UNA PARABOLA ARABE
Salmo 119:11.
—Hijo mío —dijo el jefe árabe, ve corriendo al manantial y tráeme una cesta
de agua. El niño fue corriendo y llenó la cesta; pero antes que pudiera
emprender el regreso a la tienda, toda el agua se había escapado.
Entonces dijo a su padre: —Aunque un gran número
de veces he llenado la
cesta de agua, toda se sale pronto.
Entonces el padre tomó la cesta y dijo: —Lo que dices, hijo mío, es la verdad.
El agua no se ha quedado; pero mira cuán limpia
está la cesta. Así será con tu
corazón:
no podrás recordar todos los preceptos que
has oído, pero procura siempre
atesorarlos y harán tu corazón puro y
apto para usos celestiales. —La
Antorcha.
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