UN COLIBRÍ SUEÑA...SUEÑA CON AZAHAR
Erase una vez un colibrí muy soñador y romántico.
Un día una hermosa dama lo invitó a disfrutar de un rico te de naranja.
La brillante avecilla nada más al probar esa tranquilizante infusión, quedose dormido en el regazo de su bella anfitriona. Era un regazo tan cálido, tan blando, tan protector, que el colibrí no tardó en viajar al maravilloso mundo de los sueños.
Volaba, volaba hacía una verde arboleda, allí miraba lindas mariposas posarse sobre policromáticas flores. Llegó a posarse sobre un árbol de naranjo, y entre las hojas y frutas, vió de increíble blancura un azahar.
El colibrí no quería desprenderse de rama y azahar; allí soño en establecer su nido. Y soñó…soñó…y volvió a soñar. ¡Hombre¡ ¡Que soñar no cuesta nada! Basta con cerrar los ojos y empezar.
Era tan bonito su sueño, sin embargo despertó, era porque la bella dama se había movido.
El colibrí se sintió triste al despertar, pues pensó que todo había terminado, ¡pero nó! Aún estaba en el calido y protector regazo de su amada. Y ella le decía:
—Colibrí, colibrí, no temas, vuelve a dormir, y sueña…sueña conmigo, pues yo soy lo que en tus sueños veías, soy esa blancura de azahares, y cuando despiertes aún estaré aquí…contigo.
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