Sábado, 19 de marzo de 2016
ANECDOTARIO DE ABRAHAM LINCOLN..Sara Lincoln
“ABRAHÁN FUE un chico muy juicioso, y yo puedo decir de él lo que acaso apenas podría decir una madre entre mil: nunca me dijo una palabra dura ni me lanzó una mirada rencorosa, ni rehusó hacer nada de cuanto le mandé. Era diligente para el estudio, leía cuanto libro encontraba. Si algún pasaje le llamaba la atención, lo escribía sobre alguna tabla si no tenía papel a mano. Cuando conseguía papel, lo copiaba, lo leía y lo releía.
— SARA LINCOLN, en declaración hecha aWILLIAM HERNDON
SE METÍA un libro debajo de la camisa, se llenaba los bolsillos de los pantalones con tortas de maíz y se iba a arar o a rastrillar. A mediodía se sentaba bajo un árbol a leer y a almorzar. Cuando llegaba a casa por la noche, recostaba una silla contra la chimenea, engarzaba los pies en el travesaño y se agachaba a leer
Tía Sarita le ponía una vela sobre la repisa y muchas veces Abrahán tomaba su cena allí mismo, comiendo todo cuanto ella le servía sin dejar de leer. Entraban los vecinos, se quedaban mirándolo sin que él se diera cuenta siquiera, y volvían a salir haciéndose cruces.
--DENIS HANKS
Martes, 21 de junio de 2016
LA CASADA FIEL Por John Wheeler
LA CASADA FIEL
John Wheeler
UN GRAN avión de la Eastern Air Lines se disponía a aterrizar en el aeropuerto de La
Guardia, en Nueva York.
El capitán hizo la pregunta de rutina:
—¿Listo el tren de aterrizaje, John?
Tras de echar una mirada al tablero de instrumentos, el copiloto se asomó a la
ventanilla para cerciorarse de que el tren de aterrizaje estaba en posición. Una ráfaga de viento le arrebató la gorra.
—Listo—respondió volviendo hacia el capitán la desgreñada cabeza.
Y el avión aterrizó sin novedad a las 6 y 30 de la mañana.
Joe Higgins, camionero de una lechería de
Long Island, habitaba con su esposa en una casita de Queen's
Village, lugar cercano al aeropuerto de La Guardia. Estaba
recién casado, y había conseguido hacía poco su empleo, en el que le
tocaba trabajar de noche.
En la melancólica y silenciosa
soledad de las madrugadas, Joe cavilaba
a veces en lo que estaría haciendo su mujer a esas horas. En un
artículo titulado Consejos para la felicidad conyugal había
leído recientemente que el marido debe trabajar de día y permanecer de noche en
el hogar. Esto y sus propias cavilaciones preocupaban a Joe ese día al
llegar, a las siete de la mañana, a la puerta de su casa.
Iba ya a abrir cuando reparó en algo que había en el suelo, cerca de los
escalones de la entrada, y se agachó a recogerlo. Era
una gorra con el escudo de la Eastern Air Lines. Abrió Joe
violentamente la puerta e irrumpió en la casa gritando:
—Jane! ¿Qué estuviste haciendo anoche ?
—Fui al cine y me acosté en cuanto volví a casa—repuso Jane bastante
sorprendida.
—¿Y no andarías también volando . . . por todo lo
alto?—preguntó él a tiempo que tiraba en
la cama la gorra de aviador—. Tu amigo dejó esta tarjeta en la puerta. Ahí dentro
puedes leer el nombre: John Bell. Jane miró con
ojos llenos de asombro la gorra de aviador; miró después a su marido,
que le gritaba dirigiéndose hacia la puerta de la calle:
—¡Guárdate la gorra, y que te sirva de recuerdo! ¡Tú y yo hemos terminado! Jane
había oído hablar del capitán Eddie Rickenbacker,
director de la Eastern Air Lines, piloto veterano y hombre muy cortés y servicial. Le escribió
explicándole lo sucedido, fue sin pérdida de tiempo a las oficinas
de la Eastern en Nueva York, y entregó la carta y la gorra de aviador a la
secretaria del capitán.
El capitán Rickenbacker no es amigo de dejar las
cosas para luego. Salió inmediatamente con Jane Higgins para el aeropuerto de La
Guardia. Una vez allí, el director de
circulación entregó al capitán el cuaderno de vuelo del avión y mandó llamar al
copiloto Bell, que se presentó a los pocos minutos. Todos se
trasladaron a casa de los Higgins, en donde hallaron a Joe haciendo las
maletas. Por supuesto, el cuaderno de vuelo y lo
que le contó el propio Bell convencieron a Joe de su equivocación.
Con esto, John Bell recuperó su gorra de aviador y Joe Higgins a su esposa.
—Se acabaron
las caras agrias, amor mío—le dijo al abrazarla prolongadamente—. Y de todos modos, buscaré otro empleo en que no haya que
trabajar de noche.
Martes, 1 de diciembre de 2015
FELIPE REYES-EL JUSTICIERO
Felipe Reyes el Justiciero , fue una popular serie mexicana de radio y cine de los años 70s.
Alvaro Zermeño, fue el protagonista de las peliculas de Felipe Reyes.
Me gusta la letra y la musica de la canción de Felipe Reyes.
Mi nombre es Felipe Reyes, me llaman el Justiciero
Soy amigo de las leyes, castigo de bandoleros
En mi caballo retinto contemplo el atardecer
Donde me las pinten brinco , no importa quien pueda ser
Aquí esta Felipe Reyes que representa la LEY
Justicia para los hombres es lo que encuentran en él
prepárense los malvados que ya se les va a llegar
si para pelea son gallos no espantan al gavilán
mi vida está dedicada a hacer siempre bien al pueblo
mi vida no está comprada , por que yo soy justiciero
Aquí está Felipe Reyes que representa la ley
Justicia para los hombres es lo que encuentran en él
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