Jueves, 19 de noviembre de 2015
viernes, 8 de abril de 2016
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE Perro ovejero 1948
viernes, 8 de abril de 2016
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE perro de muestra salva de huracán
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
Recopilado por Alan Devoe
1,948
Donde haya perros se contarán siempre casos divertidos, o conmovedores, o tan llenos de misteriosa emoción como la mirada misma del perro. Los verídicos relatos que van a continuación se han elegido entre los enviados recientemente a esta Revista por sus lectores.
AQUELLA TARDE, a eso de las dos, se me ocurrió irme a pescar lenguados en la bahía de Great Egg. Alisté la lancha, vio el patrón que no faltara el combustible necesario, y estuvimos listos a hacernos a la mar. Llamé entonces a Redsy, mi perro de muestra. Desde cachorrilo nunca deja de acudir pronta y gozosamente apenas oía ese silbido.
Esta
vez, sin embargo, se agazapó en el muelle, ladrando a más y mejor. De nada Sirvió llamarlo. Ni halagos ni amenazas lo decidían
a embarcarse. Seguía ladrando sin moverse de donde estaba.
Acabó por impresionarme esa terquedad.
El patrón me aseguró que el tiempo no daba nada que recelar; pero Redsy protestaba con más y más empeño contra la
proyectada excursión. Al fin me decidí: le dije
al patrón que volviese a amarrar la lancha, pues había resuelto desistir de la
pesca. Supongo que el hombre creería que estaba chiflado. No disté yo
mismo de creer que era así. Hacía un día
espléndido:limpio el cielo de nubes; rizada apenas la superficie del mar por
leve brisa. En la bahía unas 50 embarcaciones navegaban
plácidamente hacia los bancos de lenguados.
Algunas de esas embarcaciones no volvieron nunca. A las pocas horas la mansa brisa se convertía en furioso viento y éste en
temporal deshecho. La Isla de Absecon quedó sepultada bajo 30
centímetros de agua. De lo que Redsy me salvó al
presentirlo con seguro instinto y obstinarse en que no saliésemos a la mar, fue
nada menos que del huracán de
1938
WilliaM Harry Montgomery, Poughkeepsie, Nueva York
esta historia real podría indicarnos que sí?
iernes, 8 de abril de 2016
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE Perro ovejero 1948
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
Recopilado por Alan Devoe
1,948
Donde haya perros se contarán siempre casos divertidos, o conmovedores, o tan llenos de misteriosa emoción como la mirada misma del perro. Los verídicos relatos que van a continuación se han elegido entre los enviados recientemente a esta Revista por sus lectores.
UNA NOCHE en que nevaba copiosamente mi perro de aguas enano se escabulló de casa. Mal le fue en esa aventura, impropia de sus 12 años de edad, pues tuvo un percance del que salió gravemente herido. Probable parece que lo atropellara un quitanieves. En todo caso, quedó tendido en la nieve amontonada al borde de la carretera.
Allí hubiera perecido sin duda a no ser por el desconocido perro ovejero alemán que le salvó la vida.
El chofer que trajo al herido me contó la historia. Pasaba el hombre a eso de las dos y media de la madrugada frente a casa. De súbito, en el tramo de carretera que iluminaban los reflectores del taxi al rasgar la espesa cortina de la nevada, erguido e inmóvil apareció el perro ovejero. Trató el chofer de ahuyentarlo haciendo sonar estrepitosamente la sirena. Como esto no valiese para apartarlo del sitio en que permanecía tercamente clavado, detuvo el taxi. Acercose entonces el perro a la portezuela, aulló unos instantes y trotó luego hacia uno de los lados de la carretera. El chofer echó pie a tierra y se dirigió allá, cayendo y levantando entre la borrasca de nieve. Al verlo acercarse al sitio donde montaba guardia al pie del herido, el perro ovejero batió alegremente la cola.
He tratado inútilmente de dar con ese perro al cual debe la vida el mío. Me encantaría estrecharle la mano.
Eldon Bisbee, Nueva York, N.y
Sábado, 9 de abril de 2016
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
__IV__
Recopilado por Alan Devoe
Selecciones Mayo de 1946
LA AMISTAD entre el hombre y el perro data de tiempo inmemorial. De ella cuenta la gente casos, ya curiosos, ya
conmovedores, ya
difíciles de explicar por lo extraordinarios. He aquí algunos de los
que nos han enviado recientemente los lectores de esta Revista.
Sombrerazo
SRA. I. M. DUNNING, Cambridge, Inglaterra
En casa de una familia amiga mía hay un perro
lobo llamado Jock. Todos los domingos, después del té, sale el dueño
de la casa a dar una vuelta con el perro. Cierta vez, no hace mucho, invitó esa
familia a tomar el té a un joven extremadamente corto de genio; tanto así, que,
cuando ya iba llegando la hora de despedirse, no hallando cómo hacerlo,
permanecía sentado. Pasaba el tiempo sin que el visitante se moviera, ni
tampoco ninguno de los de la casa. Jock empezó a temer por su paseo.
Levantándose del sitio donde estaba echado, dio varias vueltas por la sala, con
manifiestas señales de impaciencia. Nadie le hizo caso. Salió, entonces, al
corredor, y se alejó.
A los pocos minutos, estaba de vuelta. En medio
del silencio más embarazoso que recuerdo en mi vida, lo vimos acercarse al
irresoluto joven y ofrecerle lo que traía en lo boca: ¡su sombrero!
15 Replicóle
el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a
vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?
16 Y a ésta, que es hija de Abraham, a la
que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta
ligadura en día de sábado?» Lucas 13.
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