viernes, 1 de diciembre de 2023

RIOS MONTT -158

SIERVO O DICTADOR RIOS MONTT

La Verdadera Historia del Controversial Presidente de Guatemala

 Por

JOSEPH ANFUSO   Y   DAVID SCZEPANSKI

Al regresar a la nave treinta minutos después, recibió su respuesta: No, se irían a México. Les preguntó entonces si llevaban dinero. Le dijeron que no.

 Salió al vestíbulo del aeropuerto y pidió dinero prestado a varios funcionarios presentes, reuniendo casi mil quetzales, que cambió y dió a los siete terroristas. Luego, permitió que la nave zarpara.

Su respuesta blanda había evitado la tragedia. (Irónicamente, uno de los siete terroristas logró llegar a los Estados Unidos y fué usado por las organizaciones simpatizantes de las guerrillas y otros grupos de solidaridad para hacer giras hablando de la "violación de los derechos humanos" en Guatemala bajo el régimen de Ríos Montt).

Para María Teresa, en su calidad de Primera Dama, la situación también presentaba nuevos retos y oportunidades para expresar su Fe Cristiana. "Probablemente mi trabajo más importante ha sido orar por Efraín", dijo a unos amigos a principios de 1983. "Oro especialmente cuando está cansado, porque trabaja muy duro. Pero el trabajo no será, positivo si Dios no le ayuda. Así que, continuamente, pido a nuestro Señor por Su Promesa, que dice que aquellos que hacen Su voluntad no serán avergonzados".

Una de las responsabilidades que tuvo a su cargo como Primera Dama fue conceder audiencias privadas a personas de todo el país que le presentaban variedad de problemas y necesidades personales. Esta tarea fue especialmente dura durante las primeras semanas de la administración de su esposo.

"La gente venía todo el tiempo, solicitando favores, trabajo o ayuda para encontrar a algún ser amado desaparecido. Algunas veces había tanta gente y tanto qué hacer que, por momentos, tenía que excusarme y retirarme un rato a mi cuarto a orar".

Durante todo el período presidencial de su esposo María Teresa recibió, como mínimo, a diez personas diariamente. Estas audiencias las concedía en Casa Presidencial, detrás del Palacio Nacional. Con frecuencia oraba por alguien en necesidad o compartía algún versículo de la Biblia. También hizo cuanto pudo por ayudar materialmente a aquellos que acudían a ella. Y cuando el cansancio la agobiaba, recordaba esa promesa especial que había hecho tiempo antes a Jesucristo:

"Hace algunos años la Iglesia "Verbo" participó en una gran campaña Evangelística. Efraín y Zury salieron a predicar a la gente, tocando de puerta en puerta para hablarles de Jesús, pero yo no quise ir. En mi corazón sentía vergüenza. Me quedé en casa llorando porque no tenía el valor de salir a la calle a compartir la Palabra de Dios.

Finalmente, le prometí al Señor que a cambio de mi debilidad compartiría Su amor con todo aquel que El trajera a mi puerta. ¡No imaginaba entonces que un día vendrían tantos! Así que cuando me canso y siento que ya no quiero atender a nadie más, recuerdo mi promesa y El me da fuerzas para seguir".

Lo más duro que le tocó fue aprender a aceptar a la prensa enemiga de su esposo. "En 1974, cuando leía u oía mentiras sobre Efraín, me dolía mucho y me ponía furiosa. Pero ahora, como Cristiana, cuando leía algo desagradable, lo que hacía era levantarme e ir a orar por la persona que lo había dicho".

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