miércoles, 17 de febrero de 2021

EL MESÍAS PLÁSTICO-- Por Georger Otis.

FANTASMA DE AGAR---GEORGE OTIS - EL SÍNDROME HEBREO

FANTASMA DE AGAR---GEORGE OTIS
Cont.  cap.5
EL SÍNDROME HEBREO

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Y en verdad nuestros corazones arden de deseos de compartir con ellos al Mesías-Jesús. ¿Cómo, oh, cómo Podríamos aún esconder de ellos este amor?
Pero los cristianos tenemos también una responsabilidad. De algún modo hemos fallado en corregir este concepto satánico, permitiendo que el verdadero cristianismo, definido como tal según la Biblia, se entremezcle sin esperanzas en sus mentes con el resto de la humanidad gentil del globo. Y hemos fallado en levantarnos y álzar la voz para que este síndrome sea curado.
Ha sido una falta de los cristianos no amar a los judíos en forma tan manifiesta que ablandara sus corazones. Fallamos en no  provocarlos a celos por no demostrar el fruto y el poder del Espíritu Santo. Y quiero decirle esto: los judíos, -Que por tanto tiempo han sido atormentados, son vulnerables al genuino amor cristiano.
Han sentido odio por tanto tiempo que están maduros para el amor. Pero son sensibles también al amor espúreo, a cosas tales como los misioneros que cuelgan limosnas eomo una "zanahoria” para darles testimonio de su fe, y otras tácticas semejantes.
Ningún cristiano puede, aisladamente, hacer mucho por sí mismo. Pero si todos pensaran de este modo, nunea se corregiría nada. "¿Qué podemos hacer?", pensé.
Debe empezar alguna vez la remoción de esta estúpida brecha privativa entre cristianos y judíos. Han de hacerlo los cristianos que se levanten en cada oportunidad a manifestar la verdad y luego respaldarla con su amor en acción.
Entonces pensé: "Quizás una pequeña oportunidad acaba de volar a mi balcón de Tel Aviv. ¡Gracias, 'Jerusalem Post'!"
Regresé a mi cuar.to y levanté el auricular. Le pedí a la operadora del Hilton que tratara de comunicarme con el Director del "Jerusalem Post". A los pocos minutos, me tenía a uno de los ejecutivos al teléfono.
-Me llamo George Otis -le dije-. Soy escritor norteamerieano. Vine a Israel y creo que voy a escribir un libro sobre la "Guerra de Oetubre”- .
'Lo llamo _continué diciendo- por el artículo que aparece en su "Post” de la mañana intitulado "No se puede confiar en el Crístianismo en épocas de necesidad". Estaba leyéndolo en el preciso instante en que uno de nuestros aviones de carga pasaba por delante de mi hotel. Cada hora oigo dos o tres de éstos. Esta ayuda norteamericana significará que en algunas casas pasarán frío este invierno, cuando los ofendidos árabes nos suspendan el suministro de petróleo. La ayuda que estos aviones traen para Israel puede también sacar de su cargo a un valiente dirigente norteamericano.
"¿ Sabía usted -le dije- que el hombre que tomó la decisión de despachar esta ayuda es un confeso cristiano que ha renacido por el Espíritu Santo? Ha cometido errores y tiene dificultades, pero ¿no coincidiría usted en que ha demostrado ser digno de confianza en esta hora de necesidad de los judíos? Como cristiano norteamerieano, estoy aquf porque los amo a ustedes los judíos y quiero ayudar en algo. Pero estoy bastante desilusionado con ese injusto artículo que aparece en el "Post” de hoy”
Y para terminar, le dije:
-Si escribo un breve artículo sobre esto,¿lo publicarían?
Hubo un silencio al otro extremo. Finalmente, me dijo:
-¿Sabe qué? Si lo escribe Y es algo bueno, ¡lo publicaremos !
-Bien -le conteste. Escribiré rápidamente algo y lo depositaré hoy al mediodía en el buz6n de su "Jerusalem Post" en el edificio de la Prensa Sokolov. ¿ Está bien?
-Esperamos su artículo -me dijo el periodista.
Al día siguiente compré el diario. Entre otras noticias, el "Jerusalem Post" traía un artículo que habían intitulado "Cristiano ultrajado". En parte, decía:
"Como norteamericano me. siento profundamente molesto por ese artíeulo inexacto, perjudicial e incompleto que traía el "Post" de ayer y que se intitulaba "No se puede confiar en el Cristianismo en épocas de necesidad". He oldo y observado que grandes aviones de carga norteamericanos se posan uno tras otro en el aeropuerto de Lod, trayendo ayuda que se necesita con urgencia para la defensa de Israel. Los Estados Unidos, que tienen millones de verdaderos cristianos entre sus ciudadanos, se levantaron junto a ustedes, los judíos, en la presente necesidad.
Esto les costará a los cristianos norteamericanos no sólo dólares, sino también incomodidades y amigos. ¡Pero creemos que ustedes se lo merecen ! Ahora bien, por favor, no vuelvan a decir que no se puede confiar en los cristianos en épocas de necesidad.
"Muchos misioneros cristianos que están aquí", seguía diciendo mi artículo, "nosólo están orando por Israel y demostrándole su amor, sino también trabajando en su favor. Los cristianos creemos en combatir por el pueblo de Dios, los judíos, así como en orar por ellos. Ustedes le dieron al cristianismo su mismo fundamento ¡y jamás lo olvidaremos ! ¿ Cuándo, ¡ oh ! cuándo comprenderán ustedes francamente que los amamos?
"Todos los verdaderos cristianos que aman la Biblia están sinceramente con  Israel,
"¡ Si ustedes dejan de llamar cristiano a Adolfo Hitler, no los culparemos de que Carlos Marx fuera judío !"
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iEl gatillo!
EL FANTASMA DE AGAR
GEORGE OTIS

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Pags. 85-92
 Helena de Troya, nos dicen los libros de historia, era una delicada joven de gran magnetismo personal. Estos le esculpieron un nicho permanente en las piedras de la historia: "¡ El rostro que echó mil barcos a la mar !"
 La Guerra de Troya no fue la primera ni será la última que se inicie por causa de una mujer.
Pero la historia demostrará (con todo el debido respeto a las damas) que las chicas bonitas han sido cicateras cuando se las compara con La conquista del poder como el gatillo No. 1 dE las guerras.
Durante mil años los dirigentes sedientos de poder han justificado la conquista tanto para sí mismos como para sus secueces. Durante milenios el Archiengañador ha podido hablar al oído de los dirigentes que tienen el potencial para lanzar las masas de la humanidad unas contra otras.
¿Por qué Satanás tendría que "hurtar y matar y destruir", haciéndolo todo por sí mismo,  si puede incitar a los hombres a actuar salvájemente unos contra otros?
Este. es el tipo de palabras que pone en movimiento los artefactos bélicos:
, "La pobre gente de la nación enemiga está tán oprimida. Sus líderes son malos y su sistema, injusto.
Por tanto, por el bien de esa gente maltratada, así como por el nuestro, debemos hacer el sacrificio de ir a libertarlos, a cualquier costo, de  la tiranía. Es justo que lo hagamos.   Por el bien de todos, se debe instalar nuestra justa dirección y mejor gobierno. Ningún medio será demasiado riguroso para conseguir este sublime objetivo. El fin justificará, cualquier medió que tengamos que utilizar. Al fin, nuestra guerra traerá paz. ¡Hacemos esta Guerra Santa en nombre del  derecho y la justicia humanos !"
La mayor parte de las guerras se hace para ejercer el poder. Para conquistar el poder o para impedir que otro lo conquiste.
Probemos este principio en varias guerras desatadas en este siglo . . .
La Primera Guerra Mundial del Kaiser Guillermo se inició en el pequeño polvorín de los Balcanes y por la conquista de poder y territorio. El loco Adolfo Hitler encendió la chispa de la Segunda Guerra Mundial por el lebensraum (espacio vital).
Japón efectuó su propia conquista de poder a través de Asia. El ataque de Corea del Norte a Corea del Sur procurando mantener la dominación comunista.
 El ataque interno de los comunistas chinos para dominar Indonesia en el régimen de Sukarno. La terrible guerra de Vietnam del Norte contra Vietnam del Sur. Las cuatro guerras de los árabes para recobrar el territorio y el poder de gobernar sobre el Israel de la actualidad.
Y así sucesivamente.
El PODER atrae a hombres y naciones: ya sea el oro, los cañones, las tierras o los pueblos. Y esto no cambiará hasta. que el gran reloj del Cielo indique que ha llegado la hora del . . . ¡ MILENIO !
Tal vez sea provechoso que tratemos de identificar EL GATILLO que iniciará el super-rápido, explosivo y espantoso final de esta era. Será una serie de eventos que, precipitándose uno tras otro, culminarán en los llanos de Meguido. ¡Y me temo que el petróleo sea el viscoso gatillo !
¿Qué es lo que enciende las lámparas del mundo? ¿Qué hace que sigan ronroneando suavemente los motores? ¿Qué refresca. al calor del día y calienta en las noches frías? ¿Qué es lo que pone asfalto en nuestras carreteras y combustible en nuestras máquinas de guerra? ¿Cuál es la materia prima de 3.000 productos de nuestra sociedad moderna? ¿Qué energías movilizan a la humanidad a través de las nubes? ¡ Oh !, sí; es ese feo y pegajoso légamo llamado petróleo. Los residuos de trillones y trillones de seres que vivieron en épocas remotas . . . el petróleo.
El hombre del siglo XX, en su extravagancia y miope planificación tecnológica, se ha estado ahogando en esta sustancia. Pero en estos días no oímos tantas voces chillonas que protesten por la contaminación
producida por el petróleo,
¿verdad?
Poco después de la "Guerra de Expiación" el mundo comenzó a moverse a paso de tortuga cuando los árabes (incitados por un jubiloso Kremlin) cerraron la válvula del petróleo. En pocos días, el mundo organizado industrialmente, sediento de petróleo, se inclinaba hacia La Meca. Pero ¿por qué? Bajo las arenas del Medio Oriente yace un enorme 53 por ciento de las reservas de petróleo del mundo.
 Dios identificó la herencia de los hijos de Israel con "toda la tierra de Canaán",
En otra parte de la Escritura, con el territorio que se extiende "desde el río de Egipto . hasta el río grande, el río Eufrates.
 Dios escondió bajo las dunas árabes un tesoro de energía para una civilización tan remota como la nuestra. Pero el FANTASMA DE AGAR y sus múltiples bisnietos, como eI rey Feisal y el resto del Islam, todavía caminan sobre esas arenosas colinas impregnadas de energía.
Leamos algo que sobre este mismo petróleo
Leamos algo que sobre este mismo petróleo escribió Dios a sus amados hijos  ( Los judíos )3500 años atrás  ". .. Por lo cual chuparán la abundancia de los mares y los tesoros escondidos de la arena" (Deuteronomio cap 33).
¿Cómo se extrae el "tesoro" petrolero?
Desde luego, se extrae mayormente por medio de tubos que lo succionan.
Solía pensar principalmente en la negación de alimento euando leía sobre el control que ejercerá el Falso Profeta durante la tribulación, usando su infamante "marca de la bestia": el número 666. Antes, parecía que esta maligna presión se podría aplicar  principalmente al control de las compras de alimentos. Pero a medida que se acerca ese día podemos ver que también podría ser un cruel factor de presión la negación de energía.
Se les negaría la calefacción a los que vivieran en climas muy fríos y rehusaran cooperar. Se les negaría la refrigeración a los que vivieran en los trópicos. Se les negaría la electricidad para las luces y utensilios de los que rehusaran llevar la marca. Se les negaría el combustible a los vehículos. Bien se podrían presentar estos problemas junto con los de la alimentación.
En el libro de Apocalipsis, durante el período del Caballo Negro y en la apertura del Tercer Sello -hambre- leemos:
"Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino." (Apocalipsis 6).
¿ Podría significar esto que hay que tomar las medidas necesarias para evitar que se dañe el petróleo proveniente de las arenas del que tanto ha llegado a depender la civilización moderna? Todavía se necesitará el petróleo durante Ia tribulación,
¿verdad?
Pero ¿no se alegra de que en medio de la crisis mundial de energía no haya eseasez de poder en el reino espiritual?
¡ Creo que ahora estamos en medio del más grande derramamiento de "Poder de lo Alto" que haya habido en los 6.000 años de historia de la humanidad !Todavía fluye abundantemente el aceite del Espíritu Santo y no se ha alzado su precio.
Sin embargo, sabemos que en el reino natural la crisis del petróleo es real. Ya ha afectado a cada hogar. Y los árabes todavía tienen bastante de esta especie de energía negra para aplacar  por un tiempo más la intensa sed de nuestra civilización.
El petróleo es, por así decirlo, una 'joya energética", tentadoramente ubicada en el casi indefenso Medio Oriente.
Hasta los árabes, pueblo políticamente sencillo, han demostrado poseer la capacidad de ganar, jugando con su as petrolero en este "poker" mundial.
 Imaginémonos, entonces, qué podría hacer el astuto oso, políticamente hablando, si tan sólo pudiera obtener esta carta dé "triunfo". Creo que podemos concluir que el petróleo es EL GATILLO que disparará la Tercera Guerra Mundial. ¡y es probable que esta gigantesca conflagración desemboque directamente en la del Armagedón !
Antes de dejar este delieado asunto, podríamos tocar ligeramente varios otros que se relacionan entre sí por nexos políticos y espirituales. Me siento orgulloso del pueblo norteamericano por rehusar abandonar a Israel durante su pesadilla del "Yom Kippur". Sabíamos que los árabes
usarían, en consecuencia, su  garrote petrolero para vapulearnos. El garrote funcionó bien y la mayoría de las otras naciones que dependían del petróleo saltaron junto a los árabes cuando esos jeques
les dijeron: "¡ Salten !"
Pero ahora debemos cobrar ánimos frente a una gran campaña para liquidar a Israel a medida que se agudiza la crisis del petróleo. Durante las primeras etapas de la conservación de la energía, no fue demasiado malo apagar los létreros luminosos y cerrar las gasolineras los domingos
.Llegará la prueba de nuestra disposición de bendeccr a los judíos a medida que dejen de ser novedad los sacrificios de energía, Guardaos de los sentimientos antisemiticos.
El "efecto diseminador" de la escasez de petróleo ha traído más inconvenientes: pérdida de empleos, escasez, alzas de precios y una pequeña depresión.
¡ Si podemos mantenernos firmes, veremos la salvación del Señor !
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viernes, 18 de marzo de 2016

EL REPARADOR DEL MUNDO --EL FANTASMA DE AGAR JORGE OTIS


EL FANTASMA DE AGAR
JORGE OTIS

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 CAP.12
El reparador del mundo
Despidiendo bocanadas de humo,  los brillantes neumáticos del reactor rechinaron al tocar la larga pista del aeropuerto de El  Cairo.
Es sólo uno de los muchos y  elegantes aterrizajes de la alfombra  mágica" plateada y azul.
Lleva el más complicado dispositivo  de comunicaciones del globo: un instantáneo ,revoltijo"  de canales mundiales.
El avión aterrizo en tantos lugares  en esa gira particular, que  su jadeante Equipo de prensa lo llamó "el Expreso Yo-Yo".
EI lujoso Boeing es la imprescindible  herramienta de un maestro sastre. Es el taller de Henry Kissinger, vistiendo ajado  traje y llevando anteojos con marco de hueso, daba otra puntada vital allá  en Egipto, lo que resultaría, por algún tiempo, un remiendo en el harapiento  paño de la paz del mundo. En un asombroso  período de diez días, el avión de  este gran diplomático aterrizaría en algunos  sitios muy singulares. Una secuencia imposible de realizar por ningún otro estadista del mundo. Washington, Moscú,  Londres, Berlín, Roma, El Cairo, Tel  Aviv, Amman, Riyad, SeúI, Pekín, Tokio  y otros. . .¡increíble!
 Antes que este hombre extraordinario,  aclamado por algunos como "el Apóstol de la Paz", atrriizara nuevamente en  Washington, se habían enfriado los cañones de la "Guerra de Expiación". ¡Qué  hombre !
 Por su milagro de Paz, los árabes habían  evitado la aniquilación de su Tercer Ejército Egipcio. Y mediante sus esfuerzos pacificadores, Israel, pudo reparar sus daños y asimilar las ganancias de  la batalla.
 ¿Quién es, entonces, este misterioso  hombre? Una romántica figura de la que el mundo obtiene provocativas miradas. Un ardoroso galán.de París que acompaña  a una encantadora belleza.
 A este hombre de agudo ingenio hace  poco le tomaron el pelo afirmando que es "la lengua más ágil del oeste". Cuando  el avión se aproximaba al aeropuerto  de El Cairo, Henry les dijo bromeando a sus ayudantes:
 -¿ Dónde está esa escolta de MIGS que  me prometieron?
Más tarde, en la capital de Jordania,  Henry posó jocosamente junto a una hermosa  "limousine" Bentley de color crema  y dijo:
-Es agradable saber que algunos países  saben tratarme en la forma a que estoy acostumbrado. -
 Cuando el Rey Hussein, d. Jordania,  invitó a Kissinger a volar a su palacio en un helicóptero piloteado por el rey mismo, Henry dijo:
 -Si no fuera por el honor, preferiria  caminar._
Quizá la relación de amor-odio favorita  de Henry es con los medios noticiosos.
Una vez, bromeando sobre lo que realmente  quería para su próxima misión en el extranjero, dijo:
 . -Un avión nuevo . . . ¡con un compartimiento separable para la prensa !
 Es evidente que tiene un "carisma" junto con todo ese brillo, ¿verdad? ¿Qué veríamos si pudiéramos mirar a  este desconcertante Superestadista con la ventaja de unos anteojos espirituales?
 ¿Dónde encajaría nuestro amado Henry en el rompecabezas bíblico del planeta Tierra?
Soñemos un minuto. . .
¡De repente aparece un hombre fascinante  en el escenario mundial ! Nacido en Alemania, que es parte del antiguo Imperio Romano. . .¡ de linaje judío (MedioOriente). En pocos años sale del anonimato para hacerse visible, como el místico genio que salió de su frasco. Con dos golpes de su vara. ¡ Pronto ! Se resolvieron inmediatamente, no uno, sino DOS, DOS dilemas imposibles de la guerra violenta.
  Primero, Vietnam en el que tres presidentes y centenares de hábiles estadistas habían trabajado inútilmente durante años. Luego, la asombrosa Pez, terminando con la "Guerra de Expiación" de Israel.
 Gana junto con otro estadista el Premio Nobel de 1973 como el principal pacificador del mundo.
Un hombre sabio encantador y misterioso. Considerado como individuo es hoy probablemente el hombre más influyente del mundo. La única figura que tiene pronto acceso a todo palacio real. ¿Quién más podría en pocos meses tomar té con Mao Tse Tung, Indira Ghandi, el Rey Feisal, Anwar Sadat, Golda Meir, Le Duc Tho, Georges Pompidou, Edward Heath, Willie Brandt, Kakuei, Tanaka y Pham Van Dang? ¿Quién más podría orquestar tan brillantemente las Naciones Unidas, la OTAN, las diferencias internacionales, la política del poder y la diplomacia?
 Por su extraordinaria disposición para alegrar el mundo, a Henry Kissenger le han puesto diversos apodos, como “El Comando Solitario", "Sr. Remendón", "El Niño Bonito del Occidente", "Superestrella”y "Kohoutek”
Serios estadistas del mundo se esfuerzan por hallar figuras históricas apropiadas con las cuales se pueda comparar a este realmente brillante Secretario de Estado: Metternich, Talleyrrand y uno de los mismos héroes de Kissinger, el legendario Bismarek.
 La revista "Time" ha dicho: "Cuando se trasladó al Departamento de Estado, se especuló que Kissinger institucionalizaría su política. En cambio, él se ha convertido en la institución."
Se dice también que Kissinger es un hombre algo religioso. John Givens escribió que una vez discutió sobre esto con Kissinger. Refería que después de un día de 16 horas de trabajo y antes de acostarse, Henry elevaba una oración para tener fortaleza, valor y perseverancia.
Entonces Henry dijo que siempre le pdía a Dios si había algo "que yo pueda hacer por ti”
La Biblia nos dice que pronto surgirá un atractivo personaje que resolverá los problemas del mundo. El rápido ascenso de Henry sirve solamente para ilustrar con qué rapidez puede aparecer hoy una nueva estrella Política.
 El capítulo 13 de Apocalipsis revela  que no habrá seguridad sobre la identidad del Anticristo ni la del Falso Profeta hasta 42 meses antes del retorno físico del Señor Jesucristo para establecer su reino milenario. Justo a la mitad del terrible período de siete años de tribulación, el "maravilloso" nuevo líder mundial  recibirá una herida fatal en Ia cabeza.
Para asombro del mundo, la herida mortal sanará milagrosamente. No será sino en esta etapa que todos conocerán la  identidad del Anticristo.
 Así que por ahora es inútil especular demasiado sobre la identidad de este siniestro personaje. De todos modos, los que hayan recibido el don de la vida eterna por medio de Jesucristo se habrán ido cuando el Anticristo se quite la máscara.
A través de la historia cristiana ha habido especulaciones erróneas que involucran  a personalidades como Nerón, Rasputín,  Hitler y, especialmente, Benito  Mussolini. Sin embargo, nunca antes los  engranajes de la profecía se han engranado  tan bien con los hechos contemporáneos  como ahora. A medida que se acerca  el tiempo, se aclara el cuadro profético.
En un foco cada vez más preciso, estamos  viendo el gigantesco impacto mundial de esa mística judía. El maravilloso Henry es uno de los grandes actores judíos del escenario mundial. Vivimos en una sociedad cada vez más influida por figuras judías del pasado y de la actualidad.
 Por ejemplo, todo el mundo mide el  tiempo desde el trascendental nacimiento de ese Judío de judíos en un establo de Belén. Casi todas las tensiones de la conducta  humana se consideran todavía según las torcidas teorías de un psiquiatra  judío llamado Sigmund Freud. Luego vino  ese bondadoso judío de ojos tristes que  reveló el potencial del Armagedón con su fórmula, aparentemente inocente, E = MC2. Desde entonces, el mundo nunca ha sido el mismo . . .
 Hay tantos otros; pero quizás uno más servirá para ayudarnos a comprender la creciente influencia judía en la humanidad a medida que el tiempo vuela hacia su encuentro con la eternidad . . . Hoy más de la mitad de los cuatro mil millones de habitantes de este planeta viven en una sociedad maquinal, impersonal y carente de gozo cuyo nombre es comunismo.
 ¿ Su arquitecto? Sí ; usted lo adivinó . . . Karl Marx, un judío.
Sin embargo, es más emocionante aún reflexionar en la maravillosa contribución cultural, espiritual, científica y humanitaria  de millares de otros judíos. ¡ Y conmueve el alma el estar continuamente consciente de que pronto el Principal Judío, Jesucristo, pondrá en orden este mundo durante mil gloriosos años !
 Recordemos, además, eü€ la Biblia menciona 144.000 "super-evangelistas" judíos que proclamrán las Buenas Nuevas durante los siete años más caóticos de la historia del mundo. Pero antes de la tribulación vemos que se hacen más densas las tinieblas de este mundo. Satanás está revolviendo su mezcla de bullente humanidad hasta que tenga la consistencia adecuada antes de presentar sus "obras maestras estereotipadas": ¡ el Falso Profeta y el Anticristo I
Ya está casi en su pleno hervor el amargo guisado humano del viejo Lucifer; pero todavía le añade una asquerosa pizca de esto y un pestilente condimento de aquello. A fin de tenerlo en su punto, echa en la olla un poquito más de odio, de ánarquía, lujuria, temor, hambre, guerra, €nfermedad, decadencia, desorden, muerte,locura y confusión.
Es de tal caso y desesperación humanos que ha surgido todo dictador de la historia. Así será otra vez  EL

iernes, 18 de marzo de 2016

EL MESÍAS PLÁSTICO-- Por Georger Otis..


 CAP. 13
EL MESÍAS PLÁSTICO
El fantasma sde Agar
Por Geoge Otis
 
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 El Dr. Arnold Toynbee,,eminente historiador y filósofo, dice que la humanidad está ahora al borde de un abismo y que nuestro mundo está maduro para la aparición de cualquier nuevo César que pueda darle unidad y paz.
La Biblia identifica a los impíos Como "el mar en tempestad" y nos dice que la Bestia (el Anticristo) saldrá de este mismo mar en tempestad: la angustia y la confusión de las naciones.
Sería interesante tratar de esbozar un vago perfil de ese infame dúo de futuros "salvadores del mundo", el Anticristo y el Falso Profeta. En Apocalipsis cap. 13 se puede ver uno de los retrátos más claros de la personalidad llamada eI Falso Profeta. Ahora bien, recordemos que al Falso Profeta también se la llama otra bestia. En este retrato se reconocerá al Anticristo mismo como la "primera bestia" o simplemente, "la bestia”.
 Leamos juntos el Pasaje bíblico: 
 11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
Y así hemos visto que también el Falso  Profeta es una figura muy notable.
Y yo creo que puede ser de raza judía. Indudablemente tendrá una habilidad extraordinaria para ejercer la magia satánica.
Uno de sus principales milagros será la "resurrección" del Anticristo herido.
Entonces el Falso Profeta dirigirá personalmente la deificación y adoración del Anticristo.
 Es también el Falso Profeta quien asumirá el control de los sistemas económicos del mundo para presionar a todos los que rehúsen cooperar. Es él quien utilizará,  el "sistema 666".'
 Este número 666, es, en sí mismo, bastante  interesante. Tres símbolos, que imitan al tres de la Santa Trinidad. También  utiliza los seis, el número bíblico del hombre. El hombre deificado. ¿Lo v€ usted
? Satanás siempre trata de usar los planes de Dios;
 pero sus productos finales siempre salen plásticos.
El Falso Profeta será un socio menor del gran dictador mundial, el Anticristo, y estará.estrechamente ligado a él. Durante la tribulación, engañará a los habitantes de la tierra por medio de esos milagros satánicos que realizará,. Es bastante claro, ¿verdad? ¡Casi demasiado claro !
Hagamos ahora un tosco boceto del  Anticristo mismo. Podemos ver que tiene algunas semejanzas con su Falso Profeta, pero también ciertas diferencias bien precisas. El Anticristo será el vaso humano que Satanás mismo poseerá completamente durante los tres años y medio  de la era de la tribulación. El poder y el "carisma" que manifestará durante los primeros tres años y medio procederán solamente de una engañosa "unción" satánica.
 La Biblia describe al Anticristo  como un personaje que al principio se  presentará como un líder brillante y benévolo.
Tanto lo será, en efecto, Qu otros líderes lo presionarán a que asuma cada vez más autoridad, hasta tener el dominio del mundo.
-El Anticristo será un brillante táctico militar.
". . .pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que habla dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: '¿Quién como la bestia, y quién podra, luchar contra ella?'"
(Apocalipsis cap. 13:3, 4.)
El Anticristo estará intrincadamente implicado en la religión:
"Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos,muchedumbres, naciones y lenguas" (Apocalipsis cap. 17).
 Las rameras se apropian del amor correspondiente a quien debiera recibirlo.
Un cuidadoso estudio de la Palabra nos revela que el Anticristo asumirá la dirección de una confederación política de diez de las entidades del antiguo Imperio Romano (diez cuernos). Probablemente asumirá, andando el tiempo, el control de la actual Confederación del Mercado Común Europeo. El MCE, como se sabe, y está proyectado para acomodar exactamente  a diez países.
 Pero finalmente tres de las diez naciones se resistirán y harán la guerra al Anticristo. Pero él las vencerá y asumirá  todo el control de la confederación.
 Las conquistas guerreras del Anticristo  serán rápidas y decisivas. Será poderoso, altivo y seguro de sí mismo. Será también un obrador de milagros. 2 Tesalonieenses 2 indica sus muchos milagros, señales y maravillas.
 Al principio, agradará a la gente con sus maravillosas soluciones para los problemas
mundiales. Dirá "¡Paz y seguridad !" Por algún tiempo favorecerá a los judíos, pero finalmente se volverá y profanará el Templo mismo de Dios. Durante el último período de tres años y medio de su reinado se quitará, la máscara de la benevolencia y se dedicará con todas sus fuerzas a dirigir la espantosa y sangrienta pesadilla que será el último acto de esta era. El Anticristo será el cabecilla del final de una macabra época de tribulación.
¡Un pavoroso período en que monstruos aparentemente de ficción, pero muy reales,herirán y picarán a los moradores de la tierra durante la agonía de esta época !
 Sólo Jesucristo, cuando regrese en poder y gloria, vencerá a esta Bestia totalmente poseída por Satanás. Por fin Jesús le quitará la fuente de su poder. ¡Atará a Satanás por mil años ! Es bueno saber cómo terminará" esta pesadilla. Y será un glorioso final . . . no; un glorioso PRINCIPIO, ¿verdad que sí? 
 

lunes, 24 de diciembre de 2018

24 DICIEMBRE BOSQUE DE HÜRTGEN-2 GUERRA MUNDIAL

NOCHE DE PAZ EN EL BOSQUE DE HÜRTGEN
POR FRITZ VINCKEN
READER'S DIGEST    Diciembre 
 1967    
CUANDO llamaron a la puerta en aquella Nochebuena de 1944, ni mi madre ni yo sospechamos que eso era el comienzo del sereno milagro en que íbamos a ser ambos actores y testigos.
Tenía yo en ese entonces 12 años. Hacía poco que vivíamos en las Ardenas, cerca de la frontera de Alemania con Bélgica, en la cabaña donde, antes de la guerra, se alojaba mi padre durante las cacerías de fines de sernana. Al quedar nuestra casa de Aquisgrán hecha escombros por los bombardeos de los Aliados, nos instaló él en esa cabaña, que distaba solo seis kilómetros de Monschau, la población fronteriza a que lo habían llamado a prestar servicio en la brigada cívica de incendios.
—Estaréis más seguros en el bosque —me dijo mi padre al dejarnos en la cabaña—. Y a ver cómo cuidas de tu madre, ahora que tú eres el hombre de la casa.
La última y desesperada ofensiva iniciada hacía una semana por el mariscal von Rundstedt, colocó a la cabaña en el teatro mismo de la batalla de las Ardenas. Aquel 24 de diciembre, en los momentos en que iba yo a ver quién llamaba a la puerta, seguía oyéndose el incesante tronar de la artillería, el zumbido de los aviones; y rasgaba la oscuridad de la noche el haz de los reflectores. Miles de soldados alemanes y aliados combatían y morían en las inmediaciones de la cabaña.
Lo primero que hizo mi madre al oír que llamaban fue apagar las velas para dejar la habitación a oscuras. En seguida, adelantándose a mí, abrió la puerta. Frente a nosotros, como dos fantasmas, se recortaron contra la blancura de los nevados árboles las siluetas de dos hombres con cascos de guerra. Uno de ellos habló en lenguaje que no entendimos, a la vez que señalaba hacia un tercer hombre que, a corta distancia de él y de su compañero, yacía en la nieve. Mientras yo estaba preguntándome iquiénes serían aquellos hombres, mi madre se había dado cuenta de lo que significaban para nosotros. Eran estadounidenses ... ¡Soldados enemigos!
Me atrajo hacia ella apoyando una mano en mi hombro y quedó frente a los soldados, silenciosa e inmóvil. Aunque, de quererlo, habrían podido entrar en la cabaña,
los dos soldados, sin dar un paso, imploraban con la mirada. El herido parecía más muerto que vivo.
 —Komm' rein —dijo al fin mi madre, invitándoles a entrar con un ademán.
Levantaron los soldados al herido, entraron con él en la cabaña y lo acostaron en mi cama.
Viendo que ninguno de los dos sabía palabra de alemán, mi madre les habló en francés. Uno de ellos chapurreaba este idioma. Así pudieron entenderse. Antes de ir a cuidar del herido, me dijo ella:
—Estos dos tienen entumecidos los dedos de las manos. Ayúdales a quitarse las guerreras y las botas, y anda a traer un cubo con nieve.
Obedecí; y poco después estaba friccionándoles a los dos los amoratados pies.
Nos fuimos enterando de sus nombres. El de cuerpo algo achaparrado y cabellos negros se llamaba Jim; su compañero, cenceño y de buena estatura, Robin. El herido, cuyo nombre era Harry, dormía a esas horas en mi cama. Tenía la cara más blanca que la nieve que seguía cayendo afuera. Los tres habían perdido contacto con su batallón y llevaban tres días vagando por esos bosques, en busca de los estadounidenses y procurando ocultarse de los alemanes. Aunque tenían crecida la barba, al verlos sin la guerrera parecían unos niños grandes. Y como si en efecto lo hubiesen sido, empezó a tratarlos mi madre, quien, volviéndose a mi, dijo luego:44    SELECCIONES DEL
—Tráeme a Hermann ... y también media docena de patatas.
Esto significaba un cambio radical en nuestros planes para la Navidad. Hermann era un gallo hermosote (mi madre le puso ese nombre por Hermann Goering, al que ella no quería mucho que digamos). Lo estaba engordando desde hacía semanas, con la esperanza de servirlo en la Nochebuena, si mi padre venía a pasarla con nosotros. Pocas horas antes, perdida esa esperanza, le concedió al gallo unos días más de vida, para echarlo entonces en la cazuela el día de Año Nuevo, si lo festejábamos con mi padre. Pero, según lo que yo barruntaba ahora, Hermann estaba destinado a más urgente e inminente cometido.
Mientras Jim y yo ayudábamos en la cocina, y Robin cuidaba de Harry —cuyo estado era grave por la mucha sangre que la herida del muslo le había hecho perder—, mi madre sacaba tiras de una sábana para preparar vendas.
Llegaba ya a la habitación el apetitoso olorcillo del asado y procedía yo a poner la mesa, cuando llamaron de nuevo a la puerta. Calculando que serían otros estadounidenses, fui a abrir en seguida. Frente a mí surgieron cuatro soldados cuyo uniforme conocía de sobra al cabo de cinco años de guerra. Eran hombres de la Wehrmacht . . . ¡soldados de los nuestros!
Quedé helado de espanto. Aunque casi niño, estaba enterado de la implacable severidad de la ley:
dar asilo al enemigo era delito de alta traición. ¡Podrían fusilarnos! También mi madre estaba asustada. La vi ponerse mortalmente pálida. Pero dando un paso hacia los soldados, dijo:
—Fr¿ihliche Weihnachten.
Respondieron ellos deseándole también felices pascuas. El que estaba al mando, un cabo, explicó después:
—Nos hemos extraviado de nuestro regimiento y querríamos descansar hasta que amanezca. ¿Podemos entrar?
—Claro que sí —respondió mi madre con esa tranquilidad que a veces da el mismo pánico—. Pueden entrar, descansar y compartir con nosotros el rico asado que está en el horno.
Al oír esto y percibir el olorcillo que salía por la entornada puerta de la cabaña, sonrieron los alemanes con la boca hecha agua.
Pero debo advertirles que tenemos aquí otros invitados que tal vez no sean del agrado de ustedes —les dijo mi madre; y añadió con una severidad completamente nueva en ella—. De todos modos, esta noche es Nochebuena y no quiero tiros en mi casa.
¿Quiénes tiene usted ahí dentro ... estadounidenses? —preguntó el cabo.
Miró ella de hito en hito los helados semblantes del cabo y de sus compañeros, y dijo recalcando las palabras:
—Hablemos claro. Vosotros, lo mismo que los que están ahí dentro, podríais ser hijos míos. A uno de ellos lo trajeron aquí herido y más muerto que vivo. Los otros dos andaban perdidos en el bosque, lo mismo que vosotros; y, como vosotros, muertos de hambre y de cansancio. Esta noche —alzó aquí la voz al quedarse mirando fijamente al cabo—, sí, esta noche es Nochebuena y tendremos la fiesta en paz.
Sostuvo el cabo la mirada. Hubo dos, tres angustiosos, interminables instantes de silencio.
—¡Ea! Basta con lo dicho —gritó mi madre dando unas palmadas—Vais a hacerme el favor de dejar vuestras armas ahí, en la leñera. ¡Y daos prisa, no sea que los otros os dejen sin asado!
Los cuatro alemanes obedecieron como autómatas; entraron en la cabaña y fueron dejando en la leñera, a un lado de la puerta, todas sus armas: dos pistolas, tres carabinas, una metralleta y dos Panzerfüuste (tubos lanzacohetes antitanques). Entre tanto, Jim, al que mi madre dijo apresuradamente algo en francés, habló en inglés con el otro estadounidense; y vi con sorpresa que ambos le entregaban a ella las armas.
Al quedar alemanes y estadounidenses juntos, pero también penosamente distanciados en espíritu, a pesar de hallarse casi codo con codo por lo reducido de la habitación en que estábamos, fue cuando el don de gentes de mi madre rayó más alto. Con imperturbable amabilidad, sonriente la expresión, buscó manera de acomodarlos a todos.
Había solo tres sillas, pero improvisó a tal fin su propia cama, en la cual hizo que tomasen asiento, al lado de Jim y Robin, dos alemanes.
Desentendiéndose de lo tenso del ambiente, se ocupó luego en disponerlo todo para la cena. Pero Hermann no podía dar de sí más de lo que tenía; y eran ahora cuatro bocas más para alimentar.
Ve corriendo a la despensa por más patatas y unos puñados de avena —me dijo al oído—. Estos muchachos están hambrientos, y el hambre es mala consejera.
Desde la despensa oí que Harry había empezado a quejarse. Al volver a la habitación, vi que uno de los alemanes tenía puestas las gafas y estaba examinando la herida de Harry.
—¿Es usted médico militar? —le preguntó mi madre.
—No, señora, Pero hasta hace pocos meses era estudiante de medicina en Heidelberg —respondió él. Y en lo que, al parecer, era bastante buen inglés explicó que, gracias al frío, no se había infectado la herida.
—Pero ha perdido mucha sangre y está muy extenuado. Necesita reposo y buena alimentación —concluyó diciendo.
La recelosa tirantez que reinó al principio iba siendo remplazada por una confiada tranquilidad. Hasta a mí, al verlos sentados con nosotros, me parecían los soldados unos muchachos. Heinz y Willi, ambos de Colonia, tenían 16 años. El cabo, que era el de más edad, solamente 23. Sacó del morral una botella de vino tinto. Heinz, después de rebuscar en el suyo, encontró un pan de centeno. Mi madre partió el pan en pequeñas porciones para servirlo con la cena. De la botella de vino guardó la mitad, diciendo:
—Esto es para el herido.
Cuando, sentados a la mesa, rezó la acción de gracias, noté que le quebraba el llanto la voz al llegar a la parte que dice "Komm, Herr lesus, sé nuestro invitado". Los soldados que habían visto de cerca la muerte en los campos de batalla, lloraban también. En esos momentos, los de los Estados Unidos lo mismo que los de Alemania eran sólo muchachos que se sentían muy lejos de su hogar.
Al filo de medianoche se asomó mi madre a la puerta de la cabaña y nos llamó para que viésemos la estrella de Belén. Acudimos en seguida. El único que faltó fue Harry, que dormía apaciblemente. En muda contemplación de Sirio, la estrella más brillante de todo el cielo, la guerra se trocaba para nosotros en algo lejanísimo, casi inexistente.
El armisticio pactado por nuestra cuenta y riesgo seguía vigente al amanecer. Harry, que despertó en mitad de la noche murmurando frases incoherentes, volvió a quedarse dormido después de tomar la taza de caldo que le llevó mi madre, y estaba mejor. Preparó ella ahora para él una bebida confortante compuesta de azúcar, el vino que había dado el cabo y el último huevo que se encontró en la despensa. Los demás nos desayunamos con 
El armisticio pactado por nuestra cuenta y riesgo seguía vigente al amanecer. Harry, que despertó en mitad de la noche murmurando frases incoherentes, volvió a quedarse dormido después de tomar la taza de caldo que le llevó mi madre, y estaba mejor. Preparó ella ahora para él una bebida confortante compuesta de azúcar, el vino que había dado el cabo y el último huevo que se encontró en la despensa. Los demás nos desayunamos con avena hecha en agua. Al concluir el desayuno, trajo mi madre el mejor de sus manteles, con el cual y un par de palos se improvisó una camilla para Harry.
Con la ayuda del estudiante de medicina, que servía de intérprete, el cabo indicó a Jim y a Robin el mejor camino para llegar a las líneas estadounidenses (en esos días del fluctuante frente de la batalla de las Ardenas los alemanes estaban asombrosamente bien informados). En el mapa que llevaba Jim señaló el cabo un arroyo y dijo:
—Siguiendo a lo largo de él, aguas arriba encontrarán el lugar donde está reagrupándose el Primer Ejército.
Cuando le tradujeron lo dicho por el cabo, pidió Jim que le preguntasen:
—¿No sería mejor, ir a Monschau ?
Um Himineis Willen! Nein! —exclamó el cabo—. Monschau es nuestro otra vez.
Al devolverles a los soldados las armas, les dijo mi madre:
—Y ahora, muchachos, andad con cuidado. Quiero que volváis algún día sanos y salvos a vuestras casas, que es donde hacéis falta. ¡Que Dios os lleve con bien!
Alemanes y estadounidenses se estrecharon la mano al despedirse. Luego se alejaron cada cual por su lado, mientras nosotros los seguíamos con la mirada. Después, mi madre entró en la cabaña.
Cuando, pasados unos minutos, fui a reunirme con ella, la encontré con la vista fija en el libro que tenía en las manos, absorta al parecer en la lectura. Me acerqué a ella para mirar por encima del hombro. La antigua Biblia de la familia estaba abierta por el pasaje en que se habla del nacimiento de Jesús en Belén y de cómo los magos llegados de Oriente le adoraron y ofrecieron presentes. Mi madre me señaló lo que leía deslizando el índice a lo largo de las líneas que dicen: ". .. regresaron a su país por otro camino".
 lunes, 24 de diciembre de 2018

¿DÓNDE ESTARÁ RUTH AHORA?-TRISTE NAVIDAD

EN UNA NOCHE LEJANA
Por TIMOTHY WIGHT
CURSABA\YO EL QUINTO GRADO de prímaría,y vivía en un pequeño poblado de Utah. Al inicio del año escolar, mis amigos y yo vimos llegar a una desconocida. Era una niña llamada Ruth, y desde el primer día se hizo evidente que no íbamos a aceptarla en nuestro círculo.
Su padre era obrero y la familia vivía en un barrio muy poco elegante. Ruth iba vestida todos los días con el mismo vestido rojizo desteñido y unos tenis azules que le venían muy grandes. "¿Dónde encontraste ese disfraz?", le preguntábamos. "¿En la basura?"
En su bolsa del almuerzo siempre había una rebanada de pan, una zanahoria o una papa sin pelar y una pequeña botella de leche cruda. Como ésa era la misma comida que les habíamos dado a unas ratas en el laboratorio, cuando pasábamos junto a ella en la cafetería soltábamos unos chillidos burlones. A raíz de eso Ruth empezó a almorzar en el patio, aun en los ventosos y fríos meses del otoño.
CADA AÑO, a fines de noviembre, se realizaban audiciones para la obra de teatro navideña de la escuela, a la que asistía casi todo el pueblo. Otros grupos cantaban y representaban cuadros sueltos, pero la obra teatral estaba reservada para los alumnos de quinto grado. Los papeles principales eran los de María y José. Cuando llegó mi turno de hacer la prueba, pronuncié mi parlamento con la voz más alta que pude.
—Venid conmigo, María —dije—, debemos marchar a Belén.
Fui a sentarme, sin hacerme muchas ilusiones de que iba a interpretar al protagonista.
Al día siguiente, llenos de ansiedad, mis amigos y yo escuchamos al maestro Russon leer la lista de los actores elegidos. Por fin anunció:
—Timothy hará el papel de José.
Casi grité de alegría, pero en seguida volvía ponerme tenso: ¿a cuál de las niñas más simpáticas del grupo le iba a tocar ser mi esposa?
—Y el papel de María es para... Ruth.
¿ Ruth? Hasta donde yo sabía, ella ni siquiera había participado en las audiciones. ¡Eso era un insulto!
Decidimos que si ella iba a ser María, nos encargaríamos de que ésa fuera la peor obra de Navidad jamás vista en la escuela. En los ensayos declamábamos los versos de las canciones en desorden, pronunciábamos los parlamentos con sarcasmo y hacíamos caso omiso de las indicaciones del director. Cada error provocaba carcajadas. Cuando los maestros se volvían, le hacíamos muecas a Ruth. Queríamos que abandonara la obra.
Luego vino el ensayo con vestuario. Los días previos Ruth se había puesto a practicar su canción mientras los demás jugábamos en el recreo. Esta vez, cuando empezó a entonarla, uno de los pastores le dio un golpe en la espalda. La voz se le quebró al quedarse sin aliento. Reímos con más ganas que nunca. El maestro de música detuvo al pianista y nos dijo que éramos el peor grupo de quinto grado que había tenido y que iba a suspender la obra.
LEGÓ LA NOCHEBUENA y, con ella, la función escolar. Como siempre, primero cantaron los alumnos del jardín de niños y luego siguieron los otros grados. Cuando por fin llegó nuestro turno de subir al escenario, yo estaba retorciéndome en el asiento, preocupado por lo que el maestro Russon iba a decir de nosotros.
—En lugar de la tradicional obra de teatro —anunció—, una de las alumnas de quinto grado cantará un solo.
Nos quedamos perplejos, mirándonos unos a otros.
Se alzó el telón y apareció Ruth. Llevaba puesto un vestido de raso blanco con un cinto rojo. El rostro se le iluminó cuando empezó a cantar con una limpia voz de soprano que inundó el auditorio:
¿Quién es esa tierna criatura que duerme en el regazo de María? ¿A quién saludan los ángeles con dulces cánticos mientras los pastores velan su sueño?
Al principio fijó la vista en sus padres, que estaban en una fila de adelante y vestían ropa raída, pero poco a poco empezó a cantar con más soltura y a mirar a los concurrentes. Luego nos miró a nosotros, sus compañeros, mientras entonaba el siguiente verso:
Ese niño, a quien los pastores cuidan y los ángeles cantan, es Cristo Rey. ¡Venid presurosos a alabar al niño, el hijo de María!
De pronto calló y, después de una tensa pausa, dio media vuelta y abandonó el escenario. El hombre que estaba sentado al piano siguió tocando, pero al darse cuenta de que nadie cantaba dejó de hacerlo. Los padres de Ruth salieron corriendo.
Por unos instantes nadie se movió; luego, alguien empezó a aplaudir, y entonces todos se pusieron de pie e hicieron lo mismo.
Regresamos a clases en enero, pero Ruth no se presentó. Supimos que se había ido a vivir a otro sitio y nunca volvimos a pronunciar su nombre.
HAN PASADO 20 AÑOS. ¿Dónde estará Ruth ahora? ¿Cómo habrán afectado su vida nuestras mofas? Sin duda, jamás lo sabré. Sólo sé que del arrepentimiento más profundo puede surgir la compasión más sincera. Hoy en día soy maestro y consejero escolar y procuro alentar a la gente a ser honesta consigo misma y tolerante con quienes son diferentes. Y cada Navidad, la oración que digo en  mi interior es la estrofa que Ruth no terminó de cantar:
¿Por qué duerme él en tan humilde lecho, el pesebre del buey y el asno? ¡Temed, buen cristiano: el Verbo divino ruega por los pecadores!
SELECCIONES DEL READER´S DIGEST
DICIEMBRE DE 1998
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ANTE TODO, ESCRIBIR
Sin su obra, la vida de un escritor es común y desordenada. Pero la vida no importa. La tarea de escribir exige tanto carácter, esfuerzo y energía emocional que la vida del autor queda relegada a un segundo plano. Un escritor jamás va a organizar su vida de manera brillante porque no es allí donde respira. Escritor es aquel que se siente más feliz cuando está solo.
-MARTIN AMIS, citado por VALERTE GROVE, The Times (LONDRES)
.martes, 25 de diciembre de 2018

NOCHE BUENA Una familia inolvidable Por Paul Schubert

MIERCOLES, 11 de noviembre de 2015 UNA FAMILIA INOLVIDABLE Por Paul Schubert

Una familia inolvidable

Por Paul Schubert
Fui por primera vez a la ca­baña campesina del tejado rojo que llevaba el nú­mero 24 de la Calle de Krtiny una mañana veraniega de mil novecientos treinta y tantos. Mi mujer y yo estábamos buscando alojamiento barato donde vivir hasta que yo terminase de escribir un libro, y aquella encantadora aldea checoeslovaca, perdida en el cora­zón de la montuosa selva morava, nos pareció la más apropiada.
Salió a la puerta un aldeano de revuel­tas greñas. Era José Dvorak, el dueño de casa. Detrás del hombre, en el amplio zaguán que dividía la vivienda en dos partes, estaba su esposa, María, de pie y en jarras. María apenas intervino en la conversación porque correspondía al jefe de familia tratar del alquiler; pero me -sentí atraído por su cara inteligente y alegre. La cabellera de azabache ceñía la hermosa frente, bajo la cual brillaban unos ojos maravillosos—ojos de aldeana tan cercanos a la vida que parecían pene­trar a través de los misterios del naci­miento y la muerte hasta los dominios de la fe. Mientras hablábamos con el marido, dos chiquillos se arrimaron a María, como buscando su abrigo. Más tarde supimos que María tenía otros tres hijos trabajan­do fuera de la casa.
Alquilamos la mitad de la casa número 24 en 2500 coronas checoeslovacas, que equivalían a unos 75 dólares, por la tem­porada. Pregunté hasta cuándo duraba la temporada. «Oh—repuso enfáticamente el señor Dvorak—hasta el otoño. Pero, por mi parte pueden ustedes quedarse hasta la Navidad... o hasta el verano que viene. Con sacar las 2500 coronas por la temporada me doy por satisfecho.»
Cerrado el trato nos instalamos en la casa, empezamos a teclear en la máquina de escribir y muy pronto nos sentimos envueltos en la vida hogareña de los Dvorak. Para ellos la jornada comenzaba a las tres de la madrugada, cuando María se levantaba para atender a su hijo mayor que marchaba al trabajo. Durante el día entero llenaban la casa rumores de acti­vidad doméstica—cocinar, hornear, lim­piar, cavar el huerto. María tenía además un taller de lavado en un gran cobertizo a espaldas de la casa, donde lavaban y planchaban siete mujeres.
El alegre canto de María impregnaba el ambiente doméstico mientras ella aten­día afanosa a las diversas labores. No tardé en descubrir que aquella aldeana tenía ánimo y corazón de gran dama.
Lo que pasó con el mendigo que tocaba el organillo me reveló el tacto de María Todas las mañanas se llegaba a la puerta de la casa un viejo pordiosero que armaba el organillo (regalado por la aldea para que se «ganase» la mendicante existencia) y tocaba la misma pieza una y otra vez por espacio de 20 minutos.
Por regla general me encontraba en la cama cuando llegaba el músico. Traba­jaba en mi libro con ahínco y era fre­cuente que al sonar el despertador de María a las tres de la madrugada, me en­contrase todavía en la tarea.
Aquel importuno me sacaba de quicio.
Me irritaba despertándome con su infer­nal tonadilla. Estaba convencido de que su ardid consistía en tocar y tocar hasta que yo le pagara para que se marchase.
Pero me propuse ser más terco que él. Un día se decidiría a no volver por nues­tra casa en vista de que no hacía negocio.
Más adelante supe que María me había estado protegiendo para que no tuviese por qué avergonzarme. Todos los días daba al músico ambulante cinco heller como limosna suya, y cincuenta heller (y a veces hasta una corona, moneda equi­valente a tres centavos) en nombre de los forasteros, como correspondía a personas de nuestra posición. Si el músico tocaba con tanto entusiasmo ante nuestra puerta era por pura gratitud.
Creo que María comprendía que yo no era rico. Por muy cómodamente que mi esposa y yo viviésemos en comparación con los vecinos de la aldea, nos sostenía­mos en realidad con un presupuesto de 50 dólares al mes. El libro no parecía aca­barse nunca y la dilación hacía alarmante mella en mis reservas metálicas. La lle­gada del invierno me sorprendió enfras­cado todavía en el trabajo y sin que pudiera decir cuándo iba a terminarlo.
La Navidad amenazaba ser triste. Aun en las mejores circunstancias no es agra­dable encontrarse en tierras extrañas du­rante aquella festividad. Cierto que me encantaban la aldea de Krtiny y los grandes bosques de las inmediaciones; pero Moravia estaba muy distante de mi tierra natal, que era donde yo hubiese querido pasar la Navidad.
En la parte de la casa que ocupaban los Dvorak se hacían grandes preparativos para la fiesta. ¡Qué de secretos y paquetes escondidos! ¡Y qué hermoso árbol de Navidad habían traído del bosque para adornarlo con luces y presentes!
Mi esposa y yo habíamos decidido ha­cernos los ascetas, trabajar durante todas las vacaciones sin prestar atención a las festividades, y acabar el libro. También habíamos prescindido de hacernos mu­tuos regalos pero, naturalmente, quería­mos comprar algunas cosillas para los Dvorak, a quienes habíamos llegado a admirar y querer.
Los presentes fueron tan buenos como lo permitían nuestros medios: una bufan­da de abrigo para el hijo mayor, medias para los dos siguientes, un vistoso peri­follo que ocultaba un frasco de perfume para la chiquilla de 11 años y una navaja de monte para el chico más pequeño. Al señor Dvorak le compramos una pipa y tabaco y a María una fuerte chaqueta de punto de lana para sus largas excursiones invernales a la ciudad, donde iba a entre­gar la ropa.
En aquel país se celebra la víspera de Navidad, o sea la Nochebuena. A eso de las tres de la tarde llevé los regalos al otro lado del zaguán y los dejé sobre la mesa de la cocina.
María sonrió y me dijo sencillamente Dekuji vam, que significa muchas gracias. Pero las verdaderas gracias le centelleaban en los ojos.
Volví a mi trabajo. Aquello no marcha­ba. Si he de decir verdad, la máquina de escribir y el libro mismo me parecían detestables.
Cuando cerró la oscuridad, las venta­nas iluminadas de la aldea cortaban sobre el fondo de la noche cuadros de radiante alegría. Al otro lado del pasillo la fiesta se animaba más y más, en tanto que noso­tros nos sentíamos cada vez más deprimi­dos. Entonces sonó un golpe en la puerta.
Uno de los chicos venía a preguntarnos si no queríamos ir a ver el árbol ilumi­nado. La timidez hizo que las palabras de invitación se le atropellasen en la boca. Aquello era ya demasiado. ¿Cómo podía mantener mi espartana entereza, si tenía que asistir al gozo de la familia Dvorak? Entré y dije a mi esposa: «No me gusta ir, pero creo que es inevitable. ¡Lo agradecerán tanto!»
Al otro lado del zaguán, el señor Dvo­rak encendía solemne y cuidadosamente las velas una por una—el árbol era pre­cioso. María permanecía aún en la cocina. La cena estaba dispuesta en la mesa con manteles blancos... ¡Espléndida mesa agobiada bajo el peso de los manjares—sopa, pescado, carnes, aves, legumbres, dulces, vistosas tartas y una esbelta bo­tella de vino! Y los paquetes de regalos, todavía sin abrir, al pie del árbol.
Aquel cuadro era el más adecuado para que un extraño se sintiese infinitamente distante de la tierra natal. Se me atravesó un nudo en la garganta. Después de cam­biar felicitaciones con todos, nos volvimos a nuestra media casa sin adornos navideños, sintiéndonos más desventura­dos que antes.
Abrí la puerta resignado pero me que­dé atónito.
Había ocurrido algo increíble. Mien­tras mi mujer y yo estábamos al otro lado del zaguán, María ¡que Dios la bendiga! se había llegado a nuestra cocina para traernos la Navidad. Nuestra mesa estaba cubierta con un mantel blanco, como la suya. Lucían en ella plantas y velas de Navidad, platos y cubiertos, la misma cena suculenta del otro lado del zaguán, hasta igual esbelta botella de vino María nos había contado a nosotros los extranje­ros entre su familia para compartir lo mejor y más suyo que podía dar.
Aquella noche no trabajé más. Fue una de las cenas de Navidad más felices de que he gozado en la vida
 

Sábado, 29 de diciembre de 2018

EL BUEN PASTOR- Por Pierre van Paassen- 1941

Autor del libro- EL ALIADO OLVIDADO-(Sobre el pueblo judío)
_______________ La persona más  inolvidable que he conocido—XII.
El Buen Pastor
Por Pierre van Paassen
Notable periodista, autor del éxito de librería «Days of Our Years»
1941
ENDEREZABA yo mis pasos cierta tarde gris de otoño, en medio de la ventisca, hacia Bourg-en-Foret. Al levantar los ojos, vi en la cumbre de la última colina que me separaba del villorrio, destacándose sobre el fondo oscuro del cielo, la silueta de un viejo alto y ergido, en torno del cual movianse los flotantes paños de una sotana y ondeaba una negra faja. Sujetábase con una mano el sombrero de teja; agarraba firmemente con la otra un descomunal y vetusto paraguas verde. Los rayos de sol poniente arrancaban vívidos reflejos a las hebillas de sus zapatos.
Cuando, por fin,  estuve frente a él, pude admirar su magnífica testa gala, sus ojos negros y profundos, su nariz aquilina de enérgica traza, su mentón ligeramente pronunciado. La mirada de aquellos ojos hacía olvidar la raída sotana ¡tal era de dominadora y majestuosa, aunque un toque de tristeza velase su brillo!
Delgadas hebras de plata revolotearon en torno de su frente, cuando se quitó el sombrero para saludarme. Hablóme del fuerte viento. «Al principio, tuve que esforzarme por marchar contra él», me dijo con su voz de grave timbre. «Ahora casi me lleva en volandas». Y añadió, como un eco de sus pensamientos: «Tal vez el viento sepa por qué lo hace. Acaso hay alguien en la casa rectoral que me necesita. Debo darme prisa».
Así ocurrió mi primer encuentro con Arsenio de la Roudáire, párroco de la aldea francesa en que acababa yo de avecindarme.
Claro está que ya había yo oído hablar de él. El oficioso y locuaz boticario solía regalarme en su tienda con historietas de los notables de la localidad. La mayor parte de las anécdotas carecían de interés; no así la que me contó del cura, la cual embargó mi atención por entero.
En septiembre de 1914, cuando el Ejército alemán avanzó casi hasta las puertas de París, quedó la aldea por algún tiempo en la Tierra de Nadie. La mitad de los habitantes había huido; la otra mitad se había ocultado en los sótanos. El señor cura prosiguió, sin embargo, sus visitas de pastor de almas, como si nada hubiese ocurrido. Un día, caminando por un atajo del bosque, dió de manos a boca con un ulano de Von Kluck que yacía herido en ambos pulmones. Volvió el cura al pueblo por una carretilla y en ella condujo al tudesco a su propia casa, donde le prodigó los más solícitos cuidados hasta verlo sano y salvo.
Duró la cura varios meses y el párroco no dió cuenta a las autoridades de la presencia del ulano en su casa. Empezaron a rezongar los aldeanos, y el cura protestó con vehemente caridad: «Está muy débil. Si lo mandan a un campamento de concentración, tendrá una recaída. No quiero echarme su muerte sobre la conciencia ».
El alemán permaneció en la casa rectoral durante casi dos años. Al cabo de ellos, y cuando la policía se preparaba a echarle el guante, desapareció. Sólo mucho después supieron los aldeanos que el soldado había estado oculto durante el resto de la  guerra en una finca que el sacerdote había heredado de sus padres y dedicado, antes du la guerra, a colonia de vacaciones para niños.
«Usted puede convencerse de todo ello con sus propios ojos», concluyó el parlanchín del pildorista. «Todos los años viene el alemán a pasar una temporada aquí con su familia... ¡Excelentes personas, a fe mía!... Nos han ayudado no poco a reparar nuestra antigua y hermosa iglesia ».
Con el andar de los días, nos hicimos íntimos amigos el cura y yo, a pesar de ciertas discrepancias de doctrina, en las que nos mantuvimos irreductibles. Cuando, después de largas ausencias en excursiones periodísticas que me llevaban a los ensangrentados riscos del indómito Rif o al teatro de inhumanas atrocidades que era la guerra de Etiopía, volvía yo a mi refugio aldeano con el alma abatida y sin una sola ilusión en el pecho, era el cura quien me devolvía la fe en la humanidad. Nada lograba quebrantar su ardiente esperanza en una grande y amorosa patria universal que habría de levantarse, radiante y acogedora, de entre las lágrimas y la sangre de los siglos...
«Tardará aún», solía decir, «pero el día de la paz y la justicia llegará. No se deje usted inocular el veneno del odio. Todas las razas y naciones pertenecen a una sola, inmensa familia. No lo olvide nunca, hijo mío».
No había nada de revelador ni apocalíptico en sus palabras. Era el modo de decirlas lo que me conmovía profundamente: aquella su infinita bondad, aquella sinceridad de su amor entrañable por la humanidad.
La  vida del cura de la Roudaire era un esfuerzo incesante y abnegado por adlantar el advenimiento de esos días inefbles
preparando para ellos los corazones humanos. Para él, el cristianismo era un sueño que había que convertir en realidad aquí abajo, en los días de ahora, en el seno de los humildes de la tierra. De día y de noche, aquel hombre, que había cumplido ya los setenta años, estaba dispuesto a acudir en auxilio de todo el que lo necesitase. Llamábanlo sus feligreses «Nuestro Buen Pastor ». Cierta noche se declaró un incendio en una granja, y cuando los que formábamos el cuerpo voluntario de bomberos llegamos allí, encontramos al cura que, con toda calma y sin aspavientos, sacaba a las aterrorizadas vacas del establo envuelto en llamas, mientras el labrador y su mujer se retorcían las manos. «únicamente la voz del señor cura puede tranquilizar a los animales», nos dijeron al oído. 
¡Y CUÁN  CUÁN BIEN conocía el cura a su grey! Cuando se paseaba al atardecer por las calles, no necesitaba preguntar nada. Los ojos hinchados y enrojecidos de la señora de Lagrin le revelaban que el incorregible de su consorte había dejado una vez más el jornal en el mostrador de la taberna. La cara tristona de Rosalía 1c probaba de modo asaz elocuente que el escurridizo Mario no había cumplido todavía su promesa de hablar con el papa de la muchacha. Las manos temblorosas del tío Rognon pregonaban bien a las claras que el perillán de su vástago tenía de  nuevo alguna deuda pendiente con la justicia.
Para cada cual tenía el cura una palabra oportuna y consoladora; todos los rostros se iluminaban a su paso. No debían de ser, después de todo, tan graves aquellos cuidados, cuando de la persona del señor cura emanaba aquella dulce serenidad... La fortaleza del anciano era comunicativa; lo hacía sentir a uno vergüenza de su propia debilidad.
También yo impetré una vez el auxilio del cura.
Dirk van Duynen, gallardo mozo y primo mío, hijo de acaudalada familia de Amsterdam, había ido a París a estudiar el violoncelo. Cayó repentinamente enfermo. Y lo que es peor aún: cierto destemplado especialista le soltó brutalmente, a boca de jarro, la noticia de que viviría, a lo sumo, un año más. Dirk, desolado, vino a verme a Bourg. ¿Qué haría? ¿Retornaría a Amsterdam, comunicaría la fatal nueva a sus padres y se sentaría a esperar el inevitable desenlace? Se esforzaba en hablar con valerosa entereza... pero sus ojos delataban miedo y angustia.
«Yo le hablaré», me dijo el cura. Hízose Dirk compañero asiduo del párroco en aquellos paseos a la suave hora crepuscular. Cuando volvían a casa, Dirk subía a su cuarto y se ponía a tocar el violoncelo. De sus ojos había huido la llamita lívida del miedo; de sus labios había desaparecido el rictus sardónico. Al poco tiempo se fué a casa de sus padres.
Eso currió hace unosmeses. La últinia vez que vi al cura le pregunté de qué mágicos medios se había valido.
«Nada de magia», contestóme sonriendo. «No hicimos sino discurrir por las calles desiertas de hombres, calles de amargura, en que madres y novias cumplen sus deberes cotidianos mientras sus hijos y prometidos se encaran con la muerte en las trincheras. Tal vez se dió cuenta .Dirk de que hay almas más atormentadas que la suya...»
Los niños eran el principal objeto de la preocupación del cura. Rara vez se le veía pasear sin uno o dos de ellos asidos de su mano. Figúrome que  había en Bourg docenas de chiquillos vestidos con la ropa que el cura había mendigado para  ellos. A la vista saltaba que más de una de las chaquetillas que lucían los pequeñuelos de la aldea estaban hechas con sotanas viejas.
«Son la esperanza de Europa», acostumbraba decir de aquellos Míseros. «Si no conseguimos infundir sentimientos de generosidad y de amor en estos pequeñuelos, Europa fenecerá en una orgía de sangre».
« ¡Ah! Si amáranis menos a la humanidad y más a los hombres... », proseguía tristemente. «Es tan fácil alardear de amor a la humanidad, pero ¡cuán difícil es para casi todos nosotros amar a los desharrapados, y mal olientes individuos que constituyen esa humanidad!».
Trabajaba con todas las energías de su grande espíritu por crear aquella Europa de sus sueños. Se enorgullecía de haber compuesto para la escuela parroquial un manualito de historia del que había suprimido cuidadosamente toda alusión al odio entre los pueblos.
«Enseñarles a estos niños que los alemanes son los enemigos jurados de los franceses, valdría tanto como derramar hirviente veneno en sus almitas puras», argüía a sus críticos. «Todos queremos la paz, ¿no es cierto? Pues bien, no puede haber paz donde se predica el odio».
Entre los niños a quienes el cura consagraba los desvelos de su tierno corazón figuraban los huérfanos de un hospicio que había en los alrededores de Bourg. Albergábanse aquellos desventurados expósitos en unos barracones revestidos de imponentes rejas. «Es un ludibrio, un estercolero desde el doble punto de vista higiénica y moral», tronaban los periódicos escandalizados; «los niños viven allí hacinados... Aquello está igual que en los días bárbaros de la Edad Media ».
El anciano sacerdote iba a aquella infecta pocilga a decir mentiras...
«Sí, les digo mentiras» me contaba alzando los hombros. «Les digo a los niños que viven en aquel horrendo lugar, que la vida es hermosa, que llegarán a ser dignos y respetados ciudadanos. A algunos hasta les afirmo que he conocido a sus padres y les aseguro que eran  hombres, intachables y estimados, vigorosos y arrogantes. Sé demasiado bien que lo contrario es, probablemente, la verdad: que fueron unos borrachos despreciables y unos guiñapos humanos».
PERO la cólera del cura podía elevarse a terribles alturas, como lo pudieron apreciar en Bourg-en-Foret cierto día tristemente memorable.
Era Ugolino, el jorobado de la Rue du Vieil-Abreuvoir, un ser de tan repulsiva estampa que volvía uno instintivamente la cabeza cuando lo divisaba. Los aldeanos daban largos rodeos para evitar el encontrarse con él, frente a frente.
Si se embarcaba uno para París en el primer tren, se topaba con Ugolino en la estación. Si volvía uno a altas horas de la noche, no le costaba trabajo distinguir la contrahecha figura del jiboso al pie de algún mechero de gas. Pagaba unos cuantos centavos a la semana por dormir en un desván. Má s se le obligaba levantarse y marcharse antes de rayar el día, y se le prohibía regresar a su empolvado escondrijo antes de media noche para que su vista no sobresaltase a los vecinos.
Como Ugolino se aventurase a pasar por los aledaños de la Plaza de Thiers, donde solían reunirse los jovenzuelos del pueblo a piropear a las muchachas, era de rigor que algún chistoso corriese en pos de él y le diese un papirotazo en la corcova.
«¡Fuera, hijo del chápiro!» gritábanle los desalmados, y el pobre Ugolino se escapaba al trote de sus canijas piernas.
Una noche me ayudó a traer el equipaje de la estación. Díle de comer y hablé con él. Poco a poco, con premiosa lentitud, fué haciéndome la historia de su vida. Su madre había muerto de alcoholismo; a su padre no lo había conocido. Su hermana, a los trece años, entró a servir en una granja. En venganza por haberse negado a sus pretensiones indecorosas, acusóla de hurto el amo, y la metieron en la cárcel. Abandonado, sin nadie que lo cuidara, coutrajo Ugolino un agudo raquitismo y una dolencia espinal que degeneró en su deformidad. Cuando la hermana salió del encierro, fuéle imposible encontrar trabajo, a causa de sus antecedentes cancelarios, por lo que, desesperada, viendo la horrible necesidad del pequeño, se acogió, como único puerto de salvación, a una de las casas infamadas de la Rue Danes Desde aquel día no faltó lo necesario para el puchero.
Ugolino venía con frecuencia a mi casa. Encargábale pequeños trabajos en mi jardín. Descaecía, sin embargo, a ojos vistas. Una noche, como se quejara de gran cansancio, le rogué que se quedase.
«Non, merci, Monsieur», me dijo el desgraciado. «Es usted muy bondadoso, pero yo tengo mi casa. También tengo mi dignidad... no crea usted».
No volví a verlo vivo. Al salir a la calle rayó en medio de un grupo que vociferaba en divertida parranda. Parece ser que aquellos hombres estaban borrachos: es la unica explicación que cabe al horrible suceso.
Alguien le echó a Ugolino una zancadilla que dió, con él en  tierra. Los alegres compadres formaron un corro y empezaron a bailar y gesticular descompasadamente alrededor del caído que, a gatas, intentaba levantarse. Le pisaban los dedos y le propinaban un puntapié cada vez que lo veían a punto de enderezar el desmedrado cuerpecillo. Por último, uno lo puso en pie, pero se tambaleaba de manera tan extraña que los del  corro creyeron que estaba también borracho. Para que no se viniera al suelo, lo ataron aun poste del alumbrado. Y tornaron a brincar y danzar en torno de Ugolino, canturreando: «¡Los novios de mi hermana pagan a franco por cabeza!» Le arrancaron la ropa hasta dejarlo enteramente desnudo.
Fué el cura quien lo soltó al fin—me contaba uno de los testigos presenciales—. Cortó las ligaduras y se lo llevó a cuestas.
¿A cuestas... el señor cura... un hombre que frisa en los ochenta?
— Sí, señor; Ugolino había perdido el conocimiento. El cura lo llevó a su propia casa. Esta mañanía, mientras decía su misa, Ugolino se levantó, se encaminó al río y se arrojó al  agua. Acaban de encontrar su cadáver.
¡Pero eso es horrible...    exclamé yo.
— Realmente horrible. Pero ahí no acaba la tragedia. La hermana de Ugolino se dió un tiro esta mañana. El juez está ahora instruyendo el sumario. ¡Oh, qué incorregibles bárbaros somos! Todos somos culpables. No se trata de averiguar dónde estaban y qué hacían los gendarmes anoche, mientras aquellos salvajes escarnecían al pobre Ugolino. Todos somos colectivamente culpables, y, colectivamente, debiera castigársenos.
Fuí aquella tarde a ver al cura. Halléle pálido y entristecido.
— He venido a traer unas monedas — dIJe —. Le debo a Ugolino la soldada de la semana.
— La aplicaremos a decir una misa por su alma —contestó el cura.
— ¿Recibirán ambos sepultura en sagrado?
- - Sí, señor: esas pobres criaturas no son suicidas. Los ha asesinado la sociedad, una sociedad sin entrañas.
Nunca he visto una muchedumbre tal en la iglesia como la que allí se reunió el día de las exequias. La mitad de las tiendas del pueblo habían cerrado. Junto a la balaustrada del altar estaban los dos  sarcófagos, rodeados por candelabros de plata. Un rico paño funeral los cubría, uniéndolos. El órgano plañía el Miserere.
Después de la absolución, el cura subió al púlpito. Guardó silencio un momento y paseó lentamente la mirada de derecha a izquierda del sobrecogido concurso como si se propusiera reconocer a cada uno  de los presentes. Entonces dijo:
«¡Cristianos!» , y la palabra restalló  en el aire como un latigazo. Y otra vez: «¡Cristianos!... Cuando el Señor de la vida y la muerte me pregunte el Día del Juicio Final: Pastor de la Roudaire, ¿dónde están tus ovejas?, no despegaré mis labios. Y cuando el Señor vuelva a preguntar una segunda vez: Pastor de la Roudaire, ¿dónde están tus ovejas?... no le contestaré estaré tampoco. Mas cuando el Señor me pregunte por tercera vez: Pastor... de... la... Rotidaire... ¿dónde... están... tud... ovejas?, yo inclinaré la cabeza avergonzado y contestaré: ¡No eran ovejas, Señor... Eran una manada de lobos!» .  POCO ANTES de  salir de Francia el otoño pasado, fuí a despedirme del cura. Habíase impuesto el deber de acompañar a la estación a los campesinos que iban al frente. Caminaba confundido entre las mujeres y los niños tratando de hacer la partida lo menos triste posible. No sonreía, sin embargo, como antaño, ni hablaba con la fluencia,y la confianza de otros días. Dábame la impresión de un hombre fatigado y desengañado.
Púseme al paso con él cierta vez que volvíamos de una de esas jornadas a la estación. Noté que le costaba trabajo hablar.
– Nunca creí que hubiéramos de presenciar esto otra vez— me dijo—. No sé qué decirle a mi rebaño.
¡Pero si son cruzados de la Libertad, señor cura!—me aventuré a insinuar tras largo silencio.
— ¡Oh! — suspiró —. ¿Cruzados?—. Y la tristeza de su voz puso de relieve la vanidad  de mi observación. 
Al cabo de un minuto prosiguió:
—Adivino las preguntas que no se atreven a hacerme... « ¿Por qué tenemos que ir al frente? Y estos muchachos por cuya seguridad combatimos en la última guerra, ¿por qué tienen que ir?». ¿Qué puedo yo responderles? ¿Puedo decirles acaso que Dios se apiadará... se apiadará de las madres? ¿De todas ellas, lo mismo si sus hijos se llaman John, que Jacques, que  Fritz, que Ladislao? ¿Satisfará esa respuesta, también, a las madres que se formulan interiormente la misma pregunta cuando ven a sus hijos en marcha hacia el infierno de la trinchera, hacia la muerte, hacia los mares de sangre?
No olvidaré nunca al cura de Bourg-enForet. Y durante muchos años escucharé claro y desgarrador, el grito de agonía y tortura que le arrancaban las madres... todas las madres del mundo
.

 

FANTASMA DE AGAR---GEORGE OTIS - EL SÍNDROME HEBREO

FANTASMA DE AGAR---GEORGE OTIS
Cont.  cap.5
EL SÍNDROME HEBREO

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Y en verdad nuestros corazones arden de deseos de compartir con ellos al Mesías-Jesús. ¿Cómo, oh, cómo Podríamos aún esconder de ellos este amor?
Pero los cristianos tenemos también una responsabilidad. De algún modo hemos fallado en corregir este concepto satánico, permitiendo que el verdadero cristianismo, definido como tal según la Biblia, se entremezcle sin esperanzas en sus mentes con el resto de la humanidad gentil del globo. Y hemos fallado en levantarnos y álzar la voz para que este síndrome sea curado.
Ha sido una falta de los cristianos no amar a los judíos en forma tan manifiesta que ablandara sus corazones. Fallamos en no  provocarlos a celos por no demostrar el fruto y el poder del Espíritu Santo. Y quiero decirle esto: los judíos, -Que por tanto tiempo han sido atormentados, son vulnerables al genuino amor cristiano.
Han sentido odio por tanto tiempo que están maduros para el amor. Pero son sensibles también al amor espúreo, a cosas tales como los misioneros que cuelgan limosnas eomo una "zanahoria” para darles testimonio de su fe, y otras tácticas semejantes.
Ningún cristiano puede, aisladamente, hacer mucho por sí mismo. Pero si todos pensaran de este modo, nunea se corregiría nada. "¿Qué podemos hacer?", pensé.
Debe empezar alguna vez la remoción de esta estúpida brecha privativa entre cristianos y judíos. Han de hacerlo los cristianos que se levanten en cada oportunidad a manifestar la verdad y luego respaldarla con su amor en acción.
Entonces pensé: "Quizás una pequeña oportunidad acaba de volar a mi balcón de Tel Aviv. ¡Gracias, 'Jerusalem Post'!"
Regresé a mi cuar.to y levanté el auricular. Le pedí a la operadora del Hilton que tratara de comunicarme con el Director del "Jerusalem Post". A los pocos minutos, me tenía a uno de los ejecutivos al teléfono.
-Me llamo George Otis -le dije-. Soy escritor norteamerieano. Vine a Israel y creo que voy a escribir un libro sobre la "Guerra de Oetubre”- .
'Lo llamo _continué diciendo- por el artículo que aparece en su "Post” de la mañana intitulado "No se puede confiar en el Crístianismo en épocas de necesidad". Estaba leyéndolo en el preciso instante en que uno de nuestros aviones de carga pasaba por delante de mi hotel. Cada hora oigo dos o tres de éstos. Esta ayuda norteamericana significará que en algunas casas pasarán frío este invierno, cuando los ofendidos árabes nos suspendan el suministro de petróleo. La ayuda que estos aviones traen para Israel puede también sacar de su cargo a un valiente dirigente norteamericano.
"¿ Sabía usted -le dije- que el hombre que tomó la decisión de despachar esta ayuda es un confeso cristiano que ha renacido por el Espíritu Santo? Ha cometido errores y tiene dificultades, pero ¿no coincidiría usted en que ha demostrado ser digno de confianza en esta hora de necesidad de los judíos? Como cristiano norteamerieano, estoy aquf porque los amo a ustedes los judíos y quiero ayudar en algo. Pero estoy bastante desilusionado con ese injusto artículo que aparece en el "Post” de hoy”
Y para terminar, le dije:
-Si escribo un breve artículo sobre esto,¿lo publicarían?
Hubo un silencio al otro extremo. Finalmente, me dijo:
-¿Sabe qué? Si lo escribe Y es algo bueno, ¡lo publicaremos !
-Bien -le conteste. Escribiré rápidamente algo y lo depositaré hoy al mediodía en el buz6n de su "Jerusalem Post" en el edificio de la Prensa Sokolov. ¿ Está bien?
-Esperamos su artículo -me dijo el periodista.
Al día siguiente compré el diario. Entre otras noticias, el "Jerusalem Post" traía un artículo que habían intitulado "Cristiano ultrajado". En parte, decía:
"Como norteamericano me. siento profundamente molesto por ese artíeulo inexacto, perjudicial e incompleto que traía el "Post" de ayer y que se intitulaba "No se puede confiar en el Cristianismo en épocas de necesidad". He oldo y observado que grandes aviones de carga norteamericanos se posan uno tras otro en el aeropuerto de Lod, trayendo ayuda que se necesita con urgencia para la defensa de Israel. Los Estados Unidos, que tienen millones de verdaderos cristianos entre sus ciudadanos, se levantaron junto a ustedes, los judíos, en la presente necesidad.
Esto les costará a los cristianos norteamericanos no sólo dólares, sino también incomodidades y amigos. ¡Pero creemos que ustedes se lo merecen ! Ahora bien, por favor, no vuelvan a decir que no se puede confiar en los cristianos en épocas de necesidad.
"Muchos misioneros cristianos que están aquí", seguía diciendo mi artículo, "nosólo están orando por Israel y demostrándole su amor, sino también trabajando en su favor. Los cristianos creemos en combatir por el pueblo de Dios, los judíos, así como en orar por ellos. Ustedes le dieron al cristianismo su mismo fundamento ¡y jamás lo olvidaremos ! ¿ Cuándo, ¡ oh ! cuándo comprenderán ustedes francamente que los amamos?
"Todos los verdaderos cristianos que aman la Biblia están sinceramente con  Israel,
"¡ Si ustedes dejan de llamar cristiano a Adolfo Hitler, no los culparemos de que Carlos Marx fuera judío !"
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iEl gatillo!
EL FANTASMA DE AGAR
GEORGE OTIS

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Pags. 85-92
 Helena de Troya, nos dicen los libros de historia, era una delicada joven de gran magnetismo personal. Estos le esculpieron un nicho permanente en las piedras de la historia: "¡ El rostro que echó mil barcos a la mar !"
 La Guerra de Troya no fue la primera ni será la última que se inicie por causa de una mujer.
Pero la historia demostrará (con todo el debido respeto a las damas) que las chicas bonitas han sido cicateras cuando se las compara con La conquista del poder como el gatillo No. 1 dE las guerras.
Durante mil años los dirigentes sedientos de poder han justificado la conquista tanto para sí mismos como para sus secueces. Durante milenios el Archiengañador ha podido hablar al oído de los dirigentes que tienen el potencial para lanzar las masas de la humanidad unas contra otras.
¿Por qué Satanás tendría que "hurtar y matar y destruir", haciéndolo todo por sí mismo,  si puede incitar a los hombres a actuar salvájemente unos contra otros?
Este. es el tipo de palabras que pone en movimiento los artefactos bélicos:
, "La pobre gente de la nación enemiga está tán oprimida. Sus líderes son malos y su sistema, injusto.
Por tanto, por el bien de esa gente maltratada, así como por el nuestro, debemos hacer el sacrificio de ir a libertarlos, a cualquier costo, de  la tiranía. Es justo que lo hagamos.   Por el bien de todos, se debe instalar nuestra justa dirección y mejor gobierno. Ningún medio será demasiado riguroso para conseguir este sublime objetivo. El fin justificará, cualquier medió que tengamos que utilizar. Al fin, nuestra guerra traerá paz. ¡Hacemos esta Guerra Santa en nombre del  derecho y la justicia humanos !"
La mayor parte de las guerras se hace para ejercer el poder. Para conquistar el poder o para impedir que otro lo conquiste.
Probemos este principio en varias guerras desatadas en este siglo . . .
La Primera Guerra Mundial del Kaiser Guillermo se inició en el pequeño polvorín de los Balcanes y por la conquista de poder y territorio. El loco Adolfo Hitler encendió la chispa de la Segunda Guerra Mundial por el lebensraum (espacio vital).
Japón efectuó su propia conquista de poder a través de Asia. El ataque de Corea del Norte a Corea del Sur procurando mantener la dominación comunista.
 El ataque interno de los comunistas chinos para dominar Indonesia en el régimen de Sukarno. La terrible guerra de Vietnam del Norte contra Vietnam del Sur. Las cuatro guerras de los árabes para recobrar el territorio y el poder de gobernar sobre el Israel de la actualidad.
Y así sucesivamente.
El PODER atrae a hombres y naciones: ya sea el oro, los cañones, las tierras o los pueblos. Y esto no cambiará hasta. que el gran reloj del Cielo indique que ha llegado la hora del . . . ¡ MILENIO !
Tal vez sea provechoso que tratemos de identificar EL GATILLO que iniciará el super-rápido, explosivo y espantoso final de esta era. Será una serie de eventos que, precipitándose uno tras otro, culminarán en los llanos de Meguido. ¡Y me temo que el petróleo sea el viscoso gatillo !
¿Qué es lo que enciende las lámparas del mundo? ¿Qué hace que sigan ronroneando suavemente los motores? ¿Qué refresca. al calor del día y calienta en las noches frías? ¿Qué es lo que pone asfalto en nuestras carreteras y combustible en nuestras máquinas de guerra? ¿Cuál es la materia prima de 3.000 productos de nuestra sociedad moderna? ¿Qué energías movilizan a la humanidad a través de las nubes? ¡ Oh !, sí; es ese feo y pegajoso légamo llamado petróleo. Los residuos de trillones y trillones de seres que vivieron en épocas remotas . . . el petróleo.
El hombre del siglo XX, en su extravagancia y miope planificación tecnológica, se ha estado ahogando en esta sustancia. Pero en estos días no oímos tantas voces chillonas que protesten por la contaminación
producida por el petróleo,
¿verdad?
Poco después de la "Guerra de Expiación" el mundo comenzó a moverse a paso de tortuga cuando los árabes (incitados por un jubiloso Kremlin) cerraron la válvula del petróleo. En pocos días, el mundo organizado industrialmente, sediento de petróleo, se inclinaba hacia La Meca. Pero ¿por qué? Bajo las arenas del Medio Oriente yace un enorme 53 por ciento de las reservas de petróleo del mundo.
 Dios identificó la herencia de los hijos de Israel con "toda la tierra de Canaán",
En otra parte de la Escritura, con el territorio que se extiende "desde el río de Egipto . hasta el río grande, el río Eufrates.
 Dios escondió bajo las dunas árabes un tesoro de energía para una civilización tan remota como la nuestra. Pero el FANTASMA DE AGAR y sus múltiples bisnietos, como eI rey Feisal y el resto del Islam, todavía caminan sobre esas arenosas colinas impregnadas de energía.
Leamos algo que sobre este mismo petróleo
Leamos algo que sobre este mismo petróleo escribió Dios a sus amados hijos  ( Los judíos )3500 años atrás  ". .. Por lo cual chuparán la abundancia de los mares y los tesoros escondidos de la arena" (Deuteronomio cap 33).
¿Cómo se extrae el "tesoro" petrolero?
Desde luego, se extrae mayormente por medio de tubos que lo succionan.
Solía pensar principalmente en la negación de alimento euando leía sobre el control que ejercerá el Falso Profeta durante la tribulación, usando su infamante "marca de la bestia": el número 666. Antes, parecía que esta maligna presión se podría aplicar  principalmente al control de las compras de alimentos. Pero a medida que se acerca ese día podemos ver que también podría ser un cruel factor de presión la negación de energía.
Se les negaría la calefacción a los que vivieran en climas muy fríos y rehusaran cooperar. Se les negaría la refrigeración a los que vivieran en los trópicos. Se les negaría la electricidad para las luces y utensilios de los que rehusaran llevar la marca. Se les negaría el combustible a los vehículos. Bien se podrían presentar estos problemas junto con los de la alimentación.
En el libro de Apocalipsis, durante el período del Caballo Negro y en la apertura del Tercer Sello -hambre- leemos:
"Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino." (Apocalipsis 6).
¿ Podría significar esto que hay que tomar las medidas necesarias para evitar que se dañe el petróleo proveniente de las arenas del que tanto ha llegado a depender la civilización moderna? Todavía se necesitará el petróleo durante Ia tribulación,
¿verdad?
Pero ¿no se alegra de que en medio de la crisis mundial de energía no haya eseasez de poder en el reino espiritual?
¡ Creo que ahora estamos en medio del más grande derramamiento de "Poder de lo Alto" que haya habido en los 6.000 años de historia de la humanidad !Todavía fluye abundantemente el aceite del Espíritu Santo y no se ha alzado su precio.
Sin embargo, sabemos que en el reino natural la crisis del petróleo es real. Ya ha afectado a cada hogar. Y los árabes todavía tienen bastante de esta especie de energía negra para aplacar  por un tiempo más la intensa sed de nuestra civilización.
El petróleo es, por así decirlo, una 'joya energética", tentadoramente ubicada en el casi indefenso Medio Oriente.
Hasta los árabes, pueblo políticamente sencillo, han demostrado poseer la capacidad de ganar, jugando con su as petrolero en este "poker" mundial.
 Imaginémonos, entonces, qué podría hacer el astuto oso, políticamente hablando, si tan sólo pudiera obtener esta carta dé "triunfo". Creo que podemos concluir que el petróleo es EL GATILLO que disparará la Tercera Guerra Mundial. ¡y es probable que esta gigantesca conflagración desemboque directamente en la del Armagedón !
Antes de dejar este delieado asunto, podríamos tocar ligeramente varios otros que se relacionan entre sí por nexos políticos y espirituales. Me siento orgulloso del pueblo norteamericano por rehusar abandonar a Israel durante su pesadilla del "Yom Kippur". Sabíamos que los árabes
usarían, en consecuencia, su  garrote petrolero para vapulearnos. El garrote funcionó bien y la mayoría de las otras naciones que dependían del petróleo saltaron junto a los árabes cuando esos jeques
les dijeron: "¡ Salten !"
Pero ahora debemos cobrar ánimos frente a una gran campaña para liquidar a Israel a medida que se agudiza la crisis del petróleo. Durante las primeras etapas de la conservación de la energía, no fue demasiado malo apagar los létreros luminosos y cerrar las gasolineras los domingos
.Llegará la prueba de nuestra disposición de bendeccr a los judíos a medida que dejen de ser novedad los sacrificios de energía, Guardaos de los sentimientos antisemiticos.
El "efecto diseminador" de la escasez de petróleo ha traído más inconvenientes: pérdida de empleos, escasez, alzas de precios y una pequeña depresión.
¡ Si podemos mantenernos firmes, veremos la salvación del Señor !
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viernes, 18 de marzo de 2016

EL REPARADOR DEL MUNDO --EL FANTASMA DE AGAR JORGE OTIS


EL FANTASMA DE AGAR
JORGE OTIS

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 CAP.12
El reparador del mundo
Despidiendo bocanadas de humo,  los brillantes neumáticos del reactor rechinaron al tocar la larga pista del aeropuerto de El  Cairo.
Es sólo uno de los muchos y  elegantes aterrizajes de la alfombra  mágica" plateada y azul.
Lleva el más complicado dispositivo  de comunicaciones del globo: un instantáneo ,revoltijo"  de canales mundiales.
El avión aterrizo en tantos lugares  en esa gira particular, que  su jadeante Equipo de prensa lo llamó "el Expreso Yo-Yo".
EI lujoso Boeing es la imprescindible  herramienta de un maestro sastre. Es el taller de Henry Kissinger, vistiendo ajado  traje y llevando anteojos con marco de hueso, daba otra puntada vital allá  en Egipto, lo que resultaría, por algún tiempo, un remiendo en el harapiento  paño de la paz del mundo. En un asombroso  período de diez días, el avión de  este gran diplomático aterrizaría en algunos  sitios muy singulares. Una secuencia imposible de realizar por ningún otro estadista del mundo. Washington, Moscú,  Londres, Berlín, Roma, El Cairo, Tel  Aviv, Amman, Riyad, SeúI, Pekín, Tokio  y otros. . .¡increíble!
 Antes que este hombre extraordinario,  aclamado por algunos como "el Apóstol de la Paz", atrriizara nuevamente en  Washington, se habían enfriado los cañones de la "Guerra de Expiación". ¡Qué  hombre !
 Por su milagro de Paz, los árabes habían  evitado la aniquilación de su Tercer Ejército Egipcio. Y mediante sus esfuerzos pacificadores, Israel, pudo reparar sus daños y asimilar las ganancias de  la batalla.
 ¿Quién es, entonces, este misterioso  hombre? Una romántica figura de la que el mundo obtiene provocativas miradas. Un ardoroso galán.de París que acompaña  a una encantadora belleza.
 A este hombre de agudo ingenio hace  poco le tomaron el pelo afirmando que es "la lengua más ágil del oeste". Cuando  el avión se aproximaba al aeropuerto  de El Cairo, Henry les dijo bromeando a sus ayudantes:
 -¿ Dónde está esa escolta de MIGS que  me prometieron?
Más tarde, en la capital de Jordania,  Henry posó jocosamente junto a una hermosa  "limousine" Bentley de color crema  y dijo:
-Es agradable saber que algunos países  saben tratarme en la forma a que estoy acostumbrado. -
 Cuando el Rey Hussein, d. Jordania,  invitó a Kissinger a volar a su palacio en un helicóptero piloteado por el rey mismo, Henry dijo:
 -Si no fuera por el honor, preferiria  caminar._
Quizá la relación de amor-odio favorita  de Henry es con los medios noticiosos.
Una vez, bromeando sobre lo que realmente  quería para su próxima misión en el extranjero, dijo:
 . -Un avión nuevo . . . ¡con un compartimiento separable para la prensa !
 Es evidente que tiene un "carisma" junto con todo ese brillo, ¿verdad? ¿Qué veríamos si pudiéramos mirar a  este desconcertante Superestadista con la ventaja de unos anteojos espirituales?
 ¿Dónde encajaría nuestro amado Henry en el rompecabezas bíblico del planeta Tierra?
Soñemos un minuto. . .
¡De repente aparece un hombre fascinante  en el escenario mundial ! Nacido en Alemania, que es parte del antiguo Imperio Romano. . .¡ de linaje judío (MedioOriente). En pocos años sale del anonimato para hacerse visible, como el místico genio que salió de su frasco. Con dos golpes de su vara. ¡ Pronto ! Se resolvieron inmediatamente, no uno, sino DOS, DOS dilemas imposibles de la guerra violenta.
  Primero, Vietnam en el que tres presidentes y centenares de hábiles estadistas habían trabajado inútilmente durante años. Luego, la asombrosa Pez, terminando con la "Guerra de Expiación" de Israel.
 Gana junto con otro estadista el Premio Nobel de 1973 como el principal pacificador del mundo.
Un hombre sabio encantador y misterioso. Considerado como individuo es hoy probablemente el hombre más influyente del mundo. La única figura que tiene pronto acceso a todo palacio real. ¿Quién más podría en pocos meses tomar té con Mao Tse Tung, Indira Ghandi, el Rey Feisal, Anwar Sadat, Golda Meir, Le Duc Tho, Georges Pompidou, Edward Heath, Willie Brandt, Kakuei, Tanaka y Pham Van Dang? ¿Quién más podría orquestar tan brillantemente las Naciones Unidas, la OTAN, las diferencias internacionales, la política del poder y la diplomacia?
 Por su extraordinaria disposición para alegrar el mundo, a Henry Kissenger le han puesto diversos apodos, como “El Comando Solitario", "Sr. Remendón", "El Niño Bonito del Occidente", "Superestrella”y "Kohoutek”
Serios estadistas del mundo se esfuerzan por hallar figuras históricas apropiadas con las cuales se pueda comparar a este realmente brillante Secretario de Estado: Metternich, Talleyrrand y uno de los mismos héroes de Kissinger, el legendario Bismarek.
 La revista "Time" ha dicho: "Cuando se trasladó al Departamento de Estado, se especuló que Kissinger institucionalizaría su política. En cambio, él se ha convertido en la institución."
Se dice también que Kissinger es un hombre algo religioso. John Givens escribió que una vez discutió sobre esto con Kissinger. Refería que después de un día de 16 horas de trabajo y antes de acostarse, Henry elevaba una oración para tener fortaleza, valor y perseverancia.
Entonces Henry dijo que siempre le pdía a Dios si había algo "que yo pueda hacer por ti”
La Biblia nos dice que pronto surgirá un atractivo personaje que resolverá los problemas del mundo. El rápido ascenso de Henry sirve solamente para ilustrar con qué rapidez puede aparecer hoy una nueva estrella Política.
 El capítulo 13 de Apocalipsis revela  que no habrá seguridad sobre la identidad del Anticristo ni la del Falso Profeta hasta 42 meses antes del retorno físico del Señor Jesucristo para establecer su reino milenario. Justo a la mitad del terrible período de siete años de tribulación, el "maravilloso" nuevo líder mundial  recibirá una herida fatal en Ia cabeza.
Para asombro del mundo, la herida mortal sanará milagrosamente. No será sino en esta etapa que todos conocerán la  identidad del Anticristo.
 Así que por ahora es inútil especular demasiado sobre la identidad de este siniestro personaje. De todos modos, los que hayan recibido el don de la vida eterna por medio de Jesucristo se habrán ido cuando el Anticristo se quite la máscara.
A través de la historia cristiana ha habido especulaciones erróneas que involucran  a personalidades como Nerón, Rasputín,  Hitler y, especialmente, Benito  Mussolini. Sin embargo, nunca antes los  engranajes de la profecía se han engranado  tan bien con los hechos contemporáneos  como ahora. A medida que se acerca  el tiempo, se aclara el cuadro profético.
En un foco cada vez más preciso, estamos  viendo el gigantesco impacto mundial de esa mística judía. El maravilloso Henry es uno de los grandes actores judíos del escenario mundial. Vivimos en una sociedad cada vez más influida por figuras judías del pasado y de la actualidad.
 Por ejemplo, todo el mundo mide el  tiempo desde el trascendental nacimiento de ese Judío de judíos en un establo de Belén. Casi todas las tensiones de la conducta  humana se consideran todavía según las torcidas teorías de un psiquiatra  judío llamado Sigmund Freud. Luego vino  ese bondadoso judío de ojos tristes que  reveló el potencial del Armagedón con su fórmula, aparentemente inocente, E = MC2. Desde entonces, el mundo nunca ha sido el mismo . . .
 Hay tantos otros; pero quizás uno más servirá para ayudarnos a comprender la creciente influencia judía en la humanidad a medida que el tiempo vuela hacia su encuentro con la eternidad . . . Hoy más de la mitad de los cuatro mil millones de habitantes de este planeta viven en una sociedad maquinal, impersonal y carente de gozo cuyo nombre es comunismo.
 ¿ Su arquitecto? Sí ; usted lo adivinó . . . Karl Marx, un judío.
Sin embargo, es más emocionante aún reflexionar en la maravillosa contribución cultural, espiritual, científica y humanitaria  de millares de otros judíos. ¡ Y conmueve el alma el estar continuamente consciente de que pronto el Principal Judío, Jesucristo, pondrá en orden este mundo durante mil gloriosos años !
 Recordemos, además, eü€ la Biblia menciona 144.000 "super-evangelistas" judíos que proclamrán las Buenas Nuevas durante los siete años más caóticos de la historia del mundo. Pero antes de la tribulación vemos que se hacen más densas las tinieblas de este mundo. Satanás está revolviendo su mezcla de bullente humanidad hasta que tenga la consistencia adecuada antes de presentar sus "obras maestras estereotipadas": ¡ el Falso Profeta y el Anticristo I
Ya está casi en su pleno hervor el amargo guisado humano del viejo Lucifer; pero todavía le añade una asquerosa pizca de esto y un pestilente condimento de aquello. A fin de tenerlo en su punto, echa en la olla un poquito más de odio, de ánarquía, lujuria, temor, hambre, guerra, €nfermedad, decadencia, desorden, muerte,locura y confusión.
Es de tal caso y desesperación humanos que ha surgido todo dictador de la historia. Así será otra vez  EL

iernes, 18 de marzo de 2016

EL MESÍAS PLÁSTICO-- Por Georger Otis..


 CAP. 13
EL MESÍAS PLÁSTICO
El fantasma sde Agar
Por Geoge Otis
 
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 El Dr. Arnold Toynbee,,eminente historiador y filósofo, dice que la humanidad está ahora al borde de un abismo y que nuestro mundo está maduro para la aparición de cualquier nuevo César que pueda darle unidad y paz.
La Biblia identifica a los impíos Como "el mar en tempestad" y nos dice que la Bestia (el Anticristo) saldrá de este mismo mar en tempestad: la angustia y la confusión de las naciones.
Sería interesante tratar de esbozar un vago perfil de ese infame dúo de futuros "salvadores del mundo", el Anticristo y el Falso Profeta. En Apocalipsis cap. 13 se puede ver uno de los retrátos más claros de la personalidad llamada eI Falso Profeta. Ahora bien, recordemos que al Falso Profeta también se la llama otra bestia. En este retrato se reconocerá al Anticristo mismo como la "primera bestia" o simplemente, "la bestia”.
 Leamos juntos el Pasaje bíblico: 
 11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
Y así hemos visto que también el Falso  Profeta es una figura muy notable.
Y yo creo que puede ser de raza judía. Indudablemente tendrá una habilidad extraordinaria para ejercer la magia satánica.
Uno de sus principales milagros será la "resurrección" del Anticristo herido.
Entonces el Falso Profeta dirigirá personalmente la deificación y adoración del Anticristo.
 Es también el Falso Profeta quien asumirá el control de los sistemas económicos del mundo para presionar a todos los que rehúsen cooperar. Es él quien utilizará,  el "sistema 666".'
 Este número 666, es, en sí mismo, bastante  interesante. Tres símbolos, que imitan al tres de la Santa Trinidad. También  utiliza los seis, el número bíblico del hombre. El hombre deificado. ¿Lo v€ usted
? Satanás siempre trata de usar los planes de Dios;
 pero sus productos finales siempre salen plásticos.
El Falso Profeta será un socio menor del gran dictador mundial, el Anticristo, y estará.estrechamente ligado a él. Durante la tribulación, engañará a los habitantes de la tierra por medio de esos milagros satánicos que realizará,. Es bastante claro, ¿verdad? ¡Casi demasiado claro !
Hagamos ahora un tosco boceto del  Anticristo mismo. Podemos ver que tiene algunas semejanzas con su Falso Profeta, pero también ciertas diferencias bien precisas. El Anticristo será el vaso humano que Satanás mismo poseerá completamente durante los tres años y medio  de la era de la tribulación. El poder y el "carisma" que manifestará durante los primeros tres años y medio procederán solamente de una engañosa "unción" satánica.
 La Biblia describe al Anticristo  como un personaje que al principio se  presentará como un líder brillante y benévolo.
Tanto lo será, en efecto, Qu otros líderes lo presionarán a que asuma cada vez más autoridad, hasta tener el dominio del mundo.
-El Anticristo será un brillante táctico militar.
". . .pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que habla dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: '¿Quién como la bestia, y quién podra, luchar contra ella?'"
(Apocalipsis cap. 13:3, 4.)
El Anticristo estará intrincadamente implicado en la religión:
"Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos,muchedumbres, naciones y lenguas" (Apocalipsis cap. 17).
 Las rameras se apropian del amor correspondiente a quien debiera recibirlo.
Un cuidadoso estudio de la Palabra nos revela que el Anticristo asumirá la dirección de una confederación política de diez de las entidades del antiguo Imperio Romano (diez cuernos). Probablemente asumirá, andando el tiempo, el control de la actual Confederación del Mercado Común Europeo. El MCE, como se sabe, y está proyectado para acomodar exactamente  a diez países.
 Pero finalmente tres de las diez naciones se resistirán y harán la guerra al Anticristo. Pero él las vencerá y asumirá  todo el control de la confederación.
 Las conquistas guerreras del Anticristo  serán rápidas y decisivas. Será poderoso, altivo y seguro de sí mismo. Será también un obrador de milagros. 2 Tesalonieenses 2 indica sus muchos milagros, señales y maravillas.
 Al principio, agradará a la gente con sus maravillosas soluciones para los problemas
mundiales. Dirá "¡Paz y seguridad !" Por algún tiempo favorecerá a los judíos, pero finalmente se volverá y profanará el Templo mismo de Dios. Durante el último período de tres años y medio de su reinado se quitará, la máscara de la benevolencia y se dedicará con todas sus fuerzas a dirigir la espantosa y sangrienta pesadilla que será el último acto de esta era. El Anticristo será el cabecilla del final de una macabra época de tribulación.
¡Un pavoroso período en que monstruos aparentemente de ficción, pero muy reales,herirán y picarán a los moradores de la tierra durante la agonía de esta época !
 Sólo Jesucristo, cuando regrese en poder y gloria, vencerá a esta Bestia totalmente poseída por Satanás. Por fin Jesús le quitará la fuente de su poder. ¡Atará a Satanás por mil años ! Es bueno saber cómo terminará" esta pesadilla. Y será un glorioso final . . . no; un glorioso PRINCIPIO, ¿verdad que sí? 
 

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