martes, 16 de agosto de 2022

CONCLUSIONES (2) “POR TIERRAS SANTAS Y POR TIERRAS PROFANAS”

POR TIERRAS SANTAS Y POR TIERRAS PROFANAS

POR J. MOISÉS DELEON LETONA

(El escritor es tio abuelo del autor del blog- un huehueteco apasionado por lo de antaño.)

IMPRESIONES DE UN GUATEMALTECO EN SU VIAJE
ALREDEDOR DEL MUNDO DURANTE LOS AÑOS DE
1922 A 1924.

Es el libro que a continuación leeremos y es debidamente apreciado a nivel mundial. Se encuentra en las siguientes bibliotecas

Librería del Congreso de  los Estados Unidos de América

Biblioteca Teológica "Lorenzo Boturini" de la Basílica de S.M. de Guadalupe. Ciudad de México

Bibliotheca Generalis Custodiae Terrae Sanctae-Ciudad de Jerúsalen

Libro que forma parte del Patrimonio Literario de España-. -Dedicación del autor a S.M. el Rey D. Alfonso XIII-XIV.

La más valiosa herencia que podéis dejar a vuestros hijos es el concienzudo y completo cultivo de su "CEREBRO;" esme­raos en su educación e instrucción. (No procedáis como algu­nos inditos que en su crasa ignorancia y en su escasez de nece­sidades, su dinero lo guardan bien atado bajo siete nudos ciegos que hacen a la banda que meten dentro del cofre de pino—el que es cerrado con llave, después de asegurarse que la chapa funciona bien, naturalmente—o bajo el petate sobre el que duer­men, al desatársela de la cintura, donde la han tenido todo el santo día y, aún así, todavía desconfían de ellos mismos y de todos! Si por desgracia os encontráis imitando a esos infe­lices, desatad el nudo y gastad su contenido en preparar a vuestros hijos para que sepan vivir decentemente.)

¿En quién mejor que en ellos podéis emplear el dinero que os corresponda? No olvidéis que cuando los hijos no saben manejar independientemente sus herencias—porque sus padres no les enseñaron a trabajar—no sólo no pueden conservarlas ni menos aumentarlas, sino que las pierden y, lo que es peor, aque­llas dan origen a su desgracia.

Desafortunadamente no todas las personas que por uno u otro motivo intervienen en la administración y distribución de dichas herencias son honradas, y vosotros—ya muertos—nada podéis inspeccionar, nada podéis hacer. Reflexionad, pensad con detención sobre estos párrafos, padres de familia.

Sin duda las huellas de progreso que han dejado algunos de nuestros hombres de estado obedecen en gran parte—des­pués del patriotismo naturalmente—a su estancia en el extran­jero o a su contacto con personas que han visitado otros países. Recordad, entre otros, al innovador General José María Reina Barrios a quien se debe nuestro bellísimo paseo  A su iniciativa y labor enérgica, en su afán de engalanar, de embellece"La Reforma" o "Boulevard 30 de Junio" comparable a los Campos Elíseos ("Les Chames Elysées") de París. Guatemala, se construyeron también: La Aduana, la Propiedad Inmueble

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y el Palacio Presidencial; estos tres edificios, amplios, sólidos, de dos pisos, siendo de mármol el mencionado palacio.

El vigoroso adelanto que Barrios y García Granados nos legaron, del extranjero lo hicieron venir.

Cuando hayáis estudiado nuestras opiniones y estéis conven­cidos que tenemos razón de invitaron a viajar, procurad insisten­temente que viajen otros de nuestros compatriotas también: si de cada estado del Centro de América salieran cincuenta perso­nas al mes para adquirir variados conocimientos en países más civilizados, al año serían tres mil vigorosos y ejemplares ele­mentos con que, a su regreso, contaríamos para despertar, para instruir e ilustrar nuestras masas populares que tanto lo nece­sitan. Así tendríamos verdaderos Maestros Prácticos, constan­temente renovados puesto que a medida que unos irían a apren­der, otros regresarían ya peritos a enseñar a sus propios paisanos en su propia casa.

No es aventurado asegurar que, sobre esta base y si se toman en cuenta todos los recursos naturales que felizmente poseemos y la ventajosísima posición geográfica de nuestra nación, Centro-América, al cabo de una centuria, ocuparía un puesto semejante al que Grecia tenía como foco de la civili­zación; como fuente de la civilización romana, que en otros tiempos iba a la vanguardia del mundo conocido. Estamos en el corazón de la virgen y pujante América, en el centro del mundo moderno. Tenemos acceso a ambos océanos. Que cada una de nuestras cinco capitales sea una Atenas moderna, glo­riosa. Preparemos nuestro suelo y nuestra niñez y juventud para recibir y hospedar dignamente la civilización que ya toca a nuestras puertas. Hagámosle los honores con toda la pompa que se merece. Es nuestra huésped predilecta; mimémosla.

Formemos hombres de provecho, de acción: que tengan mu­cho nervio y mucho músculo, además del cerebro bien equili­brado. Que piensen hondamente y que procedan con fe y se­guridad en sí mismos. Que sean hombres cuadrados, como Napoleón decía. Todo esto se conseguirá yendo al extranjero e implantando en nuestro país cuanto veamos de bueno en otras naciones. Si carecéis de recursos materiales para vuestras ex­cursiones, trabajad más y economizad: no importa tener difi­cultades. En la lucha está el mérito. El que quiere, el que desea, puede. Tened perseverancia. Recordad que el éxito no es de la noche a la mañana, ni de días, semanas, ni meses;

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no: es de años! La Escuela de la indigencia es la que forja los más firmes caracteres, es el yunque donde se caldean las grandes fuerzas de la voluntad. Repetidlo todos los días.

Podéis enriquecer vuestro cerebro aprendiendo algo nuevo y, si para ello no es suficiente lo que ganáis, vended algo de lo que os sirve para la vida material y empleadlo en vuestra vida intelectual, en vuestro mejoramiento general en el extran­jero, sobre todo para refinar vuestra cultura.

Que nuestros gobiernos pensionen a los más sobresalientes de los alumnos de las Escuelas Públicas para que salgan a lle­narse de luz, a aprender fuera del Istmo: que vayan periódi­camente a estudiar las industrias, las artes, el comercio: que sea por sus propios méritos, por su inteligencia, por sus capacidades que se seleccione a los muchachos y nunca por favori­tismo o complacencia, que dan tan pésimo resultado. Que hayan disputas, concursos entre los educandos pobres para saber bien quiénes van. Que se nombren tribunales de absoluta imparcia­lidad para los correspondientes exámenes. Que sepa el pueblo quiénes son los vencedores que de su seno van a la conquis­ta del saber humano para ser más tarde sus propios Maestros criollos formados en países más civilizados. Ellos son los obreros del porvenir, los cruzados de la mejor de las creencias : la Ciencia.

Estudiantes pobres, empleados que vivís de vuestro trabajo personal, de vuestro sueldo, jovencitos que os iniciáis en la vida civil, hombres deseosos de adelantar: ahorrad lo más que os sea posible; separad mensualmente siquiera 5 o 10 dólares, de lo que ganáis, y depositadlos sucesivamente en un Banco que os pagará intereses: pasados 2 o 3 años tendréis para el viaje deseado!

Sed optimistas y positivistas al mismo tiempo. Haced ejer­cicios todos los días al aire libre. Luchad siempre. El trabajo ennoblecedor—que es la mejor distracción, la libertad—es vues­tra bandera. Amad el trabajo. Cuando éste se principia bien, ya está hecha la mitad. Caminad siempre erguidos, viendo el sol. Aprovechad toda la luz del día. Elevad vuestra frente a la altura de vuestros ideales.

Antes de aceptar un elevado puesto, recorred todas las es­calas anteriores a dicho puesto. Id de lo simple a la compuesto; de lo pequeño a lo grande. Cuando seáis jefes, acordaos de vuestra vida de subalternos; así sabréis tratar a los que de voso

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tros dependan y ellos, no sólo cumplirán con sus deberes sino que se esforzarán por serviros mejor: así llegarán ellos hasta adivinaros, a interpretaros con sólo uno de vuestros bondadosos gestos. "Nobleza obliga."

Id a disfrutar de las brisas del mar, de otros climas que no sean los tropicales: hay muchos climas fríos donde la vida se prolonga. Conoced bien vuestro país, que contiene incon­tables riquezas; visitad sus ciudades, recorred sus montañas, ascended a "Los Andes," que os mostrarán bellezas nunca so­ñadas.

Leed las tarifas de algunas compañías de seguros de vida, que establecen un 20, un 25% menos en las primas sobre las pólizas cuando el asegurado permanece fuera de Centro-Amé­rica, en climas no tropicales. Tales instituciones han estudiado detenidamente las condiciones climatéricas y otras muchas de cada país. Ahí tenéis las pruebas. Hablamos con documentos en mano. * * *

 

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