LOS CRISTIANOS EVANGÉLICOS
DE LOS VALLES DEL PIAMONTE.
POR A. W. MITCHELL, M.D.
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47-49
CAPÍTULO CUARTO
PERSECUCIÓN POR YOLANDE Y CATANEO
Fue una extranjera, hermana de Luis XI, quien primero Comenzó la persecución sistemática de los valdenses. Se trataba de Yolandé, quien, habiéndose casado con Amadeo IX, de los mejores y más caritativos duques de Saboya que honró su dinastía, se convirtió, en 1472, como su viuda, en la regente de sus dominios. Su nombre, de Yolande, fue convertido en Violante, ya sea por alguna alteración de ortografía en los documentos públicos, o en alusión a ella por su arácter violento y vengativo. El 23 de enero de 1476, sin presentar ninguna otra denuncia contra los Valdenses, o alegando cualquier otro motivo para su rigor que su credo, ordenó a los señores de Pignerol y Cavours para traerlos, en cueste lo que cueste, en el seno de la Iglesia romana.
Los Valdenses, a su vez, exigieron que la iglesia romana en sí misma debía convertirse al evangelio puro. La duquesa convocó a sus grandes vasallos para deliberar sobre los medios de reducir al silencio a estos atrevidos protestantes, si se nos permite Emplear el término un siglo antes de la Reforma. Pero no había tenido la oportunidad de llevar a cabo sus proyectos efecto, siendo ella misma hecha prisionera por orden del duque de Borgoña, que, estando en guerra con Luis XL, deseaba impedirle prestar ayuda a ese monarca.
Los "Valdenses, Sin embargo, se habían negado persistentemente a abjurar de su supuesta herejía, y Charles, el segundo hijo de Yolande, en consecuencia ordenó que se hiciera una investigación sobre esta contumacia (1485). Esta investigación por primera vez manifestó oficialmente la profunda diferencia que el tiempo había establecido entre los valdenses, todavía fieles a la fe primitiva, y la iglesia romana está cada vez más degenerada. El resultado fue presentado ante la Santa Sede en 1486.
Al año siguiente, Inocencio VIII. Fulminó contra los Valdenses una bula de exterminio, mediante la cual Ordenó a todos los poderes temporales que se armaran para su destrucción. Invitó a todos los católicos a tomar la cruz contra ellos, " absolviendo de todas las penas y penas eclesiásticas, generales y particulares, quienes deben asumir la cruz; liberándolos de cualquier juramento que pudieran tener tomado ; legitimar su título sobre cualquier propiedad que podría haber adquirido ilegalmente; y prometedora remisión de todos sus pecados a quienes deberían matar a cualquier hereje. quedaban anulado todos los contratos hechos a favor de los valdenses; ordenando sus sirvientes para que los abandonaran; negarles cualquier ayuda que sea, y facultó a todas las personas para tomar posesión de sus bienes."
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