ANGELES EN MISIONES ESPECIALES –Roland Buck-17
Gabriel me dijo que Dios le había dicho a Miguel algunas palabras para
mí. Yo escuché con asombro.
Era de veras. No podía dudarlo porque las estaba
escuchando.
Gabriel me dijo que Dios le había dicho a Miguel la noche y
que aquellos ángeles en mi sala estaban en realidad dirigiendo los ejércitos
celestiales que harían retroceder a las fuerzas de las tinieblas. Miguel y los tres capitanes que estaban allí estaban recibiendo
mensajes del Espíritu Santo, el cual seguía y
dirigía todas las operaciones, y ellos a su vez transmitían los
mensajes, en lengua
que yo no entendía, a los ángeles jefes que estaban fuera luchando.
Miguel dijo que hasta el momento designado para que Satán fuera echado
por completo, Dios permitiría aquello,
y que las fuerzas malignas eran dispersadas por los ángeles guerreros. Me dijo
que no había que temer porque los ángeles estaban venciendo al enemigo,
guardándonos y protegiéndonos. ¡Aleluya!
Miguel habló conmigo bastante rato
acerca de algo que yo no había puesto en su propia perspectiva. Cuando Dios da
una verdad, tenemos que olvidar nuestros
cajones de doctrina, porque Dios puede HACER lo que quiere, y
SABE lo que quiere hacer.
Miguel dijo: «Hasta que llegue el momento de hacerlo, nuestra tarea no es destruir a. Satán, sino esparcir las
fuerzas de las tinieblas, mantenerlas a distancia,. vencerlas y
apartarlas del pueblo de Dios.»
Luego dijo:
__«Tengo una misión que estoy aguardando y que llegará algún día y será cuando no tenga que tener la menor consideración por Lucifer ya más. Esta misión será barrer los cielos de Satán y de todos sus ángeles, hasta el último. ¡No quedará ni uno!»__
Miguel siguió diciendo:
__«Por si no
lo sabes, hay algún tipo de fuerza maligna, veinticuatro horas al día, acusando
al pueblo de Dios de cosas que Dios ya ha
olvidado.» Satán no ve las cosas de la misma manera que Dios. Sabe que estas cosas están olvidadas, pero sigue acusando,
de todas maneras. «Pero» dijo, «los cielos van a quedar limpios. Lucifer va, a
intentar luchar, pero no puede salirse con la suya. Si
quieres saber lo que va a ocurrir, se encuentra en el capítulo doce de
Apocalipsis, versículos del siete al diez».__
Esta fue la primera vez que comprendí que Miguel tenía
ángeles a sus órdenes. La Palabra dice:
«Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel,
y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;
pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue
lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y
Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles
fueron arrojados con él. Y oí una gran voz en el cielo, que decía: ahora ha venido
la salvación,' el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su
Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador
de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
»Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual, alegraos cielos,
y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque
el diablo ha descendido a vosotros con gran furor, sabiendo que tiene poco
tiempo.» (Apocalipsis 17:7412.)
Satán y sus tropas no pueden conseguir desbaratar el plan de Dios.
Durante la tribulación, los días serán terribles porque todos los ángeles
caídos estarán en la tierra. Alabado sea Dios que nos va a arrebatar antes que
esto acontezca.
Miguel dijo:
__«No habrá ningún lugar en los vastos ámbitos de los cielos para uno solo de estos demonios, ¡ni aun uno!» __
Hizo énfasis
sobre esto y dijo que será su misión, y que está dispuesto para ejecutarla
tan pronto como suene el día designado.
Gabriel me dijo que yo comunicara estas noticias para animar el
corazón de los hijos de Dios. Dios tiene a Satán bajo su mirada, en manera
alguna ha entregado el mundo en manos de Satán, y lo que quiere es que nosotros
veamos las cosas de la manera que El las ve. Puede que pensemos que las cosas
parecen sombrías, pero Dios quiere que sepamos
que El tiene el control.
Tanto Gabriel como Miguel me dijeron que el domingo
anterior los príncipes de las tinieblas estaban tan cerca que los ángeles
guerreros se estacionaron dentro de la misma iglesia, en el servicio, para
asegurarse de que el enemigo no podría entrar. ¡Aleluya! Me gocé
cuando dijo
que dejaría allí sus ángeles tanto tiempo como fuera necesario.
Miguel había llegado directamente de la presencia de Dios, y el poder y la fuerza desplegado en mi casa era tan
grande que había pasado la mitad del día antes que yo recobrara mi
fuerza. El cuerpo humano no está hecho para contener la fuerza que
irradia de un ángel como Miguel, y ciertamente hizo impacto en mí.
Es difícil que la mente humana pueda comprender lo que está teniendo lugar, y
parece extraño, pero el Creador de los cielos y tierra está haciendo algo
especial. Estos ángeles poderosos no pueden ir, aparecer o hablar hasta que Dios se lo ordena. ¡Y hoy les da la
orden de hacerlo!
Me dio la impresión de que había un temperamento más
belicoso en Miguel que en Gabriel, aunque su parecido era muy
grande. Miguel tenía unas facciones
delicadas, como cinceladas, y la descripción que da Daniel de
los seres angélicos quedó aún más completa cuando noté
que Miguel iba vestido de modo semejante a Gabriel. Su túnica blanca
tenía un bordado de hilo de oro elegante, y llevaba un cinturón dorado,
ancho.Llevaba sandalias y el color de la piel de
sus pies era como bronceado por el sol.
Daniel había dicho: «Como bronce pulido.»
Sus manos y sus brazos respíandecían. El color
bronceado de su piel era excepcional porque
brillaba con la radiación que fluía de él, por haber estado en la
presencia de Dios. Había un aire de mando en él y
me di cuenta de lo que esto significaba para cualquier fuerza enemiga que se le
acercara.
Su cabello era color claro, como de
lino. Daba la impresión de un joven de veinticinco años, aunque como es natural es más viejo que la tierra.
Los otros ángeles guerreros llevaban una túnica parda, o una camisa atada al cuello con lo que parecía un cordón
de zapatos. Llevaban pantalones muy holgados.
Los ángeles de Dios 'tienen rangos distintos. Gabriel es el ángel jefe y
está ante la presencia de Dios como coordinador. La organización de Dios está altamente
estructurada y es absolutamente hermosa.
Los espíritus ministrantes son ángeles que viven aquí en la tierra con
nosotros. Dios dice que acampan alrededor de
nosotros. Nos ayudan en todo tiempo ministrando para nosotros y
ayudándonos. Conocen las objeciones, las tensiones y presiones de la vida y
están siempre dispuestos en favor nuestro. Nos traen el mismo latido del
corazón de Dios, su amor, su cuidado, su atención. Viven en comunidades
angélicas y
pueden aparecer como seres humanos ordinarios. No tienen una fuerte radiación como
los ángeles celestiales. Los serafines y los querubines son otras dos clases de
ángeles.
En estos días hay un destacamento especial de
ángeles enviados en misiones especiales, que no escuchan objeciones
de ninguna clase. Gabriel los acaudilla y están realmente ocupados trayendo a
los perdidos a creyentes que compartirán con ellos el mensaje de salvación.
Miguel es el caudillo de los grandes ángeles guerreros que luchan con las
fuerzas de las tinieblas. Crioni es un capitán de las huestes del Señor
y es uno de los ángeles guerreros dirigentes.
Hay muchos ángeles que tienen un rango en el ejército celestial similar al de general o al de capitán. Cada
uno tiene sus propias responsabilidades en jerarquía de mando debajo de él.
Cuando tuvo lugar la caída de Lucifer, tornó una sección de ángeles de
diferentes rangos con él, de modo que tiene también una jerarquía de mando, lo
que significa que hay también varios niveles de demonios.
La Palabra de Dios habla de los príncipes de las tinieblas. Son los ángeles del
ejército de Satán de categoría superior. En todo momento, en la historia,
cuando Satán ha sabido que Dios hacía algo especial, ha juntado a los príncipes
de las tinieblas y ha usado toda la estrategia posible en tácticas especiales
para estorbar la obra de Dios.
Por ejemplo, cuando se estableció contacto con Daniel, el príncipe de las
tinieblas quería parar el mensaje que Dios le enviaba. Gabriel acudió contra
esta gran fuerza y fue detenido veintiún días porque los demonios se habían
juntado impidiéndole la llegada. Finalmente, el Santo Espíritu envió a Miguel,
el gran ángel que tiene a su mando todos los ángeles guerreros.
A causa de su tremenda fuerza espiritual, Miguel
pudo rechazar las fuerzas de las tinieblas. Entonces Gabriel pudo
pasar. Cuando estaba hablando con Daniel, Gabriel le dijo: «Daniel... tus
palabras fueron oídas; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe
del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí que Miguel,
uno de los principales príncipes, vino para ayudarme» (Daniel 10:12, 13).
¡Dios está haciendo algo muy especial ahora! Ha escogido un lugar para
depositar su mensaje, su palabra y su evaluación de las cosas para este día, lo
mismo que hizo en tiempos de Daniel. No hay duda que Boise,
Idaho, es un punto de aterrizaje para las huestes angélicas. Satán lo ha reconocido. No sabe lo
que está ocurriendo, pero ha traído príncipes de las tinieblas para impedirlo.
Pero ¡no se saldrá con la suya!
Más tarde, aquella noche, cuando ya estaban dispuestos a abandonar la casa, Miguel y otro de los ángeles abrió la puerta corrediza del
patio que da hacia la fachada posterior. Había caído una capa de unos 15 centímetros de nieve. Dieron tres pasos,
que comprimieron la nieve hasta el suelo, con los cuales avanzaron
unos cuatro metros,
más de un
metro por paso, y de
repente desaparecieron por completo.
¡Todo
lo que dejaron fueron las enormes huellas en la nieve!
ANGELES EN MISION ESPECIAL
¿Qué hacían los ángeles entre los períodos de sus apariciones a los hombres...?
— ¿descansaban ... o qué les ocurría?
«Estamos ocupados constantemente dispersando a los enemigos de Dios
y poniendo juntas las diferentes piezas de su plan... Yo dirigí un fuerte
ejército
con órdenes de Dios para derribar los muros de
Jericó hasta el suelo... ¡y cayeron!»
Esto
fue lo que Crioni, el gran ángel guerrero, me dijo... ¡y mucho más!
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