viernes, 17 de febrero de 2023

LA BUSQUEDA FINAL- Un trágico error- El peñasco

 viernes, 26 de agosto de 2016

 LA BUSQUEDA FINAL
Por Rick Joyner

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Un trágico error
Algunos de los que quedaban en los niveles más bajos comenzaron a recoger las flechas del enemigo y a dispararlas de regreso hacia ellos. Esto fue un error grave. Los demonios esquivaban las flechas  con facilidad y dejaban que estas le dieran a los cristianos.
Cuando un cristiano recibía un golpe por una de las flechas de Acusación o Calumnia, un demonio de Amargura o Ira volaba y se posaba sobre aquella flecha. Entonces comenzaba a orinar y a defecar su veneno sobre el cristiano. Cuando este tenía dos o tres de estos demonios añadidos al de Orgullo o Autojusticia que ya tenía, se transformaba en una imagen deformada de los mismos demonios.
Desde los niveles más altos podíamos ver lo que estaba sucediendo, pero los que se encontraban en los niveles más bajos, que utilizaban las flechas del enemigo, no lo podían ver. La mitad de nosotros decidimos continuar escalando, mientras que la otra mitad descendió a los niveles más bajos para explicarle a estos lo que estaba sucediendo. A todos se les advirtió que siguieran escalando sin detenerse, a excepción de unos pocos quienes se situaron en cada nivel para ayudar a los otros soldados a seguir escalando.
Seguridad
Cuando llegamos a la etapa llamada «La unidad de los hermanos», ninguna de las flechas nos pudo alcanzar. En nuestro campamento muchos decidieron que esto era lo más lejos que necesitaban escalar. Comprendí esto porque con cada nuevo nivel resultaba más precario colocar los pies. Sin embargo, a medida que escalaba, me sentía más fuerte y más diestro con mis armas, de manera que continué hacia arriba.
Pronto mis destrezas eran lo suficientemente buenas como para disparar y darle a los demonios sin herir a los cristianos. Sentía que si continuaba escalando podía disparar lo suficientemente lejos como para dar justo a los líderes principales de las huestes del mal, quienes permanecían detrás de sus ejércitos. Lamentaba que varios habían detenido su marcha en los niveles inferiores donde estaban seguros, pero desde allí no podían golpear al enemigo. Aun así, la fortaleza y el carácter que crecían en aquellos que continuaban escalando, hicieron de ellos grandes campeones, cada uno capaz de destruir a muchos enemigos.
En cada nivel se hallaban flechas de Verdad desparramadas que sabía habían sido dejadas allí por aquellos que habían caído de ese lugar (muchos habían caído de cada posición). Todas las flechas estaban nombradas con la Verdad de aquel nivel. Algunos se rehusaban a recogerlas, pero yo sabía que necesitábamos todas las que pudiéramos obtener para destruir la gran hueste que se encontraba
abajo. Levanté una, la disparé y le pegué fácilmente a un demonio, lo cual hizo que los demás comenzaran a recogerlas y a dispararlas.
Comenzamos a diezmar varias de las divisiones del enemigo. Debido a esto, el ejército maligno entero centró su atención en nosotros.
Durante un tiempo parecía que mientras más lográbamos, más nos atacaba el enemigo. Aunque nuestra tarea parecía interminable, ahora nos llenaba de regocijo.

Debido a que el enemigo no nos podía azotar con sus flechas en los niveles más altos, gran cantidad de buitres volaban por encima para vomitar sobre nosotros, o para cargar a los demonios que orinaban o defecaban sobre los peñascos, haciendo que se tornaran resbalosos

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