LOS NÚMEROS PROFÉTICOS DE DANIEL Y EL APOCALIPSIS
UNA IDENTIFICACIÓN DE LOS TIEMPOS Y ACONTECIMIENTOS A LOS QUE SE REFIERE LA PROFECÍA
JUNTO CON HECHOS COINCIDIENTES CON RESPECTO A LA GRAN PIRÁMIDE DE EGIPTO Y EL ACERCAMIENTO DEL PERIHELIO PLANETARIO
POR JOHN COLLOM
"Porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay nadie como yo, que anuncio el fin desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho." Isaías 46:9, 10.
CHICAGO
1880
LOS NÚMEROS PROFÉTICOS *COLLOM*1-12
PREFACIO.
Las Escrituras proféticas constituyen una historia preescrita de la era cristiana. Sin comprender el lenguaje velado de las profecías, los hombres han registrado los eventos ocurridos.
En esta obra, el Autor se ha esforzado por adaptar la historia humana posescrita a la historia divina preescrita y, mediante los números proféticos, demostrar las correcciones de la adaptación. Esta obra está dirigida al lector general, no a los eruditos y críticos.
Su propósito es mostrar la sabiduría de Dios, no la sabiduría ni el conocimiento del escritor; y se espera que quien ama la verdad no desprecie el oro divino por haber sido forjado por una mano inexperta,( el escritor) ni se oponga a la presente exposición de los números proféticos porque, en lo fundamental (según el conocimiento del Autor), difiera de la de todos los demás escritores.
Para beneficio de quienes no cuentan con una biblioteca extensa, se cita la historia completa y se citan las autoridades. El maravilloso significado de la Gran Pirámide y el perihelio planetario, que se describe en los capítulos XIX y XX, concuerda plenamente con las deducciones extraídas de las profecías respecto al desenlace final de la era actual, al que, aunque contrario a sus opiniones anteriores, el Autor finalmente ha llegado tras dos años de estudio constante del tema, llevado a cabo por un sentido de deber imperativo.
EL AUTOR.
TABLA CRONOLÓGICA que muestra las fechas de inicio y fin de los diversos Sellos, Trompetas y Plagas. SELLOS. TROMPETAS. PLAGAS. 1. 33-6 d. C. 1. 337-361 d. C. 1. 1555-1579 d. C. El Caballo Blanco. En la Tierra. En la Tierra. 2. 66-1 d. C. 2. 364-4 d. C. 2. 1579-1718 d. C. El Caballo Rojo. En el Mar. En el Mar. 3. 138-1 d. C. El Caballo Negro. 3. 473-5 d. C. En los Ríos. 3. 1718-1776 d. C. En los Ríos. 4. 534-5 d. C. 4. 1776-1815 d. C. 4. 180-2 d. C. En el Sol. En el Sol. El Caballo de la Historia. 5. 554-1 d. C. 5. 1796-1874 d. C. 5. 250-3 d. C. El Auge de la Bastet. En la Bestia. Almas bajo la Aflicción Sarracena. 6. 1874-1883 d. C. altar. 6. 1076 3*55 d. C. En el Éufrates. 6. 313-3 d. C. El Aflicción Turca. 7. 1883-1923 d. C. Gran Terremoto. 7. 1555-1 d. C. Armagedón. 7. 337-1550 d. C. Ay protestante. La consumación de aquello que determi- Siete Trompetas. Siete Plagas. Ver página 197
LOS NÚMEROS PROFÉTICOS O DANIEL Y EL APOCALIPSIS.
CAPÍTULO I.
LA INTRODUCCION
«Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres... pero Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo ha escogido Dios para avergonzar a los fuertes; y lo innoble del mundo y lo menospreciado ha escogido Dios; y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. El que se gloría, sea glorificado en el Señor». 1 Corintios 1:2-5-3
El autor de las siguientes páginas no es teólogo, historiador ni cronólogo, sino ingeniero de minas, que se ha dedicado durante treinta años a la extracción, análisis y reducción de minerales de oro, plata y otros metales; pero, como:
“Prefiero la sabiduría a la plata, y el oro es escoria comparado con ella. He estado cavando profundo en busca de tesoros, en el campo del evangelio, cuya mina es rica y siempre dará tesoros gloriosos.”
Y así como "el Señor, que conoce los corazones de todos los hombres", ha capacitado a un laico, el hermano DL. Moody, para llevar a cabo una tarea como probablemente ningún otro hombre de esta generación ha realizado, así también Él, en Su providencia, puede capacitar a Su siervo indigno para contribuir con un pueblo de servicio al bien de los hombres, extrayendo para ellos algunos granos de oro de la verdad eterna, que pudieron haber estado "ocultos" a los sabios y prudentes, para ser colocados en la balanza del juicio imparcial, y así contrarrestar la incredulidad, la "filosofía y el vano engaño" de los hombres de la época actual, que dicen
—: "¿Dónde está la promesa de su venida?".—
Para que estos, siendo "pesados en la balanza y hallados faltos", sean rechazados y den paso a quienes tienen un mayor reconocimiento de la providencia y la autoridad de Dios, y un mayor amor por Su palabra y servicio. "Porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay nadie como yo, que anuncio el fin desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho." Isaías 46:16.
En las profecías de la Biblia, tenemos un inspirado Programa del Drama Terrestre, el Contenido del Libro del Tiempo y su historia subsiguiente. Tenemos un registro de los actos y eventos correspondientes hasta donde han ocurrido. Por lo tanto, parecería fácil designar los eventos idénticos a los que aluden las diversas profecías. En algunos casos, esto se ha hecho correctamente; pero las opiniones contradictorias de quienes han escrito sobre muchas de las profecías en el pasado indican que no todos los sellos fueron quitados.
Además, en las profecías, que constituyen un atlas del mundo, un mapa del reino de los cielos, una parcela del campo donde el Hijo del Hombre sembró la buena semilla y el diablo la cizaña (Mateo 13), no solo tenemos una descripción de las diversas plantas que crecerían, sino también el tiempo y el lugar de su producción; pues mediante los números proféticos de Daniel y Juan, el Omnisciente ha especificado el tiempo exacto del surgimiento, crecimiento, decadencia y extinción de los formidables sistemas de error, o cizaña, que han prevalecido en el reino de los cielos, o la dispensación del evangelio.
De modo que, cuando comprendamos adecuadamente nuestro tema, encontraremos un cumplimiento exacto de las profecías en los tiempos, lugares, personas y circunstancias correspondientes, y podremos comprobar la exactitud de nuestras conclusiones mediante las sencillas, pero inflexibles, reglas de la aritmética.
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