MI HISTORIA DE LOS DÍAS SABADOS
Por el autor del blog - un apasionado por lo de antaño
Sábado 4 de Enero del año del Señor de 2025.
QUIÉN DEDICA ESTA HISTORIA AL PADRE ETERNO, A MI SALVADOR JESUCRISTO Y AL ESPIRITU SANTO
EL CABALLERO Y “LA PALOMA DE OCCITANIA”
— ¡Donde estará ese niño? Seguramente que viendo las palomas blancas en el palomar, porque les fascinan sobremanera — Estas palabras fueron las que Lady Marianne Fairbanks dirigió a su esposo Sir Lancelot Fairfax, quien a su vez le respondiera.
!Mi cielo! Nuestro hijo debe estar soñando con ser un gran naturalista. Sabes que también sueña con ser un caballero que rescata a una doncella prisionera que sufre en manos de algún malvado ogro —
Pasaron veinte años y el niño se convirtió en un audaz Caballero de espada brillante, especializado en servicio de mensajería al servicio de su patria Inglaterra.
Al regresar de una importante comisión y disfrutar de un breve descanso, llegó la orden de presentarse ante su Comandante. Allí se le dijo:
—Usted ha sido comisionado junto a otros, para escoltar y guardar la persona de un Embajador de Inglaterra. Prepare y lleve un buen lote de palomas mensajeras. —
Días más adelante, el Caballero Samuel Percival Fairfax, junto a un selecto grupo de guerreros, abordaron un grupo de naves de guerra, cruzaron el canal de la Mancha, escoltando la persona del Embajador Sir Samuel Morland y su comitiva.
Se dirigían a la soleada Italia, especialmente a Turín y a la región Piamontesa.
Acudían prestamente con los bienes materiales y dinero recaudado en la noble Bretaña por El Lord Protector de Inglaterra, el Temible Oliver Cromwell. Este había ordenado un general de ayuno y oraciones durante todo un día, y a la vez, que los ingleses ofrendaran el dinero para socorrer a los perseguidos valdenses.
Una flota de naves de guerra con los cañones dispuestos a lanzar llamaradas de advertencia, en nombre de todo el poderío de la Armada Británica, llegaron y a las costas itálicas.
Al Rey de Italia, no le quedo más remedio que atender a Sir Samuel Morland, y concederle permiso para visitar y entregar la ayuda inglesa a los piadosos Vaudois.
El Caballero S. P. Fairfax , mandaba cada cierto tiempo mensajes cifrados a Inglaterra.
Un dia de esos, se presentó una dama, portando una pequeña cesta cubierta con seguridad y a la vez con delicadeza, y preguntando por el Embajador inglés.
Al acercarse a la residencia asignada para el efecto, el joven Fairfax, estaba de guardia en las afueras, y por lo tanto la vio venir.
—Buenos días, noble Caballero —Saludó la hermosa dama
—Buenos días, noble Lady, ¿Cómo puedo servirle?—
—Como veo que porta usted el uniforme y las insignias de la Armada inglesa, me da seguridad de confiarle, que una prima mía que vive en los lejanos valles, trajo una paloma a mi residencia. Ella y su hermano, viven en los valles Vaudois, y saben que esta paloma iba rumbo a Inglaterra, pero por alguna razón se desorientó y cayó en el valle alpino. Está confirmado por breve mensaje que llevaba en el respectivo cilindro en su pata derecha.—
—Mi Lady, tenga la bondad de pasar a la oficina de visitas de Sir Morland—
La bella dama, después de entregar y conversar con el Embajador Sir Moreland, nuevamente pasó por el lugar donde el Caballero hacía guardia ese día. El inglés dijo a la bella italiana:
—Signorina, estoy muy agradecido con usted, por haberme traído una de mis palomas favoritas, yo la “bautize” como “Flor de Primavera”. Estoy de guardia y no puedo ausentarme de aquí y acompañarla a su casa, pero mañana es mi día libre, y solicitole respetuosamente me conceda el verle, y llevarle un libro de poemas,y deseo saber más acerca de los perseguidos Vaudois. ¿Me concede el gran honor de entrevistame con usted?—
—Mañana llegaré al parque, y allí podremos conversar, también lo invito a un almuerzo en casa de mis padres, quienes tendrán el gusto de recibirlo como a un enviado de la noble Albión.—
Al siguiente día, los jóvenes se encontraron en un parque sembrado de hermosas flores, después de una hora de estar allí, se dirigieron a casa de los padres de ella.
Fue recibido en una mansión de arquitectura exquisita. Durante y después del almuerzo, los padres de ella valoraron el carácter del Caballero inglés, y se desarrolló una conversación interesante y amable.
—Señor Caballero inglés, le damos gracias por venir a servir al noble pueblo Vaudois—dijo el Señor Rovere—
—A ustedes por recibirme en su sagrado hogar, en este día sábado—respondió amablemente y en seguida añadió: Por favor Señor Rovere, Lady y Signorina Rovere, llamadme simplemente Samuel, porque desde el momento que cruzé el portal de vuestra cálida residencia sentí una gran inclinación hacia vuestras personas,de tal manera, que siento como si estuviese en casa de unos parientes. —
— A nombre mío y de mi esposa Marcella y de mi bella hija Theresa os damos la bienvenida a este humilde hogar, y abrimos nuestros corazones plenamente a vuestra persona, os diré que nosotros abrigamos desde hace tiempo la Fe Vaudois en nuestros corazones. Estamos seguros que guardareis el secreto, lo hemos hecho así para resguardar nuestro patrimonio que un día pasará a manos de nuestra hija —
—Deseo saber más acerca de vosotros, noble familia—expresó el Caballero Samuel
—En nuestra familia, siempre ha habido obispos y cardenales de alto rango, que no verían con buenos ojos nuestra fe sencilla y pura en el Evangelio de nuestro Salvador Jesucristo, en este momento pido a mi hija, que os diga su nombre completo, para que la llameis como os agradare—
—Noble Caballero, mi nombre es Theresa Azucena Marcella Rovere Doria, pero mi amado padre suele llamarme “Flor y Paloma de la Primavera”—
—Samuel Fairfax, sintió en ese momento que una cálida lluvia de exquisitas flores fragantes caían sobre su cabeza, pero especialmente llegaban a su corazón, delante de él, sus ojos se habían abierto, y veía ahora una hermosa Signorina de largo cabello castaño y unos ojos avellana con iridiscencias de azul indigo.
Algo dentro, muy dentro de su aventurero corazón, decirle que de ahora en adelante había llegado el tiempo de soñar, pero a a vez de despertar a la cruel realidad, de tiempo de reir y del tiempo de sufrir, tiempo de llover y tiempo de llorar.
Había descubierto una rara y deliciosa flor, una planta floreciendo en una primarvera en tierra lejana, una paloma de blanco plumaje y exquista presencia, y no sabía que le depararía el destino.
Solo atinó a decir:
—Os pido nobles hermanos, que pueda yo visitaros algunas veces en mi tiempo libre, sí asi os pareciese bien —
Fue así, como de esta manera el Caballero Samuel Percival Fairfax, conoció a su bella Paloma italiana de Primavera, y unos meses adelante con el permiso expreso de Sir Moreland, quien estaba al tanto de a situación, quedose un año más en Italia. Tiempo que invirtió en estrechar lazos de afecto noble y puro con la familia Rovere Doria y en especial con la bella Signorina Marcella, su futura esposa.
Una carta enviada por el Caballero, y conducida por manos de un amigo, fue llevada a sus padres y hermanos. En ella daba cuenta detallada de todo lo acontecido en su vida y la amistad que ounía ahora al familia Rovere.
Un amanecer de un sábado maravilloso que anunciaba la primavera, el Caballero envió un mensaje con su paloma mensajera preferida.
La paloma “Flor de Primavera” voló a travez del Canal de la Mancha y llegando a la residencia de la familia Fairfax , fue atendida por Lady Marianne , quien llamó a su esposo y leyeron el siguiente mensaje. “Llegaré con familia Rovere. Preparad la boda”
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