sábado, 6 de febrero de 2021

TRASPLANTES.CRÓNICA DE 35 HORAS DRAMÁTICAS

Una  Revelacion  Divina
del Infierno

Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter

Capítulo 9: Los horrores del infierno

Yo entiendo porque la gente en estas celdas del vientre del infierno eran diferentes a otras en otros lugares de tormento. Había muchas cosas que yo no entendía. Yo simplemente escuché a Jesús e hice un registro de todo ho que escuché y oí para la gloria de Dios.

Hasta donde podía ver, las celdas parecían estar en un círculo sin fin. En cada celda había un alma. Mientras pasabamos por las celdas salían gemidos, llantos, ayes y quejas.No habíamos caminado mucho cuando Jesús se detuvo al frente de otra celda. Cuando miramos adentro, se encendió una luz (Jesús creó la luz). Me pare y miré a un alma que yo sabía que estaba en gran tormento. Era otra mujer de un color azul-gris. Su carne estaba muerta y las partes que se habían podrido se caían de sus huesos. Sus huesos habían sido quemados en un color negro oscuro y tenía pedazos de ropas harapientas. De su carne y huesos salían gusanos y un olor sucio llenaba la celda. 
Como la mujer anterior, ella también estaba sentada en una mecedora. Estaba aguantando una muñeca de tela. Y mientras se mecia, lloraba y apretaba ha muñeca de tela sobre su pecho. Su cuerpo se estremecía por los grandes llantos y de su celda salían lamentos.
Jesús me dijo, “Ella también fue sierva de satanás. Ella le vendió su alma y mientras estuvo viva practicó todo tipo de mal. Jesús dijo , “la brujería es real. Está mujer enseñó y practicó la brujería y llevo a muchos a caminos de pecado. Los que eran maestros de la brujería recibían atención especial y satanas les otorgaba un poder mayor que aquellos que solo la practicaban. Ella fue una adivina y una espiritista para su señor
Ella, debido a la mucha maldad que cometió, ganó mucho favor con satanás. Ella sabía como usar los poderes de las tinieblas para sí misma y para satanás. Ella fue a servicios de adoración al diablo y alabó a satanás. Ella fue una mujer poderosa de satanás.”
Pensé en La cantidad de almas que ella había engañado para satanás. Yo vi a ese huesito de cascarón del alma, llorando por una muñeca de trapo , un simple pedazo de tela sucia. El dolor llenó mi corazón, y lágrimas inundaron mis ojos. Se agarraba fuerte de la muñeca de trapo como si ésta pudiera ayudarla, el olor a muerte llenaba el lugar.
Entonces la comencé a ver como se transformaba como a la otra mujer. Primero se volvió como una mujer anciana de la década de los treinta y después en una joven de hoy. En todo momento ella hacia esa transformación fantástica delante de nuestros ojos.

Esta mujer,” dijo Jesús, “fue el equivalente de un predocador para satanás. De la misma forma que el verdadero evangelio se nos es predicado por un verdadero ministro, así también, satanás tiene sus ministros falsificados. Ella tenía un tipo de poder satánico muy poderoso, que para recibirlo fue necesario que ella vendiese su alma. Los dones malignos de satanás son como el otro lado de la moneda de los dones Espírituales que Jesús otorga a los creyentes. Este es el poder de las tinieblas.

Estos trabajadores de satanás trabajan en lo oculto, las tiendas de brujería, leyendo las palmas de las manos y en muchas otras maneras. Un espiritista de satanás es un poderoso obrero satánico. Estos indivíduos son completamente engañados y se venden totalmente a satanás. Algunos obreros de las tinieblas no le pueden hablar a satanás a menos que no sea por medio del espiritista. Ellos ofrecen al diablo sacrificios humanos y de animales.

Muchas personas entregan sus almas a satanás. Ellos escogen servirle a él y no a mi. Su decisión significa la muerte, a menos de que se arrepientan de sus pecados y clamen a mi. Yo soy fiel y los salvaré de sus pecados. Muchos le venden sus almas a satanás creyendo que van a vivir para siempre. Pero sufrirán una muerte horrible.

Satanás todavía cree que él puede derrocar a Dios e interrumpir sus planes, pero él ya fue derrotado en la cruz. Yo le quite las llaves a satanás y tengo todo el poder en el cielo y en la tierra.

Después que esta mujer murió, se fue derecho al infierno. Los demonios la trajeron delante de satanás, donde muy airada preguntó el porque los demonios tenían poder sobre ella, pues en la tierra ella pensó que era ella quien los controlaba a ellos. Allí ellos hicieron lo que ella les pidió. Ella también le pidió a satanás el reino que él le había prometido.

Satanás le siguió mintiendo, aún después de su muerte en la tierra. El le dijo que la resucitaría y la usaría para sus propósitos otra vez. Con engaño, ella le había conseguido muchas almas, por lo tanto, sus mentiras le parecían razonables a ella.

Pero al final, satanás se burló y la despreció. El le dijo, ‘Yo te engañe y te usé durante esos años. Yo jamás te dare mi reino.’ El diablo batió sus manos delante de la mujer, y tal parecía que toda su carne estaba siendo arrancada de sus huesos. Ella grito de dolor cuando un libro negro y grande fue traído para satanás. El lo abrió y corrió sus dedos por las páginas hasta que encontró su nombre.

“‘Oh si,’ dijo satanás, ‘tu me serviste bien en la tierra. Tu me trajiste más de 500 almas.’ El le mintió y le dijo, ‘Tu castigo no será tan malo corno el de los demás.’
Se escucharon muchas carcajadas. Satanás se puso de pies y señaló con el dedo hacia la mujer y un viento fuerte se levantó y llenó el lugar. Un sonido como de un relámpago alborotado salió de él. ‘Ja, Ja,’ dijo: ‘toma tu reino si puedes.’ Entonces una fuerza invisible la aventó contra el suelo. ‘Me vas a servir aqui también’ Satanás se reía cuando ella trataba de levantarse. La mujer gritaba de dolor porque los demonios continuaban arrancando la carne de sus huesos.

Cuando se muere en la tierra, si usted ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, su alma va al cielo. Si usted es un pecador cuando muere, va inmediatamente a un fuego ardiente. Su alma será arrastrada por demonios con cadenas inmensas por las puertas del infierno y donde será lanzado en las fosas y atormentado. Más tarde, serás tirado delante de satanás. Ud. conoce y siente todo lo que le pasa en el infierno.

Jesús me dijo que hay un lugar en el infierno llamado el “centro de placer.” Las almas asignadas a las fosas no pueden ser llevadas a ese lugar. El también me dijo que aunque los tormentos son diferentes para cada persona, todos son quemados con fuego.

El centro de placer tiene la forma del centro de un circo. Varias personas que van a servir como entretenimiento son traídas al medio del centro de placer. Estas son personas que concientemente sirvieron a satanás en la tierra. Esos son aquellos que por propia voluntad, escogieron seguir a satanás en vez de Dios. Alrededor del centro del circo están las otras almas, con excepciónn de las que están en las fosas.
Los que están en el centro del circo fueron líderes en el ocultismo antes de su muerte. Ellos fueron espiritistas, adivinadores, hechiceros, lectores de la mente, brujas y magos —todas las personas que concientemente escogieron servir a satanás.
Cuando vivían en la tierra engañaron a muchos y lograron que siguieran a satanás y pecaran. Los que fueron engañados y fueron causados a caer en pecado, vinieron y atormentaron a sus engañadores. Se le permitió torturarlos uno a uno.

En ese tipo de tormentos escondían huesos espírituales que habían sido cortados y enterrados en diferentes partes del infierno. El alma fué literalmente rasgada en pedazos y las partes esparcidas por todo el infierno era como un tipo de juego a las escondidas demoníaco. Las almas mutiladas sintieron dolores tremendos. Los espectadores les tiraban piedras a los que se encontraban en el centro.

Todo método de tortura imaginable era permitido. Las almas al ser atormentadas pedían la muerte pero ya estaban en muerte eterna. Satanás dió la orden para que todo esto se hiciera. Este es su centro de placer.

Jesús dijo, “Yo le quite la llave del infierno a satanás hace muchos años. Yo vine y abrí estas celdas y dejé salir a mi gente, pues en el tiempo del Antiguo Testamento, antes de haber dado mi vida en la cruz, el Paraíso estaba situado cerca del infierno. Estas celdas estaban en el Paraíso; pero ahora satanás las usa para sus malos propósitos y ha hecho más.

Oh lector, te arrepentirás de tu pecado antes que sea demasiado tarde? Pues todos vendrán delante de mí en el juicio. El Paraíso fue movido de su proximidad al infierno cuando yo morí y resucité otra vez por el poder de Dios, mi Padre.

Otra vez te dire, que estas celdas que son de 17 millas de alto, sirven como una prisión para aquellos que fueron obreros de satanás, aquellos envueltos con cualquier tipo de pecado que tiene que ver con los poderes de demonios, el ocultismo y La adoración a satanás.”
Jesús dijo, “Ven, te quiero enseñar algo.”
De momento estábamos cerca de media milla de alto en el aire, en el centro del vientre del infierno y en el centro del bloque de celdas de 17 millas de alto. Era semejante a estar en un pozo de agua donde ni la tapa o el fondo se veía debido a la oscuridad. Una luz amarilla comenzó a Llenar el lugar y yo me agarré de Jesús apretando su mano.
Amado Señor,” pregunté, “ Porqué estamos aqui?”
De momento vino un viento con la fuerza de un huracán y un sonido fuerte y unas olas de fuego grandes comenzaron a subir por los lados de las paredes, de las celdas, quemando todo lo que había en su camino. Las llamas entraron en cada celda y ocasionaron gritos penosos de dolor y ansiedad. Aunque Jesús y yo no fuimos tocados por las llamas, me llené de temor por dentro, cuando vi las almas de los perdidos corriendo hacia la parte de atrás de las celdas pequeñas, tratando de encontrar un lugar para esconderse.
Por nuestro lado izquierdo salió un sonido maligno. Yo miré, y era satanás parado de espaldas hacia nosotros y encendido en fuego. Pero no se quemaba sino, él fue el que causó el fuego. El se paraba envuelto en llamas, gozándose de los gritos de estas pobres almas perdidas. Cuando satanás movía sus brazos, salían de él inmensas bolas de fuego.

De las celdas salían gritos que quebrantaban el corazón, así como grandes gritos de dolor. Las almas encarceladas estaban siendo quemadas vivas por este lago de fuego más caliente, sin embargo no podían morir. Los demonios, también se unieron a las carcajadas cuando satanás iba de celda en celda torturando a los perdidos.

Jesús dijo, “Satanás se alimenta con la maldad. El se gloría en el dolor y el sufrimiento y gana poder con eso.

Yo observaba a satanás cuando una llama roja con borde color marrón creció a su alrededor y vino un viento silvestre fuerte que sopló sobre sus ropas, las que no se quemaron. Un olor a carne quemada llenaba la atmósfera y nuevamente me di cuenta que los horrores del infierno son reales. Satanás caminó entre las llamas y éstas no lo podían quemar. Aunque solamente le ví de espaldas, podía escuchar sus carcajadas malignas por todos los partes.

Yo ví cuando satanás ascendió en una nube de humo, llevando la corriente de fuego hacia la parte alta del vientre del infierno. Lo escuché cuando dió la vuelta y con una voz fuerte anunció que si todas las almas no lo adoraban, él les daría un turno en el centro de placer.

No, por favor, satanás, nosotros te adoraremos,” gritaron todos al unísono mientras se inclinaban en gesto de adoración al diablo, y mientras más le adoraban, mayor era su hambre para que lo adoraran. Los sonidos de adoración eran tan fuertes que hasta las vigas del infierno sonaban con dicho clamor.

Jesús dijo, “todos los que ocupan las celdas del infierno escucharon el verdadero evangelio cuando vivían en la tierra. Muchas veces les ofrecí mi salvación. Muchas veces mi Espíritu los atrajo, pero no me escucharon o vinieron a mi para ser salvos.”

Mientras Jesús hablaba, satanás le decia a sus súbditos, “Ja, ja, este es su reino, todo el reino que jamás podrán tener. Mi reino cubre toda la tierra y el mundo de abajo.” lo escuché gritar, “Esta es su vida por toda la eternidad.” Mientras gritos de arrepentimiento salían de las celdas ardientes.

Jesús dijo, “Mi salvación es gratis. El que quiera, que venga y será salvo de este lugar de castigo eterno. Yo no lo echaré fuera. Si has sido una bruja o un mago, aún si tienes un acuerdo escrito con el diablo, mi poder lo romperá y mi sangre derramada te salvará. Yo quitare la maldición maligna de tu vida y te salvaré del infierno. Dame tu corazón para poder quitarte las cadenas y ponerte en libertad.


Capítulo 10: El corazón del infierno

En las noches iba con Jesús al infierno. Durante el día, el infierno siempre estaba delante mio. Yo traté de contarle a otros lo que estaba viendo, pero no me creían. Me sentí muy sola y fue solamente por la gracia de Dios que pude continuar. Toda la gloria pertenece al Señor Jesucristo.

La siguiente noche Jesús y yo regresamos al infierno. Caminamos por el borde del vientre del infierno. Reconocia partes del infierno que había visto antes. La misma carne podrida, el mismo olor de maldad, el mismo aire caliente estaba por doquier. Ya estaba cansada.
Jesús conocía, mis pensamientos y dijo, “No te dejaré jamás, ni te desampararé. Yo sé que estás cansada, pero yo te fortaleceré.”
El toque de Jesús me fortaleció y seguimos adelante de pronto ví un objeto negro grande, casi del tamaño de un terreno de una cancha de baseball que parecía moverse de arriba hacia abajo. Me acordé que ya me habían dicho antes que este era el “corazón del infierno.”
De este corazón negro salía algo parecido a unos brazos largos o cuernos que salían de él y subian hacia la tierra y sobre la tierra. Yo pensé si estos eran los cuernos de los que hablaba la Biblia.
Alrededor del corazón la tierra estaba seca y de color marrón. En un radio de mas o menos 30 pies, de todas las direcciones la tierra se había quemado y secado y tenía un color marrón mohoso. El corazón era de un color negro intenso mezclado con otro color parecido al de la piel de las culebras. Cada vez que este corazón latía emanaba un olor terrible y se movía como un corazón verdadero latiendo de arriba hacia abajo y había un campo de fuerza maligna que lo rodeaba.

En forma atónita yo me preguntaba cual era el objetivo de este corazón maligno. Jesús dijo, “Estas ramas, que se parecen a las arterias de un corazón, son como carreteras que suben hasta la tierra para hechar la maldad sobre ésta. Estos son los cuernos que vio Daniel, y estos representan reinos de maldad en la tierra. Algunos ya han pasado, algunos vendrán y otros están ahora mismo. Se levantarán reinos malignos y el anticristo reinará sobre mucha gente, pueblos y cosas. Si es posible, hasta los escogidos erán engañados por él. Muchos se apartarán y adorarán la bestia y su imágen.

De estas ramas o cuernos principales crecerán otras ramas más pequeñas. De las ramas pequenas saldrán demonios, espíritus malos y todo tipo de fuerzas malignas. Estos serán soltados sobre la tierra y satanás los instruirá para hacer mucha maldad. Estos reinos y fuerzas malignas obedecerán a la Bestia y muchos lo seguirán hacia la destrucción. Es aqui, en el corazón del infierno, donde estas cosas comenzarán.”

Estas son las palabras que me habló Jesús. El me ordenó escribirlas y a ponerlas en un libro para contárselas al mundo. Estas palabras son verdaderas. Estas revelaciones me fueron dadas por el Señor Jesucristo para que todos sepan y entiendan las obras de satanás y las cosas malignas que él está preparando para el futuro. Jesús dijo, “sigueme.”

Subimos por una escalera dentro del corazón donde una puerta se abrió para nosotros. En el corazón había completa oscuridad. Escuché el sonido de llantos, y había un olor tan terrible que casi no podía respirar. Todo lo que podía ver en la oscuridad era a Jesús, y caminaba muy cerca de El.
Y entonces, de momento, Jesús desapareció! Lo increíble había sucedido. Yo estaba sola en el corazón del infierno y un horror se apoderó de mi apretando mi alma y sentí que la muerte me agobiaba.

Yo grité “Jesús dónde estás? Por favor, regresa Señor.” Clamé y llamé, pero nadie me respondió.

Oh mi Dios,” me lamenté, “Yo tengo que salir de aqui.” y comencé a correr en la oscuridad. Mientras tocaba las paredes, éstas parecían respirar, moviéndose contra mis manos. Y entonces ya no estaba sola. Escuché el sonido de carcajadas, mientras dos demonios rodeados por una luz amarilla y opaca, vinieron y agarraron mis dos manos poniendome cadenas en los brazos arrastrarme al fondo del corazón.
Yo grité llamando a Jesús pero no había respuesta. Grité y pelée con todas mis fuerzas, pero ellos me seguían arrastrando como si yo no ofreciera resistencia alguna. Mientras ingresábamos en lo profundo del corazón, yo sentí un dolor terrible cuando una fuerza rozó con mi cuerpo. Parecía como que me arrancaban la carne.
Grité de terror. Mis captores me arrastraron hasta una celda y me lanzaron hacia adentro. Cuando cerraron la puerta, grite aún más alto. Ellos se rieron sarcásticamente y dijeron, “No te ayudará el que llores. Cuando llegue tu momento, serás llevada delante de nuestro señor. El te atormentará para su placer.” 
El terrible mal olor del corazón había saturado mi cuerpo.
Porqué estoy aqui? Que está mal? Me estoy volviendo ‘loca? Déjenme salir. Déjenme salir. Les grite, pero fue como si nada.
Después de un tiempo, comencé a sentir el lado de la celda en que estaba. Era redondo y suave como algo que estaba vivo. Estaba vivo y comenzó a moverse. “Señor,” grite. “ qué está pasando? Jesús, dónde estás? Pero solamente recibí la respuesta del eco de mi voz cque regresaba.

Un gran temor —el más grande temor— se apoderó de mi alma. Por primera vez desde que Jesús me dejó, comencé a darme cuenta que estaba perdida sin ninguna esperanza. Comence a sollozar llamando a Jesús una y otra vez.

Y entonces escuché una voz en la oscuridad que decia, “No te va a hacer ningún bien clamar a Jesús. El no está aqui.”
Una luz opaca comenzó a llenar el lugar. Por primera vez, podía ver otras celdas parecidas a la mía, metida en la pared del corazón. Había una tela de araña delante de nosotros, y por dentro de cada celda fluía una sustancia pegajosa como de lodo.

En la celda siguiente la voz de una mujer me dijo, “Estás perdida en este lugar de tormento no hay salida.”

La podía ver escasamente por medio de la luz opaca. Ella estaba despierta, como lo estaba yo, pero los ocupantes de las otras celdas parecían estar dormidos o en un éxtasis.
Ella decia “No hay esperanza, no hay esperanza.” y me sobrevino una soledad intensa así como una gran desesperación. Lo que ella dijo no me ayudó y continuó diciendo “Este es el corazón del infierno, aquí somos atormentados, pero nuestro tormento no es tan terrible como el de aquellos en otras partes del infierno.”
Algunas veces,” continuó diciendo, “nos llevan delante de satanás y él nos tortura para su placer. Satanás se alimenta con nuestro dolor y se fortalece con nuestros gritos de desesperación y dolor. Nuestros pecados están siempre delante de nosotros y sabemos que somos inmundos. También sabemos que en un tiempo conocimos al Señor Jesús, pero lo rechazamos y nos apartamos de Dios. Hicimos lo que nos complacía. Antes de llegar aqui era una ramera. Robaba el dinero a los hombres y a las mujeres, y le llamaba amor a lo que hacia. Yo destruí muchos hogares. En estas celdas hay muchas lesbianas, homosexuales y adúlteros.

Yo le grite a las tinieblas, “Yo no pertenezco aqui, yo soy salva y le pertenezco a Dios. Por qué estoy aqui?Pero no había respuesta.

Entonces los demonios regresaron y abrieron las puertas de mi celda. Uno me jalaba, mientras que el otro me empujaba por un camino rústico. El toque de los demonios se sentía como una llama ardiente sobre mi carne. Me estaban hiriendo. “Oh Jesús, dónde estas tu? Por favor, Jesús, ayúdame!” grite.

Un fuego ardiente apareció delante mio, pero se paró antes de tocarme. Ahora yo sentía como que mi carne estuviera siendo arrancada de mi cuerpo. El dolor mas cruel que me pudiera imaginarme corrió sobre mi. Algo invisible rasgaba mi cuerpo, mientras que espíritus malos en formas de murciélagos me mordían por todo el cuerpo.

Querido Señor Jesús,” exclamé, “Dónde estás? Oh, por favor, déjame salir!”
Fui empujada y jalada hasta que llegue a un lugar ancho y abierto en el corazón del infierno, y fui lanzada sobre un tipo de altar sobre el suelo. Sobre dicho altar había un libro grande abierto. Escuché carcajadas malignas y me di cuenta que estaba tirada en la tierra delante de satanás.
Satanás dijo, “Al fin te tengo.” Me encorvé de horror, pero pronto me di cuenta que él no me estaba mirando a mi, sino a alguien delante mio.
Satanás dijo, “Ja, ja, al fin te pude destruir de la tierra. Déjame ver cual será tu castigo.” El abrió el libro y corrió sus dedos por las páginas. El nombre del alma fue iluminado y el castigo detallado.
Querido Señor,” yo grité, “es todo esto real?”
Yo era la próxima, y los demonios me empujaron sobre una plataforma y me obligaron a inclinarme delante de satanás.

Otra vez las mismas carcajadas malignas salían de él. “He esperado por ti mucho tiempo, y al fin te tengo,” me dijo con un placer malicioso. “Tú trataste de escapar de mi, pero al fin te tengo.”

Un temor que yo jamás había experimentado antes se apoderó sobre mi. Otra vez desgarraban mi carne y mi cuerpo fue envuelto por una cadena grande. Yo me miraba mientras me la ponían.
Me parecía a los demás y me veía como un esqueleto lleno de huesos muertos. y gusanos se arrastraban dentro de mi, al mismo tiempo un fuego que salió desde mis pies me cubría de llamas.

Yo grité otra vez, “Oh Señor Jesús, qué ha sucedido? Jesús, dónde estás?”

Satanás se rió y rió. El dijo, “Aquí no está Jesús, yo soy tu rey ahora. Vas a estar conmigo para siempre, tu eres mía ahora.”
Me sentí desgarrada con las emociones mas terribles que había sentido hasta ahora. No podía sentir a Dios ni amor amor, paz, o afecto. Pero podía sentir lo peor de los sentidos: temor, odio, dolores agudos y aún peor, la tristeza.
Clamé al Señor Jesús para que me salvara , pero no había respuesta.

Satanás dijo, “Yo soy tu señor ahora,” y levantó sus brazos para llamar a un demonio a su lado. Enseguida, un espíritu feo y malo vino a la plataforma donde estaba parada y me agarró. El tenía un cuerpo grande con una cara como de un murciélago, en vez de manos tenía garras y un olor maligno salía de él.

Señor satanás, que hago con ella?” pregunto el espíritu malo, cuando otro demonio que tenía cabellos sobre todo su cuerpo y una cara como un jabalí salvaje, también me agarro. “Llévenla a la parte más profunda del corazón, —Un lugar donde los horrores estarán siempre delante de ella. Allí ella aprenderá a llamarme señor.”
Me arrastraron a un lugar muy, muy oscuro y me lanzaron sobre algo frio y mojado. Oh, como puede uno sentir frio y caliente al mismo tiempo? Yo no sabía, pero el fuego quemaba mi cuerpo y los gusanos se arrastraban sobre y por dentro de mi, los ayes de los muertos llenaban el espacio.
Oh Señor Jesús,” grité con desesperación, “ qué estoy haciendo aquí?” Amado Dios, déjame morir.
De pronto una luz alumbró el lugar donde yo estaba sentada. Jesús apareció y me tomó en sus brazos e instantáneamente estuve de regreso en mi hogar.
Querido Señor Jesús, dónde estabas?” Yo exclamé, mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Jesús me habló con ternura y me dijo: “Mi hija, el infierno es real. Pero tu no lo ibas a saber con seguridad hasta que lo experimentaras por ti misma. Ahora sabes la verdad y como se siente estar perdido en el infierno. Ahora tu le puedes hablar a otros del infierno. Yo tenía que dejarte pasar por el infierno para que supieras de él sin duda ninguna.”

Yo estaba muy triste y cansada. Me desmayé en las manos de Jesús. Y aunque El me restauró por completo —yo me quería ir lejos, muy lejos— de Jesús de mi familia y de todo el mundo.

Durante los días siguientes en mi hogar estuve muy enferma. Mi alma estaba muy triste y los horrores del infierno estaban siempre delante mio y pasaron muchos días antes de recuperarme por completo.

  Capítulo 11: Las tinieblas de afuera

Noche tras noche Jesús y yo regresamos al infierno para que yo pudiera testificar de estas verdades tan terribles. Cada vez que pasábamos por el corazón del infierno yo caminaba muy cerca de Jesús. Un enorme temor se apoderaba de mi corazón cada vez que me acordaba de lo que me había sucedido allí. Yo sabía que tenía que salir hacia adelante para salvar almas. Pero fue solamente por la misericordia de Dios que pude regresar.

Nos paramos delante de un grupo de demonios que estaban cantando, rezando y alabando al diablo. Parecía que se estaban gozando inmensamente. Jesús dijo, “Yo te dejaré escuchar lo que están diciendo.” “Iremos a esta casa hoy y atormentaremos a los que están en ella. Recibiremos más poder del señor satanás si lo hacemos bien,” dijeron ellos. “Oh si, causaremos mucho dolor, enfermedades y muchas pruebas a todos.”

Comenzaron a bailar y a cantar canciones malignas de adoración a satanás, gloriandose en la maldad.

Un demonio dijo, “tenemos que velar cuidadosamente a aquellos que creen en Jesús, pues nos pueden hechar afuera.” “Si,” dijo otro, “al oir el nombre de Jesús tenemos que huir “, entonces el último espíritu malo dijo:” nosotros no vamos donde los que conocen a Jesús y el poder de su nombre.”

Jesús dijo, “Mis angeles protegen a mi pueblo de estos malos espíritus y su trabajo no prospera. Yo también protejo a muchos que no son salvos, aunque ellos no lo saben. Yo tengo muchos angeles empleados para impedir los planes malvados de satanás.”

Jesús dijo, “Hay muchos demonios en los aires y en la tierra. Yo te he permitido ver algunos de esos demonios pero a otros no. Por eso es que la verdad del evangelio tiene que ser predicada a todos. la verdad hará a los hombres libres y los protegera de la maldad. En mi nombre hay liberación y libertad. Yo tengo todo poder en el cielo y en la tierra. No le temas a satanas; teme a Dios.

Según caminábamos en el infierno, Jesús y yo encontramos a un hombre grande y que estaba envuelto en oscuridad y tenía la apariencia de un ángel y sostenía algo en su mano izquierda.

Jesús dijo, “Este lugar se llama las tinieblas de afuera.”
Escuché llanto y crujir de dientes. En ningún otro lugar había visto tanta desesperación como la que sentí en ese lugar. El angel parado delante de nosotros no tenía alas, era como de 30 pies de alto y sabía exactamente lo que estaba haciendo. En su mano izquierda tenía un disco grande con el cual se estaba volteando lentamente, levantándolo como que se estaba preparando para lanzarlo.
En el centro del disco había fuego y los bordes eran negros. El angel tenía su mano debajo del disco y retrocedió para conseguir mas impulso. Yo me preguntaba quién sería ese angel gigante y que es lo que estaba por hacer.
Jesús me leyó el pensamiento y dijo otra vez, “Esto es las tinieblas de afuera.” Acuérdate que mi Palabra dice: “Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; alli será el lloro y el crujir de dientes.”
Señor,” yo dije, quieres decir que tus hijos estan aqui?Si,” dijo Jesús, “sirvientes que se apartaron después que los llamé. Siervos que amaron mas al mundo que a mí y se apartaron para resbalarse en el lodo del pecado. Sirvientes que no soportaban la verdad y la santidad. Es mejor no haber comenzado, que apartarse despues de haber comenzado a servirme.”

Jesús dijo, “Créeme, si usted peca tiene un abogado con el Padre. Si te arrepientes de tus pecados, yo seré fiel en limpiarte de toda maldad. Pero si no te arrepientes, yo vendré en una hora que no crees, y seras cortado con los incrédulos y echado a las tinieblas de afuera.”

Obseré al ángel moreno mientras lanzaba el disco grande muy lejos, adentro de la oscuridad. “Mi Palabra significa lo que dice, ‘serán echados en las tinieblas de afuera’.” Y entonces, inmediatamente, Jesús y yo estabamos en el aire siguiendo el disco por el espacio. Llegamos a la parte exterior del disco y nos paramos a mirar adentro.

Había un fuego en el centro del disco, y gente salía y entraba, sobre y debajo de las olas de fuego. No habían demonios o malos espíritus en este lugar, solamente almas quemándose en un mar de fuego.

Fuera del disco se hallaba la oscuridad más negra y solamente la luz de las llamas dentro del disco iluminaba el aire de la noche. En La luz ví gente tratando de nadar hacia los bordes del disco. Algunos de ellos casi agarraban los lados cuando una fuerza aspiradora dentro del disco los jalaba otra vez hacia las llamas. Yo miraba mientras sus formas se tornaban en esqueleto con almas de un gris sucio. Entonces pude saber que era otra parte del infierno. Después ví, como en una visión, ángeles abriendo sellos. Naciones y reinos parecían estar cerradas debajo de ellos. Cuando los angeles rompieron los sellos, hombres y mujeres, muchachos y muchachas marchaban directo a las llamas.

Yo miraba horrorizada, pensando si conocia algunos de los sirvientes caídos del Señor que marchaban hacia adelante. Yo no podía mover mi cabeza para dejar de mirar las almas marchando dentro del fuego sin que nadie tratara de pararlos.

Yo exclamé, “Señor por favor, páralos antes que alcancen el fuego.” Pero Jesús dijo, “El que tiene oido que escuche. El que tenga ojos que vea. Mi hija, proclama en contra del pecado y la maldad. Dile a mis siervos que sean fieles y que clamen en el nombre del Señor. Te estoy llevando por este lugar tan terrible, para que les puedas contar cómo es el infierno.”
Jesús continuó: “Algunos no te van a creer. Algunos van a decir que Dios es muy bueno para enviar a hombres y mujeres al infierno. Pero diles que mi Palabra es verdadera. Diles que los temerosos y los incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego.”

 TRASPLANTES.CRÓNICA DE 35 HORAS DRAMÁTICAS

 TRASPLANTES.CRÓNICA DE 35 HORAS DRAMÁTICAS
POR NILAH RODGERS
UNA SOLEADA mañana de abril de 1979, Debbie Dubose, de 16 años, bajó saltando las escaleras del frente de su casa en Chicago Se despidió de sus padres agitando la mano y abordó el automóvil deportivo de color amarillo de su novio. A las 16:30 horas una llamada telefónica del hospital hundió en el dolor a Clyde y Naomi Dubose, los padres de Debbie: "Hubo un terrible accidente; su hija está en coma".
Justo cuando los Dubose llegaron al hospital, se declaraba la "muerte clínica" de Debbie. El cerebro había dejado de funcionar; un respirador artificial inyectaba aire en sus pulmones, manteniendo el flujo de sangre oxigenada a su corazón, que aún latía, Los atribulados padres recordaron que su hija dejaba un documento legal, en el que autorizaba que sus órganos fueran utilizados en trasplantes, y varias veces había expresado su deseo de que sirvieran para ayudar a otros. En estas circunstancias, dieron su anuencia para que se dispusiera del cuerpo de su hija.
17:10 horas. El zumbido del radiorreceptor portátil que lleva prendido del cinturón, anunció a Paul Taylor que tenía un mensaje telefónico importante. Taylor es coordinador del programa de trasplantes de órganos del Centro de Ciencias Sanitarias de la Universidad de Colorado en Denver. A esa hora ya había tenido una ardua jornada de trabajo, pues es frecuente que en la unidad de trasplantes las labores comiencen a las 4 o 5 de la madrugada.
Taylor se comunicó con la operadora para que le diera el mensaje, y apuntó la información esencial sobre Debbie Dubose. En seguida se puso en contacto con el Dr. Thomas Starzl, en ese tiempo jefe del departamento de cirugía y director del programa de trasplantes de órganos, y con el Dr. Charles Halgrimson, profesor de cirugía y subdirector del programa. Estos médicos son de los que iniciaron los trasplantes de órganos: andan por ahí más de 40 personas con hígados trasplantados que alguna vez fueron deshauciadas y que hoy son prueba viviente del éxito que ellos han tenido. Halgrimson se encarga de la fase de donación del procedimiento, cuidando que los órganos vivos sean extirpados adecuadamente. Starzl implanta las vísceras en los receptores.
Taylor se comunicó primero con Starzl, le informó lo de Debbie, y le preguntó:
Los NOMBRES de todas las personas que apare cen en este artículo son ficticios, con excepción del de Paul Taylor y de los diversos cirujanos.
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—¿Dónde está Halgrimson, Thomas?
—Acaba de irse a casa —respondió este—. Cuando le avises, dile que puede dormir en el avión rumbo a Chicago.
17:15 horas. Starzl irrumpe en la oficina del programa de trasplantes. "Comiencen a buscar los expedientes de las personas que esperan trasplantes de hígado y riñones", ordenó. "Averigüen quiénes tienen el tipo de sangre y de antígenos que son afines a los del donante. Vean si tenemos candidato a recibir páncreas".
18 horas. Al mismo tiempo que el grupo de especialistas de Denver se dirigía a toda prisa a abordar el avión, en Chicago los oftalmólogos ya se encontraban midiendo las córneas de Debbie. Dado que estas membranas deben ser extirpadas antes de trascurridas cuatro horas a partir de la muerte, el equipo de cirujanos del banco de ojos ya estaba trabajando.
19 horas. Halgrimson, su ayudante y Taylor se acomodaron en sus asientos para viajar a Chicago, y comenzaron a prepararse para la entrevista con los apesadumbrados padres de Debbie. Para Halgrimson, padre de siete hijos, esta es una de las partes más difíciles de su tarea, pero él y sus ayudantes siempre explican todo con precisión, porque desean que los familiares otorguen su consentimiento con pleno conocimiento de qué se va a hacer con el cadáver.
Entre tanto, en Denver, Starzl repasaba las listas de probables receptores. El hígado de Debbie debía ser injertado tan pronto como fuera posible, pero no después de las 18 horas siguientes a la extirpación. De pronto recordó la reciente visita a Denver de una desesperada pareja neoyorquina de apellido Jermíngs, cuya hija Shayla, de 12 años, había nacido con el hígado defectuoso. Llevaba dos años viviendo en aislamiento, con el propósito de evitar que contrajera alguna enfermedad que su débil organismo no pudiera combatir.
Starzl comparó los tipos sanguíneos y otras características. Sí, Shayla estaba a punto de recibir su trasplante. Acto seguido, marcó el número telefónico de los Jennings en Nueva York.
19:25 horas. Mientras el grupo de cirujanos de Denver viajaba hacia Chicago, apresuradamente los Jennings empacaron y se dirigieron junto con Shayla al aeropuerto; sus esperanzas renacían con fuerza.
20 horas. En la casa de Dave Sadler, en Denver, el teléfono sonó. Durante muchos meses Dave había estado a la espera de la donación de un riñón. Se enfermaba tan a menudo y debía pasar tantas horas por semana recibiendo su tratamiento de diálisis, que no había podido conservar un empleo estable. Ahora quizá podría hacer planes para el futuro.
20:40 horas. En Cheyenne (Wyoming), Alice Wiggington contestó el teléfono. " i John! ", gritó a su marido, "¡voy a recibir un riñón!"
Rápidamente hizo su maleta y abrazó a sus dos hijas. Pero cuando su marido conducía a toda velocidad por la carretera interestatal hacia Denver, Alice comenzó a llorar. "Alguien tuvo que morir para que yo recibiera el riñón", murmuró.
22:05 horas. Cuando el avión descendía sobre Chicago, Paul Taylor se maravillaba del número de enfermos que podían beneficiarse de la generosidad de un solo donante. Era posible injertar las córneas, el hígado, el corazón, el páncreas y los riñones. Los dentistas rellenan defectos de las encías con la médula ósea, tratan otros padecimientos en las mismas para permitir que encajen bien las dentaduras postizas de muchas personas. Las víctimas de quemaduras podían recibir el beneficio de capas microscópicas de piel tomadas del abdomen y los muslos. La hormona del crecimiento extraída de la glándula hipófisis puede ayudar a muchos niños con crecimiento retardado. Las estructuras del oído interno ayudan a curar a los sordos.
20:20 horas. Los tres hombres bajaron apresuradamente del avión, abordaron un taxi y a toda prisa atravesaron las calles de Chicago. En el hospital, Halgrimson y su ayudante practicaron en el donador exámenes preliminares, y consiguieron que les proporcionaran enfermeras y un quirófano, aunque no habría una sala de operaciones libre sino hasta las 2:30 de la madrugada. Mientras tanto, Taylor habló con tacto a los familiares de Debbie, explicándoles los procedimientos, y consiguió que firmaran la autorización.
3 horas. Debbie yacía sobre la mesa de operaciones. Respiraba con la ayuda del respirador artificial, su sangre circulaba y el corazón latía. Era un "cadáver viviente". Con gran rapidez, Halgrimson hizo un largo corte y examinó los órganos. "El hígado tiene aspecto y tamaño normales", informó a Taylor. Este corrió al teléfono para darle la nueva a Starzl. Volvería a llamar cuando hubieran extirpado el. hígado y los riñones.
Con gran cuidado, Halgrimson aisló las arterias del hígado. Si un vaso sanguíneo importante llegaba a cortarse por accidente, al órgano no serviría para el trasplante.
5 horas. Finalmente, Halgrimson levantó con cuidado el hígado de Debbie y lo introdujo en una gruesa bolsa de plástico esterilizada. Metió el paquete en otra bolsa estéril de plástico, la cual cerró perfectamente y luego la depositó sobre una compresa, también estéril, colocada encima del hielo dentro de un pequeño refrigerador.
Los rítmicos sonidos del respirador seguían escuchándose. A contínuacíón, Halgrimson comenzó a extirpar los riñones de la muchacha. Al cabo de una hora, los brillantes órganos yacían inertes en líquido conservador dentro de sendos recipientes de plástico.
6 horas. Halgrimson dejó escapar un suspiro. "Bien", dijo. "Ya no necesitamos el respirador".
Al principio nadie se movió. Después, lentamente, Taylor apagó el aparato. Durante un momento todos guardaron silencio; luego, Taylor recogió el refrigerador y los tres hombres emprendieron el viaje de regreso. Más tarde, los cirujanos auxiliares extrajeron la médula ósea, la hipófisis, las estructuras internas del oído y la piel.
7 horas. En el Aeropuerto O'Hare de Chicago, Taylor pidió que el refrigerador fuera inspeccionado personalmente y no por medio del aparato de rayos X. La empleada de seguridad lo abrió y preguntó:
—¿Qué es esto?
—Riñones —respondió Taylor. —¡Vaya! —dijo la mujer, y les hizo señal de que pasaran.
En Denver, Starzl comenzó a preparar a Shayla. Bajo las costillas le hizo una incisión de lado a lado en forma de media luna. Cuando llegara el avión de Chicago, él ya habría aislado los vasos sanguíneos de la niña, separándolos del tejido conectivo que los rodea. Pero el hígado de la paciente sería extirpado cuando Halgrimson llegara y Starzl se asegurara de que el órgano injertado funcionaría.
9:35 horas. No bien regresó al hospital de Denver, Halgrimson se aseó para la operación. Cada arteria, cada vena y vaso sanguíneo que salía o entraba del hígado de Debbie, estaba indeleblemente impreso en su mente. Su conocimiento ahorraría un tiempo crucial.
l0 horas. Starzl, Halgrimson y varios colegas empezaron a trabajar con la ayuda de poderosas lentes de aumento. Durante cinco horas conectaron vasos sanguíneos de diámetro menor que el de un lápiz.
15 horas. Por fin, los médicos vieron cómo el nuevo hígado cambiaba de color, adquiría firmeza y empezaba a producir bilis. Se miraron a los ojos. Fatigados, los dos cirujanos principales se retiraron, indicando con un gesto a sus ayudantes que se encargaran de terminar la operación.
17 horas. Luego de reanudar por espacio de dos horas sus diarias actividades de atender pacientes y enseñar a los médicos residentes, Starzl y Halgrimson volvieron para operar. Se reunieron con los doctores Richard Weil y Lawrence Koep en una sala de operaciones donde Dave Sadler ya estaba listo para recibir el riñón izquierdo de Debbie. En el quirófano contiguo, Alice Wiggington estaba siendo preparada para que se le trasplantara el riñón derecho.
` 22 horas. Los cirujanos encargados de practicar el trasplante ya habían extirpado el riñón inservible de Alice. En seguida, Weil cubrió con una gasa húmeda y helada el riñón donado, a fin de poder asirlo mejor. Con suavidad sacó el órgano del recipiente de plástico. Pasaban, las horas y los médicos y enfermeras seguían trabajando.
Finalmente, Weil dijo: "Ya está". Entonces los cirujanos suturaron la herida quirúrgica.
4 horas. Para el injerto de los dos riñones se emplearon lo horas.
Esta triste lucha contra el tiempo, la vida y la muerte había comenzado 35 horas antes.
AL DíA siguiente, en Chicago, los padres de Debbie se vistieron para asistir a la ceremonia religiosa en memoria de su hija. Al llegar al velatorio con el rostro lleno de lágrimas se quedaron viendo a su hija. Pero su intenso dolor se mitigaba al recordar que otras personas vivían gracias a ella.
En ese momento ya sabían que a un chico de 14 años, que había quedado ciego tres años atrás, le fue injertada una de las córneas de su hija; y que otro niño, que nació con córneas muy delgadas y glaucoma, había recibido la otra.
Un mes después, Taylor se comunicó con los Dubose. Les dijo que el hígado de su hija había sido trasplantado a una niña de 12 años, quien hasta entonces nunca se había levantado de la cama y estaba condenada a morir. También les contó sobre el hombre y la mujer que recibieron los riñones, dándoles todo tipo de detalles, salvo los nombres de los receptores. Volvió a asegurarles que la identidad de su hija nunca sería revelada.
Los Dubose agradecieron a Taylor la información, y este repuso: —¡Gracias a ustedes!
Pasarán muchos años, y varias personas a quienes el matrimonio Dubose nunca llegará a conocer, agradecerán a su hija Debbie y la bendecirán ... sin siquiera saber su nombre.
SELECCIONES DEL READER'S DIGEST DICIEMBRE DE 1981

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