Viernes, 1 de diciembre de 2017
7 DICIEMBRE 1869 148 AÑOS DE QUEMA Y SAQUEO DE VILLA DE HUEHUETENANGO
El día 7 de Diciembre de 1869, el" día de la quema del diablo" la tranquila y hermosa villa de Huehuetenango fue asaltada e incendiada en su tercera parte, por las fuerzas invasoras de Justo Rufino Barrios y Serapio Cruz, "Tata Lapo". El Corregidor y Comandante General de Huehuetenango, Capitán Aquilino Gómez Calonge defendió valientemente la pobalción, junto a milicianos de Chimusinique, (zona 12) Jumaj,(zona 6) Cambote (zona 11, hoy calazada Kaibil Balam) y de los cantones del centro San Sebastían, Concepción, San José, que hoy se denomina la zona 1 y zona 3 del centro de la ciudad Huehuetenango. Hicieron frente a milicanos de Chiantla, y miles de indigenas de Chajul, Nebaj, Cotzal, Chalchitán, Aguacatán y otros.
24 horas de angustia,sangre y fuego. Más de 90 casas incendiadas. Saqueo por parte de los invasores indigenas .¿ Qué autoridades actuales de la ciudad de Huehuetenango recuerdan este acto heroíco del Capitán Gómez Calonge (originario de Tejado, Provincia de Soria, España), y de los milicianos de la villa de Huehuetenango.
LA CATEDRAL(
HORACIO CASTILLO GALINDO
8 de DICIEMBRE
1874-1974
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Consecuentemente, a penas terminada la estación de las lluvias, volvió a señalarse la presencia de los revoltosos por los pueblos y caseríos del Norte del departamento, infortunadamente cuando ya las fuerzas expedicionarias del gobierno habían desamparado la cabecera departamental y la guarnición sólo podía defenderla con sus muy reducidos y precarios efectivos.
Pese a tan
incierta situación, el entusiasta párroco no desmayaba en su labor, tratando de
recobrar con el redoblamiento de sus esfuerzos y fatigas, el tiempo que se
había perdido.
Desde la segunda quincena de Noviembre, el pueblo se encontraba en estado de
alarma, aunque no se interrumpieron los trabajos de construcción del templo,
sino hasta la mañana del 5 de-Diciembre en que
una facción de insurrectos calculada por algunos testigos en más de dos mil
individuos, hizo un alarde en la cima del
cerro de El Maíz (inmediato a la
cabecera) retirándose sin combatir hacia el cuartel general. que tenían
establecido en Chiantla-
El Corregidor del departamento Capitán Aquilino Gómez Calonge ( originario de Tejado, Soria, España) no se
arredró por ello a pesar de las terribles
amenazas que le hicieron los
cabecillas de aquel movimiento por medio de dos mensajeros. A toque de clarín convocó a los milicianos de las aldeas;
hizo cavar una trinchera diagonal
que pasaba por el centro de la plaza y parapetó en
las esquinas de los portales y entre el maderamen que aseguraba el
fraguado del cimborrio, a sus mejores tiradores,
recomendándoles disparar de preferencia sobre los jefes que él con el resto de la guarnición se ocuparía de sus
seguidores. Ofreció a la población
civil La protección de sus cuarteles, no ignorando que los asaltantes habían dado mano libre para la depredación
y el saqueo, sobre todo a su numeroso
acompañamiento de indígenas_
Esa noche (salvo la natural angustia y nerviosidad), todo transcurrió en
calma; pero a las cinco de la madrugada (6 de
Diciembre de 1869) los invasores atacaron la población por todos los puntos cardinales, procediendo antes que se intercambiara un
disparo, a saquear y luego incendiar las
casas, de la periferia al centro . En alguna parte he dicho ya,
que tal procedimiento redundó a la postre
en ventaja táctica para los defensores. En las goteras del pueblo,
principalmente en los andurriales de El Calvario que fue por donde la irrumpió el mayor número de
combatientes indígenas, la población se
entregaba habitual y pacíficamente a la. elaboración del aguardiente
clandestino de que se surtía el resto del departamento
Ello dio lugar a que el saqueo se complicara de una libación
por así decirlo instantánea y tan generosa y,
bárbara a boca de garrafones, ollas y, alambiques, que el grueso de las
huestes vernáculas se incapacitó para,la
lucha quedando sus elementos por tierra, con el fiiludo machete en las rodillas, o la escopeta inútil entre las desmayadas piernas, para
ser pasto (entre los los hipos de la beodez y uno que otro manotazos `serinfructuosos),
del infierno anticipado con que ellos
mismos se gratificaron; con lo que -pienso yo- puedeque hayan
ganado alguna indulgencia favorable a su salvación, pero que de, todos modos
haya tenido que discutirse en tribunales de otro mundo.
Los grupos de asalto que en total sumaban unos cuatro mil hombres contando desde luego con el contingente de los indígenas traídos de Uspantán, Nebaj, Chiantla y otros caseríos de la montaña, iniciaron el ataque a las seis de la mañana, ya cuando¡ el incendio ardía cercando la población por todos sus rumbos. Traían como jefes tácticos a Justo Rufino Barrios y Serapio Cruz (acompañado de sus hijos Felipe de y Ramón), como Generales; a los Coroneles Vicente Méndez Cruz, Juan de Dios Méndez (primo carnal de Tatalapo) y Evaristo Cano Polanco y a los Capitanes Apolonio Cabrera, (del oriente de Guatemala) Bernardo Mota y José María González (originario este último de Soloma). Venían provistos además, con el fusil más efectivo que se conocía entonces (el Rémington 63) de retrocarga y capaz de hacer quince disparos por minuto.
Gómes
Calonge sólo contaba en
cambio, con 80 soldados de la guarnición y 120 milicianos no
adiestrados en el manejo de las armas. Su equipo consistía en
76 fusiles de chispa que se cargaban por la boca y al máximo de su rendimiento podían hacer hasta un
disparo cada tres minutos. Pese a tan notoria desventaja, los
facciosos encontraron desde `las primeras de cambio, no sólo el fuego algo
realeado pero muy eficaz de los soldados de la guarnición, sino ,que
también y principalmente, los escopetazos certeros de los tiradores parapetados en las esquinas de la "plaza y entre los andamios y
parales del cimborrio en construcción- El
hijo preferido del Mariscal Cruz, Ramón, cayó
abatido por los mortales disparos y su cadáver quedó tendido en la plaza. La misma mañana salieron heridos y tuvieron
que dejar la acción para ser curados en Chiantla, los Coroneles Cabrera, Mata y
González_
Ello hizo que los invasores que de antemano contaban con una
rápida y fácil victoria, se vieran
contenidos y la acción quedara indecisa por todo el resto del
día-
Las huestes que habían avanzado por el Sur y que se
habían apoderado de la iglesia vieja y el convento parroquial, prendieron fuego a ambos edificios
"sin importarles que se quemara Cristo", secuestrando
al Padre Salazar y al anciano vicario Don Juan Bautista de Teherán a
quien obligaron bajo amenazas de muerte, a jugar el peligroso papel de emisario
entre los jefes de la facción y el Teniente Gómez Calonge.
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