ANGELES EN MISIONES ESPECIALES –Roland Buck-11
«Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Y así nosotros, como ayudadores juntamente con él, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios, (Porque dice: "en tiempo aceptable te he oído, y en día de salud te he socorrido: he aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salud". No dando a nadie ningún escándalo, porque el ministerio nuestro no sea vituperado, antes comportándonos en todas las cosas como ministros de Dios» (2.a Corintios 5:21, 6:1-4). ¡Aleluya!
Supongamos que has comprado un aparato que es-
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peras
usar y sobre el que estás entusiasmado. Estás leyendo las instrucciones y descubres en ellas un aparato que dice «ADVERTENCIA».
Para que el aparato funcione bien hay que hacer esto o aquello.
¿Que ocurriría si te viniera la idea: «No quiero quedarme con él, ¡puede dejar de funcionar
bien!»? Durante un momento has
quitado los ojos de los beneficios que esperabas y los has extendido a la
palabra de precaución. Con ello los beneficios ya no aparecen tan grandes en tu
mente.
Lo que Dios ha prometido (los beneficios a esperar) es lo mismo que en el
ejemplo para el individuo que reconoce lo que ha sido hecho para él y lo que
Dios quiere hacer. Las promesas y beneficios
de Dios están bien claros en su mente y el equipo es de superior calidad. No
tiene dudas de que Dios es bueno ni de su interés en nosotros, mostrado en las promesas, de las cuales ninguna ha fallado
hasta el momento presente. Y la garantía
ofrecida no tiene límite de tiempo. Sin embargo,
todavía hay esta «Advertencia» que hemos leído, y está allí para que todo
funcione mejor.
En un paso a nivel hay una luz roja cuando va a
pasar un tren, para evitar que lo cruces en aquel momento y
perezcas.
Lo mismo un coche de bomberos hace sonar una sirena cuando
cruza rauda por las calles.
Una ambulancia o un coche de la policía nos dejan
ver bien claro la luz roja intermitente, y con su sirena nos dicen que nos
apartemos al bordillo y les dejemos paso.
La fiebre nos advierte de la enfermedad o de la
infección.
Todas estas señales son buenas y lo mismo lo son
las señales de aviso de Dios. Son
maneras de evitar que perezcamos (espiritualmente), como la luz roja del cruce
previene que perezcamos físicamente. Dios nos
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no es una licencia para pecar. La gracia de Dios es algo que nosotros no hemos
ganado ni que podemos comprar-- nos ama tanto que ha colocado postes indicadores con señales de aviso a
lo largo del camino, para nuestra propía protección.
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Sus ojos eran como brasas incandescentes, su voz resonante y clara... este ángel gigantesco... cuando me habló del «Juicio del Creyente».
Mi corazón dio un salto cuando oí que decía: «EL JUICIO DEL CREYENTE NO ES UNA NOCHE OSCURA A TRAVES DE LA CUAL DEBE PASAR HASTA QUE ROMPA LA AURORA DEL DIA ETERNO DE DIOS, SINO UN DIA EN QUE, DIOS DICE GRACIAS A SUS HIJOS.»
CUANDO DIOS DICE «GRACIAS»
Hay un gran gozo en mi corazón al saber que Dios cuida de su pueblo y le da guía y dirección divina. Siento también la profunda responsabilidad de dar al mundo las verdades que Dios ha colocado sobre mi corazón. Estas verdades son hechos bíblicos que muchos ya conocemos, pero el que Dios los presente tan claramente y llame nuestra atención sobre ello por medio de mensajeros angélicos y otros medios sobrenaturales le añade mucho peso.
Estas experiencias que el Señor me ha permitido tener y compartir, no han sido sueños o huecas imaginaciones. Cada vez que Dios ha tenido tratos conmigo me ha traído su Palabra para darles fuerza y apoyo a los mensajes.
En su primera visita el ángel me habló de tres áreas principales. La primera era el carácter de Dios, lo que El es realmente, los deseos de su corazón hacia su pueblo y as cosas que son importantes para Dios. La segunda fue nuestra posición respecto a Dios, y la tercera quería que recordara a todos la preparación para el día del gran juicio.
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La
primera área se resume en el capítulo de este libro sobre ¡BUENAS NUEVAS PARA
TI Y TU FAMILIA!
La segunda área es la posición desde la que Dios nos ve y esto está cubierto en
el capítulo sobre la EXPIACION. Le pregunté:
—¿Dónde en la Biblia puedo ver esto en marcha?
Dios
me contestó:
—Lo he hecho constar en Números (Números 23: 21) —y me dijo exactamente lo que significaba. Me dio a
conocer que el sacrificio en que Israel había puesto su confianza era un tipo
del gran sacrificio de Cristo en el cual nosotros hemos puesto nuestra
confianza, y que les hacía aceptables delante de Dios entre los sacrificios
anuales.
He leído en la Biblia muchas veces y no había visto nunca esta hermosa verdad
de Dios, afirmando que El mira al hombre desde un nivel diferente del nivel en
que el hombre se mira a sí mismo. Dios lo ve por encima de la cubierta de
protección; el hombre se ve por debajo de ella.
Esto ha sido mencionado prácticamente cada vez que Dios ha tenido tratos
conmigo. Dios quiere que nosotros conozcamos nuestra posición en El. Como no
nosotros deseamos vivir para El, y le QUEREMOS como nuestro Señor, la sangre
que nos protege está allí, Nos ve a través de esta protección como ve las
flores y los árboles que El ha plantado. Nos ve
como si fuéramos Cristo, porque somos aceptados en El, envueltos y cubierto en
su amor. Con nuestra fe puesta en El, quiere que conozcamos cuál es nuestra posición. Quiere que
sepamos que se acerca el día del que habló el apóstol Pablo en 2." Timoteo
1:12 cuando dijo: «Porque yo sé en quién he
creído y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.» ¡Aquel
día será un día de belleza y un día de galardón!
Dios quiere que nos demos cuenta de lo que es im
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portante para El. Cuando sabemos las cosas sobre las que El se preocupa, nosotros
también nos preocupamos de ellas. «No es antes del ayuno que yo escogí, desatar
las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a
los quebrantados, y que rompáis todo yugo. ¿No es que partas tu pan con el
hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al
&sriudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?» (Isaías 58:6, 7).
Dios quiere que nos interesemos en las cosas que le interesan a El, ¡y lo que le interesa son las personas! «_
no es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en
casa...» Dios nos está dando un cuadro interior del corazón. Nos dice cuáles
son las cosas que son REALMENTE importantes.
Dijo que la gente hace un montón de cosas que son «buenas», necesarias, cosas
de esta vida y cosas que hay que hacer. Tienen un valor real mientras estamos
en esta vida. Tienen su razón de ser, pero no todas ellas son cosas que van a
permanecer. Mencionó específicamente ciertos libros
que la gente pasa tiempo escribiendo, libros que pueden tener valor,
pero que no responden a las necesidades de la gente.
Las ejecuciones de canto, a menos que vayan dirigidas a las necesidades de la
vida, son temporales y no tienen mucho valor. Incluso los sermones predicados
que sólo dan información, pueden ser predicados a una MUCHEDUMBRE, pero no
responden a la NECESIDAD de la gente, Pueden servir de guía ,y motivar a la
gente a dirigirse a ciertos puntos, pero no serán nada que permanezca
realmente.
Los edificios cumplen cierto objetivo, pero Dios no
necesita edificios, El tiene
edificios que son infinitamente mejores que
los de este viejo mundo.
Me habló de campañas de «ofrendas». Dijo que si dáis para tener mérito, se tiene
el reconocimiento aquí, pero no en el cielo. A menudo la visión de un misio-
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nero
individual ha sufrido a causa de su deseo de que se le reconozca el mérito.
Está bien, si la gente necesita motivación, pero esta clase de dar no es la que
se registra en el libro de Dios. El quiere que demos desde el corazón. Estas
son exactamente las palabras del ángel: «Estas cosas pueden tener un galardón
satisfactorio en esta vida, pero no son importantes, porque no permanecerán.»
—¿Qué es lo que permanecerá? —le pregunté.
Me refirió a Filipenses 4:17-18, donde Pablo les
dice que «no busco dádivas; mas busco fruto que abunde en vuestra cuenta.» Así
que, cuando se abran los libros, mostrará que esta gente hizo algo especial, no para tener galardón aquí, sino para el Señor.
En Juan 15:16 la oración de Jesús fue para que el fruto de nuestra vida pueda
permanecer. Dios quiere que tengamos algo en el
libro -para siempre, puesto que nos ama tanto.
Estoy seguro de que el ángel ministrante había estado conmigo muchas veces
antes. Cuando estaba en el hospital hace muchos años, oí una voz mientras
estaba muy enfermo. El mensaje que me llegó casi cada día era: «Refuerza las
cosas que permanecen.» Hoy está diciendo lo mismo. Quiere que reforcemos las
cosas que duran para siempre.
Las personas son la predilección especial de
Dios. Si quieres saber dónde vive Dios en esta tierra, mira a las
personas alrededor y hallarás su morada, porque Dios está con los que sufren. Quiere ayudarles. Se preocupa de ellos y de sus
necesidades. Es cuando nos ponemos a nivel de la necesidad humana y
tomamos a otra persona en nuestros corazones y cubrimos su necesidad que se escribe algo a favor nuestro en el libro del
cielo.
Otras cosas pueden servir, pero el fruto que quiere es nuestro amor personal,
nuestra ayuda y preocupación personales. Cuando ves a alguien que sufre, y tu
corazón sufre con él, esto muestra que cuidas de él. Recientemente pregunté a los niños en mi iglesia: —¿A qué
puedes comparar a Jesús.
Las respuestas fueron como sigue:
--Jesús es alguien que quiere ayudar.
—Si estás hambriento, te da comida.
—Si estás enfermo, quiere que te pongas bien. —Te ama.
Esta es la manera en la que los niños entienden
el mensaje de Dios.
El deseo de Dios es que seamos como Jesús y a El siempre le hallaremos en los
sitios en que hay necesidades humanas.
El ángel me habló de cuidados personales
acerca de nuestra propia familia, con los de nuestra carne y sangre. No de lo
que tenemos que HACER por ellos, sino de lo que tenemos que SER para ellos. Lo que
significan para nosotros. Algunos miembros de nuestra familia pueden ser una
«verdadera calamidad». Puede que hayan tratado de aprovecharse de nosotros, que
nos hayan mentido, y nosotros hayamos dicho: «Esto ya pasa de la cuenta. Para
mí ya has terminado.» Dios no quiere que perjudiquemos a esta persona; quiere
que de todo corazón vayamos y le amemos y le ayudemos de todas las formas que
podamos. Esta es la naturaleza de Dios.
Este mensaje se aplica no sólo a nuestra familia sino a toda la familia de Dios.
En Gálatas 6:10 está escrito que Dios desea que hagamos bien a todos,
mayormente a nuestros familiares de la fe. Quiere que seamos como El. Esto es
lo que se registra en los libros del cielo. Podemos ayudar a ésta o aquella
persona que está sola. A una persona que sufre aflicción. A una persona que
pasa contrariedades. Jesús dijo: «En cuanto lo hicisteis a uno de éstos mis
hermanos pequeñitos a mí lo hicisteis» (Mateo 25:40). Estos son los hechos que
están escritos en el libro.
Todo el mundo puede hacerlo. No necesitamos talentos especiales para atesorar en el cielo. Cada cristiano puede poner un depósito en el banco del cielo cada día, porque las personas necesitadas abundan. Cuando los cuidamos, les llevamos el corazón de Dios en su necesidad. ¡Esto Dios lo tiene en cuenta!
Mientras esperamos la venida de Jesús, salgamos y «hagamos» para que se llene nuestro libro, no haciéndolo por esta razón específica, sino porque hacerlo es la manera en que el corazón de Dios late por la gente. Cuando estamos cerca de El, tenemos los mismos sentimientos. Lo que hacemos por amor y en su Espíritu se coloca en los archivos del cielo.
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