WICLIF AND HUS
FROM THE GERMAN OF
DR. JOHANN LOSERTH,
PROFESSOR OF HISTORY AT THE UNIVERSITY OF CZERNOWITZ
TRANSLATED BY THE
REV. M. J. EVANS, B.A.
LONDON
HODDER AND STOUGHTON,
27, PATERNOSTER ROW.
MDCCCLXXXIV.
Printed by Hazell, Watson, & Viney, Limited, London and Aylesbury.
I-X
PREFACIO.
El presente volumen fue originalmente diseñado para formar un episodio en una obra sobre los oponentes literarios del movimiento husita. Pero varias circunstancias, relacionadas en parte con la naturaleza, en parte con el ordenamiento del material, me han inducido a darle la forma que ahora tiene. En primer lugar, estaba la convicción de que el episodio necesariamente debía adquirir dimensiones demasiado grandes, aunque sólo se debía comunicar una parte de la abundancia de pasajes de prueba como los que aparecen a continuación en el Segundo Libro, y el número de estos pasajes, de los cuales sólo se proporciona aquí una selección, crecía constantemente, como resultado de un estudio más detallado de aquellas obras de Wiclif que aún no han salido de la imprenta.
Sin embargo, más importante fue la consideración de que el presente libro trata de una cuestión que, como se percibirá por las páginas de la Introducción adjunta, debe calificarse de candente; cuya solución, además, es muy deseable, incluso en interés de otros estudios, por ejemplo, la edición de los textos de Wiclif y de Hus.
De los dos libros bajo los que se ha ordenado el material, el primero describe el terreno al que se trasplantó el wiclifismo durante los primeros años del siglo XV; y luego la difusión del mismo, al principio tardío, y luego cada vez más intensivo, en Bohemia y Moravia.
Que aquí todavía se ofrece una amplia recolección, incluso para aquellas partes que han sido tratadas en las distinguidas obras de W. Berger y G. Lechier, puede hacerse evidente en particular a partir de los primeros capítulos de este libro. Para no dar una extensión aún mayor a la obra, el estado general político y nacional de asuntos en Bohemia solo se bosqueja en la presentación; Por esta razón, la cuestión de la controversia sobre los votos [en la Universidad], y lo que está inmediatamente relacionado con ella, sólo ha sido tocada. El Segundo Libro ofrece los pasajes de prueba para el empleo de los escritos de Wiclif por parte de Hus.
En cuanto a estos pasajes de prueba, pueden ser considerados como suficientes para el reconocimiento, no sólo del hecho de que la teología de Hus es idéntica a la de Wiclif, sino también de la naturaleza y carácter del uso que Hus hizo de los escritos de Wiclif.
De los artículos del Apéndice, el N° VI requiere una atención especial. Discernimos de él cuán profundamente el movimiento religioso de aquellos días se apoderó de todas las mentes en Bohemia. Los artículos que siguen muestran la amplia difusión alcanzada por este movimiento, y el odio apasionado con el que fue perseguido por el lado de los oponentes. Las defensas escritas de un Simón de Tissnow, un Prokop de Pilsen, y un Zdislas de Zwerzeticz, además, son dignas de publicación incluso por razones literarias generales; porque parecen lo más excelente de lo que se dijo sobre este tema en Bohemia y Moravia, y superan en cuanto a originalidad y profundidad con la que tratan el mismo, los bien conocidos escritos del propio Hus.
De los artículos del Apéndice, sólo el No. X. ha sido impreso hasta ahora. La importancia del tema y la rareza de la impresión pueden justificar la reimpresión del mismo. Que en los círculos husitas se le atribuía un gran valor a este documento, lo demuestra su frecuente aparición en manuscritos antiguos, y en los idiomas latín, checo y alemán.
En cuanto a la ortografía, tanto en los textos de Wiclif como en los de Hus, se ha conservado la ortografía de los manuscritos y sólo cuando ésta fluctúa se selecciona la ordinaria. Los errores manifiestos de escritura o geminaciones en el sonido inicial de una palabra, y similares, se han corregido simplemente sin llamar la atención sobre ellos. De lo contrario, el número de notas habría aumentado considerablemente. Sólo en aquellos artículos del Apéndice en los que se trataba de una cuestión de precisión filológica se han indicado en las notas las enmiendas realizadas en el texto. Las adiciones complementarias en el texto se colocan entre corchetes.
Para terminar, sólo me queda expresar mi más profundo agradecimiento a los directores de la Biblioteca Universitaria y de la Biblioteca del Consejo de Educación Nacional de Czernowitz, Olmutz, Praga y Viena, y en particular al Presidente de la Biblioteca del Palacio de Viena, Herr Hofrath Dr. von Birk, por el suministro de manuscritos y otros materiales literarios. Quien conozca las dificultades, hasta cierto punto insuperables, con las que se trabaja en relación con bibliotecas de personas completamente jóvenes, comprenderá con qué alegría se recibe esa ayuda que viene del exterior.
Si, no obstante, no he podido disponer de toda la literatura que se refiere al tema, ciertamente puedo contar con la misma consideración que K. F. Th. Schneider reclamó una vez para sí mismo al publicar el sexto volumen de la Historia universal de la religión cristiana y la religión de Neander (pág. x): y sin embargo, Schneider estaba trabajando en Berlín, y no en Czernowitz.
J. L.
CZERNOWITZ, 2 de junio de 1883.
NOTA DEL TRADUCTOR.
Quizás sea conveniente hacer aquí una o dos observaciones sobre la etimología del nombre del reformador inglés. El nombre se escribió de diversas maneras durante la vida de este heraldo de la Reforma, apareciendo a veces en más de una forma incluso en el mismo manuscrito; pero de estas variaciones, casi veinte en número, sólo dos reclaman alguna atención en la actualidad.
De ellas, la lectura Wiclif, aceptada por las mejores autoridades continentales y seguida por nuestro autor, ya se encuentra en el documento estatal que se refiere a la embajada del reformador en Brujas, anno 48 Edward III. (26 de julio de 1374), ciudad en la que, cabe mencionar incidentalmente, fue el socio íntimo del duque de Lancaster.
Suponiendo que "Wiclif" sea la forma original, el anglosajón "Wic" entraría en la composición de la palabra. Pero la analogía del lenguaje requeriría en este caso que la "Wic" se colocara en la última sílaba, en lugar de la primera. Una nota en un registro diocesano, perteneciente al año 1361, cuando el Reformador era el Guardián de Balliol Hall, Oxford, dice " Joh. de Wyclif". De manera similar, en su presentación al beneficio de Lutgersal, en el Arcedianato de Buckingham (noviembre de 1368), la entrada dice "Johannes de Wyclif" (véase Vaughan, i. 272, ed. 2). Poco después de su regreso de Brujas Eduardo III le presentó la prebenda de Aust. (noviembre de 1375), y aproximadamente al mismo tiempo la rectoría de Lutterworth. Una entrada relativa a su sucesor, en Lutterworth, contiene lo siguiente: " Inquisidores dicunt, quod dicta Ecclesia incepit vacare ultimo die Decem. último [leer anni] praeteriti per mortem Johannis Wycliff (Vaughan, i. 346).
El antiguo británico "Gwy" o "Wy" (agua), parecería entrar así en la primera sílaba de la palabra. Wyclif (agua de acantilado) es entonces la designación del pueblo de Yorkshire de donde se deriva el apellido de nuestro reformador.
El nombre del reformador bohemio fue escrito por él mismo Hus (abreviado de Husinec) a partir del año 1396. El derivado husita tal vez pueda aceptarse, ya que se ajusta mejor al modo de pronunciación inglés que la forma husita. Algunas ejemplificaciones de latinidad medieval, que se encontrarán en las páginas siguientes, pueden requerir una palabra de atención. Tales son el uso del indeclinable Parisius (págs. 43, 135 y Apéndice], el empleo general de e por <z y as ; la sustitución de c por t antes de i (salvo cuando la t está precedida por s); la tendencia constante a la acumulación de p después de m ; y (como ocurre también en escritos de una época posterior) la omisión de c antes de /; la lectura eyiangelium, etc. Estas peculiaridades, que se encuentran en manuscritos escritos antes del resurgimiento del saber, no presentan ninguna dificultad seria y, al mismo tiempo, no carecen de interés filológico. Se espera que las citas del Libro II sean lo suficientemente completas para permitir al lector discernir esa voz de pura verdad que, procedente de Wiclif, ha resonado a través de los siglos y resonará todavía, hasta que todo lo que la resista haya dejado de ser. Se puede agregar que, para facilitar la referencia, he introducido En el índice se incluyen algunas fechas orientativas, entre corchetes.
M. J. E
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