En mi lectura secuencial de la Sagrada Escritura judeocristiana , leía y meditaba ayer por la tarde, lo siguiente:
Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras;
En las obras de tus manos me gozo.
5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová!
Muy profundos son tus pensamientos.
6 El hombre necio no sabe,
Y el insensato no entiende esto.
7 Cuando brotan los impíos como la hierba,
Y florecen todos los que hacen iniquidad,
Es para ser destruidos eternamente.
Hoy Miércoles 29 de Mayo de 2024-05-29
Hace días que suena en mi mente el concepto que a continuación escribiré, es bueno escribir con la razón, la gramática y el buen saber, pero el escribir con el corazón, produce dulce fruto de satisfacción.
MI MEJOR POETA 5.29 A.M-6.07 A.M
Por el autor del blog.
Un huehueteco apasionado por mi Redentor y Salvador Jesucristo
Dios está tanto en las verdes praderas como el caluroso y estéril desierto.
No alcéis la brillante copa rojiza en vuestras manos,
Según vuestro pensamiento, gozáis de buenas épocas,
Yo, por mi parte alzó en alto la bandera de mi Dios.
Vuestro gozo está en la vanidad, la lujuria y la vanagloria,
Hoy reís, reís, y tus ojos y corazón se sacian con apetito innoble.
Prefiero ser como el tierno y humilde junco junto al río.
Que ante el recio vendaval, dobla su ser, para que pase la tormenta.
No quiero nada de orgullo en mi ser.
Lejos esté de mí la fama y el placer efímero.
No deseo riqueza, no ambiciono grandeza.
Baste al mundo su propia concupiscencia,
Deseo yo ver como Jesucristo mira,
Amar como el ama, pensar como él piensa…
Mientras el Señor moldea, cada día mi vida,
Apacienta mi vida entre lirios,
En el fresco de la mañana me imparte su enseñanza.
Trae a mi memoria sus verdes praderas,
¡Cómo el viento susurra amor a los verde trigales!
¡Como sopla el viento en los altos desfiladeros!
Mientras una madre mece a su hijo entre brazos.
¿Con qué compararé?
El suave y dulce trinar de una avecilla posada en mi ventana,
Llamando, deseando, cortejando a su futura compañera.
Música inigualable a mis oídos.
Sonetos, rapsodias griegas y operas wagnerianas,
Palidecen y enmudecen ante magnifico trino.
Y yo pienso y digo:
¿Estaré soñando? ¿Estaré en una pradera celestial?
Tristeza y cansancio se disipan cual vapor.
La ansiedad huye, aterrada, avergonzada…
La luna llena en las noches quietas,
El brillante fulgor y sonoro trueno.
¡Donde los buscaré? ¿En algún teatro?
El murmullo de un riachuelo al correr en la montaña.
El verdor de las hojas y helechos en la selva.
¿Cuánto cuestan? ¿Tiene precio el aroma del amor?
¿Tiene precio una llamada al Señor?
Al mejor poeta,
Al poeta que ha firmado sus lienzos con su propia sangre.
Al máximo poeta que ofrendó su vida,
para que pudiésemos ser nosotros sus mejores amigos.
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