer que todos los sucesos que El ha decretado que van a suceder, SUCEDERÁN IRREMISIBLENIENTE. Cuando Dios decreta
algo, se pone en movimiento inmediatamente una fuerza irreversible que nadie ni
nada es capaz de detener. Lo quE El ha decretado debe LLEVARSE A CABO HASTA El
FINAL. Las personas que El ha elegido para llevar a término el plan pueden
fallar y pueden seguir o no por el camino que se les ha trazado, pero el plan seguirá su camino por encima de ellos.
Dios ha predestinado el hecho, no
a los individuos que deben llevarlo a término. Dice: «Si estás dispuesto a
unirte a mí con tus esfuerzos, habrá para ti gozo y bendición. Yo he
preordenado que tú formes parte de mi plan y colabores conmigo, pero esto depende de tu decisión, yo no te voy a obligar a
que lo hagas».
Dios está obrando. El enemigo está obrando también. Y ambas fuerzas se oponen
entre sí, pero Dios ha decretado ya que El será
el vencedor.
Muchos cristianos que han pasado largos años orando por seres queridos en sus
familias aún no han alcanzado la salvación. Cuando el ángel me trajo el mensaje
de que sus oraciones habían sido ya contestadas, me pregunté: «¿significará
esto que ya todos HAN SIDO SALVOS?» No, Dios no
pretende violar el derecho de libre elección que ha dado a los hombres, por
el contrario este mensaje del ángel significa que sin violar este derecho hará
todo lo que sea necesario para traer a todos estos seres por quienes sus
familiares cristianos están orando a un punto en el cual le sea fácil hacer la elección
correcta, seguirlo a El y servirle.
Algunas veces he escuchado de algunas personas un comentario parecido a éste,
«es bueno que el ca-
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mino del Evangelio sea el camino estrecho y que sea difícil el seguirlo,
pues es bueno que se haga difícil a la gente el acercarse a Dios: de esta forma
le apreciarán mucho más. Este no es el plan de Dios. Antes por el contrario su
deseo es que sea fácil el llegar hasta El, y difícil el apartarse. Dios te
desea. Te ama. No es un ser que está buscando la forma de alejarte de El y
arrojarte fuera, antes por el contrario busca todos los medios para retenerte y
mantenerte a su lado.
Puesto que Dios ha dicho que sus oraciones han sido ya contestadas, todos
aquellos que han puesto delante de El el problema de sus seres queridos con
sinceridad y fe pueden ya dejar de orar de inmediato. El ángel dijo que a partir de ahora pueden empezar a alabar a Dios.
Dios está ya obrando, y ha puesto ya en marcha las fuerzas que van a
transformar las circunstancias que harán muy difícil para estas
personas el resistir la voluntad de Dios. Después el
ángel dijo: «Estoy aquí como avanzadilla de un gran grupo de ángeles para
preparar el camino, para alejar a los enemigos, para quitar los
tropiezos, y para hacer patente a todo el mundo que el corazón de Dios
se vuelca hacia ellos».
Compartimos grandes verdades, y en
esta visita en particular y mientras me hablaba,
me di cuenta de que este ángel era el mismo que se había aparecido a
Zacarías con un mensaje idéntico, «tu petición ha sido escuchada».
Este mensaje que Dios me reveló a través de su
ángel es tan sólo una diminuta muestra de cuán grande es el corazón de
Dios y lo que está haciendo en nuestros días. El ángel me dijo que Dios está
interesado en restablecer la paz en los hogares y establecer de nuevo aquella
paz que a El le complace y le gusta bendecir. Me dijo que su deseo es el restaurar la comunicación entre los hijos y los padres
y destruir to-
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das las barreras del odio y la incomprensión de forma que padres e hijos puedan
entenderse y establecer una magnífica relación familiar. Dios mostró su celo y
entusiasmo por el concepto de la familia en el hecho de que formó el hogar antes que la iglesia. Y su deseo
es que la unidad con El y la reverencia hacia El, que la gente espera hallar
solamente en la iglesia, abunde también en todos los hogares.
Me dijo: «Quiero
que los padres se preocupen de los problemas de la familia, quiero que los
hijos sepan que cuando el enemigo ataca, pueden hallar en sus padres amantes un
regazo en el cual descansar. Y quiero que los corazones de todas las madres
estén abiertos rebosando de compasión por sus hijos». Ciertamente no ignoraba
el hecho de que Dios se interesa por las faniilias,
pero el mandar a un ángel para que me lo dijera hizo la cosa más vívida y real.
Dijo que el propósito de Dios, su deseo,
y una de las cosas que quiere realizar en todo cuanto hace, es alcanzar a sus
hijos rebeldes. Quiere volver el corazón de los padres y las madres hacia sus
hijos. Dijo: «Quiero llegar a estos hijos rebeldes, los que son desobedientes,
y llevarlos al punto en que puedan saber lo
completo que es mi perdón. Quiero que sepan que cuando me obedecen, no queda
nada contra ellos en mis registros en el cielo. Cuando yo perdono,
no sólo olvido aquello que he perdonado sino
¡incluso olvido que he perdonado!
Cuando acudas a Dios la próxima vez y digas: «Dios, me sabe mal tener que
volver, porque con esta vez hace va veinte que me has
ido perdonando, ¿me vas a perdonar todavía otra vez?» El
te mirará y dirá: «¿De qué estás hablando? No
recuerdo ya nada de todas estas veces. Para mí esta es la primera vez». ¿Tenías idea que ésta es la clase de
perdón que Dios concede?
He oído muchos mensajes acerca de lo hermoso que es que Dios justifique a las
personas piadosas, y creo
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que es
algo maravilloso, pero El da un paso más y dice: «Quiero que lleves el mensaje de que estoy dispuesto a justificar a los impíos» (Romanos
4:5).
La palabra justificar significa «como si nunca
hubiera ocurrido». Dios dijo: «A causa de las trampas y ataques del
diablo, quiero que mi pueblo sepa lo que es la verdadera justificación. Quiero
entrar en su mente, su corazón y rodearlos de bienestar. Quiero que puedan
mirar mi rostro y
saber que no tienen que bajar la cabeza y sentirse avergonzados, porque cuando
los veo, los veo como miembros queridos de mi familia».
Me dijo que podía hallar un resumen de este
mensaje en Lucas 1:17. Que éste era el momento para abrir un
nuevo capítulo en su plan. Tomé una Biblia para
leer si realmente lo decía así, y
vi que éste era exactamente el caso. Estaba hablando de Juan el
Bautista y de la unción del Espíritu y de la manera que Juan tenía que salir y
hacer la obra de Dios. «Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de
Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para
aparejar al Señor un pueblo apercibido.» Quería que conocieran por experiencia
lo que significa la justificación. Dios quiere que conozcas que El no es tu
enemigo, ¡sino tu amigo! El no quiere causarte
daño, ¡sino ayudarte!
Entonces me recordó algo que había ocurrido y se relata en Hechos 27:20, cuando
Pablo sufrió un naufragio. ¡De veras me emocioné al leerlo! Se desencadenó una
furiosa tempestad y no había esperanza alguna. La tripulación estaba
desesperada, porque no creían que pudieran salvarse. Pero, en el versículo 22,
Pablo dice: «Mas ahora os amonesto que tengáis buen ánimo; porque ninguna
pérdida habrá de persona de vosotros, sino solamente de la nave». ¿Cómo podía
saberlo Pablo? El versículo siguiente lo aclara: «Porque
esta noche ha estado conmigo el ángel de
Dios del cual yo soy y al cual
sirvo, diciendo: Pablo, es menester que
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seas presentado delante de César; y he aquí,
Dios te ha dado todos los que navegan contigo».
A vosotros, padres, Dios os dice la misma cosa: «Os
he dado todos los que navegan con vosotros».
Entonces dijo: «Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque confío en Dios
que será así como me ha dicho».
¡Será tal como el ángel ha dicho!
Pablo les dijo que no se movieran, pero muchos de ellos no le creyeron. Estoy
seguro que algunos dijeron: «Este hombre debe estar alucinado. Hemos estado en
medio de esta tempestad hace demasiados días». No era la primera vez que
alguien perdía la cabeza en una tempestad». Nos parece que el fondo del mar no
es muy profundo. Y los marineros procuraban huir de la nave, y ya habían echado
el esquife en el mar, aparentando como que querían largar las anclas de proa,
pero Pablo dijo: «Es mejor que obedezcáis. Dios tiene intención de salvaron,
pero sois vosotros los que tenéis que decidir. Entonces los soldados cortaron
los cabos del esquife y lo dejaron perder».
Dios tenía la intención de llevar a cabo su plan. Mandó
a sus ángeles y pronto hicieron fragmentos de la embarcación, de
modo que todo el mundo tuviera alguna tabla a que agarrarse. El ángel visitante me dijo que él había dirigido una hueste
de ángeles en aquella ocasión para asegurarse de que todos llegaran a la orilla. Cada uno de los 276 que se salvaron
tenía un ángel que velaba sobre él!
Entonces le pregunté al ángel:
«¿No habría sido mejor que se hubieran ahogado todos, porque me parece que
muchos de ellos eran verdaderos desalmados? Eran prisioneros, muchos de ellos
criminales y gente baja y soez». No, el gran
milagro ocurrió porque Dios ¡quería salvarlos! ¡Jesús no vino a
condenar al mundo sino para que el mundo pudiera tener vida por medio de El!
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Me
acuerdo de cómo me resistí a entregar el primer
mensaje que me dio. ¡No sabía cómo hacerlo, dónde hacerlo y cuál
sería el resultado de darlo! He pasado veintinueve años de mi vida en la misma
ciudad tratando de comunicar a Cristo a la gente; la ciudad reconoce mi
ministerio; es aceptado y no quería destruir la
obra de toda una vida en una noche,
contando una experiencia que haría enarcar muchas cejas y causaría que mucha
gente diera media vuelta y se fuera.
El ángel me dijo que diera el mensaje,
pero yo no podía. Esperé tres semanas, y en la mitad de la noche, aquellas mismas manos que
habían agarrado mis brazos antes, me levantaron de la cama y me dijeron:
«¡No has entregado el mensaje todavía!»
¡Sabía que estaba en un aprieto! Así que le
pregunté al ángel, todavía resistiéndome:
«Puesto que estás aquí, ¿por qué no me dejas que te
presente a la gente y tú les das el mensaje tú mismo? Me contestó que Dios no se lo permitía y que lo tenía que dar yo.
Di el mensaje a la iglesia con mucha precaución, porque
el ángel estaba allí, para asegurarse de que lo daría entero. Dijo el ángel: «Aunque yo no daré el mensaje, quiero que sepas que estoy aquí y que tengo toda una
Hueste de otros ángeles conmigo ahora mismo». Me dijo que tenía él más ángeles que personas había en la
audiencia. ¡Ojalá hubiera yo podido hacerlos visibles!
Como Dios avanza rápido para cumplir su plan según el horario, Satán está
también trabajando de firme. Quiere echar a perder lo que Dios hace, pero Dios
dice que Satán no lo va a conseguir.
En Números 10:35 leemos que cuando la nube se movía y el arca y el pueblo
estaban dispuestos a seguir adelante, Moisés decía: «Levántate Jehová y sean
disipados tus enemigos». Dios le mostraba cuando
tenía que decirlo. Había multitud de enemigos, acechando en el
camino, y cuando Moisés daba la señal, las
huestes angélicas entraban en acción y de un golpe limpiaban
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el área por la que Moisés y los israelitas
iban a transitar, dejando el camino sin enemigos, espirituales o físicos.
¿Sabías que Dios te tiene en una lista
especial porque hay alguien en tu familia que ama a Jesús y
ellos le piden a Dios que te salve? Incluso si
tú no le has entregado tu vida, una hueste de ángeles ha llegado ya.
Dios ha dado ya la señal: «¡Esparcid los enemigos!» Hay ángeles que obran para
llevarte desde el campamento del enemigo a la seguridad de Dios. Están arreglando las cosas porque Dios te tiene en una
consideración especial.
Si tú has estado orando por algunos miembros de tu familia que no conocen al
Señor y los has puesto sinceramente sobre el altar, ya no tienes que seguir
persiguiéndoles y predicándoles. Ya tienen
bastante presión sobre ellos por parte de los ángeles y el Santo Espíritu hace
su obra a conciencia en ellos.
Uno de los ángeles que más tarde me habló me dijo
que era uno de los ángeles que estaba al lado de Josué cuando Josué
le dijo: «¿Estás de nuestra parte, o a favor de los enemigos?» El ángel le
replicó: «Te equivocas en las dos preguntas: he venido como líder de otro ejército y nosotros recibimos nuestras órdenes
del cielo. Tu Dios, que nos da las órdenes, sabe cuáles son las
necesidades».
Hay un ejército en actividad ahora mismo. Donde quiera que haya hombres y
mujeres que sinceramente ponen a sus deudos delante de Dios, estos nombres están escritos en una lista muy
especial. Esto no significa que Dios va a cuidar sólo de estas
familias. Dios está alcanzando gente y atrayéndolos en todas las capas de la
sociedad.
En el Salmo 89:33-37 leemos sobre esta lista
especial cuando Dios dijo que haría un pacto eterno con nosotros, las misericordias firmes a David. Luego dice
qué son las misericordias firmes a David, que si nuestros
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hijos se
apartan de Dios, van a entrar en tribulación. «Entonces
visitaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades». (Salmo
89:32.)
Van a pasarlo mal, pero, como nos ha hecho una promesa: «No quitaré de él mi misericordia, ni falsearé
mi verdad» (Salmo 89:33), El va a permanecer junto a ellos, alentándonos para
que regresen a su familia.
No le pedí a este ángel que me dijera quién era, ni me mostrara sus
credenciales. Pero, él dijo: «Para que
no te quepan dudas acerca de lo auténtico de esta visita, voy a darte algunas referencias de la Escritura que se
refieren a mí, y así queda claro». Y lo hizo. Era el ángel que
visitó a Zacarías, a Pablo en el naufragio,
y que estaba con Moisés cuando esparcía los enemigos y con Josué.
Todavía hoy puedo oír el grito de combate:
«Levántate, oh Jehová, y sean disipados tus criemigos», ¡y ya los ángeles
habían entrado en acción!
Cuando di este primer mensaje a mi iglesia, Dios
me dio una confirmación de que era de El. Alguien tomó la cinta
de BUENAS NUEVAS y la dio a un amigo que había venido de visita desde Canadá. Hacia las dos de la madrugada, un sábado sonó el teléfono
y mi esposa contestó. Al poco me entregó el receptor: «Hay alguien llorando' al otro lado, pero no entiendo nada». Le dije al otro que se
calmara pues no le podía entender. Entonces me dijo: «Estoy en el Canadá, y
alguien me dio una cinta de las suyas. Un grupo decidimos tener una fiesta y reírnos de lo lindo de alguien que estaba hablando de ángeles».
«Consideramos que sería divertidísimo. Estuvimos
bebiendo cerveza, y entonces decidimos escuchar la cinta. Pero, no hubo más
risas ni cerveza. A los cinco minutos uno
estaba llorando y al poco otros empezaron. Eramos diecisiete en el
bar.
. »Tocamos la cinta tres veces y alguien
dijo: "Que vamos a hacer, porque tenemos que hacer algo?" No
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sabíamos qué hacer. Estábamos atontados. Finalmente uno dijo: "Vamos a llamar a este pastor".
Conseguimos el número a través de la operadora y hemos llamado.»
Cuando me contó esta historia, me preguntó
suplicando: «¿Qué vamos a hacer ahora?»
Yo le dije: «Dios ha seguido esta cinta hasta el Canadá, con sus ángeles. Quiere que entreguéis vuestras vidas a El.
Poned su mano en la suya, ahora mismo».
Cuando el hombre hubo orado a través del teléfono conmigo, me dijo:
—Mi vida empieza ahora mismo. Voy a ir y decir a los otros dieciséis lo que tienen que
hacer, y que entreguen todos ellos sus vidas a Dios. ¡Aleluya!
Tuve seis diferentes llamadas la primera semana
que me confirmaron que este mensaje era de Dios y que tenía que compartirlo con
el mundo. Ni uno de los individuos que llamó sabía quién era yo, y
ninguno de ellos había oído la cinta, excepto el individuo de Canadá.
Otra vez sonó el timbre por la mañana y alguien me dijo que llamab desde
Wyoming.
—Creo que soy tonto, porque no sé por qué le estoy llamando.
—Bueno, supongo que por algo será a estas horas.
—Mire, es posible que no lo crea, pero anoche oí
una voz que me decía: «Llama al pastor Buck, de Boise, Idaho». —El
hombre dijo que no hizo caso, pero a los pocos
minutos volvió a oír la misma voz que decía
con gran autoridad—: «¡Quiero que llames
al pastor Buck, de Boise, Idaho!»
En vista de tanta de presión decidió llamar a la
operadora para ver si esta persona
existía. La operadora le dio mi nombre.
—Así que aquí estoy llamando, pero no sé por
qué. Pero, ¡YO SI SABIA QUE LOS ANGELES HABIAN ESTADO OCUPADOS!
—Ya sé por qué llama —le dije.
y le guié al Se-
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ñor.
Luego le pregunté—: ¿Hay alguien en su familia, quizá, que conozca a Dios?
—Tengo a una hermana que conoce a Dios, o por lo menos así lo dice. He
escuchado lo que ella me dice, pero no le he hecho mucho caso.
—A causa de esta hermana suya, usted ha sido
altamente favorecido por Dios. Dios ha hecho la promesa de que
iba a estar a su lado, y no cejó, ¡hasta que usted fue salvo!
Fue mucho gozo para mí cuando me visitó otro individuo que había estado
preocupado por su hermana, que no conocía al Señor. Cuando oyó sobre el mensaje
de los ángeles que visitaban a las personas para ministrarles salvación, se arrodilló
y dijo:
—Señor, voy a poner a mi hermana y a su familia
ante Ti, y voy a darte gracias por lo que vas a hacer.
Aquella misma semana la hermana halló a jesús
como su Salvador y Señor, y
ahora Dios está obrando con el resto de los miembros de la familia.
Van llegando informes de todas partes de que
estos ángeles llevan a la gente al punto en que pueden tomar su
decisión para Cristo. ¡Los mensajes de Dios y de su salvación se esparcen por
todo el mundo!
El ángel subrayó el hecho de que estos ángeles ministradores estaban trabajando
y trayendo a gente a aquéllos que estaban dispuestos a ministrarles para
salvación. Insistió en que debemos estar preparados y alerta para ayudar a los
que vienen a nosotros. Luego dijo: «Vosotros habéis aceptado la enseñanza de
que Jesús es la puerta y el camino, y estáis llevando a las personas a la
puerta, pero Dios también quiere que sepáis
que vosotros sois también una puerta». Cuando Jesús dijo: «Como
mi Padre me ha enviado, así os envío yo a vosotros», él nos envió a nosotros
exactamente como El es. Nosotros somos la puerta
a Cristo y El es la puerta a Dios.
Jesús dijo: «De cierto, de cierto, os digo: El que
en mí cree, las obras que yo hago también él las hará; y mayores que éstas
hará; porque yo voy al Padre» (luan 14:12). No sólo nos ha dado al Santo
Espíritu, ¡sino que nos dijo que hiciéramos su obra!
Jesús, como cauce humano de Dios, era la puerta por la cual las personas
encontraban a Dios. «Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros...»
(Juan 1:14). Los que no pueden encontrar a Jesús en este mundo, pueden encontrarnos a nosotros. Hoy muchos van y
pasan a ser una puerta o un cauce, por medio del
cual otros encuentran a Cristo como su Salvador.
Jesús dijo: «Yo soy la luz del mundo» en Juan 8:12, y en Mateo 5:14 dijo:
«Vosotros sois la luz del mundo», ¡luz que El usa en este mundo! El quiere que tomemos esta clase de autoridad que estos
ángeles toman y no hacer caso de las objeciones de nadie cuando
vienen a nosotros.
Cuando el Espíritu se acerca y llama a la gente, con frecuencia rehúsan
escucharle y presentan objeciones vigorosas.
Pero los ángeles no hacen caso de ellas. Tienen órdenes de llevar a
la gente al punto en que aceptan o rechazan a Jesús. Si le rechazan, los ángeles empiezan el ciclo otra vez, y
así una vez tras otra, según les dirige el Espíritu.
No todo el mundo con quien te encuentras será traído por el Espíritu, pero Dios
quiere que seas bastante sensible para escuchar las palabras que dicen, o
sentir su desánimo. Tenemos que hacerles saber que los ángeles están en acción y que no pueden librarse de los ángeles y considerar el caso
terminado yéndose simplemente y rehusando escuchar. Si ellos
rehúsan, los ángeles volverán a empezar. Los ángeles no se desaniman. Reciben sus órdenes del cielo y las cumplen.
¡Alabado sea Dios!
Podemos hablar en el nombre de Cristo porque
tenemos su autoridad. Cuando alguien dice sinceramente: «Jesús, te
acepto», es nuestra responsabilidad hacerle
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saber que Dios
le ha aceptado. Dios nos ha dado su autoridad por medio de Jesús. ¡Somos sus representantes! Podemos decirlo,
porque Dios nos respaldará en todo lo que hagamos que sea conforme a su
Palabra. «Todo lo que desatarais» dijo, «yo lo desataré».
Las Buenas Nuevas para ti hoy son que Dios está vitalmente interesado en cada
persona y en las familias, y que está enviando ángeles mensajeros para traer a
aquellos que se han alejado de El y de su familia. ¡Dios ama a las personas!
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