sábado, 24 de julio de 2021

EL MILAGRO DE JUNTAR MELLIZOS RECIEN NACIDOS

 El vínculo que existe entre algunos mellizos a veces obra milagros
ABRAZO SALVADOR DE UNA HERMANA

POR NANCY SHEEHAN SELECCIONES DEL READER'S DIGEST • Agosto 1996

LAS HIJAS GEMELAS de Paul y Heidi Jackson, Brielle y Kyrie, nacieron el 17 de octubre de 1995, 12 semanas antes de la fecha prevista. Para reducir el riesgo de infecciones, en los hosplitales se acostumbra colocar a los mellizos prematuros en incubadoras separadas, así que eso hicieron con las bebitas en la sala de terapia intensiva para recién nacidos del Centro Médico de Massachusetts Central, en Worcester.
Kyrie, que pesó 990 gramos al nacer, empezó a subir de peso rápidamente y durmió tranquila desde los primeros días. En cambio Brielle, que pesó 80 gramos menos, no tuvo la misma suerte: presentaba problemas respiratorios y de ritmo cardiaco, baja concentración de oxígeno en la sangre y ganaba peso con lentitud.
Repentinamente, el 12 de noviembre, Brielle entró en fase crítica: comenzó a jadear, y tanto el rostro como los bracitos y las piernas se le pusieron de un tono gris azulado; peor aun, se le aceleró el latido cardiaco y contrajo hipo, señal de que su organismo  estaba sometido a intensas presiones. Sus padres sólo aguardaban, temerosos de que muriera.
La enfermera Gayle Kasparian hacía cuanto podía para reanimarla: le despejó las vías respiratorias y suministró más oxígeno a la incubadora. Pero la bebé seguía muy agitada, con un grado de oxigenación muy bajo y la frecuencia cardiaca peligrosamente alta.
Gayle recordó entonces algo que había oído comentar a una colega. Se trataba de una práctica ordinaria en ciertos países europeos, pero casi desconocida en Estados Unidos: colocar juntos a los bebés nacidos de parto múltiple, sobre todo si son prematuros.
La medida se apartaba de las normas, y la jefa de enfermeras, Susan Fitzback, se había ausentado del hospital para asistir a una conferencia. Aun así, Gayle decidió que debía correr el riesgo.
—Permítanme poner a Brielle con su hermanita para ver si eso ayuda —les pidió a los angustiados padres—. No se me ocurre nada mejor.
Los Jackson accedieron, y entonces la enfermera colocó a Brielle en la incubadora donde estaba la otra bebé. Luego los tres se pusieron a observarlas.
En cuanto la puerta de la incubadora se cerró, Brielle se acurrucó junto a su hermanita y se calmó en el acto. En cuestión de minutos, la oxigenación de su sangre alcanzó el grado más alto desde que vino al mun-do, y mientras dormitaba, Kyrie le pasó un bracito encima.
Por capricho del azar, entre los temas de la conferencia a la que Susan Fitzback asistió figuraba la práctica de colocar juntos a los mellizos. Me gustaría que se adoptara esta medida en el Centro Médico, pensó. Sin embargo, el cambio podía resultar difícil. A su regreso, mientras recorría las salas del hospital, la enfermera que estaba a cargo de las gemelitas aquella mañana le pidió que fuera a ver la incubadora.
—¡No puedo creerlo! —exclamó Susan—. ¡Es tan hermoso!
—¿Quiere usted decir que podemos dejarlas juntas? —preguntó la enfermera.
—Claro que sí.
Hoy en día, son varias las instituciones de Estados Unidos que han adoptado la práctica de colocar juntos a los mellizos, lo que al parecer acorta el periodo de hospitalización. Y la medida sigue ganando adeptos con rapidez, aun cuando apenas en enero de 1996 se efectuaron los primeros estudios científicos acerca de su eficacia.
Paul y Heidi Jackson no necesitan estudios para convencerse de que la práctica ayudó a Brielle, que está creciendo llena de salud. Las gemelitas ya se encuentran en casa, y siguen durmiendo juntas y abrazadas.

CONDENSADO DE WORCESTER TELEGRAM & GAZETTE" (18-XI-1995).9 1995 POR WORCESTER TELEGRAM & GAZETTE, DE
WORCESTER, MASSACHUSETTS. FOTO: 0 AP?WIDE WORLD.

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