jueves, 20 de octubre de 2022

EL CIELO ES TAN REAL - CHOO THOMAS –Parte 001

EL CIELO ES TAN REAL

CHOO THOMAS –Parte 001

"Choo es una mujer de Dios que personifica lo que significa el colocar lo primero en el primer lugar. El Señor Jesús es verdaderamente la piedra angular de su vida. El nivel de intimidad que Choo halló con el Señor descansa en el precipicio que hay entre el cielo y la tierra. Este libro hace que el lector viaje más allá de las puer­tas de perlas. La sala del trono de Dios ya no será un lugar indefinido ni ambiguo, sino mas bien un lugar de encuentro muy atractivo y viable con nuestro Señor Jesucristo. Este es un libro que deben leer las personas que hayan dudado de la autenticidad de lo que nos aguarda más allá del velo."

BILL WOLFSON

Pastor Principal, Church For All Nations Parldarid, Washington

Choo Thomas, quien sé es una mujer piadosa, me obsequió un resumen del manuscrito de ¡El cielo es tan reaP, y lo leí en varias ocasiones. Estoy convencido de que ella ha tenido una experiencia auténtica y sobrenatural con nuestro Señor Jesucristo en el reino espiritual. Transportada al cielo, Choo fue testigo de sucesos actuales y futuros que los cristianos fieles, !os creyentes infieles y los no creyentes enfrentarán cuando dejen este mundo. Como resultado de estas cosas, considero que la fresca unción del Espíritu Santo vino sobre Choo. En ¡El cielo es tan real! Choo enfatiza la importancia de la obediencia absoluta hacia nuestro Señor si es que deseamos agradarle y ser usados por Él. Esta obra es tanto una descripción vívida de lo que Choo vio en el cielo como una ilustración gráfica de cómo todos debemos vivir mientras estemos en la tierra."

-WALKER V. FREDERICK

de Church OfAll Nations y Capellán Voluntario de la cárcel Pierce County, Washington

"En Una ocasión, un hombre sabio dijo: NO hay nada más poderoso que una idea que le ha llegado su hora". Sin embargo, más poderoso que la hora correcta para una idea buena lo es la hora señalada por el Hijo de Dios para regresar. Él advierte que cuando regrese, su pueblo debe estar preparado para Él. "Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis", dice Jesús en Mateo 24:44. Por los últimos siete años, el Señor Jesús le ha dado a Choo Thomas visiones y visitaciones celestiales para, de este modo, usarla para preparar a su pueblo para el momento de su regreso en la próxima época. Este libro puede ayudar a prepararlo para que no tema cuando Jesús venga. ¡Démosle la bienvenida con alegría y expectación!"

-ROSEMARY LAMBERT

Pastora de oración e intercesión de la iglesia Puget Sound Christian Center en Tacoma, Washington

Hemos sido amistades íntimas de Choo Thomas durante años. Ella es una cristiana genuina, y su libro es el resultado de sus experiencias. Jesús la usa para alcanzar a mucha gente. Jesús viene pronto por su pueblo."

-GEORGE Y LORRAINE FERRA

"Hace alrededor de dos años que conozco a Choo Thomas. He observado su gran amor por el Señor, y su obediencia y dedicación a Él. Hemos platicado sobre el amor que Dios tiene para cada uno de nosotros, y de la manera en que Jesús quiere que crezcamos en Él. Choo es el tipo de testigo de Dios que hace que nos interesemos en conocer cada vez más de Dios. Por haber hablado con Choo, sé que quiero ser lo bastante bueno como para unirme a ella en ese glorioso reino del cual me ha platicado tanto. Gracias, Choo."

-BETTY GEHIR

Hermana en Cristo

"Por varios años, Choo y su esposo, Roger, forman parte de la Church For All Nations. Conozco a Choo como una cristiana comprometida, una mujer de carácter bondadoso, comprometida totalmente con su esposo y fiel en asistir a los servicios de adoración los domingos en la mañana. Ella tiene el deseo de ver que los demás conozcan a Jesús como su Salvador y Señor."

-PASTOR RAYMOND WUERCH

Pastor Asociado, Church For All Nations

EL CIELO ES TAN REAL

 Choo Thomas

DEDICATORIA

Me gustaría dedicar este libro a nuestro Señor Jesús, quien me escogió para hacer su obra en los últimos tiempos. Él se preocupó de todo lo que este libro necesitaba, desde el comienzo hasta el final del proceso de la publicación. Pasó muchas horas conmigo, en un período de siete años de preparación, para poder publicar este libro y entrenar­me para mi ministerio.

Impresionante Dios, yo te alabo, Señor. Te doy tantas gracias, Espíritu Santo, por haberme ayudado a escribir ¡El cíelo es tan real! Sin tu ayuda, no hubiera podido hacer nada. Te doy a ti todo el crédito.

Al Padre, Hijo y Espíritu Santo doy toda la gloria por este libro. Mi oración es que, todo aquel que lo lea, te glorifique Señor. Te amo y te alabo, Señor.

DEDICATORIA

Me gustaría dedicar este libro a nuestro Señor Jesús, quien me escogió para hacer su obra en los últimos tiempos. Él se preocupó de todo lo que este libro necesitaba, desde el comienzo hasta el final del proceso de la publicación. Pasó muchas horas conmigo, en un período de siete años de preparación, para poder publicar este libro y entrenar­me para mi ministerio.

Impresionante Dios, yo te alabo, Señor. Te doy tantas gracias, Espíritu Santo, por haberme ayudado a escribir ¡El cíelo es tan real! Sin tu ayuda, no hubiera podido hacer nada. Te doy a ti todo el crédito.

Al Padre, Hijo y Espíritu Santo doy toda la gloria por este libro. Mi oración es que, todo aquel que lo lea, te glorifique Señor. Te amo y te alabo, Señor.

RECONOCIMIENTOS

Quiero dar las gracias a Lloyd Hildebrand por el gran servicio que e ha brindado en dos áreas: la de creer en este libro y la de ayudarme a escribirlo.

Después que el Señor me enseñó las revelaciones divinas que tienen su cronología en ¡El cielo es tan real; tenía una inmensa carga por comunicar mis experiencias a otras personas. Pero sentía mucha inseguridad sobre mis propias habilidades para hacerlo. Además de mi propia desconfianza, me pregunté dónde iba a encontrar a alguien que me ayudara a escribir el libro, y si me creería cuando oyera mis reve­laciones sobre el cielo; a pesar de que el Señor me había dicho que Él cuidaría de cada detalle relacionado a este libro.

Es ahí cuando el Señor me trajo a Lloyd. Él me pidió el manuscri­to, y después de leer mi primer bosquejo, decidió ayudarme a escribir este libro. Lloyd me dijo que creía en todo lo que decía el manuscrito y que pensaba que sería un libro muy emocionante de escribir. En particular, dijo que él pensaba que el segmento sobre el rapto sería el más grandioso.

Lloyd es un escritor excelente, lleno del Espíritu Santo. Gracias, Lloyd, Dios te bendiga.

Quiero expresar un agradecimiento muy especial a mi esposo, Roger. Como el inglés es mi segundo idioma, y Roger está ya acos­tumbrado a mi manera de escribir, él me ayudó con la ortografía y la gramática a lo largo del libro. De esa manera, Lloyd pudo entender mejor lo que yo intentaba expresar.

Sinceramente, aprecio mucho todo el trabajo que él ha realizado. Y aprecio especialmente su apoyo en todo lo relacionado a este libro. Roger ha estado siempre dispuesto a hacer cualquier cosa que se nece­site hacer, así también su apoyo en todas las áreas de mi ministerio. Fue muy paciente conmigo y nunca se quejó durante mis siete años de preparación para el ministerio.

Gracias, cariño. El favor de Dios está sobre ti.

CONTENIDO

Prólogo por Dr. David Yonggi Cho            9

Prefacio                      10

Introducción                 15

PRIMERA PARTE: VISITACIONES Y VISIONES

1 . Camino al cielo           21

2.   Todo poder en el cielo y en la tierra  25

3.   Todo es posible           34

4.   Más pronto de lo pensado     43

5.   Mi reino está listo      53

6.   Un lugar llamado infierno       63

7.   ¡Maranata!    75

8.   Preparación para el servicio   87

9.   La preocupación es pecado   98

10.  Jerusalén está lista    108

11.  Comida celestial, deleites celestiales                118

12.  Disfrutar del reino      127

13.  Ángeles en el cielo y la tierra 137

14.                Caminar en la Palabra      147

15. Bendiciones caídas del cielo  156

17.                El gran amor de Dios      168Unciones especiales  183

18.                Una profetisa de los últimos tiempos       194

19.                Aumenta la confianza   200

20.                Los cielos fueron abiertos            207

21.                Una necia para Dios            215

TERCERA PARTE: TRES AÑOS DE ENTRENAMIENTO MINISTERIAL

22.                El tiempo es corto           227

23.                Un ministerio de obrar milagros                      231

24.                La obediencia que Dios bendice                238

25.                Enfóquese primero en Dios       245

26.                Evangelizar y dar             252

27.                Lanzamiento del ministerio            261

28.                El libro, mi testimonio      271

Acerca de la autora         284

PRÓLOGO

¡ el cielo! Sólo la mención de esta palabra conmueve lo más profundo el corazón y la mente de la gente. Cantamos canciones sobre él, oímos sermones sobre él, y tenemos seres amados allá. Un día esperamos nosotros mismos ir allá. ¿Pero qué tan real es el cielo?

El cielo es tan real para la autora por sus encuentros con Jesucristo. Este libro revela la historia personal de la hermana Chao Thomas, quien ha viajado al cielo varias veces con Jesús, y Él la ha llevado a conocer el cielo. Leerá sobre su gran fe en cuanto al cielo y el reino de Dios, que hará que creyentes se den cuenta de la importancia de tener un encuentro personal con Dios y recibir respuestas de Él por medio de la oración. Con tales experiencias, la gente llegará a entender la importancia de una vida de fe.

Yo he leído este libro en inglés tres veces, y he recibido mucha revelación sobre el cielo, y debo decir que he sido muy bendecido. En realidad, me impactó e inspiró tanto la lectura de este libro, que lo hice traducir al coreano para que el pueblo coreano lo lea y sea bendecido. Entre los libros religiosos, éste ha llegado a ser el libro número uno y el mejor vendido en Corea.

Por favor, no considere este libro una tesis teológica ni un libro de doctrina. Sólo léalo y disfrute de él como una experiencia personal de la autora y un testimonio sobre lo que ella ha visto y oído en el cielo.

Sea usted creyente o no, ¡El cielo es tan real! es una historia que le conmoverá e inspirará, siempre y cuando lo lea con un corazón abierto. Este libro le ayudará a entender con más claridad las grandes bendicio­nes que Dios ha preparado para sus hijos en el cielo eterno.

-DR. DAVID YONGGI CHO
PASTOR PRINCIPAL
YOIDO FULI, GOSPEL CHURCH
SEÚL, COREA

PREFACIO

En este libro estaré compartiendo con usted las experiencias que he tenido en el cielo con Jesús. Desde el principio, quiero que entien­da las circunstancias que rodean cada una de estas visitas al cielo. Un pasaje de la primera carta del apóstol Pablo a los cristianos en Corinto ayudará a aclarar esto:

"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad ... entonces se cumplirá la pala­bra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria."

—1 CORINTIOS 15:51-54

Este trozo de las Escrituras se refiere a los últimos tiempos, cuando aquellos que conocen al Señor irán para morar con Él para siempre. Cuando esto suceda, nuestros cuerpos mortales serán transformados en cuerpos celestiales incorruptibles. Cada vez que he ido al cielo con Jesús, este cambio se ha producido realmente. Dios me daría un cuerpo nuevo, un cuerpo en el cual mi aspecto era notablemente parecido al de cuando era una adolescente. Algunas veces esta transformación ocurri­ría en alguna playa en la tierra donde Él me acompañaba. Otras veces estaría vestida con mi cuerpo incorruptible en mi dormitorio.

La gente muchas veces me pregunta: "¿Tus experiencias en el cielo eran como visiones o sueños?" o "¿has estado realmente allí?". Mi única respuesta a esas preguntas es que yo sé que he visto el cielo, y sé que el cielo es muy real. Si colocamos mis experiencias en la categoría de sueños, visiones o experiencias reales sobrenaturales, dejaré esto a los teólogos. Lo único que puedo decir es que todo era muy real para mí.

Cada vez que el Señor me ha visitado, he estado reposando sobre mi cama bajo el control total de la unción del Espíritu Santo. Cada vez, justo antes de que Él me visite, mi cuerpo terrenal tiembla y se sacude por lo menos veinte minutos. Yo no entiendo todo acerca de esto, pero sé que Él está derramando su poder sobre mi ser. A veces, estos períodos de preparación duran media hora o más.

Por favor, no me pregunte por qué esto es necesario, porque sólo Él sabe la razón para cada experiencia. Él simplemente me ha dicho, una y otra vez, que Él está preparándome para el ministerio al cual me ha llamado.

Normalmente cuando esto ocurre, mi cuerpo se sacude y mi estó­mago se encoge. Unos profundos gemidos emergen desde lo profundo de mi espíritu, y sudo profusamente. Yo creo que estos gemidos son los que el apóstol Pablo describía: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" (Romanos 8:26).

Yo creo que el sudor es provocado por la fuerte unción del Señor. La Biblia muchas veces describe la presencia de Dios en términos de fuego, calor y gloria, y ahora sé lo que estas imágenes significan. Yo personalmente he experimentado el intenso calor de su presencia.

Generalmente, estas manifestaciones son seguidas rápida y repen­tinamente por una tremenda sensación de tirón desde mi interior y una sacudida desde afuera. Luego, veo mi cuerpo transformado con el Señor en la playa terrenal. Después que Él me lleva al cielo, volvemos siempre a la misma playa de donde empezamos.

Cuándo y cómo ocurrió, admito que no lo entiendo completamen­te. Mi cuerpo terrenal ha permanecido en la cama durante cada una de mis visitas al cielo. Durante estas experiencias he sido a la vez una participante y una observadora.

He podido ver cada experiencia con los ojos de mi cuerpo terre­nal. He podido observar todo lo acontecido: cuando fui con Jesús a la playa, cuando mi cuerpo fue transformado y cuando Él me acompañó al cielo.

Mi cuerpo terrenal muchas veces reacciona a mis experiencias en el cielo mientras están ocurriendo. Éste participa en la danza, el júbilo, la alabanza, la risa, el llanto y otras manifestaciones que ocurren en mi cuerpo transformado.

Cuando mi cuerpo transformado está feliz, mi cuerpo físico reac­ciona con felicidad. Cuando mi cuerpo celestial está triste, mi cuerpo físico reacciona con lágrimas. Cuando mi cuerpo transformado canta, mi cuerpo físico también; cuando mi cuerpo transformado danza, mi cuerpo físico muevo mis manos; cuando mi cuerpo transformado se ríe, mi cuerpo físico se ríe. Cuando en mi cuerpo transformado, luciendo como mujer joven, estoy hablando con el Señor, mi cuerpo terrenal responde con palabras tiernas de mi corazón, y mis labios y mi cabeza se mueven en consecuencia.

Observo mi cuerpo transformado mientras camino con el Señor en el cielo. Cuando canto canciones de gozo y alabanza, puedo ver la felicidad reflejada en mi cara. Mi voz emana, milagrosamente, desde mi cuerpo terrenal.

Cuando, en mi cuerpo transformado, asciendo y desciendo del cielo, mi cuerpo físico siente como si fuera levantado y gentilmente bajado. Estas sensaciones duran sólo un segundo. A veces, cuando mi cuerpo físico se siente como si fuera elevado desde mi cama, grito atemorizada.

Aunque puedo ver las facciones de mi cara en mi cuerpo trans­formado bastante claras, no puedo ver la cara del Señor. Sin embargo, puedo ver su cabello, sus manos y su vestido, y puedo notar que Él es de gran estatura. Su cabello ondulado está partido en el centro, cae hasta la altura de su cuello, formando una onda hacia dentro. Su cabe­llo es blanco como seda. La piel de sus manos es de color olivo, y sus dedos son largos y finos.

Puedo ver cómo se mueve la boca del Señor cuando me habla. Por su estatura y silueta pareciera un hombre joven, quizás entre treinta o cuarenta años. Su altura pareciera ser de aproximadamente seis pies.( 1.82)

Aunque no puedo distinguir las facciones específicas de su cara, sí puedo percibir cuando Él está enojado, feliz, triste o preocupado. Sé que es muy gentil y amoroso, y le gustan los momentos de juego y diversión. Hay que recordar, sin embargo, que estoy observando el cuerpo espiritual del Señor (igual como soy capaz de ver mi cuerpo espiritual).

Desde el 27 de mayo de 1996, el Señor me ha traído a la playa terrenal cada lunes temprano en la mañana, cumpliendo una promesa que Él me hizo. Frecuentemente, hemos caminado juntos por la arena. Algunas veces, me ha levantado en sus brazos y me ha dado vueltas como a una niña. Durante esos momentos de esparcimiento, el Señor y yo hemos disfrutado grandemente la presencia mutua, y nos hemos reído con auténtico gozo.

El Señor tiene una personalidad muy humana, a pesar de que Él es el Hijo de Dios. Le amo más que a mi propia vida. Es una persona de muy pocas palabras. Cuando habla, siempre lo hace con un propósito. Sólo comparte las cosas que Él piensa son importantes que sepamos.

Cuando desaparece, después de las estimulantes visitas al cielo, mi cuerpo transformado desaparece también, y mi cuerpo físico está libre para moverse según sus propias necesidades y deseos. Al llegar a este punto, mi cuerpo se siente relajado y descansado.

Después de estas maravillosas experiencias, puedo levantarme de la cama inmediatamente si así lo deseo, pero normalmente me quedo acostada, reflexionando sobre las maravillosas experiencias que acabo de ver y vivir. Luego, escribo estas experiencias en mi diario.

Me asombra que el Señor me haya llamado a escribir este libro. Soy una coreanoamericana para quien el uso de la lengua inglesa es algo limitado. Sin embargo, el Señor me escogió para hacer su trabajo. Él me dijo que dijera todo lo que he experimentado y oído, y que éste es el propósito del libro.

Cuán agradecida me siento por el privilegio de tener este anticipo de gloria y poder compartirlo con usted. Dios quiere que le deje saber que Él ha preparado ya un lugar para usted en el cielo, si sólo cree en su Hijo y lo recibe como su Salvador y Señor personal.

Yo sólo deseo hacer la voluntad del Señor. Mi oración para usted, mientras lee este libro, es la misma oración del apóstol Pablo que escri­bió en su carta a sus queridos hermanos y hermanas de Éfeso:

"Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cuál operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero."

—EFESIOS 1:17-21

Sólo pido que reciba este libro de la misma manera en que fue escrito, con una mente totalmente abierta al Señor y su voluntad.

Evalúe mis experiencias a la luz de la Palabra de Dios. Creo que encontrará que las cosas que comparto sobre el cielo y mis experiencias con el Señor son totalmente bíblicas.

INTRODUCCIÓN

-CHOO THOMAS
TACOMA, WASHINGTON
FEBRERO DE 1997

Yn la casa de mi Padre muchas moradas hay; sí así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. »

JUAN 14:2 (ENFASIS AÑADIDO)

 A través de una declaración profética, dada por un pastor llamado Larry Randolph, Dios me habló directamente el 3 de diciembre de 1995. El pastor Randolph profetizó:

"He visto la bendición del Señor en el campo del ministerio profé­tico y al Señor abriendo tu espíritu en gran manera en el ministerio profético, los sueños y las palabras de sabiduría... Vi al Señor hablán­dote en temporadas nocturnas, entre las once de la noche y las tres de la mañana.. Él comenzará a despertarte y visitarte, te dará sueños, visiones, y entendimiento ... Dios me ha dicho que tú eres una de las hijas sobre quienes Él ha puesto su Espíritu para que profeticen".

El pastor Randolph me habló estas palabras durante un servicio especial de domingo en la iglesia Puget Sound Christian Center en Tacoma, Washington. Mientras él hablaba, la conocida unción del Espíritu Santo brotó de lo profundo de mi espíritu y mi cuerpo empezó a temblar y agitarse bajo el poder de Dios.

Comencé a llorar de alegría y gratitud al darme cuenta de que Dios me había elegido para ser una de sus siervas en estos últimos tiempos. El Señor me inundó con su amor y el calor de su presencia hizo que experimentara un descanso tal, como si estuviera sobre una cama de plumas en un día de verano.

Me acordé de las palabras del profeta Joel:

"Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profe­tizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y haré prodigios en el cielo y en la tierra."

—JOEL 2:28-30

¿Podría ser posible, pensé, que estas palabras proféticas estaban siendo cumplidas aquí y ahora? ¿Era yo una de las siervas del Señor quienes verían maravillas en el cielo y en la tierra?

Qué honor era el ser seleccionada como un recipiente del amor, la gracia y el poder del Señor en estos últimos días. Ciertamente, este llamado profético del Señor no era algo que yo hubiera elegido para mí misma, porque soy generalmente una persona muy tímida. Pronto aprendí que toda timidez y vergüenza desaparecen cuando experimento la unción del Espíritu Santo.

Recuerdo otro texto de las Escrituras:

"No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé."

JUAN 15:16

Obviamente, Dios estaba escogiéndome para ir adelante en su nombre llevando fruto que permaneciera. Él estaba enseñándome el poder de la oración y la importancia de acercarme más a Él.

"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpa­nos: el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."

JUAN 15:4-5

La rebosante alegría y la ardiente unción del Espíritu Santo conti­nuaban y se intensificaban mientras el pastor seguía con su declara­ción profética. Literalmente me sentía que estaba ardiendo. El pastor Randolph continuó:

"A veces se ha malentendido la manera en que respondes a Dios o cómo te comunicas con Dios. El Señor dice que Él va ha quitar el malentendido ... no dirán: "Ella es un enigma". Dirán: "Ella es dife­rente"...Es una diferencia divina"... Dios te ha dado una singulari­dad. Él va a ministrarte en una manera única. Él va a hablarte cosas que sólo los amigos las dirían a sus amigos. Él te compartirá secretos en las temporadas nocturnas."

Ser una amiga íntima de Dios, como Abraham, ha sido el deseo de mi corazón desde que me convertí al Señor. Valoro esos momentos a solas con el Señor. Conozco su voz, y cuando mi corazón está quieto delante de Él, Él puede hablarme: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10:27).

A través de este mensaje tan convincente de Dios, sabía que el Padre estaba contestando el clamor de mi corazón —conocerlo mejor y desarrollar una relación más íntima y personal con Jesús. Me sentía volando como un águila mientras escuchaba a Dios hablándome por medio del pastor Randolph:

"No es presumiendo de lo que Dios te da; es manteniendo secretos. Dios va a decirte cosas sobre otras personas que tú nunca dirás. Orarás e intercederás por ellos y los levantarás en oración, porque serás Una amiga de Dios, y esto es ser un verdadero profeta. Simple­mente ser un amigo de Dios. Un amigo de Dios. Él va a decirte secretos sobre la vida de otras personas y sobre cosas que Él está haciendo en la tierra. Así que prepárate para una unción profética fresca que vendrá sobre tu vida en 1996. En el año nuevo, mientras esperas delante del Señor, Dios va a poner un espíritu fresco sobre ti, una unción profética vendrá sobre ti."

Sabía que estas palabras eran preciosas y de un significado profundo, aunque no entendía todo lo que ellas implicaban. Me sentía como barro en las manos del divino Alfarero, como que Él estaba arreglándome, moldeándome y formándome en preparación para un ministerio especial que comenzaría en un futuro muy próximo. Mientras giraba en el torno del alfarero, bajo una unción poderosa del Espíritu de Dios, sentí que importantes cambios estaban ya ocurriendo en lo profundo de mi espíritu.

El poco temor que me quedaba fue pronto apagado por el aceite del Espíritu que parecía gotear sobre todo mi ser. Mi mente intentaba encon­trar su camino dentro del antiguo canal de preguntas, porque no me sentía digna de recibir un llamado tan maravilloso y un mensaje personal.

¿Cómo puede Dios usarme a mí?, pensé. Soy coreanoamericana, y mi dominio del inglés no es tan fluido como debería ser. ¿Por qué me escogería Dios para ser su amiga? ¿Por qué a mí?

18           ¡EL CIELO ES TAN REAL!

Todo era tan sorprendente, pero aunque yo era una nueva creyente, había aprendido la verdad de las palabras de Jesús: "...separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Decidí en ese instante aceptar el mensaje del Señor por fe, y de corazón oré: Padre, gracias por darme esta palabra. Siempre te diré que sí.

Este era mi compromiso, aunque no entendía completamente todo lo que el Señor estaba diciendo. Sin embargo, una cosa sí entendí: que Él tendría que prepararme para el ministerio para el cual me guiaba.

Recordé las palabras de uno de mis versículos favoritos: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia pruden­cia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas" (Proverbios 15-6).

Muy poco sabía hacia dónde me guiarían estas veredas, pero estaba firme en mi resolución de confiar en el Señor sin apoyarme en mi pro­pio entendimiento. Después de todo, ¿no es ésta la esencia de la vida espiritual? Somos seres espirituales en un viaje humano. Nuestra ver­dadera esencia es nuestro espíritu. El cielo es nuestro verdadero hogar, y como he descubierto, el cielo es muy real.

Desde el momento en que Dios me llamó al ministerio profético, he aprendido que muchos creyentes verdaderamente no creen. Algunos no están seguros si el cielo realmente existe. A otros parece no impor­tarle. Demasiados pasan por la vida como si este mundo fuera el único que existiera.

Dios me ha enseñado una realidad totalmente diferente. Él me ha llevado al cielo en diecisiete ocasiones diferentes, y quiere que le deje saber a toda la gente que ¡el cielo es tan real! Cuando nosotros verdaderamente entendemos esto, todo cambia en nosotros, nuestras motivaciones, actitudes, valores, relaciones, sueños, planes y perspecti­va. Mi oración es que usted capte algo más que una vislumbre del cielo mientras lee este libro, y que cambie —como fui yo— y experimente la seguridad de saber que Jesús ya ha preparado un lugar para usted y sus seres queridos.

—CHOO THOMAS
TACOMA, WASHINGTON
FEBRERO DE 1997

 

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