POEMAS DE 1901- LIC. FEDERICO HERRERA- HUEHUETENANGO
A CRISTÓBAL COLÓN
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Genio inmortal, Colón esclarecido,
Que en cambio de la burla diste á España
El continente que existió perdido
Y fué objeto de tu egregia hazaña,
Un loco, un necio fuiste,
Mas con locura y necedad venciste
Al indómito mar fiero y profundo,
Marcando así los límites del mundo.
Y llamaron tu ciencia, ciencia atea
Por no encontrar entre sus ciencias vanas,
La esplendorosa idea
Que hizo nacer en tu cabeza canas
Para poder cumplir con tu tarea!
¿Mas quién oyó tu colosal teoría?
¿Quién miró-de tu genio la grandeza?
Sólo la Reina excelsa la veía
Que te diera sus joyas y riqueza
Diciéndote con fe, con entereza:
—«--Ya que ansías la gloria
Que de los genios las hazañas canta,
Que monumentos en su honor levanta
Y que venera su inmortal memoria;
Hazte á la mar y con valor avanza
A realizar tu espléndida esperanza.»
El timón de las naves españolas
Es tu genio bendito,
Que reta en el abismo de las olas
A «la bestia feroz del infinito.»
Cruzastes el oceano
Con firme paso y voluntad de acero
Y encontrastes al fin de tu sendero
El bello continente americano,
Que tu cerebro insano
Hiciera centellar cual una estrella
Del cielo de tu genio, blanca y bella.
Apareció sonriente
Sobre la mar tendida
La América de flores revestida-,
En actitud de coronar tu frente
Con el lauro inmortal, resplandeciente.
Celebraron las aves la alborada
Trinando entre el follaje,
Como justo homenaje
Al que había concluido su jornada.
Y al extraño rumor de tu llegada
Despertaste á la América de un sueño
Letárgico y profundo;
Se realizó por fin tu ardiente empeño
Y.... completaste el mundo.
Regresastes ufano
Para dar á la España un paraíso
Cual fruto de tu genio sobrehumano
Con que el Creador embellecerte quiso;
¿Más que te dió después por tus desvelos
Cuándo se halló tu vida en el ocaso?
Dí, ¿qué te dió la poderosa acaso
Al llegar á la altura de los cielos?
Entonces te abandona; ya no eras
El semi-Dios de ayer, gigante un día,
Y en soledad sombría
Permite que te mueras
En medio de letal melancolía;
¿Mas, qué importa eso, si la Historia
Hoy te canta orgullosa y te deifica
Brindándote la página más rica
De las páginas ricas de la gloria?
1892
A...................
La imagen de mi rostro allí te envío
Ya que ansías guardarla con pasión,
En ella encontrarás tan sólo frío
Porque el fuego lo guarda el corazón.
Bella, el mirarlo no te cause enojos
Al no ver en mi rostro rasgos bellos;
Mas fijando tus ojos en mis ojos
Verás á mi alma que se asoma á ellos.
A C..............
Sé que desprecias mi ferviente ruego,
Sé que desdeñas mi febril pasión,
Y es que no tiene mi palabra el fuego
Que devora á mi pobre corazón.
Semejante al volar de mariposa
Que no puede las llamas extinguir,
Así en torno de mí ninguna hermosa
El fuego de ese amor hará morir.
No veo en otro sér dones ni galas
Y nada mi pasión amenguará,
Desecha los temores que señalas
Que mi alma y corazón tuyos son ya.
EL AMANTE Y EL ECO
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AMANTE: ¿Qué me pasa? No me es dable
Explicarme lo que siento.
¿Es raro presentimiento
De algún percance probable?
El Eco: ¡Hable!
Am. ¡Qué yo hable! ¿,Quién es, diga
El que á mis voces responde
Y dónde se oculta, donde
Para que hablando prosiga?
Eco ¡Siga!
Am. A buscarte me encamino,
Pillo que sales al paso,
Dí: ¿mi sino eres acaso
O eres burlón campesino?
Eco ¡Sino!
Am. ¡Oh mi sino!, ¿do escondido Estás?
De ansia me llenas.
Quiero confiarte mis penas
Que sólo á eso he venido.
Eco ¡Nido!
Am. Una sospecha me asoma
Que tu respuesta ha traído:
¿Cuál paloma tienes nido?
¿El tuyo do está, paloma?
Eco ¡Loma!
Am. El camino no está abierto
Para subir á esa loma,
En fin, demonio ó paloma
, A comprenderte no acierto.
Eco ¡Cierto!
Am. A otro remedio ocurro
Y es el marcharme en seguida.
¡Adiós, voz desconocida,
Ya de escucharte me aburro!
Eco ¡Burro!
Am. ¡Que soy burro! Te confieso
Que entenderte no he podido.
¿Te enoja que me haya ido
Y á, oir tu voz no regreso?
Eco ¡Eso!
Am. Tu y yo nos enojamos
Porque nadie se comprende;
Más recuerda, diablo ó duende,
Que entendernos no probamos
Eco ¡Vamos!
Am. Vamos, pues, y entro de lleno,
A exponerte voy mi apuro;
Mas si te burlas te juro
Que no te dejaré bueno.
Eco ¡Bueno!
Un malestar grande siento,
Siento que el pecho oprimido
Del corazón el latido
Aumenta cada momento.
Es tan grande mi tormento
Como son grandes los cielos,
Son tan tristes mis desvelos
Que no comprendo, señor,
Si la causa es el amor
O son la causa los celos
Eco ¡Celos!
Celos tengo, está m(iy bien
Pero de todos aquellos
Que la ven. No sé en quien de ellos
Fundados por fin estén.
Dime quien es. Dime quien
Me ha causado tal disgusto;
Quiero matarlo. Es muy justo
Dí: ¿quién es ese atrevido
Que á mi pesar se ha valido
De proceder tan injusto?
Eco ¡Justo!
Am. ¡Justo fue! ¡Vil infeliz
¡Ese pobre desgraciado,
Ese cojo y jorobado,
Sin dientes y sin nariz!
¿Es ese que echa raíz
Donde se sienta y parece
Que á la casa pertenece?
¿Es el que me causa abrojos
Ese de pequeños ojos
Cerrados cual si durmiese!
Eco ¡Ese!
Am.. ¡Santo Dios, justicia imploro!
Tanto bochorno me mata,
No es posible que esa _ingrata
Me engañe así sin decoro.
Yo que la quiero y la adoro
Cual se adora al mismo Dios,
De mi amor veo ir en pos
Un engaño que lo hiere. . . .
Pero díme á quién prefiere,
¿A quién, á quién de los dos?
Eco ¡Dos!
Am. ¡Dos prefiere! Pues certero
Debe ser que engañe á más.
Pienso que no ocultarás
Si ha engañado á otro tercero.
De incertidumbre me muero
Pues saber quiero si tiene
Algún tercero que viene
A hacer mi dolor gigante
. ¿Dime si tiene otro amante
Que fingiendo la entretiene?
Eco ¡Tiene!
Am. . ¡Tiene más! ¡Cuánto cinismo!
Contra mi suerte me ensaño
Que permite tanto engaño
Que hasta me engaño yo mismo.
A tus pies hay un abismo
Y te esperan sus entrañas,
Mujer que todo lo dañas,
Si el negro abismo te oculta
, Oirás que hasta allí te insulta
Cada sér á quien engañas.
Porque la mujer malvada
Que quiere emplear el engaño
Creyendo que causa un daño
Siempre ha quedado engañada.
¡Adiós, ilusión: tornada
En engaño das horror!
Está ya muerto mi amor
Que ,su objeto está fallido.
Muy grande mi amor ha sido
Pero mi orgullo es mayor.
Ya mi mente se acalora
Y se enfurece, vacila. . . .
Para dejarla tranquila
¿Qué haré dime, que haré ahora?
Eco ¡Ora!
Am. Voy á orar, pues tú lo quieres,
Que el alma hacia Dios avanza
Y adquiere de su bonanza
Los deliciosos placeres.
Te obedezco; sé quien eres.
De mi rezo en pos irá
Mi alma que sufriendo está,
Para que al llegar al cielo
Adquiera allá su consuelo
Que Dios á todos les da.
¡Oh gran Dios que de la nada
Hiciste brotar al mundo:
Santo Dios que sin segundo
Tienes mi suerte marcada!
Hacia tí va encaminada
Mi oración que con fervor
A implorarte va favor
Con todas las ansias mías,
¿Por qué sólo llanto envías
Para mi pecho, Señor?
Tú le das al desgraciado
Con sólo un rayo del cielo
El codiciado consuelo
Para su pecho cuitado.
Y yo fiel enamorado
Que atesoro puro amor
Soy blanco de tu furor
Y matas mis alegrías..
¿Por qué sólo llanto envías
Para mi pecho, Señor?
Tú
calmas todas las penas
Del que sufre y al que llora
Con mano consoladora
Con esperanzas le llenas
¿Y por qué á mí me condenas
Al sufrimiento mayor?
¿Por qué envenenas mi amor
Que tan risueño fingías?
¿Por qué sólo llanto envías
Para mi pecho, Señor?
No es mi intención ofenderte
Al pedirte decidido,
Que ó me das mi amor perdido
O me mandas ya la muerte.
He sufrido de tal suerte,
Es tan grande mi dolor,
Que no la vida mejor
La muerte mi ánima ansía.
.. . La muerte, la muerte envía,
Manda la muerte, Señor!
Murió mi ilusión tan casta
La adoré siempre de hinojos
El llanto que dan mis ojos
A consolarme no basta.
Eco ¡Basta!
Mi alma le expuse desnuda
A mi Dios, ya tú lo oíste,
Por si algún remedio existe
Para mi pena tan ruda!
Eco. ¡Ruda!
Am. La ruda por cierto es buena,
Voy á tomarla en seguida.
Otros remedios dan vida
Que también voy á buscarlos.
Eco ¡Carlos!
Am. ¿Carlos dices? ¿tú me hablabas?
Eco Habas!
Am. ¿Qué las habas son remedio?
Eco ¡Medio!
Am. Y te burlas, ¿no es así?
Eco ¡Sí!
Am. Adiós, si burlado fuí
Castigo pediré á Dios
¡Adiós!
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