JUSTO RUFINO BARRIOS -UNA BIOGRAFÍA Por PAUL BURGESS- *45-46*

JUSTO RUFINO BARRIOS

UNA BIOGRAFÍA

Por PAUL BURGESS, A.B., B.D., Ph.D.

Autor de Los Veinte Siglos del Cristianismo, La Influencia de la Ciencia Exacta eobre el Concepto de Dios, Protestantismo o Espiritismo, etc., etc.

Este volumen está dedicado con cariño al reverendo E. M. Haymaker, D.D., misionero del Evangelio en Guatemala durante cuarenta años, quien me contó por primera vez la historia de Barrios y me enseñó a estudiar su genio en el contexto de su herencia social

45-46

Aunque Carrera había sido comprado con éxito por los ultraliberales después de la capitulación de la ciudad de Guatemala, cuando regresó a sus viejos lugares de reunión mostró tan poca inclinación a obedecer a Valenzuela como había mostrado a obedecer a Gálvez. Al poco tiempo estaba en abierta rebelión de nuevo. Valenzuela tuvo que seguir el ejemplo de Gálvez y pedir ayuda a Morazán y al Gobierno Federal. Esta vez el Presidente de la Federación estaba más entusiasmado en luchar contra Carrera que en la ocasión anterior e hizo un esfuerzo decidido para vencerlo. Hubo varios encuentros. Morazán siempre ganó la batalla, pero Carrera siempre logró salir delante. Mientras tanto, el Congreso Federal deliberaba. Nadie estaba contento con la forma de Gobierno Federal existente en ese momento. Pero la tarea de enmendarla parecía imposible para los miembros del Congreso. Así que decidieron abolir la Federación por completo... y empezar de nuevo. Esta acción inesperada hizo que Morazán regresara a El Salvador, y dejó a uno de sus generales para que atrapara a Carrera mientras él mismo buscaba rescatar los objetos de valor que pudiera encontrar del naufragio de la Unión Centroamericana. Lo que logró obtener fue la presidencia de El Salvador, cuando su mandato como presidente de la Federación de Centroamérica había expirado. Costa Rica, Nicaragua y Honduras se retiraron del pacto federal para establecer gobiernos independientes y Morazán, cuyo segundo mandato como presidente de la Federación había llegado a su fin y que, en consecuencia, no tenía autoridad legal, no pudo dar a la Unión los derechos de los estados que habían triunfado.

***13 Mientras tanto, en Guatemala, la reacción clerical fue Mientras tanto, en Guatemala la reacción clerical iba ganando fuerza. En la misma capital los conservadores insistían cada vez más en sus reivindicaciones y en los distritos rurales Carrera era cada día más poderoso.***

 En 1840 Morazán hizo un intento infructuoso de restaurar la Unión. Dos años después hizo otro intento. Pero sus propios compañeros de aventuras desacreditaron su causa, de modo que el pueblo de Costa Rica se levantó contra él y fue hecho prisionero y fusilado el 15 de septiembre de 1842. Montufar, en sus diversas obras, da el relato más completo de Morazán desde un punto de vista favorable a él, y Agustín Mencos (Rrasgos Biográficos de Francisco Morazán) dice todo lo que se puede decir en su contra. El hecho de que fuera un soldado de fortuna no impidió que fuera en muchos aspectos un hombre verdaderamente grande***

El 13 de abril de 1839, Carrera entró de nuevo en la ciudad de Guatemala, esta vez por su propia responsabilidad, y aunque no se declaró presidente de inmediato (apenas hacía tres años que pastoreaba cerdos), su triunfo llevó al partido clerical al poder pleno. El exporcino extendió su poder sobre el Estado de “Los Altos”, ejecutando a las autoridades de Quezaltenango y saqueando la ciudad. Guatemala siguió el ejemplo de los otros Estados y se retiró de la Unión. Las leyes liberales de Gálvez fueron derogadas. El matrimonio civil fue abolido. Se reabrieron los monasterios que el régimen liberal había cerrado y se restablecieron los diezmos de la Iglesia. El 4 de julio de 1843 se emitió un decreto que permitía el regreso de los jesuitas, y en 1844 un arzobispo fue recibido solemnemente por las autoridades. Carrera ya había aprendido mucho sobre los asuntos públicos y comenzó a dirigir el Estado según sus propias ideas. Disolvió la Asamblea Nacional y nombró en su lugar un llamado Consejo, compuesto de hombres subordinados a sus deseos. Este Consejo lo eligió Presidente el 11 de diciembre de 1844. Los primeros años de su administración fueron muy turbulentos. Si no había problemas en casa, siempre había alguna disputa con otro de los Gobiernos centroamericanos para cubrir el interinato. Finalmente, en 1848, las cosas llegaron a tal punto que Carrera renunció a la presidencia (15 de agosto) y una asamblea constituyente que se había convocado apresuradamente aceptó su renuncia y eligió a Juan Antonio Martínez, un comerciante acomodado, como jefe del Gobierno. Esto llevó a los liberales al poder de nuevo pero no satisfizo al partido revolucionario, que siguió luchando.14 Quezaltenango aprovechó la

***14 Los líderes de esta revolución fueron los famosos hermanos Cruz (Vicente y Serapio) que resultaron una espina en el costado de cada gobierno de Guatemala durante 25 años. Rufino Barrios tuvo su primera experiencia en la lucha revolucionaria con los Cruzes. Ambos hermanos murieron en batalla, Vicente en Sampaquisoy en 1849 y Serapio en PalenCia en 1870.**

anarquía reinante para declararse libre de nuevo. Guatemala buscó reconquistar Los Altos y la fortuna favoreció a sus armas en la batalla de San Andrés (21 de octubre de 1848), pero las fuerzas gubernamentales no pudieron continuar su victoria y subyugar definitivamente Los Altos. Martínez no era hombre para tiempos tan turbulentos y cedió el puesto a Escobar, un orador maravilloso, cuyos buenos discursos no le ayudaron a gobernar con eficacia. Cedió el puesto al general Paredes. Mientras tanto Carrera se había ido a Yucatán, desde donde envió cartas amenazadoras a los liberales. Sus amigos aprovecharon el hecho evidente de que el partido liberal era incapaz de detener la marea creciente de anarquía para instarlo a regresar, y Paredes, sintiéndose incapaces de hacer frente a la situación y deseando un brazo fuerte en el cual apoyarse, se convirtió en traidor a la causa liberal e incitó a Carrera a convertirse en Comandante en Jefe del Ejército bajo su mando. El 7 de agosto de 1849, Rafael Carrera entró en la ciudad de Guatemala con toda la pompa de un emperador. Su regreso significó el resurgimiento de la dominación clerical.

Carrera se convirtió en Presidente nuevamente el 22 de octubre de 1851, y se obtuvo un cierto grado de paz y seguridad hasta 1853, cuando estalló la guerra entre Guatemala bajo Carrera y el nuevo Presidente liberal de Honduras, Cabañas. Nuevamente la fortuna favoreció las armas de Carrera. El año siguiente (1854) “el muy excelente Presidente Sr. Capitán General Rafael Carrera” fue declarado como el “gobernante supremo y perpetuo de la nación” por la Cámara de Representantes que el Acta Constituyente había creado. Él continuaría en el cargo como Presidente vitalicio hasta 1865, cuando murió.

II Días de estudiante

 Llaven escribe sobre los días de estudiante de nuestro héroe: “El joven Barrios se distinguió en matemáticas especialmente, siendo este su estudio favorito. Fue desde el principio un hombre destacado entre sus compañeros de estudios, siendo de temperamento serio, aunque siempre cortés. Tenía poco en común con las diversiones pueriles de sus compañeros pero inspiraba respeto entre ellos como siempre sucede en presencia de un alma superior”.

Cuando leímos esto por primera vez no pudimos evitar preguntarnos si el Sr. Llaven no había mezclado a sus dos grandes héroes y aplicado a Barrios una descripción que estaba destinada a Allan Kardec.1 Uno de estos compañeros de estudios de Barrios, Cayetano Maldonado*, que luego se convirtió en sacerdote, da un relato muy diferente de sus días de estudiante, y aunque no podemos esperar que un sacerdote sea un testigo completamente imparcial con respecto a nuestro héroe, lo que sabemos de las características de don Rufino en la vida posterior nos inclina a dar crédito a Maldonado en lugar de a Llaven. Según el primero, Barrios era un líder de toda suerte de diabluras estudiantiles y pasaba gran parte de sus tardes en esa especie de “vida nocturna” que García Granados describe con tanta vivacidad y detalle en sus Memorias.2 Téllez nos da la misma impresión.